Imágenes de detección de árboles, obtenidas desde el espacio. Crédito: Odd Industries / LemuVision
Imágenes de detección de árboles, obtenidas desde el espacio. Crédito: Odd Industries / LemuVision

Imagine que por unos minutos su ojo puede tener la potencia para enfocar y captar a través de un halo de láser cientos de millones de puntos de información que juntos conforman una imagen hiperrealista de lo que está frente a usted. Esta visión ultramejorada, le permite entonces identificar elementos, su densidad, su composición, lo que está incluso detrás o debajo, alrededor. Un barrido y listo: puede percibir todo lo que está a su alrededor expresado en datos colectados y procesados por el cerebro para construir una imagen clara.

El ojo humano no está diseñado (o creado) para percibir la luz infrarroja, ni para procesar la luz ultravioleta. Aunque nuestra capacidad para ver sea limitada, la electrónica, la innovación y el desarrollo cada vez más sofisticado de tecnología en la obtención de imágenes y vibraciones de luz por debajo del espectro tolerable para el hombre, ha permitido una comprensión más amplia e —indudablemente— más profunda de nuestro entorno. Este es el principio básico que guiará a Lemu, el primer atlas de la biósfera del planeta, una plataforma que actualmente desarrolla la firma chilena de tecnología, visión computarizada e inteligencia artificial, Odd Industries, y que será puesta en funcionamiento para usuarios en todo el mundo en diciembre de este año.

Logo oficial de Lemu, el primer atlas de la biósfera del planeta. Crédito: © Odd Industries.
Logo oficial de Lemu, el primer atlas de la biósfera del planeta. Crédito: © Odd Industries.

Lemu se constituirá en una especie de enciclopedia o vastísimo catálogo de imágenes computarizadas alimentado en tiempo real con colosales cantidades de data que provendrá, según explica a Ladera Sur el fundador y CEO de Odd Industries, Leo Prieto, de imágenes geoespaciales obtenidas por medio de satélites, combinadas con imágenes hiperespectrales. Estas últimas son fundamentales, aunque no las más avanzadas, en el compendio de data que podrá verse en Lemu.

Las imágenes hiperespectrales permiten la identificación de elementos, superficies, sustancias, composiciones, minerales, tejidos vivos, etcétera. Principalmente porque cada uno de estos responde de manera diferente a la luz. La respuesta o el retorno de la luz al chocar con estos elementos permite identificar materiales y sus propiedades a una escala increíble: el píxel, que es la únidad mínima o el más minúsculo cuadrado que conforma una imagen digitalizada. A esto también deberá sumársele las imágenes obtenidas a tráves de tecnología LIDAR [del inglés Laser Imaging Detection and Ranging] que no es otra cosa que imágenes obtenidas a través de barridos con láser.

«Es similar a un radar, que nos permite detectar y medir la distancia de las cosas o cuerpos. El LIDAR es un láser seguro e inocuo de bandas, seguro para todas las especies, con millones de pulsos de luz por microsegundo y pasamos por arriba con aviones, sobre ecosistemas y obtenemos un mapa tridimensional, con la más alta resolución, de hasta cien puntos por metro cuadrado, que es la más alta en todo el mundo. Tenemos ya medidos un millón de hectáreas. El LIDAR nos permite entender la arquitectura del ecosistema, las cuencas hidrográficas, no nos permite mirar a través de los árboles, pero podemos atravesar y ver el suelo y entender la topografía, entender la biomasa del bosque. Además hacemos mediciones por temporadas, para ver cómo crece, estimar la cantidad de carbono que captura, la composición de todos los ecosistemas, es una verdadera locura«, cuenta Prieto visiblemente entusiasmado.

Berlin y alrededores en imagen hiperespectral de color falso para distinguir infraestructura (celeste) de vegetación (rojo), pudiendo inferir superficie forestada. (ESA/Sentinel-2). Crédito: Odd Industries.
Berlin y alrededores en imagen hiperespectral de color falso para distinguir infraestructura (celeste) de vegetación (rojo), pudiendo inferir superficie forestada. (ESA/Sentinel-2). Crédito: Odd Industries.

Mapear toda la superficie del planeta es un esfuerzo titánico. Pero Prieto es un optimista irreductible. Las palabras se enfilan una tras otras, casi sin pausa, tampoco con dudas. Cree fielmente en el trabajo y compromiso de un equipo que hasta ahora está conformado por 25 personas, repartidas en nueve ciudades y tres continentes. La composición del equipo es multidisciplinaria, con perfiles tecnológicos, especialistas en programación, tecnología, que entienden de blockchain, Internet de las cosas (IoT), Inteligencia Artificial (IA), visión computarizada y otras disciplinas que parecen abstractas para la mayoría. Pero en el que también hay un fervor por el medio ambiente, por la causa del planeta y la comprensión de que el hombre no es el centro de todo.

Odd Industries nació en 2018 de la mano de Prieto como una startup de inteligencia artificial con enfoque ético. LEMU es ahora el proyecto bandera de la firma, que —admite Prieto— será un empeño de larguísimo aliento, por lo que la firma procura también apoyos y la visibilidad que le permita establecer alianzas y ganar soportes en todo el mundo, así como la búsqueda y reclutamiento de nuevos miembros para el proyecto.

Pewen (Araucaria araucana) medida con LiDAR terrestre en Parque Nacional Villarrica, Chile, 2021. Crédito: © Odd Industries/Lemu.
Pewen (Araucaria araucana) medida con LiDAR terrestre en Parque Nacional Villarrica, Chile, 2021. Crédito: © Odd Industries/Lemu.

Tecnología al servicio de la inversión y restauración de ecosistemas en el planeta

En todo el mundo, las imágenes satelitales, infrarrojas e incluso la tecnología LIDAR es empleada en las áreas militares, de seguridad, espacial, automovilística, de inteligencia artificial, robótica, etc., especialmente por las grandes potencias, como EE.UU., China, Rusia, Alemania, Israel, entre otras. Pero la innovación y usabilidad de estas tecnologías tiene increíble potencial cuando se pone al servicio de la naturaleza, del estudio de nuestro entorno y del mapeo de la composición de nuestros ecosistemas.

En todo el mundo, incluso el periodismo está empleando datos e imágenes satelitales para contar historias sobre cómo monitorear focos de calor y hacer seguimiento de incendios forestales en áreas protegidas. Científicos buscan explicaciones para los fenómenos más sorprendentes que están actualmente afectando el funcionamiento de nuestro planeta: el incremento de la temperatura, el derretimiento de glaciares, la desaparición de especies, la muerte de los mares, las sequías, las inundaciones. Las respuestas pueden estar ocultas en los datos.

Lemu significa bosque en mapudungún, pero para nosotros el nombre proviene de lemünantü, una palabra sucinta que solo existe en esta lengua, que describe los fragmentos de luz que brillan a través de las hojas y ramas del bosque. Así es exactamente como funciona nuestra tecnología: usamos luz, de fuentes visibles, hiperespectrales o incluso LIDAR, para ver a través del dosel del bosque de una manera no invasiva y convertir esos píxeles en información«, explica Prieto.

100 hectáreas de selva valdiviana medidas con LIDAR aéreo a 100 pts/m2 en Parque Oncol, Chile, 2021. Crédito: © Odd Industries/Lemu
100 hectáreas de selva valdiviana medidas con LIDAR aéreo a 100 pts/m2 en Parque Oncol, Chile, 2021. Crédito: © Odd Industries/Lemu

Lemu se plantea ser un atlas de la biósfera, una colección de fuentes de datos geoespaciales sobre la naturaleza, incluidos datos satelitales, datos abiertos y datos colaborativos de ciencia ciudadana para identificar, medir y rastrear el valor que generan los ecosistemas todos los días. A ese valor lo llamarán LemuRank, y lo están calculando para casi 30 mil millones de ecosistemas, todos los cuales se pueden verificar en la cadena de bloques o blockchain. Es decir, los datos son inalterables, o al menos no pueden ser corrompidos o manipulables. 

Un bioma podría ser un desierto, un humedal o incluso una ciudad. Por ahora, están comenzando con los biomas forestales del mundo, una reserva infinitamente rica de capital natural, ya que los bosques almacenan carbono, combaten la erosión, suministran medicinas, apoyan la biodiversidad y mantienen la salud mental. El retorno de la inversión es inmenso, pero no inconmensurable.

Por ahora la firma está enfocada en fortalecer el equipo, en el trabajo con tecnología propia y la integración de data que está disponible y abierta. «Estamos enviando misiones propias de sobrevuelo, encargando las misiones satelitales, encargando los aviones y tareas aéreas, creando nuestras propias fuentes de datos y conjugándola con los datos abiertos gubernamentales, que están a disposición de todos«, explica Prieto.

Detección de árboles usando visión artificial a partir de nubes de puntos LiDAR. Crédito: © Odd Industries / LemuVision
Detección de árboles usando visión artificial a partir de nubes de puntos LiDAR. Crédito: © Odd Industries / LemuVision

El impacto proyectado de Lemu

Desde la concepción de Lemu, sus creadores están pensando en grande. La apuesta es transformar la data disponible, recabada, para poder ponerla a disposición de los usuarios de la plataforma. Esto permitirá no solo pulirla, analizarla e interpretarla, sino extraer de esta información propuestas de soluciones estratégicas que contribuyan a revertir el daño ambiental, a diseñar procesos nuevos a través de los cuales el hombre pueda contribuir a la sustentabilidad, a la conservación y protección de áreas, porque encuentra en esta data el factor decisivo que le permite concluir que hacerlo —proteger, cuidar, conservar— tiene un valor intrínseco que es mucho mayor que la explotación de los recursos.

Varios datos son tangibles con respecto a esto: Durante 2019 se publicaron los hallazgos del reporte Waldron, suscrito por más de 100 expertos y especialistas en todo el mundo que concluyeron que proteger el 30% de la superficie del planeta aporta beneficios que superan cinco veces el costo de no hacerlo y enfrentar las consecuencias. También, durante este año se publicaron los resultados de un informe de ICCA Consortium, un consorcio en Suiza enfocado en áreas de vida, que determinó que las áreas protegidas en manos y control de comunidades locales exhiben mejores resultados en la salid y bienestar de sus ecosistemas. En Odd Industries, el foco está en transformar el concepto de conservación, para que no sea solo un tema de filántropos, organizaciones mundiales. La información está al servicio de todos, pero la plataforma debe ser sustentable. De allí que se apunte a la inversión verde.

LemuRank permite a Lemu convertirse en una plataforma donde los inversionistas que quieran apoyar la conservación pueden conectarse con custodios que convierten la inversión en regeneración, con un impacto medible para todos.  Lemu está trabajando con los principales custodios de la naturaleza en todo el mundo, desde servicios de parques nacionales hasta organizaciones privadas de conservación y ONGs, utilizando sensores remotos y locales para medir el valor del capital natural de sus ecosistemas. Para ayudar a quienes buscan apoyo financiero en sus esfuerzos de conservación a largo plazo, Lemu les permite compartir estas oportunidades con inversionistas que pueden adoptar estos ecosistemas durante varios años y seguir el progreso e impacto de su inversión.

«El principal impacto es que puede ayudar a revertir las crisis ambientales. Poner los datos nos va a ayudar a ver, a entender. Si Google Maps es un atlas del mundo humano, Lemu es un atlas del mundo no humano. Nos va ayudar a consultar, cuando se tome una decisión acá nadie va a poder ser ciego a la información. Podrá moldear políticas públicas, porque podrán verse los biomas en su expresión: Acá hay un ecosistema que captura carbono, que ayuda a aumentar la precipitación, que es hábitat de tantas especies amenazadas, que tiene colonias de especies endémicas, que además posee un valor cultural también para las comunidades que viven cerca, tiene también un valor recreativo, que permite a personas respirar aire limpio, a alejarse de las tensiones de las ciudades y que, por tanto, favorece su salud mental y física«, concluye Prieto.

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