Los insectos constituyen el conjunto animal más diverso y abundante en nuestro planeta. En la actualidad, se han identificado cerca de un millón de especies, y se estima que posiblemente hay millones más aún por descubrir. En conjunto, los insectos representan más del 50% de los organismos vivos conocidos, siendo el grupo más exitoso en la historia biológica de la Tierra.

Los insectos se esparcieron por todo el mundo y ocuparon casi todos los tipos de hábitats, desde los más favorables para la vida hasta los más desafiantes, gracias a su capacidad de vuelo y su pequeño tamaño, proceso que fue fundamental para la enorme diversidad de formas que conocemos hoy en día.

Pololo (Astylus trifasciatus). Créditos: ©Ricardo Varela
Pololo (Astylus trifasciatus). Créditos: ©Ricardo Varela

En Chile, los insectos son el grupo de animales con mayor diversidad de especies, con unas 10.130 especies descritas en la actualidad, las cuales representan casi el 33% de las especies nativas conocidas para el país. Dentro de ellos, los coleópteros son los más numerosos, representados por 97 familias, 1.287 géneros y 4.226 especies, que corresponden a un 30% del total de especies de insectos descritas para Chile.

A pesar de los prejuicios que puedan causar, lo cierto es que los insectos son sumamente importantes, tanto para los seres humanos como para la salud del medio ambiente en general, y su presencia es sumamente benéfica para nuestros jardines, terrazas y huertos.

Mosca florícola jardinera (Allograpta hortensis). Créditos: ©Gabriela Germain
Mosca florícola jardinera (Allograpta hortensis). Créditos: ©Gabriela Germain

Entre los diversos beneficios que generan, los insectos contribuyen a la polinización de plantas de relevancia ecológica y económica, aportan en la descomposición de restos y desechos orgánicos, son indicadores de cambios climáticos, sirven como fuente de alimento para otras especies y producen una gran diversidad de productos naturales beneficiosos para las personas.

No obstante, a pesar de su importancia, los insectos enfrentan serios problemas de conservación, exacerbados por la actual crisis de extinción de especies. Esta crisis, derivada principalmente del calentamiento global, la sobreexplotación de recursos, la destrucción de ecosistemas y la introducción de especies en nuevos ambientes, entre otros factores asociados a la actividad humana, ya está afectando a varias especies de insectos en distintas regiones del mundo, generando preocupación y una creciente urgencia por su conservación.

Mariposa colorada (Vanessa Carye). Créditos: ©Gabriela Germain
Mariposa colorada (Vanessa Carye). Créditos: ©Gabriela Germain

En esta guía, que realizamos con ayuda del Dr. en ciencias Silvoagropecuarias y Veterinarias e investigador del departamento de Ciencias Biológicas y Biodiversidad de la Universidad de Los Lagos, Rodrigo Barahona, te ayudaremos a entender la importancia de los insectos en los ecosistemas, así como a identificar algunos de los ejemplares más comunes que podemos ver en los jardines de Chile Central.

Chinita chilena (Eriopis chilensis)

Chinita chilena (Eriopis chilensis). Créditos: ©Gabriela Germain
Chinita chilena (Eriopis chilensis). Créditos: ©Gabriela Germain

Los coccinélidos, mejor conocidos como chinitas, mariquitas o catitas en otros países, son una familia del orden de los coleópteros, de donde también pertenecen los escarabajos, por ejemplo.

Existen más de 7000 tipos distintos en todo el mundo, lo que corresponde al 7% de los coleópteros, con los característicos tonos rojo y negro, pero también los hay blancos, anaranjados, amarillos y negros. De ellas, 1900 son nativas de América del Sur y 120 de Chile, de las cuales, sobre el 61% son endémicas. De ellas, una de las más comunes de ver es la chinita chilena (Eriopis chilensis).

La mayoría tiene una dieta carnívora, se alimentan de otros pequeños insectos, como los pulgones, conchuelas y hasta otras chinitas. Pero también existen algunas que se alimentan exclusivamente de cierto tipo de hongos.

Las chinitas gozan de bastante carisma entre las personas, y son grandes aliadas para la agricultura, ya que se les conoce como buenos controladores de plagas. Al igual que muchos insectos y artrópodos, son esenciales para los ecosistemas, de ellas dependen la salud de los bosques y hábitats silvestres ya que depredan otros insectos que pueden ser perjudiciales para algunas especies vegetales. 

Si bien en Chile existe gran diversidad de especies de chinitas, actualmente existe un gran problema con una de las especies invasoras:  la chinita arlequín, Harmonia axyridis, la cual amenaza y disminuye la biodiversidad nativa.

Infografía chinitas de Chile. Créditos: ©Chinita Arlequín
Infografía chinitas de Chile. Créditos: ©Chinita Arlequín

Mosca florícola jardinera (Allograpta hortensis)

Mosca florícola jardinera (Allograpta hortensis). Créditos: ©Manuel Lopez
Mosca florícola jardinera (Allograpta hortensis). Créditos: ©Manuel Lopez

Es una especie común de observar. Se distribuye entre las regiones de Valparaíso y Magallanes.

Habita en variados ecosistemas desde bosques, matorrales, dunas y cultivos hasta zonas urbanas.

Las moscas florícolas cumplen un rol fundamental en los ecosistemas porque son polifuncionales, es decir, cumplen varias funciones. Por un lado, las moscas florícolas son excelentes polinizadores y además, controlan plagas. Por otro lado, las larvas de muchas familias regulan el flujo de nutrientes al descomponer materia orgánica o son bioindicadores de la salud del agua y los ecosistemas.

Además, muchos vertebrados dependen de insectos parcial o totalmente al alimentarse de ellos y donde las moscas juegan un rol fundamental al mantener las redes tróficas por su abundancia.

Pololo (Astylus trifasciatus)

Pololo (Astylus trifasciatus). Créditos: Javier Gross
Pololo (Astylus trifasciatus). Créditos: Javier Gross

El pololo es un insecto que solíamos ver comúnmente con la llegada de la primavera, pero su población ha disminuido debido a la baja disponibilidad de suelo en las ciudades. Sin embargo, en sectores de áreas naturales aún podemos verlo ya que están ligados a la vegetación.

El nombre “pololo” proviene del mapudungún “pëlulu” que significa revolotear como mosca. Este insecto es más frecuente entre los meses de septiembre hasta diciembre y habita desde la Región de Coquimbo hasta la Región de los Lagos. Pone sus huevos en tallos u hojas, en zonas protegidas a 20 cm sobre el suelo. Las larvas pueden llegar a vivir 8 meses y los adultos hasta dos meses en promedio.

Dentro de la familia, existen dos especies de pololo, el verde más conocido como San Juan (Hylamorpha elegans) y el pololo común, del cual estamos hablando. Sus características físicas se diferencian al ser peludo con colores anaranjados y manchas negras. Mide alrededor de 1,5 cm de longitud, vuela torpemente y produce un sonido similar al tábano o coliguacho.

Además, cumple un importante rol ecológico debido a que son responsables de los procesos de degradación de la madera, al contribuir al ciclo de nutrientes del bosque. También son grandes polinizadores ya que visitan a las flores por largo tiempo y también por sus pelos, que les permiten trasladar polen en mayores cantidades.

Entre sus mayores amenazas, se encuentra la desaparición de los bosques, la disminución de áreas silvestres en época de anidación, el uso indiscriminado de pesticidas y la introducción de especies exóticas.

Mariposa Colorada (Vanessa Carye)

Mariposa colorada (Vanessa Carye). Créditos: ©Gabriela Germain
Mariposa colorada (Vanessa Carye). Créditos: ©Gabriela Germain

La Vanessa carye, mejor conocida como “mariposa colorada”, es uno de los insectos de la familia Nymphalidae más comunes de nuestro país, encontrándose prácticamente en todo el territorio nacional, desde Arica a Cabo de Hornos, y habitando todo tipo de hábitats hasta los 5.200 metros de altura.

Podemos verlas volar durante todo el año en la zona norte del país, mientras que, en la zona central y sur, con inviernos más fríos, se observan desde fines de agosto hasta comienzos de junio. Aunque en Santiago y en otras localidades del centro del país, es posible verla todo el año cuando los inviernos son benignos.

Es una mariposa de hábitos diurnos, de vuelo ágil y rápido, que se mueve elegantemente entre las flores, buscando alimento y lugares a pleno sol. Es común verlas inmóviles en los caminos con las alas extendidas, mientras disfrutan del calor de los rayos de sol. De hecho, a esta especie también se la conoce como “mariposa de la tarde”, por su hábito de posarse en el suelo, con las alas extendidas, al sol de la tarde.

Una investigación sobre la biodiversidad del altiplano y los patrones de adaptación de animales en ambientes extremos, llevada a cabo por el Laboratorio de Ecología y Morfometría Evolutiva de la Universidad Católica del Maule (UCM), con el apoyo de FONDECYT, el Instituto Milenio de Biodiversidad Antártica y Subantártica (BASE) y el Centro Basal Internacional Cabo de Hornos (CHIC), ha descubierto recientemente un enigmático patrón migratorio en Vanessa carye: la mariposa colorada puede volar ida y vuelta entre Chile y Venezuela, una distancia de alrededor de 15 mil kilómetros, en 5 o 6 generaciones.

Mariposa colorada (Vanessa Carye). Créditos: ©Gabriela Germain
Mariposa colorada (Vanessa Carye). Créditos: ©Gabriela Germain

Abeja cortadora de hojas (Megachile pollinosa)

Abeja cortadora de hojas (Megachile pollinosa). Créditos: ©Renca Nativo
Abeja cortadora de hojas (Megachile pollinosa). Créditos: ©Renca Nativo

Es una abeja robusta de vuelo rápido y zigzagueante que mide de 10 a 12 mm. y se distribuye desde Perú hasta la Patagonia.

Como su nombre lo indica, utiliza hojas cortadas para la construcción de sus nidos en cavidades subterráneas o en nidos abandonados de otras avispas o abejas.

Se asocia a gran cantidad de especies de flora nativa, como el maqui (Aristotelia chilensis), palqui (Cestrum parqui), alstroemeria (Alstroemeria cummingiana), romerillo (Baccharis sp.), entre otros.

Tiene una característica que la diferencia de otras Megachile parecidas, y es que tiene la parte inferior del abdomen de color amarillo o anaranjado, lo que la hace parecer como si hubiese recolectado mucho polen (de ahí el nombre de pollinosa).

Está especie cumple un rol importantísimo para las ecosistemas al ser una excelente polinizadora.

Abeja cortadora de hojas (Megachile pollinosa). Créditos: ©Gabriela Germain
Abeja cortadora de hojas (Megachile pollinosa). Créditos: ©Gabriela Germain

Matapiojos o libélulas (Rionaeschna spp.)

Matapiojos celeste (Rhionaeschna sp.), Odonata, Aeshnidae. Créditos: ©Vicente Valdés / Biodiversidad Chilena
Matapiojos celeste (Rhionaeschna sp.), Odonata, Aeshnidae. Créditos: ©Vicente Valdés / Biodiversidad Chilena

Comúnmente llamados “matapiojos”, se suelen encontrar en las cercanías de ríos, humedales, lagos y charcos.

Tienen grandes ojos multifacetados, alas transparentes y abdomen alargado. Varias de las libélulas chilenas se caracterizan por tener una serie de manchas rojizas en el borde anterior de las alas delanteras y posteriores.

Las larvas se desarrollan en el agua, en pequeños arroyos. Mientras que los adultos son voladores- terrestres, que generalmente vuelan sobre los cuerpos de agua en busca de alguna presa.

Son grandes depredadores, con mandíbulas muy potentes y unos tremendos ojos. Por ello, son efectivos controladores de otros insectos.

A veces, te dan unos segundos de paz dentro de su hiperactividad y se posan sobre la vegetación para descansar, lo que permite apreciar sus hermosos colores de tonos metálicos.

Típulas (Tipulidae)

Tipula (Geranomyia sp.). Créditos: ©Pedro Vargas
Tipula (Geranomyia sp.). Créditos: ©Pedro Vargas

Las típulas son una familia de insectos voladores de patas muy largas, que comenzamos a ver con mayor frecuencia cuando el invierno está por terminar y llegan los días más cálidos. Estos insectos son completamente inofensivos para los seres humanos y cumplen roles fundamentales para el medio ambiente, sin embargo, las personas suelen matarlos cuando los ven en sus hogares, debido a su parecido físico con los mosquitos o zancudos. De hecho, las típulas son conocidas comúnmente como “zancudos gigantes”.

Las típulas son el grupo de moscas más diverso del planeta, con más de 15.000 especies descritas. En Chile, se encuentran representadas por más de 500 especies, siendo la familia de dípteros más diversa del país.

Su gran abundancia se debe, principalmente, a que habitan en distintos ecosistemas, tanto acuáticos y semiacuáticos como terrestres. Por ello, las encontramos en prácticamente todos los hábitats, en desiertos, zonas costeras, selvas, bosques, matorrales, zonas cordilleranas, sistemas lacustres, pastizales y también en las ciudades, siempre en lugares donde haya cuerpos de agua o humedad y tierra mojada.

Vale decir que el ciclo de desarrollo de las típulas, pasando por las cuatro etapas, puede tardar desde un par de semanas hasta un año en completarse, siendo el estado larvario el que toma más tiempo.

Durante la etapa larval, la mayoría de las especies de típulas se desarrollan en ambientes acuáticos o en ambientes terrestres con alta humedad, alimentándose de algas o materia vegetal en descomposición. Por ello, contribuyen muchísimo a la degradación de la materia orgánica en los procesos de descomposición y ayudan al reciclaje de nutrientes en el suelo.

Por otro lado, se ha documentado también algunas excepciones que se alimentan de otros artrópodos, como larvas o ninfas de zancudos, por lo que también contribuyen al control de otros organismos invertebrados.

Además, las típulas en etapa adulta se alimentan principalmente de néctar o polen de las flores, por ello, son grandes polinizadoras, tanto diurnas como nocturnas, pero principalmente nocturnas.

Tipulidae. Créditos: ©Gabriela Germain
Tipulidae. Créditos: ©Gabriela Germain

Abeja verde esmeralda o abeja joya (Callistochlora chloris)

Callistochlora chloris. Créditos: ©Gabriela Germain
Callistochlora chloris. Créditos: ©Gabriela Germain

Es una pequeña abeja de reluciente verde metálico, perteneciente a la familia Halictidae.

Presenta una amplia distribución en nuestro país, siendo posible de observar desde Coquimbo hasta Los Lagos.

Suele estar presente en espacios naturales bien conservados y también en zonas urbanas.

Es un importante visitante floral de muchas plantas nativas en la zona central, como el maqui, peumo, quillay, molle y romerillos, entre otros.

En nuestros cerros es común de observar entre algunas de las especies señaladas, yendo de flor en flor, transportando el polen y facilitando la polinización, el intercambio genético y la descendencia de nuevos individuos por medio de las semillas.

Callistochlora chloris. Créditos: ©Gabriela Germain
Callistochlora chloris. Créditos: ©Gabriela Germain
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