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Destacado documentalista visitará Santiago Wild 2025: La cruzada de Federico Pardo por salvar a los amenazados primates colombianos
Desde que empezó como documentalista, los primates se han presentado en la vida de Federico Pardo. Primero, como un proyecto de maestría que lo llevó a National Geopraphic. Luego, como una oportunidad que lo llevó a ser parte de un documental que ganó un Emmy. Y con el tiempo, en una particular misión que se transformó en su pasión. En esta entrevista, habla de su camino como documentalista, su amor y dedicación por la conservación de los primates en Latinoamérica y de su último proyecto Salvando Primates, una experiencia inmersiva que busca generar impactos tangibles en la protección de los cuatro primates más amenazados de Colombia. Federico compartirá su experiencia y trabajo en el Festival Santiago Wild 2025.
En plena pandemia, un grupo de biólogos, realizadores audiovisuales, ecólogos, fotógrafos, escaladores, guías y conservacionistas se adentró al verde bosque amazónico de la Orinoquía, en Colombia. Liderados por el documentalista Federico Pardo, tenían como misión inmiscuirse en una de las zonas más deforestadas de la región para encontrar al churuco colombiano (Lagothrix lugens), una de las cuatro especies de primates más amenazadas del país, considerado En Peligro Crítico de Extinción.

Para ello, eligieron un árbol, treparon tal cual primates, e instalaron una plataforma que sería su base de operaciones para la grabación en ese lugar. “Lo logramos, aquí estamos: churucos, plataformas, grabación, todo. Esto es lo que vinimos a hacer. Cuando estaba subiendo oí cantar a los churucos así alarmados, pensé que iban a huir, pero no. Hay tres individuos haciendo siesta, lo cual es bueno porque significa que no están amenazados por mí”, dice Federico en el detrás de cámaras, instalado en la plataforma.
El resultado de aquello se presentaría en la innovadora experiencia inmersiva Salvando Primates, que busca generar conciencia y acción para la conservación de cuatro especies en estado crítico en Colombia: el titi cabeciblanco (Saguinus oedipus) el mono araña café (Ateles hybridus), el churuco colombiano y el mico bonito de Cauca y Caquetá (Plecturocebus caquetensis).

Siendo este de sus últimos proyectos, en sus más de 12 años como documentalista, el biólogo Federico Pardo se ha especializado en historias de naturaleza, medioambiente y humanas, siendo reconocido por su trabajo por los primates. En eso, ha sido parte de equipos reconocidos con dos premios Grammy -por América Indomable y “La Amazonía: Un paraíso para la venta”.
Los inicios de un cineasta
Cuando Federico nació, su madre dejó su trabajo en el departamento de desarrollo de sueros para las mordeduras de serpiente en el Instituto Nacional de Salud de Colombia. Sin embargo, mantuvo la amistad con sus compañeros, a quienes continuó visitando. Por ello, desde que tiene memoria, Federico visitó la colección de serpientes que se conservaban para el desarrollo del suero antiofídico. “Era una nota porque en Bogotá había poquitas culebras y aquí había muchas, era hermosísimo. A veces les dábamos de comer y tengo muy lindos recuerdos de eso”, recuerda él.

Por otro lado, mantuvo su amor por la naturaleza a través de las excursiones escolares. En su colegio potenciaban las salidas al aire libre: salían a acampar fuera de la ciudad, a zonas como la Orinoquía, el Amazonas y la Guajira. De esta forma, se instalaban en uno de los lugares más biodiversos del planeta. “Ahí se cultivó mucho el espíritu por la naturaleza”, asegura Federico. En ese entonces, sin embargo, su cámara no era más que para sacar fotos de los amigos que iban de paseo.
Con el tiempo, su interés se vinculó a las ciencias, siendo un viaje a Costa Rica lo que hizo que quisiera pasar de estudiar medicina a biología. “Pues, sin que suene envidioso, me interesaban más los animales que las personas (…). Vi de cerca lagartijas, tortugas, serpientes; alojé cerca de la playa. De repente, la biología me hizo click, pero antes de comenzar la universidad, viví un año en Canadá”, dice Federico.


Allá estudió inglés y francés. Teniendo 18 años y viviendo la locura de estar solo en un país que no era el natal, decide perfeccionarse en fotografía, viéndola como una verdadera herramienta de documentación. Volvió a Colombia, se licenció en Biología por la Universidad de Los Andes, Bogotá, e hizo una Maestría en Bellas Artes en Cine de Ciencias e Historia Natural en la Universidad Estatal de Montana.
“Al final de mi carrera de biología, en vez de dedicarme a estudiar o decidir estudiar un doctorado en investigación, me decido en hacer esta maestría en producción audiovisual con énfasis en ciencia y naturaleza porque me quería dedicar a la comunicación científica, no a la producción científica”, asegura.
A esa época Federico se refiere como “pre-redes sociales”. Por el 2007 – 2008, recién agarraba vuelo Youtube, Twitter y Facebook, entre otras, siendo el gran inicio de la viralidad a la que estamos acostumbrados ahora. Por ello, de momento, las referencias para el trabajo de Federico seguían siendo los documentales de canales de televisión y quizás un poco de internet.

“En ese entonces se publicaba en revistas impresas, tal vez páginas web. Pero era periódico, televisión tradicional, etc. Entonces estudié maestría en cine para entrar a esa industria. Desde entonces ha cambiado muchísimo. Todavía trabajo en medios tradicionales, pero también hay una presencia fuertísima en lo digital e internet. Si pudiera intentar explicarlo, en estos 20 años lo que pasó fue la democratización de los medios (…). Es una democratización de plataformas de consumo y producción de medios. Aparece Facebook con videos cortos, Youtube para ver documentales, Netflix, otras plataformas de streaming, etc”.
De esa forma, el trabajo de Federico ha sabido adaptarse a los tiempos, teniendo de todo: los clásicos documentales televisivos, experiencias digitales para redes sociales y, últimamente, una gran experiencia inmersiva.
Los documentales que marcaron una historia
El segundo año de su maestría cambió la vida de Federico Pardo. Fue gracias al pequeño tití cabeciblanco de Colombia (Saguinus oedipus), un primate endémico En Peligro Crítico de Extinción. Se trata de un pequeño del tamaño de una ardilla que habita únicamente al noroeste del país, amenazado principalmente por la deforestación de su hábitat y caza para el comercio ilegal de especies. El entonces estudiante se comunicó con Proyecto Titi, un programa de conservación dedicado a esta especie.

“Fue el primer gran esfuerzo serio de hacer un proyecto. Tenía que licenciar música, grabamos en Colombia por 15 días, trabajé con un colega estudiante amigo para grabar. Proyecto Tití fueron como mis, entre comillas, clientes. Hubo que conseguir financiamiento, cámaras, etiquetas; pagar todo eso. Y ese trabajo con primates me abrió la puerta de volverme uno de los documentalistas especializados en primates de Colombia, Latinoamérica, y eso me llevó a un internship con National Geographic”, recuerda Federico.
La historia fue así: Federico fue a un festival de cine en Estados Unidos. Se sentó a trabajar en un sofá de una sala del festival. Se concentraba en la propuesta del documental Cabeciblanco. Pasó una coincidencia. Se sentó a su lado un productor de Natgeo. Vio su computador, sus fotos. Le dio que era impresionante. Conversaron. “Me encantaría que usted sea un practicante de Natgeo, escríbame”, le dijo. Fue el azar, como si el universo le diera la oportunidad.

Lo logró. Viajó a Washington por seis meses para trabajar en una serie llamada América Indomable. En esa producción se revela la crudeza y de la vida silvestre del continente americano, con una fauna llena de espectáculos, inteligencia e historias de lucha y resistencia. Tal fue el impacto que la producción ganó un premio Emmy en 2013.
“Trabajé como investigador, productor asociado, productor junior, hacía logística, equipos, tiquetes. Al final de mi práctica, a los 6 meses, hubo una historia que un camarógrafo no logró grabar: una historia de monos araña en la Amazonía ecuatoriana que bajan a comer arcilla y no aparecieron. Me preguntaron si quería grabarlo, entonces fui a Ecuador, de recién graduado, de practicante. Estuve tres semanas en una estación biológica en Yasuni, Ecuador. Hice mi parte y nos ganamos un Emmy. El chiste fue que pasé de intern a ganador de Emmy”, explica Federico.
Así, Cabeciblancos y América Indomable fueron los documentales que marcaron el inicio de la carrera de Federico Pardo.
Los primates en Colombia
En Colombia existen 38 especies de primates. 10 de ellas son endémicas, lo que transforma a este país en el tercero en Latinoamérica con la mayor biodiversidad de primates, después de Brasil y Perú. Además, es el sexto del mundo en lo mismo. Para Federico, documentarlos ha sido un camino de coincidencias, conocimientos y, sobre todo, pasión.

“Haber hecho dos proyectos al principio de mi carrera con primates me abrió las puertas a la comunidad primatológica colombiana. Tenía contacto continuo con mis colegas, los primatólogos con los que hice investigación para los proyectos. Ahí está Rosamira Guillén y Andrés Link. Ellos me contaban lo que hacían. Por ejemplo, Andrés me contó de un individuo de mono araña albino en Colombia, lo que era probablemente por la deforestación. Eso lo propusimos a National Geographic y les gustó. Salió otro documental de primates. Luego, Proyecto Tití necesitaba un video institucional y me llamaron. Después Natgeo quería documentar a Rosamira y como sabían que yo trabajaba con ella, me dijeron”, dice Federico.
Andrés es biólogo y es parte del equipo que lidera Fundación Proyecto Primates, dedicada a la conservación e investigación de primates en Colombia durante más de 20 años. Rosamira es una arquitecta ambientalista y activista y cofundó la Fundación Proyecto Tití, dedicada a la conservación y protección del tití cabeciblanco.

“Entonces se me abrieron esas puertas, hubo historias que salieron a flote que me permitieron seguir trabajando con primates. En paralelo, hubo muchos otros proyectos que seguí haciendo alrededor del documental. Trabajé mucho en fútbol y otros proyectos web de época. También hice varios proyectos para Univisión. Entonces no eran solo primates, sino que fue una puerta que se abrió y me permitió crear contenidos, construir redes y amistad mientras hacía otros proyectos que me permitían pagar la vida. Siento que los primates han sido más que todo ese proyecto de pasión que siempre ha estado presente y que me ha permitido proponer, valga la redundancia, proyectos alrededor de los primates”, asegura Federico.
Pero además, los mismos primates tienen muchas características que los hacen un foco para el cuidado y protección de la naturaleza. Su estudio no solo ayuda a comprender el comportamiento humano, sino que también son importantes para la biodiversidad y salud de los bosques. Son lo que se conoce como una especie paragua. Es decir, aquella que si se protege, ayuda a conservar su hábitat y las otras especies que viven en él, al requerir grandes extensiones para subsistir.

“Son muy parecidos a nosotros, pues también somos primates. Entonces tienen los deditos, las manitos, los ojos, el cuidado parental muchas veces. Hay muchos elementos de ternura y empatía humana. También tienen comportamientos complejos en la forma de moverse por los árboles y un rol importantísimo en el ecosistema. Son los jardineros del bosque o, más bien, los reforestadores del bosque. Van comiendo frutos en el bosque en su día a día y después en su popó están las semillas que eventualmente pueden volverse árboles”, ahonda Federico.
Siendo uno de los pocos documentalistas de naturaleza en su país, Federico se enfocó en los primates. Dentro de las razones, estaba que podrían ser un poco más fáciles de grabar, por los permisos requeridos y, dependiendo de la especie, la posibilidad de ser vistos. “Los monos llegaron a mí casi en bandeja de plata y ofrecieron una buena oportunidad de grabar documentales de buena factura”, dice.

Por otro lado, son seres altamente vulnerables a distintas amenazas, principalmente la deforestación, la degradación de su hábitat o el tráfico ilegal de especies.
Por ejemplo, el tití cabeciblanco vive en los bosques del Caribe de Colombia, estimándose que quedan alrededor de seis mil ejemplares por la pérdida de bosques y el mascotismo. De hecho, se cree que solo queda el 8% de su hábitat original por deforestación. El mono araña café, por su lado, se encuentra entre los 25 primates más amenazados del mundo, al haber disminuido sus poblaciones en un 80% en los últimos 45 años por la pérdida de bosque. El churuco colombiano tiene entre sus principales amenazas la deforestación y, en menor medida, la cacería. Y del mico bonito de Cauca y Caquetá se cree que existen menos de 500 individuos, siendo el primate más amenazado de Colombia. Todos están en Peligro Crítico de Extinción.

“Hay una necesidad importante de trabajar por la conservación de los primates. Al conservarlos, se ayuda a conservar muchas otras especies. Necesitan bosques saludables y conectados, buenas extensiones. La deforestación genera islas de bosques, entonces los animales no pueden cruzar entre ellas. Eso también tiene consecuencias genéticas devastadoras para las poblaciones”, asegura Federico.
Salvando Primates
Para salvar a los primates se necesita más que solo contar una historia. Hay que también adaptarse la democratización de los medios y buscar formas innovadoras para hacer que, en realidad, se generen cambios e impactos en la población. En ese contexto, surge Salvando Primates, el último proyecto impulsado por Federico Pardo.
Se trata de una experiencia inmersiva que también busca ser un motor de restauración de bosques, una campaña educativa 360, una ruta de micoturismo y una serie de talleres de conservación y storytelling. “Salvando Primates es una iniciativa que pone en el centro la apropiación emocional de nuestros ecosistemas y su conservación a través de la restauración ecológica, la educación y el desarrollo económico”, dicen en su sitio web.

“En un momento dije: okey, he hecho un esfuerzo muy grande para contar la historia de estos primates, pero la situación todavía es crítica. O sea, no estábamos inclinado la balanza hacia el lado positivo de la comunicación de contar la historia. Y ahí, pensando mientras estaba en un avión, se me ocurrió: Tal vez una nueva estrategia es esa conexión emocional que tenemos los humanos por la naturaleza cuando la vemos en vivo y en directo. O sea, cuando ves primates por primera vez, cuando ves ballenas por primera vez, cuando ves jirafas por primera vez, hay algo emocional, te toca el corazón, es hermoso, te llena, es como: Wow, ¡qué seres tan increíbles!. Mi pregunta fue: ¿Cómo puedo hacer que las personas se sientan igual con mi trabajo, con mis documentales?”.
La respuesta fue llevar a las personas a la selva. Hacerlas que experimenten eso. Transmitir, de alguna manera, lo que Federico vivía al estar en la selva grabando primates, corriendo detrás de ellos con cámaras, viéndolos comer. Con eso habría resultados emocionales. Y, como no se podía llevar a 30 millones de colombianos a la selva, la respuesta fue llevar la selva a la ciudad. Es decir, construir una selva multimedia que se enfoque en crear la experiencia que se vive al grabar animales en la selva.

Así surgió Salvando Primates, que además del componente emocional buscó apoyar con acciones tangibles en la conservación, lo que se tradujo en el aporte para sembrar árboles en los bosques donde habitan los primates para restaurar su hogar.
“Hay un paréntesis importante en mi carrera profesional, que es como esa secuencia lógica a de la producción de documental. Es decir, al principio hacía documentales para contar las maravillas de la naturaleza. Después tal vez comienza una etapa en la que todos estamos muy metidos en la generación de conciencia o en la educación ambiental. Nos damos cuenta de que la conservación es importante, entonces queremos promover eso. Pero esa generación de conciencia es muy abstracta (…). El siguiente paso es el impacto tangible: cómo podemos generar impacto en los ecosistemas, en las especies y cómo lo medimos. Bajo esa sombrilla de impacto, pues uno podría hablar de consumo del contenido, pero tampoco se ven las consecuencias en el medio ambiente. Aquí tuvimos un impacto sembrando árboles, pero también a nivel educativo. Existe, por ejemplo, un impacto legal si se quiere generar áreas protegidas. Entonces el impacto se vuelve una de mis preocupaciones fuertes”, asegura Federico.

Por ello, en 2018 se propone el proyecto a National Geopraphic. Las grabaciones fueron durante 2020 por 50 días, en las selvas de Magdalena Medio, el Epidemonte andino-amazónico, la Bota Caucana y el Putumayo. En 2023 empezó como exposición itinerante bajo la idea de economía circular, en la que se reutilizaron los contenidos, reapropiándolos.
El primer punto fue Bogotá, entre mayo y junio, donde se instaló la experiencia en el planetario de la ciudad. Luego se realizó en el Museo del Río en Honda, en febrero a marzo de 2024; en Cartagena entre abril a mayo de 2024; y en la Cop16 en Cali, donde se instaló entre octubre y mayo de 2024. También se realizó un show de luces en Manaos. De esta forma, han tenido cinco itinerancias, en las que se ha diseñado una experiencia que se ajuste a cada contexto.


“Para mi investigación del concepto visité muchos museos en Estados Unidos, Europa y Latinoamérica. Dos palabras fuertes son experiencia e inmersión. Si tú como persona experimentas algo, tienes respuestas diferentes a si estás sentado en tu cama viendo Netflix. Es una experiencia personal. La parte inmersiva es algo estratégico, está de moda la inmersión en un mundo nuevo. Es un espacio nuevo a través de lo audiovisual”, explica Federico.
De esta forma, el público también pudo sentir de cerca lo que significaba vivir y estar en la selva en momentos tan duros como cuando un bosque es deforestado. “Ver cómo destruimos el planeta es muy duro”, dice Federico, “y tal vez eso también quería transmitirle a la audiencia. Esto pasa lejos de la ciudad, entonces no lo vemos. No es fácil ir a la Amazonía y ver hectáreas de bosque cortado, incendiándose o con dragas mineras por kilómetros. Mi trabajo me ha permitido ser testigo de eso y también llevárselo a los colombianos para que se den cuenta que lo que está pasando es grave. Mi interés no es que se depriman, mi interés es que haya una respuesta emocional, pero también proveer una solución”.
Es que, para Federico, si bien en Latinoamérica hay más consciencia sobre lo que se tiene en términos de biodiversidad y los riesgos que habría al perderlos, es poco claro qué es lo que puede hacer la ciudadanía para ayudar. “Además, si los gobiernos no son conscientes de la necesidad de revertir el daño ambiental, como sociedad podemos hacer muy poco (…). Entonces somos conscientes, pero esa consciencia no necesariamente se traduce en acciones puntuales que inclinen la balanza hacia el lado positivo”, asegura.


De esta manera, busca llevar Salvando Primates a más ciudades de Colombia, como Medellín, y Estados Unidos. También desarrolla un documental de naturaleza en su país natal documentando varias especies de las que la primicia es la famosa águila harpía. “Y estoy tratando de conseguir trabajo porque la industria documental en esto está caída. Salieron muchas plataformas de streaming en un momento comprando contenidos, por lo que hubo alta demanda, pero tal vez no recibieron tanto beneficio económico, porque ya no les interesa”, apunta.
En eso, vendrá a Chile al Festival de Cine de Vida Salvaje y Medioambiente de Latinoamérica, Santiago Wild. “Es uno de esos espacios donde se están generando cambios, una nueva familia, comunidad de la nueva industria documental latinoamericano que reúne a muchas personas de Sudamérica. Se está volviendo este núcleo de producción, pensamiento, comunidad y colegaje alrededor de todos estos temas que nos apasionan y que son vitales para la salud planetaria”, comenta.

Así, participará de charlas y eventos, compartiendo su experiencia. “Quiero hablar con las nuevas generaciones. A mis 42 ya me siento de los de arriba y quiero compartir con quienes hacen cosas de buena factura para ayudar a impulsarlos, ver cómo podemos generar más cambio en general, sumar fuerzas y que en verdad todo esto se vuelva una corriente, un movimiento que nos permita decir en 10 años: Todos estos esfuerzos están teniendo resultados positivos y finalmente estamos inclinando la balance ambiental hacia el lado positivo”, dice.
En ese sentido, aclara que hay que adaptarse. Que no hay un único camino para los documentales de naturaleza y conservación. No es solo el documental BBC, uno de los más difíciles ahora, sino que quizás un buen contenido para redes sociales, con nuevos lenguajes y caminos a explorar. Entre eso, las mismas comunidades ya generan sus contenidos, lo que le da un valor especial. “Por otro lado, hay que aprovechar el auge de la producción de contenidos. Tal vez no se necesita la cámara, el lente y el trípode gigante. Bajémonos de la nube de querer ser la BBC y hagamos proyectos locales con las herramientas que tenemos y las plataformas que tenemos porque esto es una maratón y el cambio nos necesita a todos”.
*Federico estará presente con una charla sobre Salvando Primates el martes 23 de mayo en el Summit de Santiago Wild 2025. Compra tus entradas aquí.