Un nuevo estudio internacional estima que cada año el buceo scuba aporta entre 8.5 y 20.4 mil millones de dólares a la economía global, además sostiene hasta 124.000 empleos en 170 países, ofreciendo un poderoso incentivo económico para la conservación marina.

La investigación, publicada en la revista Cell Reports Sustainability en coautoría de investigadores del Instituto de Oceanografía Scripps de la Universidad de California en San Diego, presenta la primera estimación integral del impacto económico global de la industria del buceo.

El estudio forma parte de la iniciativa Atlas Aquatica, un proyecto enmarcado en la Década del Océano de las Naciones Unidas. Liderado por Octavio Aburto-Oropeza, biólogo marino de Scripps y coautor del estudio, Atlas Aquatica es una colación de profesionales de la industria del buceo, comunidades locales, investigadores, tomadores de decisiones y comunicadores, que tiene por objetivo crear capacidades organizacionales dentro del sector del buceo y llevar sus voces a diálogos internacionales sobre conservación y sustentabilidad.

“El buceo es bastante particular porque te lleva a observar mientras pasas tiempo bajo el agua”, dijo Fabio Favoretto, coautor del estudio y cofundador de Atlas Aquatica. “Puedes navegar o surfear sobre un océano muerto, pero los buzos notan si no hay vida: es una actividad completamente dependiente de la salud del ecosistema. Eso es algo positivo para la conservación porque convierte a los buzos en aliados”.

Buceo. Créditos: Octavio Aburto-Oropeza
Buceo. Créditos: Octavio Aburto-Oropeza

Estudios previos han sugerido que mayores esfuerzos en conservación marina podrían incrementar los ingresos económicos del buceo, ya que atraen a personas dispuestas a pagar precios más altos con tal de observar vida marina más diversa y abundante. La preferencia de los buzos por las Áreas Marinas Protegidas (AMP) se evidencia también en que aproximadamente el 70 por ciento de todas las inmersiones marinas ocurren dentro de estas áreas.

Aunque el ecoturismo ya es reconocido como una actividad económica, hasta ahora no se conocía la contribución específica del buceo a la economía global. La ausencia de datos económicos dificultaba calcular beneficios concretos, y por lo tanto, justificar el buceo como un aliado efectivo en la implementación de políticas de conservación.

En 2019, cuando Aburto-Oropeza comenzó a estudiar el impacto económico del buceo, se enfocó en México. En un estudio publicado en 2021, él y sus coautores encontraron que anualmente el buceo generaba 725 millones de dólares en México, casi tanto como toda la industria pesquera del país.

Buceo. Créditos: Octavio Aburto-Oropeza
Buceo. Créditos: Octavio Aburto-Oropeza

El estudio actual, financiado por la National Geographic Society y liderado por Anna Schuhbauer de la Universidad de British Columbia, expande dicha investigación de 2021 al resto del mundo. El equipo se propuso responder una pregunta fundamental: ¿Cuál es el impacto económico global asociado al turismo de buceo marino y cómo este contribuye a la conservación oceánica y al desarrollo de las comunidades locales?

Para responder, los investigadores recopilaron una base de datos con más de 11.500 centros de buceo en 170 países, usando información de Google Maps y de la asociación PADI (Asociación Profesional de Instructores de Buceo), además, validaron los datos con expertos locales. Luego realizaron una encuesta en línea que recibió 425 respuestas de empresas del sector en 81 países.

Andrés Cisneros-Montemayor, de la Universidad Simon Fraser, lideró el análisis económico del estudio. A partir de las encuestas, el equipo calculó los montos de gasto de los 9 a 14 millones de buzos recreativos que se estima bucean cada año. El análisis incluyó el gasto directo en actividades de buceo y el gasto indirecto en servicios complementarios como hospedaje, alimentación y transporte. Posteriormente, mediante modelos estadísticos, se extrapolaron estos resultados para estimar el impacto económico del buceo a nivel global.

El análisis reveló que el gasto directo en actividades de buceo genera entre $0.9 y $3.2 mil millones de dólares al año, y si se incluye el gasto indirecto en servicios locales la cifra estaría en el rango de $8.5 y $20.4 mil millones. El estudio también arrojó hallazgos clave sobre las empresas de buceo y su fuerza laboral: el 80 por ciento de los empleados son residentes locales o nacionales. Además, la mayoría de los operadores manifestaron su preocupación por la degradación ambiental, reportando que durante la última década han evidenciado cambios negativos en los sitios de buceo que frecuentan.

Buceo. Créditos: Octavio Aburto-Oropeza
Buceo. Créditos: Octavio Aburto-Oropeza

“Demostramos que el buceo genera muchos ingresos y lo hace sin degradar el ambiente, como sí lo hacen industrias extractivas como la pesca o la minería”, explicó Aburto-Oropeza. Al respecto, la subsecretaria de Biodiversidad y Restauración Ambiental de México, Marina Robles García, comentó “El buceo, además de ayudar a la conservación y al monitoreo de los ecosistemas, abre medios de vida para las comunidades, permitiendo, particularmente que las y los jóvenes diversifiquen sus oportunidades de trabajo y cuiden los sitios donde viven y de los que dependen”.

El estudio posiciona al turismo de buceo como un modelo de «Economía Azul Sostenible«, demostrando que las comunidades costeras pueden prosperar mientras protegen sus recursos oceánicos.

“A diferencia del turismo masivo que puede dañar el medio ambiente y las economías locales, el turismo de buceo, bien gestionado, puede ser económicamente viable, socialmente justo y ambientalmente sostenible”, señaló Schuhbauer. “Con un interés directo en la salud de los ecosistemas y la abundancia de vida marina, los operadores de buceo son aliados naturales en los esfuerzos de conservación”.

Los investigadores recomiendan establecer sistemas de monitoreo estandarizados en la industria del buceo, incluir formalmente a los operadores en las decisiones de gestión marina y reconocer al ecoturismo como un componente central —no periférico— de las economías oceánicas sostenibles o «azules».

A futuro, Aburto-Oropeza y sus colaboradores están apoyando la organización de los centros de buceo en cooperativas que tengan una voz política unificada a través de la iniciativa Atlas Aquatica. Ya se están apoyando cooperativas piloto en México e Italia.

Buceo. Créditos: Octavio Aburto-Oropeza
Buceo. Créditos: Octavio Aburto-Oropeza
Buceo. Créditos: Octavio Aburto-Oropeza
Buceo. Créditos: Octavio Aburto-Oropeza

Además de Schuhbauer, Favoretto, Aburto-Oropeza y Cisneros-Montemayor, el estudio fue coautoría de:

Terrance Wang (Universidad de Washington)
Enric Sala (National Geographic Society)
Katherine Millage (UC Santa Barbara)
Reniel Cabral (Universidad James Cook)
U. Rashid Sumaila (Universidad de Columbia Británica y Universidad de Pretoria)
Astrid Hsu (Ørsted)
Serena Lucrezi (Universidad del Noroeste)
Mohammad Nasir Tighsazzadeh (Simon Fraser University)
Marisol Plascencia de la Cruz (Centro para la Biodiversidad Marina y la Conservación)

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