Los riesgos de la expansión de la industria salmonera a Magallanes
Nuestra colaboradora Florencia Ortúzar, hace una revisión del reciente informe publicado por la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA) sobre la situación actual de la industria salmonera en la región de Magallanes.
El pasado viernes, la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA) publicó un informe científico que revisa la situación actual de la industria salmonera en Magallanes. El informe, elaborado por el científico Héctor Kol, analizó todas las concesiones que han sido aprobadas al momento en la región, además de las que están en proceso de serlo. Luego de analizar la información, y calcular las descargas contaminantes autorizadas a la industria, se concluye en el informe que ni el Estado ni las empresas salmoneras han hecho lo suficiente para evitar que los daños ya ocasionados por la industria en otras regiones de Chile, se repitan ahora en una de las zonas más prístinas del país.
Y es que la industria salmonera ha generado problemas ambientales desde sus inicios. En tan solo 20 años, Chile se posicionó como el segundo productor mundial de salmón, después de Noruega. Pero este impresionante crecimiento ha rebasado la regulación y supervisión que debió acompañarlo.
Fue solo después de la crisis del Virus ISA (Anemia Infecciosa del Salmón), que afectó a la industria entre 2007 y 2009, cuando la regulación para la salmonicultura comenzó a concretarse. La crisis causó estragos a una industria que, sin suficiente preparación científica y demasiada cercanía entre centros de producción, no pudo hacerle frente. Al final, más de dos mil kilómetros de costa fueron afectados, con lo que las exportaciones cayeron en 20% y se perdieron casi la mitad de los 50.000 puestos de trabajo directos que generaba la industria en todo Chile.
Pero esa no fue la única crisis. La industria sufría problemas anteriores, como los causados por el parásito conocido como “piojo de mar” (Caligus rogercresseyi), que debilitó a los peces haciéndolos presa fácil del ISA. De otro lado, las infecciones bacterianas llevaron al uso desmedido de antibióticos que hoy tienen a Chile bajo el foco internacional por las implicancias que dicho abuso significa para la salud pública.
Al respecto, la ONG Oceana ganó recientemente una larga batalla judicial para obtener información sobre la cantidad de antibióticos utilizados por la industria. Con ello publicó un ranking con las compañías que usaron la mayor cantidad de antibióticos por tonelada en el período 2012-2014. Según la lista, los usuarios más intensivos aplicaron más de 900 gramos de antibióticos por tonelada de salmón producido al año, excediendo en casi 20 veces la cantidad usada en la industria bovina.
Vale también mencionar la crisis de marea roja que afectó a la industria a mediados de 2016, cuando un florecimiento de algas liquidó todo a su paso, causando varamientos masivos de ballenas, aves, calamares, sardinas y machas, y la muerte de miles de toneladas de salmones. La industria y el gobierno sostuvieron que la inusualmente agresiva marea roja se debió al fenómeno de El Niño, intensificado por el calentamiento global. Sin embargo, algunos científicos aseguran que gran parte de la responsabilidad es de las mismas salmoneras, que por años han estado descargando desechos nitrogenados al medio marino, lo que se relaciona con la proliferación de algas tóxicas.
Con esta cantidad de problemas, la industria empezó a moverse hacia el sur, en busca de aguas limpias para seguir produciendo. Y la expansión a Magallanes está sucediendo rápido: entre 2015 y 2016, 81% de las nuevas concesiones que se otorgaron en el país se ubicaron en esa región, y el riesgo podría incrementar, considerando que las autoridades parecen entusiasmadas con disparar allí la producción.
Pero más alarmante aún es que la expansión hacia Magallanes está sucediendo sin que se haya aprendido de los errores del pasado, lo que se evidencia en la falta de estudios científicos que puedan fundamentar las producciones autorizadas en los sitios escogidos. Debido a lo remoto del área y a que el problema ocurre bajo el agua, la destrucción de los ecosistemas es invisible para el público general y para las autoridades. Por lo tanto, la conciencia del problema es baja todavía.
El nuevo informe publicado por AIDA analizó 261 proyectos de salmonicultura en Magallanes, arribando a las siguientes conclusiones:
- De los 261 proyectos analizados, poco más del doble han sido ya autorizados y la otra mitad podría conseguir su autorización en el corto y mediano plazo. Ello muestra la rapidez con que avanza la industria en la región y alerta sobre la necesidad de darle un monitoreo constante, sobre todo en relación a las condiciones ambientales y sanitarias con las que opera.
- De los proyectos con concesión otorgada, solo 35 (equivalente a un 25% del total), están efectivamente en funcionamiento.
- Existen, en un mismo sector geográfico, grandes diferencias en la producción y la cantidad de desechos que el gobierno autorizó para diferentes sub-sectores, sin fundamentación que explique las diferencias. Ello evidencia la falta de una evaluación científica que garantice la capacidad de los cuerpos de agua para recibir la cantidad de descargas autorizadas.
- Más de la mitad de los proyectos que están actualmente en operación han generado la falta total o parcial de oxígeno en las aguas, lo que afecta gravemente la vida marina. Más grave aún, es el hecho de al menos nueve de esos proyectos están ubicados en áreas naturales protegidas. Lo anterior demuestra que, antes de otorgar permisos de operación, no se realizaron estudios adecuados para asegurar la capacidad de las aguas para soportar la crianza de la cantidad de peces autorizada. Ello significa también que los proyectos no son sometidos a procesos apropiados de evaluación ambiental.
- No se cuenta con información ambiental sobre todos los proyectos actualmente autorizados, lo cual impide determinar con mayor precisión los potenciales daños de la salmonicultura en Magallanes.
Consulta y descarga el informe completo aquí.