A primera vista, parecen estructuras construidas por antiguas civilizaciones, alineadas como si tuvieran un propósito ritual o astronómico. Pero estas figuras no fueron talladas por manos humanas: son el resultado de millones de años de trabajo silencioso del viento, el agua y las condiciones naturales de la zona.

Ubicadas en el desierto costero de Atacama, a unos 32 kilómetros de la ciudad de Caldera, las Pirámides de Sal son un tesoro geológico poco conocido y profundamente valioso. Este paisaje de apariencia marciana no solo cautiva por su belleza, sino que también despierta el interés de científicos, visitantes y viajeros. Pero como toda maravilla natural, su conservación depende de nuestra capacidad para comprender su origen y respetar su fragilidad.

«La pirámide de Sal vendría siendo este sedimento que es testigo de los cambios, que nos cuenta la historia de todo el ambiente y concluye como una obra maestra de la naturaleza. Es una total fascinación paisajística, que no tiene nada que envidiarle a las construcciones hechas por el hombre», afirma Álvaro Espinoza, de Alaya Tour, empresa de turismo operadora en el territorio.

Bahía Inglesa, Caldera. Créditos: ©Tamara Nuñez
Bahía Inglesa, Caldera. Créditos: ©Tamara Nuñez
Pirámides de Sal. Créditos: Badith Muñoz.
Pirámides de Sal. Créditos: Badith Muñoz.

Un paisaje modelado por el tiempo

El terreno donde se emplazan las Pirámides de Sal fue, hace millones de años, parte de un ambiente muy diferente al actual. Durante un largo proceso geológico, sedimentos finos, salinos y otros materiales se fueron depositando en capas, las que más tarde serían compactadas por la presión y la deshidratación propias de una región árida. Con el tiempo, estos depósitos dieron origen a relieves suaves que fueron esculpidos lentamente por los elementos.

«La región de Atacama presenta un destacado patrimonio geológico, que abarca desde su borde costero hasta el altoandino atacameño. Su excepcional geodiversidad es el resultado de la interacción entre complejos procesos endógenos de nuestro planeta, como la subducción, junto con condiciones climáticas hiperáridas que permitieron la conservación de fósiles, minerales únicos y geoformas de gran valor paisajístico y científico. Uno de estos escenarios poco conocidos se encuentra en la costa de la comuna de Caldera, a unos 7 km al norte de Puerto Viejo, zona conocida como Quebrada La Higuera, desarrollada junto a depósitos estratificados de las formaciones marinas Estratos de Caldera y Bahía Inglesa, esta última una de las formaciones geológicas neógenas con mayor contenido fósil de Chile; en promedio, este conjunto de rocas marinas tendría una edad de 11 millones de años», profundiza Badith Muñoz, de Geoturismo Lickanantay.

Pirámides de Sal. Créditos: Badith Muñoz.
Pirámides de Sal. Créditos: Badith Muñoz.
Pirámides de Sal. Créditos: Badith Muñoz.
Pirámides de Sal. Créditos: Badith Muñoz.

«Las Pirámides de Sal deben su nombre a la presencia de minerales evaporíticos (sales) en su composición, los cuales les dan un tono claro blanquecino en algunas partes. Sin embargo, no son monolitos de sal pura, sino que están compuestas por rocas sedimentarias blandas cementadas débilmente y mezcladas con sales. Estudios geológicos detallados de la quebrada revelan que las pirámides están formadas por estratos de: arenisca (arena consolidada de grano fino a medio, de color pardo grisáceo), limolita anaranjada (limo compactado), niveles de calcarenita bioclástica (arena carbonatada con fragmentos de conchas marinas) y capas de brecha fosforítica con clastos angulosos de fosforita. Entre los componentes destacan restos biogénicos: abundan los fragmentos fósiles de conchas de gasterópodos, bivalvos y balanos incrustados en las calcarenitas, así como moldes fosfatizados de caracoles marinos (turritélidos) en las brechas de fosforita. Este mosaico de materiales refleja la alternancia de ambientes depositacionales (desde aguas someras agitadas hasta episodios de calma y depositación fina) durante la formación de la secuencia», agrega.

Asimismo, las Pirámides de Sal son un tipo de “cerros testigos”, una categoría geológica que define a aquellas formaciones que permanecen en pie luego de que su entorno ha sido erosionado. En este caso, la acción combinada del viento —que arrastra consigo partículas abrasivas— y del agua —a través de lluvias escasas— ha ido desgastando selectivamente los materiales más débiles, dejando en pie estos montículos con perfiles agudos y simétricos. Su forma, que recuerda a las pirámides egipcias, es el resultado de la resistencia diferencial de los estratos frente a la erosión.

Pirámides de Sal. Créditos: Badith Muñoz.
Pirámides de Sal. Créditos: Badith Muñoz.
Pirámides de Sal. Créditos: Badith Muñoz.
Pirámides de Sal. Créditos: Badith Muñoz.

Su persistencia hasta hoy es una prueba de los procesos geológicos de larga duración y, al mismo tiempo, un recordatorio de su extrema vulnerabilidad: los mismos factores que las formaron pueden también destruirlas, ahora acelerados por la intervención humana.

«En general, la combinación de areniscas finas, limos y capas salinas resulta en una roca de dureza baja a moderada. Las Pirámides de Sal podrían describirse como formadas de material «blando» en términos geológicos. Esto explica por qué el viento ha podido esculpirlas con relativa facilidad y por qué presentan esa “alta sensibilidad” ante las alteraciones. De hecho, la municipalidad local advierte que estas estructuras están debilitadas y requieren cuidado prioritario, pues cualquier intromisión puede dañarlas. Su frágil composición las hace susceptibles no solo a la erosión natural, sino también al impacto de la actividad humana», comenta Muñoz.

«Con el tiempo (en escalas geológicas futuras), podrían llegar a erosionarse completamente, dejando apenas pequeñas moles o desapareciendo, si no hay nuevos aportes sedimentarios o cambios climáticos que las preserven», agrega.

Pirámides de Sal. Créditos: Badith Muñoz.
Pirámides de Sal. Créditos: Badith Muñoz.
Pirámides de Sal. Créditos: Badith Muñoz.
Pirámides de Sal. Créditos: Badith Muñoz.

Yardangs: las formas del viento

Aunque únicas por su localización y composición, las Pirámides de Sal pueden ser comprendidas dentro de una categoría geomorfológica más amplia: los yardangs. Este término, de origen turco, significa “orilla escarpada” y se refiere a formaciones rocosas alargadas, moldeadas por la erosión eólica. Se forman en ambientes áridos donde los vientos, al soplar con constancia y fuerza, levantan arena que actúa como una lija natural, desgastando progresivamente la superficie rocosa.

En esta línea, lo interesante de los yardangs es que, a pesar de su apariencia estática, son estructuras dinámicas. Su forma alargada y aerodinámica responde directamente a la dirección del viento predominante. La cara que recibe el impacto del viento (barlovento) se redondea, mientras que la opuesta (sotavento) se afila.

«Las Pirámides de Sal de Quebrada La Higuera son en realidad yardangs. Se forman preferentemente en climas áridos, sobre materiales blandos y estratificados como limos, arcillas y areniscas. En este caso, los yardangs se desarrollaron sobre una litología rica en areniscas y calcarenitas bioclásticas de origen marino, muchas veces intercaladas con lentes fosforíticos —testimonio de antiguos ambientes marinos someros altamente productivos. En Quebrada La Higuera, los yardangs se alinean con su eje mayor en dirección noreste-suroeste, coincidiendo con la dirección de los vientos más intensos de la zona. La cara expuesta al viento es abrupta y redondeada, mientras que el extremo opuesto desciende en suave pendiente», ahonda Muñoz.

Pirámides de Sal. Créditos: Badith Muñoz.
Pirámides de Sal. Créditos: Badith Muñoz.
Pirámides de Sal. Créditos: Badith Muñoz.
Pirámides de Sal. Créditos: Badith Muñoz.

Dependiendo de su tamaño, los yardangs se clasifican en megayardangs, que alcanzan varios kilómetros de longitud; mesoyardangs, de entre 10 y 15 metros; y microyardangs, de solo unos centímetros. Las Pirámides de Sal corresponderían a yardangs de escala intermedia, moldeadas principalmente en materiales salinos y arcillosos. En otros lugares del mundo, como el desierto del Gobi o el Sáhara, estos paisajes son estudiados con atención por su valor científico, e incluso se han identificado yardangs en Marte, lo que demuestra que este proceso geológico no es exclusivo de la Tierra.

«Las Pirámides de Sal destacan por ser uno de los ejemplos más notorios de yardangs en Chile. Estas geoformas tienen paralelos en otros desiertos del mundo. En el Desierto Occidental de Egipto, por ejemplo, existen famosos campos de yardangs esculpidos en roca sedimentaria blanda. Al igual que en Atacama, en Egipto el viento ha cincelado moles rocosas durante milenios, generando figuras alargadas y aerodinámicas que incluso recuerdan siluetas de animales o monumentos. De hecho, estudios recientes han sugerido que ciertas formas naturales egipcias pudieron inspirar monumentos antiguos –por ejemplo, se ha planteado la hipótesis de que la Gran Esfinge de Giza podría haberse basado en un gran yardang preexistente modelado por el viento–. Si bien esto es debatible, ilustra cuán sorprendentes pueden ser las formas creadas por la erosión eólica: colinas talladas que asemejan esculturas», explica Muñoz.

Pirámides de Sal. Créditos: Badith Muñoz.
Seta rocosa: forma generada particularmente en rocas aisladas, donde la erosión progresa a un ritmo diferente en su parte inferior que en su parte superior. Créditos: Badith Muñoz.
Algunos de los paisajes de mar a cordillera presentes en la región de Atacama. Fotografías capturas por Badith Muñoz de Geoturismo Lickanantay.
Algunos de los paisajes de mar a cordillera presentes en la región de Atacama. Fotografías capturas por Badith Muñoz de Geoturismo Lickanantay.
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Un ecosistema escondido y en riesgo

A pesar de su aspecto desértico, el área que rodea a las Pirámides de Sal no está completamente desprovista de vida. La quebrada La Higuera, donde se ubican estas formaciones, posee una vegetación adaptada a condiciones extremas de aridez, como algunas especies de cactáceas, líquenes y hierbas de bajo porte. También existen rastros de agua en cantidades mínimas, lo que contribuye a la existencia de microhábitats únicos.

«El lugar es parte del desierto más árido del mundo, pero justo aquí hay una particularidad, en la cual en ciertas épocas del año o por influencia de la camanchaca, logramos tener específicamente plantas que son del estilo de las suculentas, que son clasificadas como halófitas, o que son tolerantes a las sales. Ahí es donde podemos encontrar a la famosa salicornia, que es como un espárrago. Crece en estos lugares donde se generan las condiciones, entonces, aunque tengas un sedimento muy salino, logran estar adaptadas para poder vivir en este ambiente de agua salobre», comenta Espinoza.

«En el ambiente directo donde están las pirámides, que todo eso pertenece a una unidad que se llama la quebrada de La Higuera, logras tener una alta presencia de ese tipo de flora. Saliendo de ese sector, se pasa a otro tipo de sedimento, de un sedimentario consolidado a algo similar a la arena de playa. En esta arena de playa, estilo dunas, tú te encuentras ahí algunas especies muy puntuales, como el cuerno de cabra, que tiene una flor amarilla y una semilla bien particular. La quebrada de La Higuera, tiene una conexión, que muchas veces es conocida como la ruta de la sal, y ahí llegas a la Casa de Sal. Ahí hay otra realidad, porque es un oasis literalmente. Ahí están las antiguas salinas, donde se obtenía sal por método de evaporación. En ese lugar, muy particular, hay aguas salobres igual y un pozo de agua. Ese pozo de agua tiene menor porcentaje de sal que otros lugares, lo que permite que algunas especies, como los chañares u otros similares, puedan crecer ahí», añade.

Pirámides de Sal. Créditos: Badith Muñoz.
Pirámides de Sal. Créditos: Badith Muñoz.
Desierto Florido 2022. Créditos: ©Tamara Nuñez
Desierto Florido 2022. Créditos: ©Tamara Nuñez
Desierto Florido 2022. Créditos: ©Tamara Nuñez
Desierto Florido 2022. Créditos: ©Tamara Nuñez

Además, el lugar presenta un gran interés paleontológico, pues en sus estratos sedimentarios podrían encontrarse restos fósiles que ayuden a reconstruir la historia climática y biológica de la región. Por estas razones, el sitio ha sido protegido mediante un decreto municipal desde 2018. Sin embargo, las medidas de protección no han sido del todo eficaces: el ingreso de vehículos motorizados, la extracción ilegal de materiales y la basura dejada por visitantes sin conciencia ambiental han causado un deterioro paulatino pero alarmante.

«Antiguamente, no había muchas rutas accesibles al sitio. Era como un secreto a voces, se decía que había un espacio mágico entremedio, cerca de la quebrada La Higuera. Hablábamos de las pirámides y de la Casa de Sal como si fueran un mito urbano básicamente. Se decía que en la Casa de Sal se había refugiado un soldado de la guerra del Pacífico arrancado, y que después se transformó en una casa de ermitaño», señala Espinoza.

«Fue la misma comunidad la que empezó a preocuparse, a hacer un estilo de vigilancia comunitaria, porque estos sitios comenzaron a hacerse conocidos en las redes sociales. En 2015 esto comenzó a reventar, llegaron personas y muchas querían subir hasta la punta de la pirámide, o ir en motos y autos hasta el sector. Ahí es donde el municipio de Caldera tomó las riendas del asunto. La municipalidad, en el año 2018, lo transformó a través de una ordenanza municipal en una área protegida para el municipio. Entonces, ahí se produjo una delimitación, y se hizo un cierre para evitar las malas prácticas. Ahí también se tomó otro rol, que es desde el privado, desde las empresas locales, donde nosotros, como guías, operadores y empresas de transporte, tomamos ese rol de forma responsable. Entonces, se transforma todo esto en una labor educativa y que tiene que ver mucho con lo que es la localidad», agrega.

Pirámides de Sal. Créditos: Badith Muñoz.
Pirámides de Sal. Créditos: Badith Muñoz.
Desierto Florido 2022. Créditos: ©Tamara Nuñez
Desierto Florido 2022. Créditos: ©Tamara Nuñez

De igual forma, la fragilidad de estas formaciones no puede subestimarse. Su estructura está compuesta por materiales blandos y poco cohesionados, por lo que cualquier alteración física puede acelerar su erosión o incluso provocar colapsos parciales. En otras palabras, lo que la naturaleza tardó millones de años en construir, podría desaparecer en unas pocas décadas si no se toman medidas concretas para su conservación.

«A pesar de esta protección local, las Pirámides de Sal enfrentan varias amenazas. Una de las principales es el turismo no regulado o desinformado. En los últimos años ha crecido la afluencia de visitantes atraídos por estas formaciones “misteriosas” del desierto de Atacama. Si bien el turismo científico y responsable es positivo, cuando turistas aventureros ingresan sin conocimiento del valor del sitio, pueden causar daños inadvertidos: ascender las pirámides pisoteando estratos frágiles, romper piezas fósiles por curiosidad, o salirse de senderos dejando huellas de vehículos sobre suelos sensibles. De hecho, se ha detectado ingreso de vehículos 4×4 y motos en zonas aledañas, lo cual está expresamente desaconsejado (se pide no ingresar vehículos en la zona más sensible), porque las vibraciones y rodados pueden erosionar las bases de las pirámides y destruir restos superficiales», cuenta Muñoz.

«Otra amenaza es la remoción ilegal de tierra y fósiles. La presencia de fósiles valiosos puede tentar a saqueadores o coleccionistas irresponsables. Cualquier extracción no autorizada no solo es ilícita según la legislación chilena de patrimonio, sino que además empobrece el yacimiento científico. Asimismo, se teme que personas extraigan muestras de sal o minerales llamativos de las pirámides como recuerdo, contribuyendo a su degradación. El vandalismo es otra preocupación. Lugares remotos pero conocidos suelen ser blanco de personas que rayan o pintan inscripciones en las rocas. Afortunadamente, hasta donde se sabe, no se han reportado actos graves de vandalismo en las Pirámides de Sal, pero la sola posibilidad hace imprescindible la vigilancia y educación. Por último, el cambio climático y eventos extremos podrían sumar presión y generar una pronunciada erosión en el sector. Si bien Atacama es árido, lluvias anómalamente fuertes (como las del fenómeno de El Niño) podrían provocar aluviones o aumentos súbitos de humedad que desestabilicen las pirámides, disolviendo costras salinas y generando colapsos», agrega.

Santuario de la Naturaleza Granito Orbicular. Créditos: ©Tamara Nuñez
Santuario de la Naturaleza Granito Orbicular. Créditos: ©Tamara Nuñez
Santuario de la Naturaleza Granito Orbicular. Créditos: ©Tamara Nuñez
Santuario de la Naturaleza Granito Orbicular. Créditos: ©Tamara Nuñez

En este sentido, es importante recalcar, para quienes deseen explorar este rincón único del desierto de Atacama, la práctica de este turismo responsable es imprescindible. Cualquier visita debe estar guiada por operadores y empresas de la zona, con la experiencia y acreditación correspondiente. Se recomienda no ingresar a las zonas más sensibles con vehículos, permanecer en senderos establecidos, no recolectar rocas o minerales y llevarse toda la basura generada. Esto tanto en el sector de las pirámides como en el de la Casa de la Sal.

«La Casa de Sal es un ambiente que es mucho más frágil, tiene algunas complicaciones en llegar el sector, no está pavimentado, no está señalizado, entonces, el sitio es para grupos reducidos, y ojalá para vehículos 4×4. Por lo mismo, nosotros clasificamos la Casa de Sal como un espacio no masivo, no para llevar grupos de alto impacto, como le llamamos nosotros. Estamos hablando de esos grupos sobre 12 personas hasta 40, en la Casa de Sal nosotros no lo haríamos, pero, por otra parte, tenemos las Pirámides de Sal, que se trata de un lugar que ya está más delimitado, por lo que podemos tener grupos ya de 40 o 20 personas sin problema», menciona Espinoza.

«El turismo responsable no se hace por una empresa, se hace por una cultura responsable sobre el turismo, que tiene que ver con cómo lo explotamos o cómo lo fomentamos. Hay que empezar con campañas de concientización y talleres para los guías de turismo, para que al momento de hacer una comercialización de un producto turístico, se explique también la fragilidad del lugar. También no hay que aguantar ciertas cosas como empresa. Si un sitio no es para grupos grandes, respetar eso. Hay que tener una conciencia desde el privado, tomando decisiones de forma responsable», agrega.

Pirámides de Sal. Créditos: Badith Muñoz.
Pirámides de Sal. Créditos: Badith Muñoz.

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