El arbolado urbano y las áreas verdes históricamente han tenido un papel muy importante en las ciudades, siendo participes de nuestra historia, garantizando la continuidad de la vida y aportando beneficios de subsistencia a toda la población. En ese sentido, la naturaleza en las zonas urbanas no solo es importante por su valor estético, sino que también por su rol frente a la mitigación de los efectos del cambio climático y sus beneficios para la salud de las personas.

Arbolado urbano en la ciudad de Santiago, Chile. Créditos: ©Cristián Risco.
Arbolado urbano en la ciudad de Santiago, Chile. Créditos: ©Cristián Risco.

Sin embargo, en la actualidad se ha generado una relación de «amor-odio» con el arbolado urbano ya que, en muchas ocasiones, se generan conflictos relacionados con la mala planificación y gestión del arbolado urbano. Si bien, los árboles traen un montón de beneficios para la ciudad, tienden a ser un gran problema cuando se plantan sin una planificación previa y no se cuidan de forma correcta.

Vale señalar que los arboles en la ciudad deben resistir una gran cantidad de estrés al que no están acostumbrados de forma natural, por lo que una correcta planificación y un buen manejo de áreas verdes es fundamental para mantener la salud de nuestro arbolado urbano y evitarnos todo tipo de problemas, tales como daños a la infraestructura pública o privada, obstrucción de la vialidad, interferencias de la red eléctrica y diversas situaciones, como la caída de ramas, troncos y frutos, que ponen en riesgo la salud de las personas.

Planificación y selección de especies

Actualmente, uno de los grandes desafíos de toda ciudad es lograr la adecuada convivencia entre el desarrollo urbano y la naturaleza. Ello implica planificar el crecimiento de las urbes de tal modo que las especies vegetales cuenten con las condiciones adecuadas para establecerse y lograr un correcto desarrollo.

En ese sentido, la elección de especies que se adecuen correctamente a los espacios urbanos es uno de los puntos fundamentales. Si elegimos correctamente las especies que plantaremos y realizamos una buena planificación sobre el paisaje, no solo generaremos espacios bellos y agradables para la comunidad, sino que nos ahorraremos un montón de problemas a futuro.

Arbolado urbano en la ciudad de Santiago, Chile. Créditos: ©Cristián Risco.
Arbolado urbano en la ciudad de Santiago, Chile. Créditos: ©Cristián Risco.

Los árboles no solo embellecen el entorno, sino que también mejoran la calidad de vida de las personas, fomentando la biodiversidad y creando espacios que nos permiten conectar con la naturaleza y escapar del bullicio apabullante de la ciudad.

Por ello, es importante realizar una buena selección de la especie, que se adapte al entorno urbano y sea adecuada para las condiciones específicas del lugar, como el clima, el calor que irradia el pavimento, el tipo de suelo, la excesiva compactación y la disponibilidad de agua. Esto, para asegurar su supervivencia y crecimiento saludable.

Arbolado urbano en la ciudad de Santiago, Chile. Créditos: ©Cristián Risco.
Arbolado urbano en la ciudad de Santiago, Chile. Créditos: ©Cristián Risco.

En primer lugar, es importante señalar que no existe el árbol perfecto, pero si existen algunas especies que se adaptan mejor al entorno urbano que otras. Como indica Verónica Blackburn, ingeniera agrónoma de la Pontificia Universidad Católica y paisajista: “No existe un árbol perfecto, pero si se puede trabajar con las mejores alternativas. En la ciudad los árboles se someten a mucho estrés y a mucha exigencia, deben aguantar compactación, contaminación, el calor, mantenerse verdes durante el verano, entre otras cosas, entonces para cada lugar existe un árbol que puede acomodarse mejor según lo que uno necesite”.

Entre los factores más importantes que se debe considerar al momento de seleccionar qué especies vamos a plantar está el tipo de suelo, el espacio disponible, la disponibilidad de agua, la resistencia a plagas y enfermedades, así como también es importante tener en cuenta las consideraciones ambientales. “Es vital seleccionar especies que sean adecuadas para el clima local, incluyendo las temperaturas máximas y mínimas, la humedad, y las condiciones de viento, así como también las condiciones que impone la ciudad, como la irradiación de calor del pavimento y el frío”, indica Alejandra Vargas, ingeniera agrónoma y paisajista, experta en jardinería, construcción y manejo de áreas verdes.

Considerando lo anterior, las especies que escojamos deben tener una serie de características que les permitan adecuarse de forma correcta al entorno urbano. En primer lugar, las especies deben ser resistentes al estrés ambiental. “Las especies deben ser capaces de tolerar condiciones adversas como la contaminación del aire, el calor extremo, la compactación del suelo, y la falta de agua, comunes en áreas urbanas”, puntualiza Alejandra.

Asimismo, las especies deben tener un sistema de raíces no invasivo -para evitar daños a infraestructuras como veredas, calles, y sistemas subterráneos de tuberías-, ser resistentes a plagas y enfermedades, y tener una mayor tolerancia a la poda.

Arbolado urbano en la ciudad de Santiago, Chile. Créditos: ©Cristián Risco.
Arbolado urbano en la ciudad de Santiago, Chile. Créditos: ©Cristián Risco.

Cabe recordar que una de las principales causas del debilitamiento de los árboles en las ciudades son las malas podas. Por ello, es preferible elegir especies que toleren bien este tipo de mutilaciones. Por otro lado, es importante considerar especies que requieran de poco mantenimiento, para reducir costos y facilitar su manejo en los entornos urbanos.

En ese sentido, como destaca Verónica Blackburn, lo más importante es la planificación: “Así como cuando tengo que planificar un edificio grande y tengo que planificar cómo lo voy a hacer, dónde lo voy a colocar y cuánto metros para abajo le doy a la fundación, lo mismo hay que hacer con los árboles. Hay que pensar que cuando uno ve un árbol, ve solo la parte aérea, que es un tercio o la mitad del árbol, el resto está abajo. Entonces si tú planificas un árbol monumental tienes que darle espacio. Cuando tú ves las propuestas arquitectónicas del paisaje se incluyen árboles de 8 metros de copa, entonces no puedes darle un espacio de un metro para crecer. Lo importante no es solamente la elección del árbol, sino que también la elección del espacio”.

Arbolado urbano en la ciudad de Santiago, Chile. Créditos: ©Cristián Risco.
Arbolado urbano en la ciudad de Santiago, Chile. Créditos: ©Cristián Risco.

¿Qué pasa con la sequía?

En la actualidad cada vez es más importante la incorporación de la naturaleza a las ciudades, no solo por su valor a nivel paisajístico, sino que también por los múltiples beneficios que entregan las diversas especies de árboles, especialmente en el contexto de cambio climático y mega sequía.

Frente a este escenario, los árboles cumplen un rol fundamental, no solo como protectores de la biodiversidad y de los ecosistemas, sino que también para afrontar eventos de calor extremo, debido a su capacidad de regular la temperatura ambiental a partir de la sombra y de la transpiración de sus hojas, generando una mayor humedad en el ambiente y ayudando a disipar el calor.

Uno de los principales desafíos, en ese sentido, es generar una cobertura vegetal suficiente para palear el calor extremo que se genera en la ciudad, sobre todo en aquellas zonas que experimentan temperaturas más altas que las circundantes debido a la actividad humana (las llamadas islas de calor). “Hoy en día es importante tener arboles grandes, pero para eso se necesita espacio, raíces sanas, y también árboles sanos”, agrega Veronica Blackburn.

De hecho, un estudio publicado en la revista científica New Phytologist en 2023, concluye que los árboles más altos son capaces de superar las sequías gracias a una serie de adaptaciones que desarrollan a medida que ganan altura. Y para ganar altura, los árboles requieren de más raíces.

Arbolado urbano en la ciudad de Santiago, Chile. Créditos: ©Cristián Risco.
Arbolado urbano en la ciudad de Santiago, Chile. Créditos: ©Cristián Risco.

Como puntualiza la ingeniera agrónoma de la Pontificia Universidad Católica: “La estrategia que tienen las plantas de bajo requerimiento hídrico para sobrevivir en la sequía son las raíces grandes, para llegar a alcanzar agua lo más posible. Incluso hay estudios que dicen que el litre (Lithraea caustica) tiene cinco veces más raíces que parte aérea. Entonces, no puedo apuntar a poner raíces chicas si quiero arboles grandes y resilientes. El esclerófilo mediterráneo tiene dos a tres veces más masa de raíces que aérea, y esa es su estrategia, entonces tenemos que cuidar más todavía el suelo, reparar bien el suelo con sustratos que no se compacten, que permitan que las raíces exploren y se expandan y absorban más agua”.

No obstante, uno de los grandes problemas que ocurre dentro de la planificación de áreas verdes y arbolado urbano es que no hay mucho espacio destinado para los árboles. De hecho, los arboles suelen ser plantados en espacios residuales, rodeados de cemento y con una gran compactación del suelo, lo que impide y limita su correcto desarrollo.

Arbolado urbano en la ciudad de Santiago, Chile. Créditos: ©Cristián Risco.
Arbolado urbano en la ciudad de Santiago, Chile. Créditos: ©Cristián Risco.

“Los árboles son plásticos y si hay poco espacio se acomodan y al final terminan viviendo como en un verdadero macetero chico, pero no van a alcanzar el potencial del árbol que quieres o necesitas. Para que funcionen como reguladores térmicos necesitamos algo que cubra, arboles grandes. Los árboles se adaptan, son plásticos, pero obviamente su expresión aérea depende de lo que pasa abajo”.

Para solucionar este problema, Verónica nos cuenta que existen distintos métodos que se han implementado en otros países y que están siendo replicados en Chile, como la solución de Estocolmo. “La solución de Estocolmo es una forma perfecta para que convivan las raíces con la vereda. Consiste en darle el espacio necesario a las raíces de los árboles, con gravilla suelta, para que el suelo no se compacte”. En este método, la mezcla de suelo homogénea y rica en nutrientes garantiza un buen espacio de enraizamiento mientras que la roca cumple con las demandas de capacidad de carga para el tráfico pesado del entorno citadino.

¿Plantar nativo o introducido?

Durante los últimos años se han presentado un intenso debate dentro de la comunidad científica y los amantes de las plantas, respecto a que especies son mejores para utilizar en la reforestación y en el diseño de espacios verdes. Y sin duda, la tendencia popular apunta a plantar nativo, debido a que las especies nativas están adaptadas a nuestro territorio, por lo que requieren de poca mantención y proporcionan alimento y refugio para muchos animales locales.

Pese a lo anterior, se suelen plantar más especies introducidas que nativas en las ciudades, debido a diversos factores que complejizan la utilización de árboles nativos en entornos urbanos. “No existe una especie nativa de la ciudad, la ciudad es un lugar muy hostil para el desarrollo de cualquier especie. Existen especies con mayor tolerancia a las condiciones adversas de la ciudad, principalmente compactación, suelo sellado y por consecuencia sin vida, irradiación de calor del pavimento, falta de humedad en la profundidad del suelo, etc. El que una especie sea nativa no garantiza que se adaptará bien a las condiciones urbanas”, agrega Alejandra.  

Arbolado urbano en la ciudad de Santiago, Chile. Créditos: ©Cristián Risco.
Arbolado urbano en la ciudad de Santiago, Chile. Créditos: ©Cristián Risco.

En primer lugar, una de las dificultades que se presenta es que las especies nativas, si bien están adaptadas a las condiciones propias del territorio, no suelen adaptarse bien a la ciudad. “En general tienen espinas, crecen lento, botan la hoja en verano -que es cuando más las necesitamos-, son alergenos como el litre, entonces no podemos utilizarlas en espacios urbanos. Las estrategias de esas plantas para sobrevivir al calor no coinciden con la arborización. Uno tiene que jugar con las especies que se adecuen mejor a la ciudad, independiente de si estos son nativos o introducidos”, puntualiza Verónica.

Por otra parte, también debemos considerar que la mayoría de las especies introducidas y de uso ornamental han sido manejadas y domesticadas por miles de años, entonces están mucho más adaptadas a los espacios urbanos. Como explica Verónica: “Con las especies nativas se puede hacer, solamente tiene que haber una investigación y que se haga un manejo y una selección para tener árboles nativos de uso urbano. Actualmente se está utilizando mucho quillay para arborizar, pero tiene otros problemas como que vienen malos de viveros. Esa es otra limitante porque muchas especies nativas no han sido viverizadas o tienen dificultades para ser reproducidas”.

Arbolado urbano en la ciudad de Santiago, Chile. Créditos: ©Cristián Risco.
Arbolado urbano en la ciudad de Santiago, Chile. Créditos: ©Cristián Risco.

Por su parte, Alejandra finaliza: «Hay muchas especies, dependiendo del lugar y las condiciones, la lista es amplia. El que sea nativo no es garantía de que se desarrollará bien, las condiciones urbanas son tan adversas que muchos nativos de ven afectados y no logran crecer adecuadamente. El año pasado trabajamos con el Gore y la Fundación Cultiva una lista de especies para la región metropolitana, entiendo que pronto publicarán ese listado y otras recomendaciones importantes».

Algunas especies recomendadas para el uso urbano

1 Comentario

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  1. Alejandra Vargas

    Las especies nativas son fundamentales para preservar el ecosistema, por lo que es esencial fomentar su uso en entornos donde puedan desarrollarse adecuadamente, como plazas, parques y jardines. Estas especies tienden a prosperar en asociaciones, es decir, en grupos donde interactúan con otras especies. Un ejemplo de esto es plantar conjuntamente quillayes, peumos, boldos, bellotos, quebrachos, huinganes, entre otros, proporcionando el espacio y las condiciones de luz adecuadas para cada especie. El bosque esclerófilo, característico por ser asociativo y estratificado, prefiere suelos frescos y ricos en materia orgánica. Por esta razón, las especies nativas suelen tener dificultades para crecer en calles, donde los suelos están extremadamente compactados y sellados, y la radiación de calor desde el pavimento es tan alta que las afecta negativamente. En estas condiciones, su desarrollo es limitado y muchas veces no logran sobrevivir.
    Para ambientes urbanos más hostiles, como las calles, es más adecuado utilizar especies tolerantes a estas condiciones adversas, como Celtis australis, Tipuana tipu, algunas especies de Quercus y otras más que dan buen resultado según las características de cada espacio. Aunque todas estas especies requieren agua, invertir en riego para proporcionar sombra es una inversión valiosa, si tenemos que restringir el uso de agua creo que es mejor promover un uso eficiente del agua en los hogares, evitando su desperdicio en actividades cotidianas, como dejar correr el agua en la cocina, duchas excesivamente largas, o lavados de ropa con poca carga.

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