El 2020 ha sido un año sin precedente, donde la pandemia del covid ha impactado a todos y todas de maneras muy complejas y distintas. También, además del teletrabajo para los afortunados que podemos ejercerlo, nos hemos tenido que acostumbrar a las videollamadas con las abuelas, los cumpleaños, titulaciones, babyshower o hasta matrimonios virtuales. Ahora, llegando las fiestas patrias también nos tendremos que adaptar a una nueva forma de celebrar: sin fondas, ni fiestas de colegios, ni celebraciones de oficina o grandes reuniones familiares. El valor de los espacios abiertos ha incrementado con la posibilidad que ofrecen de mantener el distanciamiento social y cuidarse de contagios.

Los emblemáticos cerros islas de la Región Metropolitana crean grandes espacios verdes, muchos de ellos muy abiertos y ubicados por medio de la población. En Cultiva, consideramos su posicionamiento cerca las comunidades como de gran valor al permitir en muchos casos, como el Cerro Renca donde hemos desarrollado numerosas actividades, aportar a través de su recuperación como espacio natural a una mayor justicia ambiental para ellas. Sin embargo, no hay que olvidar el gran valor de conservación ambiental que todos esos cerros tienen, algo que está a menudo olvidado. Desde Renca Nativa, el Director Alexis Ceballos, nos cuenta más sobre ese valor:

Los cerros isla de la región se constituyen como un verdadero refugio de la vida silvestre y nativa que aún habita el valle de Santiago. Estos grandes espacios naturales ofrecen las condiciones apropiadas para la subsistencia de importantes especies de flora, fauna y funga únicas en el país, ya que en nuestro territorio central contamos con un porcentaje relevante de endemismos asociados a sus ecosistemas tan particulares. Por otra parte, la ubicación estratégica de estos sitios ofrece posibilidades únicas para el desarrollo de las más diversas actividades al aire libre, en especial para las relacionadas al ámbito cultural, educativo y científico. Este es el motivo del surgimiento de algunas organizaciones de la sociedad civil, quienes desde su identidad y trabajo territorial constante buscan cambiar la valoración que los ciudadanos tienen por su entorno y luchan por su conservación futura, ya que están conscientes de su importancia y trascendencia para las nuevas generaciones.

Águila mora (Geranoaetus melanoleucus) ©Renca Nativa
Águila mora (Geranoaetus melanoleucus) ©Renca Nativa

Es así, como caminando por sus senderos podemos observar aves rapaces de gran tamaño, como el águila mora (Geranoaetus melanoleucus), que con sus dos metros de envergadura, acostumbra sobrevolar las laderas aprovechando las cálidas corrientes de aire en busca de alimento. Estas aves residen permanentemente en los cerros, construyendo sus nidos en árboles elevados, murallas rocosas de difícil acceso y hasta en torres de alta tensión.

El pequén (Athene cunicularia) es otra de las rapaces que habitan estos entornos. Estas aves aprovechan las madrigueras construidas por roedores o conejos para adaptarlas y establecerse. Al mismo tiempo, son muy buenos controladores de estas especies, consideradas plaga por su impacto en la flora nativa del lugar, en reforestaciones efectuadas y por la posibilidad de traspaso de agentes infectocontagiosos a la población humana circundante. Usualmente pueden ser observados vocalizando sobre la rama de algún espino, ante la presencia de algún intruso en su territorio.

Pequén (Athene cunicularia) ©Renca Nativa
Pequén (Athene cunicularia) ©Renca Nativa

Los reptiles son otra clase de animales que también se resguardan en estos lugares, aunque representan a algunas de las especies más amenazadas de la región. Sus poblaciones han ido disminuyendo producto de la pérdida de hábitats adecuados, lo que, sumado a las limitaciones propias de desplazamiento, les impide reaccionar de manera adecuada ante las perturbaciones deletéreas que como humanos provocamos en el entorno. Sumado a lo anterior, muchas de las especies sufrieron de una extracción intensiva y desconsiderada en el pasado, motivado principalmente por el mercado de coleccionistas internacional y las tiendas de mascotas. Afortunadamente, la legislación actual, con su ley Nº 19.473 (Ley de Caza) protege a éstas y otras especies nativas, prohibiendo su caza, captura, tenencia y comercio.

Iguana chilena (Callopistes maculatus) ©Renca Nativa
Iguana chilena (Callopistes maculatus) ©Renca Nativa

Debido a lo anterior, se vuelve más relevante que nunca proteger a los pocos ejemplares que nos van quedando, ya que aún es posible observar culebras de cola larga y corta, lagartijas que se deslizan sigilosamente y, con suerte, hasta las grandes iguanas chilenas que acostumbran tomar el cálido sol de las mañanas sobre sus rocas favoritas.

Mencionamos también a la flora única de la región y los cerros, ya que más del 50% de las especies que se encuentran son propias del lugar, guardando una importante interrelación con los múltiples polinizadores que permiten su reproducción y permanencia futura. Dentro de este grupo destacan las geófitas, quienes, gracias a órganos de almacenamiento subterráneos especializados, pueden soportar las inclemencias de la prolongada estación seca estival y deleitarnos con sus floraciones en el momento adecuado. Destacan las macayas, huillis, añañucas, azulillos y tristagmas decorando las laderas con su sencilla belleza.

Huilli (Leucocoryne violascens) ©Renca Nativa
Huilli (Leucocoryne violascens) ©Renca Nativa
Macaya (Placea arzae) ©Renca Nativa
Macaya (Placea arzae) ©Renca Nativa

Lamentablemente, los cerros isla además de su belleza, también comparten importantes amenazas que ponen en serio peligro su futuro. Dentro de estas podemos mencionar la basura vertida por vecinos y visitantes irresponsables, los incendios provocados intencionalmente o por descuido, los proyectos inmobiliarios que se apropian de grandes extensiones de terreno para intereses propios y la intensa erosión del suelo producto de conductores de vehículos motorizados con nula conciencia ecológica y empatía por el resto. Dentro de este último punto, destaca el efecto negativo que la actividad del enduro tiene en el entorno, degradando laderas completas hasta dejar descubiertas las rocas, aplastando nidos de aves que acostumbran a anidar a nivel de piso, pasando por encima de brotes y plantas que no se ven a simple vista y contaminando el ambiente con gases y el ruido de sus motores. Esta actividad no se encuentra regulada en nuestro país, la mayoría de los conductores no portan licencia de conducir y las motos no se encuentran inscritas en los departamentos de tránsito correspondientes. Por esta razón, instamos a las autoridades competentes a tomar cartas en el asunto, nuestro medio ambiente no puede esperar más.

Motoristas y gran erosión provocada en ladera ©Renca Nativa
Motoristas y gran erosión provocada en ladera ©Renca Nativa
Motorista auyentando aguilucho (Geranoaetus polyosoma)
Motorista auyentando aguilucho (Geranoaetus polyosoma) ©Renca Nativa

Por otra parte, no podemos dejar de mencionar en estas fechas los efectos de la tradicional costumbre de elevar volantín en los cerros, pasatiempo familiar y divertido, pero con serias consecuencias en nuestra naturaleza si no se toman las debidas precauciones. Es común encontrar largas extensiones de hilo curado (elemento prohibido en nuestro país) sobre árboles, arbustos y el piso, el cual se torna una fuente potencial de peligro para la fauna local y visitantes desafortunados. Nuestras aves son las más afectadas, al enredarse accidentalmente en estas verdaderas trampas es muy probable que les espere una muerte lenta y segura.

Zorzal (Turdus falcklandii) en hilo de volantín, ©Corporación Cultiva
Zorzal (Turdus falcklandii) en hilo de volantín, ©Corporación Cultiva

Desde Cultiva, Claudio Saavedra nos comenta también sobre varias acciones indebidas que impactan a los terrenos que se encuentran recientemente reforestados que resultan en daños a los esfuerzos de todos por recuperar la cobertura del cerro. Cada árbol está plantado, según nuestra metodología, con un protector de polipropileno y un tutor de coligue, que cumplen funciones importantes para apoyar el desarrollo del árbol en sus primeros años. El retiro o perturbación de estos elementos, que por ejemplo se retiran para el uso con volantines o lanzarse por las laderas del cerro, provocan un daño en las plantaciones, debido a que los árboles quedan expuestos a animales y/o a condiciones ambientales que afectan su estado, crecimiento y desarrollo. También, resulta clave para la sobrevivencia y buen estado de los árboles el riego que reciben durante al menos dos temporadas secas luego de su plantación, lo que se deteriora por daños al sistema de riego provocado por el tránsito de personas, ingreso de animales (ganado o doméstico), que arrastran las líneas de riego, desarmándolas y requiriendo nuevas instalaciones que conlleva no solamente un esfuerzo económico para la organización sino que también perjudica el estado de los árboles que sufren ese estrés adicional.

Árboles desprotegidos-después del retiro de coligues-y protectores por visitantes ©Corporación Cultiva
Árboles desprotegidos-después del retiro de coligues-y protectores por visitantes ©Corporación Cultiva

Como ya hemos visto es muy importante considerar la vida silvestre del cerro Renca a la hora de realizar nuestras actividades al aire libre, si bien se busca protegerla también entendemos que los seres humanos formamos parte de ella. Por eso te damos estas simples recomendaciones al momento de visitar cualquier parque o lugar natural, siguiéndoles podrás colaborar activamente en el cuidado de ellos.

  1. Si vas a elevar volantines hazlo solo con hilo normal no “curado” y siempre recoge el hijo que queda de los volantines perdidos porque ese hilo atravesado entre árboles ya sabemos lo que ocasiona. Si no pudieras recogerlo córtalo en algún punto para que no quede tirante entre las ramas.
  2. Si quieres andar en bicicleta o moto prefiere otros lugares oficialmente habilitados para ello.
  3. Si vas de paseo a caminar o hacer ejercicio debes guardar todo residuo que generes en tu mochila, una bolsa o bolsillo, jamás dejar en el cerro botellas, cáscaras o cualquier cosa de ese tipo, aunque sea orgánico debes llevarlo contigo pues puede generar problemas a la flora y fauna del lugar. La idea es dejar CERO HUELLA como si nunca hubieras pasado por ahí, es decir, el lugar debe quedar tal y como estaba cuando llegaste, ¡te animamos a hacerlo!
  4. Nunca enciendas fogatas o cualquier tipo de fuego en lugares que no están habilitados para ello, eso significa que no tienen infraestructura sólida como quinchos o parrillas que permitan el control del fuego. Busca estos espacios, ¡hay muchos en Santiago!
  5. Siempre sigue los senderos y rutas oficiales, no ingreses a zonas que no están demarcadas pues puedes dañar pequeña flora y fauna que no se ve pero que está ahí. Las señaléticas están para informar y guiar a las personas, es importante cuidarlas y seguir sus indicaciones.
  6. Todas las personas somos responsables de cuidar estos espacios previniendo incendios u otro tipo de daños, por ello si ves algo extraño, humo saliendo de alguna parte, alguna actividad extraña o que atente contra la seguridad, puedes alertar a las autoridades. Un aviso oportuno puede prevenir grandes pérdidas.

Les invitamos a conocer otros cerros islas de Chile y a informarse sobre su flora y fauna y visitarlos respetando la biodiversidad. Para valorar algo, se necesita conocerlo y entenderlo y hoy hemos aprendido el valor del cerro Renca, súmate a cambiar el punto de vista y compromete sus acciones hacia el cuidado y respeto por estos espacios.

Visita las redes sociales de Renca Nativa @rencanativa para aprender más sobre la fauna y flora de los Cerros de Renca. También les ofrecemos desde Cultiva la oportunidad de conocer los materiales educativos del Sendero de Educación Ambiental que es un recorrido abierto en el Cerro Colorado con estaciones educativas vinculados a los elementos: agua, fuego, tierra y aire para cuando se levante la cuarentena y podamos volver al cerro!

Les invitamos a todos a celebrar su 18 de manera segura y sostenible.

 

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