Hace un tiempo comentábamos cómo en la naturaleza se dan todo tipo de asociaciones entre especies, como animales que construyen hogares que terminan utilizando otros. Esta vez, queremos tratar otro tema quizás más desconocido, pero igual de fascinante: el comportamiento llamado brood parasitism o parasitismo de cría, en el que una especie prefiere delegar en otra el cuidado de su propia descendencia para evitar así los costos que pueda significar criar a sus propios hijos.

Es un comportamiento que durante años ha atraído el interés de científicos alrededor del mundo que ya han desarrollado una corriente propia de investigación develando diversos casos de parasitismo de cría en la naturaleza. Y, si bien esta estrategia es más común en las aves –se estima que alrededor de 1% de las aves en el mundo recurre a estatécnica–, ya se han encontrado otros ejemplos en insectos e incluso peces.
Aquí les traigo una muestra de algunos de los padres más tramposos de la naturaleza.

1.- El mirlo

©barloventomagico/flickr
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Recuerdo la primera vez que vi a un polluelo negro siendo alimentado por un chincol, casi la mitad de su tamaño. Fue entonces cuando escuché por primera vez del mirlo (Molothrus bonariensis) y cómo esta ave que podemos encontrar desde la Región de Atacama a Magallanes en Chile, aprovecha los nidos de otras especies como diucas, triles, chincoles o loicas para depositar sus huevos utilizándolas como incubadoras. Muchas veces el mirlo incluso bota uno o más huevos legítimos del ave a la que pertenece el nido, para hacer espacio para los suyos.

Este es un comportamiento bastante común para las aves de costumbres parasitarias –se estima que hay alrededor de 90 especies, que pueden encontrarse en todos los continentes exceptuando la Antártica–. Primero siguen el desarrollo de la creación del nido y luego, una vez que el ave está ausente, colocan los huevos en él para que sean incubados y sus polluelos alimentados. Algunas veces los huevos son bastante similares a los de la otra especie, y pasan desapercibidos. En otros casos es el propio polluelo el que luego comienza a botar a los demás huevos –cuando aún no han eclosionado–, o que termina comiendo todo el alimento haciendo que los demás finalmente mueran por desnutrición.

2.-El pez gato o cuckoo catfish

©calwhiz/flickr
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Este pez gato que habita en las aguas del lago Tanganica​ en África, no sólo comparte el nombre con el pájaro cuco, sino también el hábito de dejar que otra especie se haga cargo de su desendencia. Para lograrlo, el pez gato (Synodontis multipunctatus) ha desarrollado una hábil técnica.¿Su víctima? El pez cíclido de labios gruesos. Esta especie utiliza su boca para incubar sus huevos fertilizados. Primero vierte sus huevos sobre el fondo del lago, los fertiliza y los succiona con la boca, donde los acarreará durante varias semanas hasta que se desarrollen y puedan valerse por sí mismos.
Es precisamente en ese momento que el pez gato aprovecha para escabullirse debajo del pez y colocar sus huevos fecundados en el mismo lugar, de esta forma al succionar sus propios huevos, el pez cíclico también lleva consigo los suyos. Luego viene el jaque mate: una vez que las crías del pez gato salen de su cascarón comienzan a alimentarse de las crías del pez portador –que eclosionan más tardíamente y son más pequeñas–, y una vez que la madre los deja salir, se encuentra con un cardumen de peces ajenos que en nada se parecen a ella.


3.-Hormiga Polyergus breviceps

Esta hormiga endémica de Estados Unidos utiliza una estrategia de inquilina. Una reina de Polyergus recién emparejada, ingresa en el nido de otra especie de hormigas: las formica. Mata a la reina residente y utiliza la manipulación química para hacer que la colonia de hormigas formica la acepte como reina y cuide de su prole, transformándolas en sus esclavas.

4.-Mariposa hormiguera de lunares

©Zeynel Cebeci
©Zeynel Cebeci

La mariposa hormiguera de lunares (Phengaris arion), una especie amenazada, pone sus huevos en las plantas silvestres de orégano y luego se olvida de ellos… pero tiene un As bajo la manga. Al nacer la larva, se alimenta durante dos semanas de los botones de la planta hasta que una noche se deja caer al suelo. Es precisamente en estas últimas horas del día, que las hormigas rojas conocidas como Myrmica, salen a alimentarse y, al ver a la larva en el suelo, las confunden con sus propias larvas. Esto gracias a que la oruga adopta la misma posición y exuda el mismo aroma de sus crías. Es así como las hormigas rojas acarrean a la oruga hasta su nido bajo tierra y la alimentan como a una de los suyos.Sin embargo la vil estrategia de la oruga de la mariposa hormiguera no termina allí. Pronto comienza a imitar los sonidos emitidos por la reina de las hormigas y gana un alto estatus al interior del nido. Es entonces cuando comienza a alimentarse de las larvas de las hormigas, que –al no tener más alimento disponible– no se resisten ante las peticiones de “la realeza”. Durante 10 meses esta oruga se alimenta de las larvas de hormigas y aumenta en casi 50 veces su tamaño hasta que se transforma en pupa y luego en una mariposa.

5.-Sapo venenoso de Perú

©Evan Twomey
©Evan Twomey

En un caso bastante inusual de parasitismo reproductivo, la rana venenosa de la amazonía de Perú (Dendrobates variabilis) no deja la responsabilidad de sus embriones en manos de otro anfibio adulto, sino a expensas de las crías de otra especie. Estratégicamente busca las pozas donde haya otros embriones más pequeños y deposita los suyos o bien, al desarrollarse los renacuajos,  la rana venenosa de Perú los transporta a una poza donde haya otros renacuajos más pequeños. Es entonces cuando las crías de la rana venenosa de Perú –altamente caníbales– se alimentan de otros renacuajos más pequeños y jóvenes.

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