Brasil alberga la mayor diversidad de anfibios del mundo: de las más de 8000 especies conocidas a nivel mundial, unas 1200 se encuentran en el país, principalmente en los biomas de la Amazonía y la Mata Atlántica. Sin embargo, su futuro está en riesgo debido a los períodos secos más prolongados en sus hábitats.

La sequía y los anfibios no son una combinación viable: estos animales dependen del agua y la humedad para sobrevivir. Sin ellas, pueden deshidratarse en pocas horas y morir.

“Los anfibios tienen una piel fina y permeable, a diferencia de otros animales terrestres como los humanos, las aves, los reptiles y los insectos. Su piel húmeda permite el paso del agua y otras sustancias, lo que la hace más sensible al aire seco. Por eso no se ven ranas expuestas al sol durante largos períodos de tiempo. Se secan mucho más rápido que otros animales”, explica el biólogo Nicholas Wu, investigador de la Universidad Western Sydney de Australia.

Con la ayuda de otros científicos, Wu cartografió zonas del planeta donde el grupo de vertebrados sensibles al agua, conocidos como anfibios anuros (ranas, sapos y ranas arbóreas), se enfrentará a condiciones más secas y áridas en el futuro. Esto podría aumentar el riesgo de disminución de la población e incluso la extinción.

“Descubrimos que muchas zonas del mundo donde viven anuros corren el riesgo de volverse más áridas y sufrir un aumento de las sequías. También descubrimos que la combinación de temperaturas más altas y entornos más secos tendrá un impacto importante en su ventana de actividad, las horas en las que el clima no impide que los anuros busquen alimento y se reproduzcan”, afirma el investigador.

El estudio de Wu, publicado en Nature Climate Change, indica que hasta el 33 % de los hábitats de los anuros podrían volverse más áridos para 2100. En un escenario de calentamiento global, si el clima se vuelve 4º Celsius más cálido en el futuro, el 36 % de estos hábitats experimentarán sequías más duraderas, con un aumento de hasta cuatro meses por año.

La escala de colores del mapa superior muestra las zonas del planeta donde se prevé un mayor riesgo para las especies de anuros (ranas y sapos) debido al aumento de la aridez (cuanto más oscuro el color, mayor el riesgo). Foto: cortesía de Nicholas C. Wu.
La escala de colores del mapa superior muestra las zonas del planeta donde se prevé un mayor riesgo para las especies de anuros (ranas y sapos) debido al aumento de la aridez (cuanto más oscuro el color, mayor el riesgo). Foto: cortesía de Nicholas C. Wu.

También según el análisis, se espera que las sequías más intensas dupliquen la tasa de pérdida de agua a través de la piel de estos animales. En el futuro, se prevé que la combinación de sequía y calentamiento reduzca a la mitad el tiempo de actividad de los anuros.

Y esta realidad ya está siendo observada por los biólogos. “La mayoría de las especies no son activas todo el año. En Brasil, era común observar una mayor actividad en muchos anuros durante las primeras lluvias de septiembre”, afirma Rafael Bovo, investigador de la Universidad de California en Riverside y uno de los coautores del estudio. “Sin embargo, en los últimos años, al realizar muestreos de campo, observamos con frecuencia retrasos tanto en la temporada de lluvias como en el período de mayor actividad de estos animales”.

El científico brasileño señala que, al volverse activos más tarde, estos anfibios podrían tener menos tiempo para el desarrollo biológico —por ejemplo, de sus órganos sexuales— para llevar a cabo el llamado cortejo reproductivo, encontrar alimento para obtener energía y, finalmente, encontrar pareja.

La rana arbórea Guinle (Aplastodiscus leucopygius) es endémica de las cadenas montañosas del Bosque Atlántico Serra do Mar y Serra da Mantiqueira, en el sureste de Brasil. Foto: Renato Augusto Martins vía Wikimedia Commons (CC BY-AS 4.0).
La rana arbórea Guinle (Aplastodiscus leucopygius) es endémica de las cadenas montañosas del Bosque Atlántico Serra do Mar y Serra da Mantiqueira, en el sureste de Brasil. Foto: Renato Augusto Martins vía Wikimedia Commons (CC BY-AS 4.0).

Preocupación por las ranas

El análisis, basado en diversos escenarios climáticos y la distribución de más de 5000 especies de anuros, indica que varias regiones del planeta con grandes concentraciones de estos animales se verán afectadas por la aridificación en las próximas décadas, pero el impacto será mayor en partes de África y, en particular, en Sudamérica.

Lo que realmente preocupa a los participantes del estudio es que existen numerosas especies de anfibios en los bosques del continente sudamericano, y muchas son endémicas, es decir, no existen en ningún otro lugar, como es el caso de la rana arborícola de Guinea (Aplastodiscus leucopygius) y la rana calabaza roja (Brachycephalus pitanga), que solo se encuentran en la Mata Atlántica.

“El bioma alberga más de 700 especies de anfibios anuros conocidas en Brasil, y más del 50 % de ellas son endémicas”, enfatiza Bovo. “Si pensamos en un escenario en la Mata Atlántica, con la pérdida de casi el 90 % de su vegetación original, y ahora con un deterioro climático aún más acelerado, muchas de estas especies podrían desaparecer”.

En la Amazonía, la alerta recae en la zona conocida como el Arco de Deforestación, al sur del bioma, donde se observa una mayor expansión de las actividades agrícolas. “Esta es la zona de nuestro mapa con áreas críticas donde habrá un aumento de las sequías, y esta región ha sufrido un proceso histórico de deforestación desde la década de 1970, que incluye la construcción de carreteras, que destruyen no solo los bosques, sino también otros hábitats importantes para los anuros”, señala Bovo.

El sapo calabaza roja (Brachycephalus pitanga), que se encuentra en un solo lugar en la Serra do Mar de São Paulo. Foot: Renato Augusto Martins vía Wikimedia Commons (CC BY-AS 4.0).
El sapo calabaza roja (Brachycephalus pitanga), que se encuentra en un solo lugar en la Serra do Mar de São Paulo. Foot: Renato Augusto Martins vía Wikimedia Commons (CC BY-AS 4.0).

Adaptación y evolución: una incógnita

Los anfibios son esenciales para sus ecosistemas. Entre los numerosos servicios ambientales que prestan se incluyen la regulación de las poblaciones de insectos como mosquitos, vectores de enfermedades conocidas, el reciclaje de nutrientes y el mantenimiento de diversas redes tróficas.

En un clima más cálido y seco, la pregunta es si habrá tiempo para que estos animales se adapten o evolucionen a lo largo de generaciones para sobrevivir a estas nuevas condiciones.

“Es posible que los anfibios se adapten a un mundo más cálido, pero necesitan tiempo para hacerlo. Actualmente, el ritmo del calentamiento supera su capacidad de adaptación, razón por la cual muchas ranas están en peligro de extinción”, afirma Wu. “Si brindamos cierta protección ambiental, por ejemplo, restaurando los bosques, se crearán microclimas adecuados para que los anfibios se adapten a nuestro mundo en rápida evolución”.

Los investigadores enfatizan que estudios como este son importantes para ayudar a desarrollar políticas públicas de conservación mientras estas especies aún existen, antes de que sea demasiado tarde y ya se hayan extinguido.

El siguiente paso es comprender mejor las formas en que algunos animales logran ser más resilientes que otros. Como ejemplos, Bovo cita especies con adaptaciones específicas, como aquellas que producen cera en la piel y pueden soportar situaciones adversas sin deshidratarse demasiado rápido, y otras que se entierran, creando un capullo con la piel muerta acumulada como barrera física para reducir la pérdida de agua.

“Muchos estudios realizados en las últimas décadas sobre el cambio climático se han centrado únicamente en los cambios de temperatura y no en los efectos, por separado o combinados, del calor y la sequía, como hace nuestro estudio. Además, estamos aprendiendo que no solo importa el promedio; también debemos tener en cuenta las variaciones de temperatura y humedad, y la mayor frecuencia de eventos extremos”, enfatiza el biólogo. “Por eso no es fácil responder a la simple pregunta de si todos o solo algunos grupos de animales que dependen del agua, como los anfibios, sobrevivirán al cambio climático”, concluye.

Comenta esta nota
·