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Patrulla Pingüino: La iniciativa para salvar a los pingüinos de Humboldt en la Reserva Punta San Juan
En el sur del Perú, un grupo de científicos ha formado una novedosa estrategia de conservación para proteger a los pingüinos de Humboldt. El grupo de profesionales, compuesto de voluntarios nacionales e internacionales fue convocado con el objetivo de monitorear y dirigir el tráfico de pingüinos de Humboldt en la Reserva Punta San Juan durante el aprovechamiento de guano.

Ubicada en Ica, la reserva Punta San Juan es conocida por albergar las concentraciones de aves marinas más grandes del mundo, lo cual incluía, hasta hace algunos años atrás, a la colonia histórica de pingüinos de Humboldt más grande del Perú. El guano, excremento de aves marinas, se recolecta en Perú para utilizarse como fertilizante durante campañas de aprovechamiento de guano que, en Punta San Juan, se viene realizando cada 5-6 años. Durante estas campañas, Punta San Juan recibe a decenas de trabajadores que vienen a cosechar, empacar y procesar el guano. Si bien en la última década se calculaba que existían más de 200.000 aves guaneras anidando en la península, la realidad actual es muy diferente. Entre el 2022 y 2024, una combinación de factores, incluyendo la gripe aviar, el fenómeno del Niño y la competencia por alimento con la pesca industrial, redujeron la población de aves drásticamente.

Entre noviembre del 2022 y marzo del 2023, el virus de la gripe aviar tuvo un efecto devastador en la población de aves marinas y lobos marinos, generando una mortalidad de más de 10.000 aves marinas y alrededor de 800 lobos marinos en Punta San Juan. Esta epidemia, luego se empalmó con el fenómeno de El Niño, que cambió drásticamente las condiciones del hábitat marino a partir de marzo de 2023, el cual duró 12 meses. Esto generó condiciones marinas cálidas y anormales para las múltiples especies endémicas de la Corriente de Humboldt, las cuales no pudieron ubicar las presas habituales para poder alimentarse (normalmente, presas de agua fría) y gatilló una dispersión masiva a altamar. Esta seguidilla de amenazas arrasó con la población de aves marinas de Punta San Juan, y particularmente con la población de pingüinos de Humboldt, cuya colonia llegó a bajar a 0 por, al menos, un periodo de seis meses.

Los pingüinos de Humboldt, especie nativa de las costas de Perú y Chile, son consideradas especies centinela. Los científicos les hacen seguimientos especiales a estas especies para detectar y advertir de forma temprana sobre peligros ambientales o enfermedades que pueden afectar a los humanos y otros seres vivos. Al ser sumamente sensibles a cualquier estímulo externo, convivir con la campaña de aprovechamiento de guano presenta un gran desafío para los pingüinos de Humboldt.

“En el 2022 y 2023 observé la mayor pérdida de fauna de mi carrera. Después de ver morir miles de aves por un virus, desaparecieron cientos de miles de ellas en búsqueda de alimento. Este tipo de eventos están fuera de nuestro control, pero nos demuestran los retos y presiones cada vez más intensas y frecuentes a los que están expuestos los animales. A su vez, nos recuerdan lo importante que es adaptarse a una nueva realidad en la que las amenazas globales alteran los equilibrios naturales. Hoy, la población de pingüinos se está reproduciendo otra vez, pero la colonia está muy reducida, y las aves guaneras no están en Punta San Juan. Por lo que es extremadamente importante diseñar estrategias que prioricen el bienestar tanto para pingüinos durante la campaña, como también para aves guaneras, en caso regresen durante la actividad extractiva. Todo con el objetivo de que se prioricen su actividad reproductiva y de alimentación, para que estas especies puedan seguir recuperando sus poblaciones”, cuenta Dra. Susana Cárdenas Alayza, directora del Programa Punta San Juan.

Con este objetivo, Susana y su equipo del Programa Punta San Juan convocaron a biólogos, ingenieros ambientales, veterinarios y a otros profesionales para apoyar con el monitoreo de pingüinos durante la campaña de guano. En esta campaña del 2025, en un desierto desolado, con pocas aves guaneras y con la llegada de trabajadores, el objetivo principal del equipo de voluntarios sería que los pingüinos puedan transitar desde su colonia al mar y viceversa sin ser perturbados por la actividad humana de la campaña.

El equipo de voluntarios consiste en expertos en fauna marina que vigilan los movimientos de traslado de esta singular especie con precisión casi militar. Compuesto por miembros permanentes del equipo del Programa Punta San Juan, como Leticia Escobar y Brayhan Cáceres, voluntarios internacionales de instituciones como zoológicos y universidades, como el Kansas City Zoo & Aquarium en Estados Unidos y el acuario The Deep del Reino Unido, y voluntarias peruanas de Ica, Huancayo, Tarapoto, Cusco y Lima, el grupo ejemplifica una estrategia de conservación que prioriza la adaptación y convivencia. La convivencia no solo es entre voluntarios, sino también con cerca de 80-100 trabajadores de la sierra andina, que vienen contratados por el Ministerio de Agricultura para poder extraer el guano de Punta San Juan.

Un primer paso fue coordinar con los recolectores de guano para construir barreras que disminuyan el impacto visual hacía los pingüinos. Después de varias conversaciones y visitas a terreno, los trabajadores mismos propusieron levantar un muro, con sus propios sacos llenos de guano, para separar la actividad de extracción de la ruta que toman los pingüinos para alimentarse a diario. El muro, es una barrera dinámica que se mueve durante el transcurso de la campaña. Tiene un largo de aproximadamente 0,5 km de largo y de 2 metros de altura, y cumple con el objetivo de ocultar las labores de los trabajadores de los pingüinos.

“Es increíble como los muros de sacos de guano instalados estratégicamente permiten que la fauna silvestre (especialmente los pingüinos de Humboldt) puedan desarrollar sus actividades casi con normalidad. Hemos visto que si nosotros nos adaptamos y respetamos sus actividades, ellos también se adaptan y toman otras rutas de tránsito para seguir desarrollando sus actividades”, comenta Bryahan Cáceres, coordinador de Campo Asistente del Programa Punta San Juan.

Además de colocar esta barrera se designaron puntos de vigilancia a lo largo de la Reserva, donde los voluntarios se posicionan para observar el tránsito de pingüinos en turnos de 3 horas, entre 6 am y 12 pm, el horario de los trabajadores. Cuando observan que los pingüinos quieren desplazarse, los voluntarios se comunican por radio para detener la actividad humana en esas zonas.

“El turno de 3 horas fue tranquilo, pero ventoso. Fue interesante observar su comportamiento y las aprensiones que generaba el tránsito. Algunos avanzaban muy rápido, mientras otros se tomaban su tiempo. Normalmente se podía distinguir quiénes se acercaban al mar, y quienes regresaban de pescar, ya que los últimos volvían limpios”, cuenta la voluntaria del Sedgwick County Zoo, Stefanie Boyer.

Otras estrategias que implementaron los voluntarios incluyen vigilancia aérea a través de drones y monitoreo de ruta utilizando cámaras trampa. Estas herramientas permiten que los científicos cuentan con un mayor rango de observación, y los permiten realizar monitoreo en en espacios de tránsito sin perturbar a los pingüinos. En cuanto a la observación directa, ésta debe hacerse con mucho cuidado, y con camuflaje, ya que si los pingüinos se percatan de la presencia humana pueden abandonar los nidos o dejar de alimentarse.

“Con esta información podemos entender más acerca de la distribución poblacional, zonas reproductivas y áreas de socialización de los pingüinos”, explica Bryahan.
Durante la campaña de guano, el monitoreo aéreo permite a científicos recolectar información relevante a las actividades de recolección, como la medición de áreas de terreno que ya fueron trabajadas; las rutas de tránsito que toman los pingüinos de Humboldt durante la campaña y otros datos importantes a recolectar que responden a necesidades inmediatas.

A nivel humano, este grupo presenta una experiencia de conservación en campo que integra personas de diferentes culturas, nacionalidades y formación profesional, lo cual lo hace interesante y valiosa.

“Cada día es un reto, pero gracias a la acción colectiva podemos superarlo y continuar trabajando en pro de la conservación”, cuenta Leticia Escobar.

El trabajo que se hace en Punta San Juan durante la campaña de extracción de guano es único en el Perú, y quizás en el mundo. “Como científicos enfocados en conservación, no estamos solicitando que se detenga esta práctica tradicional de aprovechamiento de guano, sino proponemos estrategias diversas que se pueden implementar en campo para que la extracción sea sostenible y que las especies de fauna silvestre puedan seguir realizando sus actividades básicas, para así poder asegurar que continúen sus ciclos reproductivos”, comenta Cárdenas Alayza.
Ana Elisa Sotelo