“Los seres vivos estamos conectados por un vasto reino de vida que estamos empezando a descubrir” – Fungi: Web of life.

La neblina cubre el bosque húmedo de Tarkine, en Tasmania (Australia). Entre los inmensos árboles que crecen ahí, un reino conecta y hace posible la magia del bosque; donde se observe hay historias por conocer del Reino Fungi.

Entre los troncos y el sustrato de este bosque, aparece caminando el micólogo Merlin Sheldrake. Está inmerso en el paisaje que es el escenario natural de la película “Fungi: web of life”, que se estrenará en los próximos meses bajo la conmovedora narración de la cantante islandesa Björk.

Después de sus pasos y relatos, las imágenes nos llevan a los colores, formas, fluorescencias y redes casi imperceptibles; en timelapses y fotografías que parecen llevarnos a un mundo que no conocemos. El tema es que efectivamente es así: en el mundo sólo se han descrito un 5% de las especies de este reino.

El biólogo Merlin Sheldrake 36, toma muestras de sustrato en el Parque Nacional Alerce Costero. Fotografía de Tomas Munita
El biólogo Merlin Sheldrake, 36, toma muestras de sustrato en el Parque Nacional Alerce Costero. Fotografía de Tomas Munita

Esos misterios han sido parte de lo que Merlin ha tratado dilucidar y compartir a lo largo de su carrera. Él es biólogo, escritor y orador, conocido mundialmente desde la publicación de su libro “Entangled Life” o “La red oculta de la vida”, en español. En el entrega información científica sobre los hongos —cómo hacen nuestro mundo, cambian nuestras mentes y moldean nuestro futuro— con una narración tal cual un cuento de hadas. El libro se transformó en un best-seller del New York Times y ganador de una larga lista de premios.

Con experiencia en ciencias vegetales, microbiología, ecología, historia y filosofía de la ciencia, Merlin ha dedicado parte de su trabajo en las redes subterráneas de los hongos, siendo un estudioso de su biología, fascinado por las relaciones entre organismos y humanos, según su misma biografía lo explica. Actualmente trabaja con la Sociedad para la Protección de Redes Subterráneas (SPUN) y la Fungi Foundation.

Un niño curioso

El papá de Merlin es biólogo, filósofo e historiador científico. “Un gran estudioso de los seres vivos”, dice.

Cuando Merlin era niño, su papá lo animaba, junto a su hermano Cosmo, a interesarse por las vidas que estaban en su entorno. De ahí surgió el toque curioso por la naturaleza que caracteriza a este micólogo: las tardes enteras, con el clima que hubiera, pasea al aire libre en el bosque solo haciéndose preguntas. Merlin alguna vez escribió metafóricamente que su papá les enseñó a pasar de flor en flor, como una abeja. Ahora él dice que “todo esto formaba parte del agua en que nadaba a medida que crecía”.

El biólogo Merlin Sheldrale observando Psathyrella sp. en el Parque Nacional Alerce Costero, Chile. Foto: Tomas Munita
El biólogo Merlin Sheldrale observando Psathyrella sp. en el Parque Nacional Alerce Costero, Chile. Foto: Tomas Munita

Cuando cumplió la edad de ingresar a la universidad, fue una decisión casi natural estudiar biología. En un principio, se interesó por las plantas. “Mientras más las estudiaba, más me daba cuenta de que sabíamos muy poco sobre los hongos, así que me interesé por otras vidas y decidí que quería investigarlas. Existe una relación simbiótica entre las plantas y los hongos. Eso me interesó mucho y me llevó a interesarme en los hongos formalmente”, comenta.

La simbiosis es la interacción entre dos o más organismos biológicos, los que pueden ayudarse o no a sobrevivir. En el caso de los hongos micorrízicos, existe una interacción con las plantas, algo que no se ve a simple vista. Actualmente, el 90% de las plantas y casi todos los árboles del mundo dependen de los hongos para vivir.

Con esto en mente, Merlin realizó su doctorado en Ecología Tropical, donde trabajó en redes de hongos micorrízicos en los bosques tropicales de Panamá.

La red oculta de la vida

La sola portada del libro llama la atención. Vemos redes, colores y setas. Abrirlo y leerlo es entrar en un mundo mágico. Al menos esto le han dicho a Merlin quienes lo han leído. Esta obra literaria se plantea con la idea de que pensar en hongos hace que el mundo parezca diferente, abriendo la mente a ver más allá de solo las setas. Sobre todo con el fin de hacer saber que el Reino Fungi cuenta con organismos diversos que sustentan a casi todos los organismos vivos.

Entangled life

Así, “La red oculta de la vida” es un viaje alucinante a través de las palabras e imágenes, que nos sumerge en la vida oculta de los hongos. Pasa desde las levaduras hasta los hongos psicodélicos, haciendo un recorrido por hongos kilométricos que están bajo tierra, los organismos más grandes del planeta y las complejas redes conocidas como la “Wood wide web” o la internet del bosque.

Merlin Sheldrake cultivó hongos en su libro y, literalmente, se comió sus palabras.

Este libro ya tiene su versión ilustrada, que fue lanzada a principios de noviembre.

—¿Cómo surgió la idea de este libro y cómo lo describirías tú, como su autor?

—La idea surgió porque me sorprendió lo poco que se había escrito sobre los hongos para un público general. Me pareció que algunos de estos temas dentro de las ciencias fúngicas eran de gran interés y que potencialmente podrían cambiar algunos de los debates y discusiones que estamos teniendo sobre nuestras relaciones con los seres vivos. En el libro trato de hacer diferentes cosas. Primero, tratar la ceguera ante los hongos o estos organismos de los que dependemos, pero que tendemos a destruir o descuidar. Simplemente llamando la atención de la gente por este reino espero poner mi granito de arena para ayudar a reducir esta ceguera. Segundo, como los hongos son organismos tan interconectados que espero hablar de la inextricable interconectividad del mundo. Es decir, de cómo estamos ligados todos en una dependencia íntima y recíproca, por lo que debemos pensar en los demás organismos en términos relacionales. Creo que los hongos pueden llevarnos a historias de interconexión por su forma de ser redes. Entonces, los hongos pueden llevarnos a pensar nuevas maneras sobre lo que significa estar vivo.

Entangled life

—Para entenderlos mejor, si hay que ponerse en el lugar de un hongo, ¿cómo describirías esto?

—Es tan difícil para nosotros ponernos en esas posiciones, pero primero imagina no tener un centro de operaciones; imagina no tener cabeza ni corazón. Imagina no tener los límites claros. Imagina ser capaz de cambiar tu forma y regenerarte a partir de un pequeño fragmento. Todo eso es muy extraño para nosotros porque estamos acostumbrados a pensar de una manera muy determinada, en la que nos consideramos separables, separados e identificables. Algo distinto a los organismos que nos rodean.

Merlin se da una pausa. Pero retoma rápidamente. Esta pregunta la responde en su libro. Y también en muchas entrevistas que ha hecho posteriormente. Casi siempre con lo primero: lo físico, lo tangible, lo que vemos. Después invita a pensar, a entender un lado más filosófico: darse cuenta de una conexión entre la funga y el cerebro humano.

—Creo que la forma en que nuestras mentes funcionan es un poco más parecida a los hongos, tal vez. Los pensamientos pueden converger y no están determinados por ningún tipo de forma. Así que creo que el flujo y la sensación de nuestros pensamientos, junto a las formas en que nuestras mentes pueden explorar, son cercanos a los hongos. Hay algo acerca de la naturaleza de los pensamientos que creo que es más cercano a los hongos, más que algo físico de nuestros cuerpos. Tal vez el retrato de una mente podría parecer algo así como la red de micelio.

Micelio. Créditos a Fundación Fungi.

Para pensar en esta comparación, el micelio es aquello a lo que se refieren cuando se habla del “el internet natural” de la Tierra. Concretamente es una red de hifas o filamentos que se ramifican, pareciendo un algodón delgado o una telaraña. Tiene funciones como la descomposición o simbiosis en el bosque, formando verdaderas carreteras subterráneas —en el caso del micelio micorrízico— en el sustrato que en algunos casos transportan nutrientes, agua e información, por ejemplo, de cuando hay peligro. Como dice la investigadora Joanna Steinhardt en una reseña del libro: “el micelio es como el estómago, la piel y los aparatos sensoriales y no se parece a ninguna de esas cosas. Comprender el micelio es comprender que los hongos no tienen “cuerpo” en ningún sentido familiar ni poseen límites: se entrelazan con los micelios de otros hongos y se extienden a las células de otros organismos”.

El maravilloso mundo de los hongos: cada vez más popular

Hace un par de años, el documental Fantastic Fungi mostró de forma visual las maravillas de los hongos. Algo muy característico de esta película fueron los increíbles timelapses, donde se mostraban los hongos creciendo en sus diversos colores y formas. El sustrato iluminado con el micelio. Y, por supuesto, la información científica que acompañó todo el relato. Estos timelapses también estarán en la próxima película en la que participa Merlin.

Un tiempo después, los hongos volvieron a las pantallas de la mano de la popular serie The Last of Us y los famosos “hongos zombis”, capaces de controlar el comportamiento de sus insectos huéspedes. A raíz de esto, Merlin publicó una carta junto a Giuliana Furci “No, no deberías estar asustado de Fungi”.

Son algunos ejemplos que ilustran la fama de los hongos actualmente, pese a que están presentes mucho antes que nosotros e incluso son parte importante de la cosmovisión de pueblos originarios. Famosa es la historia de la influencia de los hongos en la navidad, pero ejemplos hay en todas partes del mundo.

—Con todo esto, mas la información cada vez más accesible y las imágenes increíbles que hay de hongos ahora, ¿crees que ahora están de moda?

—Me parece que hay una gran ola de interés por los hongos y eso es alentador. Podría ser una tendencia, lo que es divertido, teniendo en cuenta que vinieron antes que nosotros y van a vivir más tiempo que nosotros. Pero sí, es alentador que mucha más gente esté empezando a prestar atención a estos organismos, viendo las formas en que pueden captar nuestra imaginación y generar entusiasmo. Creo que hay algunas razones para ello. En parte, es la adopción de una conciencia ecológica. Con esto me refiero a que hay conexiones entre organismos y esta red de relaciones encarnan el principio de la ecología. Por supuesto está el pensamiento de red que dirige tantos aspectos de la vida humana: vivimos dentro de redes digitales, pero los modelos de red se utilizan para dar sentido a cosas diferentes. También hay muchas maneras en que podemos asociarnos con los hongos para adaptarnos a la vida. Uno de ellos es el planeta, y creo que estos han dado a la gente la emoción y el entusiasmo para explorar más.

—¿Qué más crees que la gente debería saber sobre los hongos?

—La actividad de los hongos subraya la capacidad regenerativa de la biosfera. Estos organismos crean las condiciones para la vida tal y como la conocemos, no son sólo criaturas que hacen vino o que el pan aumente de tamaño, sino que realmente desempeñan papeles tan fundamentales generando el suelo, manteniéndolo unido y reciclando nutrientes. Realmente vivimos en un mundo profundamente moldeado y creado por los hongos. Es una vasta historia de la vida de los hongos que apenas estamos empezando a descubrir.

—¿Tienes alguna especie favorita?

—Me gustan los hongos micorrízicos porque son los que más he estudiado. Estos no producen setas. Se expresan casi en forma de plantas. Cuando caminaba por los bosques tropicales estudiándolos y veía a las plantas, las pensaba como la erupción de la vida de estos hongos en el mundo subterráneo. Un hongo micorrízico vascular diría yo que es mi favorito.

Los derechos de los hongos

En octubre, Merlin fue parte de la conferencia More Than Human Rights (MOTH), un proyecto interdisciplinario que busca avanzar en los derechos y bienestar para humanos y no humanos. Dentro de sus trabajos junto a la Sociedad para la Protección de las Redes Subterráneas (SPUN), participa en el intento de cartografiar las comunidades micorrízicas del mundo para abogar por la protección de los ecosistemas subterráneos. “Con eso podemos proporcionar herramientas para ayudar a los responsables políticos a tener en cuenta estas vidas a la hora de tomar decisiones”, dice Merlin.

Merlin Sheldrake. Créditos Mateo Barrenengoa
Merlin Sheldrake. Créditos Mateo Barrenengoa

También es parte de la iniciativa 3F Flora, Fauna, Funga, que busca incluir a los hongos en marcos de políticas agrícolas y de conservación, protegerlos bajo el derecho internacional y desbloquear fondos cruciales para investigaciones, estudios y programas educativos micológicos. “Estamos avanzando mucho en la inclusión de los hongos en los marcos de conservación. Esto desbloqueará la financiación de la educación y la investigación, y creemos que es un paso clave para avanzar en nuestro conocimiento y comprensión de los hongos”, comenta Merlin. Se trata de algo clave considerando que este reino representa un 0,2% de prioridades de conservación globales.

—Hace poco se celebró aquí en Chile la conferencia Moth. ¿Cómo se integran los hongos en este movimiento?

—Creo que los hongos cambian la forma en que entendemos los ecosistemas porque nos ayudan a verlos como fundamentalmente interconectados. Por eso, cuando hablamos de profundizar y ampliar los marcos jurídicos para incluir mejor la vida de los organismos no humanos, creo que los hongos pueden aportar algunas pistas útiles porque ocupan una posición única dentro de los ecosistemas. Nos invitan a cuestionar muchas categorías, como la individualidad o la inteligencia, a re-imaginarlas y ver cómo se implementan. Esto lo ha demostrado el trabajo de Giuliana Furci y la Fundación Fungi: es muy difícil proteger los hongos de un ecosistema sin proteger también el ecosistema. No puedes limitarte a eso. Así que es una forma de catalizar una visión más holística de la conservación y de ayudar a cambiar nuestra forma de pensar, sentir e imaginar.

Merlin Sheldrake. Créditos Mateo Barrenengoa
Merlin Sheldrake. Créditos Mateo Barrenengoa

—Al buscar información sobre ti en internet, me aparece esta afirmación: “Martin es el mayor defensor de los hongos”. ¿Te sientes relacionado con ella?

—Hay defensores de los hongos mucho más grandes que yo, y lo han estado haciendo durante décadas antes de que yo naciera, así que yo no siento que pueda tomar ese cumplido. Sí hago mi parte en el intento de crear conciencia sobre las muchas maneras en que los hongos son cruciales para la vida, y las muchas maneras en las que nos asociamos a ellos para adaptarnos a un planeta que ya está dañado. Los hongos son un reino que no ha recibido la atención que un reino se merece. Por lo tanto, hay mucho que hacer por ellos. Cualquier relato del mundo viviente que no incluya a los hongos, es un relato de un mundo que no existe.

Una película inolvidable y lo que se viene

Hace un tiempo, la productora australiana Stranger Than Fiction llamó a Merlin para ser parte de una película. Le mostraron las fascinantes tomas y timelapses que tanto éxito tuvieron en Fantastic Fungi y lo invitaron a participar. “Sería increíble verlo en pantalla grande”, pensó. Y se sumó.

“Rodamos la película sobre todo en Australia, en hermosos bosques en peligro de extinción. Fue un proceso muy emocionante tratar de llevar historias de hongos estando inmerso en ese medio. Por supuesto, es maravilloso que la película tenga la narración de Björk, ella tiene una voz tan mágica y cuenta la historia de una manera que realmente representa el poder y el misterio del mundo de los hongos”.

Para el resultado final se hicieron muchísimas conversaciones, entrevistas y redes de colaboración. Tal micelio. Se habló mucho sobre cuáles historias era mejor contar y cómo hacerlo, junto a todo el equipo de producción y cinematografía. Lo más importante era: ¿Cómo abrir este mundo? “Eso era muy motivador, pero al mismo tiempo desafiante”, explica Merlin.

—¿Cuál es el objetivo de esta película?

—El objetivo de esta película es contar historias sobre el modo en que algunos hongos desempeñan un papel vital en la biosfera, para generar conciencia sobre este reino e inspirar a la gente para que se interese e informar sobre lo que hacen los hongos.

—¿Y tuviste la oportunidad de trabajar con Björk? ¿Cómo fue la experiencia con ella?

—Yo estuve cuando ella estaba grabando la voz en off.  Estábamos en la misma reunión. Yo trabajé en el guión, así que muchas de las palabras que ella leía eran palabras en las que yo y los demás habíamos trabajado. Así que sí estábamos trabajamos juntos, pero no pasamos una gran cantidad de tiempo juntos. Era solo la grabación. Hubo mucho trabajo preparatorio que parecía una colaboración

—¿Cuáles son tus próximos pasos?

—Ahora en noviembre la versión ilustrada de La Red Oculta de la Vida. Esto tiene que ver con lo que más me gusta de la película: mostrar la vida fúngica de forma visual. Tenemos que ver muchas cosas de la vida de los hongos para entenderlas, y las palabras sólo pueden llevarnos hasta cierto punto. Creo que el libro está relacionado con la película en el sentido de que ambos intentan representar visualmente la vida de los hongos. Estoy trabajando con SPUN y Giuliana de la Fundación Fungi en la iniciativa 3F (…). También investigo cómo son las redes fúngicas, cómo los hongos micorrícicos son capaces de coordinar su actividad, qué ocurre dentro de estas redes. Trabajo con un gran equipo en Ámsterdam y estamos investigando dentro de esta red para tratar de entender lo que está pasando.

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