Las flores están llenas de mensajes, ellas mismas son uno. Desde que nacen hasta que mueren, son compañía imaginativa, supervivencia, son la espontaneidad del color y forma, puras e irrepetibles, chicas, grandes, perfumadas o no, siempre son una distracción para todos nosotros, los seres vivos.

Desde hace ya un tiempo que me quedé estancada en las flores, nada lo concibo sin ellas, desde un cojín, hasta una ensalada. Desde chica las recolectaba, hacía pócimas y colonias, las secaba, las examinaba y hoy las reproduzco: junto sus semillas, las separo, y poco a poco me he ido rodeando de ellas.

Dalia ©Andrea Riquelme
Dalia ©Andrea Riquelme

Hace años atrás recuerdo haber decidido en un momento de mi vida que nunca estaría separada de ellas, como una misión de vida. Donde estuviera yo, habrían flores. Lo declaré y así está ocurriendo.

Las flores están cargadas de magia, llenan hasta los lugares más inesperados y desprovistos, son una divina estructura, perfectamente funcional capaz de producir semillas, y ser el medio mediante el cual se originan más y más generaciones, ¿cómo no enamorarse entonces de ellas?

Lupinos ©Tomás Irarrázaval
Lupinos ©Tomás Irarrázaval

Todos tenemos recuerdos lindos de flores, o nos sabemos el nombre de alguna. Este es un post que invita a rodearnos de ellas; las flores son agradecidas, se reproducen fácilmente, necesitan cuidados básicos, por decirlo humildemente, frente al espectáculo que nos entregan cuando florecen.

Las flores son algo universal, hasta Darth Vader podría comprar un ramo de flores y verse bueno. Durante toda la humanidad se les han otorgado diferentes simbolismos, desde ciclos de la vida, trascendencia mística, iluminación espiritual, hasta placer, inspiración, lenguaje, decoración y pureza.

Las flores curan, de eso estoy completamente segura, si no pregúntenle a Bach, curan desde su esencia, compañía y expresividad, son un canal de conexión directo para nosotros hacia sus propiedades curativas, son el reflejo de nuestras emociones o estados anímicos, es sumamente necesario que nos envolvamos de ellas, las sintamos y queramos ir por más.  Las flores son como la muerte, son una garantía pura de un gran espectáculo, incluso ya cortadas se disponen a brillar, dan un último suspiro de belleza, de una travesía elegante, con garbo y gallardía, una enseñanza gigantesca y por sobre todo, valiente y bella.

Estas son algunas de las flores que los invito a tener, reproducir y admirar.

©perfectperennials.co.uk
©perfectperennials.co.uk

Crocosmia Lucifer, Crocosmia Lucifer: Bulbosa, agradecida, se multiplica por la separación de ésta o por las semillas, le gusta el agua, es de hojas verdes y erguidas y de flores en forma de espiga rojas y vibrantes, es una flor alta aprox 1, 50 m.

©Andrea Riquelme
©Andrea Riquelme

Crocosmia Naranja, Crocosmia × crocosmiiflora: Es más baja que la crocosmia lucifer y mide aprox. 1 m, las flores son naranjas y les gustan los suelos drenados . Se reproduce de igual manera, siendo más veloz en el minuto de crecer.

©Tomás Irarrázaval
©Tomás Irarrázaval

Lupinos, Lupinus polyphyllus: Los lupinos semillan como locos, son altos y esbeltos y varían en la gama de los azules, morados, blancos y rosados, son firmes y pueblan cualquier lugar que le otorguemos, también se pueden multiplicar por división.

©Andrea Riquelme
©Andrea Riquelme

Amapolas Papaver orientale: Las amapolas naranjas son flores grandes y poco duraderas, sin embargo se alternan bellamente para salir. Admirarlas desde sus capullos ya es una experiencia, semillan solas, les gusta el sol, y también se pueden dividir por separación.

©Andrea Riquelme
©Andrea Riquelme

Geum Rojo Geum magallanicum: El Geum rojo crece bien, le gusta el sol y tener espacio para recibirlo, semilla harto, y también se separa dividiéndolo, es una flor baja aprox 40 cm, las hojas son suaves y bajas, y las flores se presentan sencillas y altas.

©Andrea Riquelme
©Andrea Riquelme

Lychnis Coronaria, Silene coronaria : Es una flor perenne de hojas grises más alargadas y suaves, que contrastan con sus altos tallos y brillantes flores, son sumamente agradecidas, semillan con facilidad, les gusta el sol, miden aprox. 50 cm, y combinan bien con las amapolas y centaureas.

©Andrea Riquelme
©Andrea Riquelme

Centaurea montana Centaurea montana: Maravillosa flor azul y morada baja, aprox 40 cm, de hojas verdes agrisadas y con curiosas y firmes flores. Le gusta el sol, pero también se da a semisombra, se reproduce sola por semillas o división.

©Andrea Riquelme
©Andrea Riquelme

Anemona Japónica Rosada, Anemone hupehensis : Es una flor alta, le gustan los suelos drenados y el agua y crecer ojalá bajo el alero de algún árbol o arbusto semisombrío. Se propaga con facilidad a través de la división de ésta y por sus semillas, es delicada, sencilla y llena espacios con facilidad.

©Andrea Riquelme
©Andrea Riquelme

Dalias, Dahlia: Planta herbácea perenne, con raíces tuberosas, lo que facilita su separación para poder reproducirlas. E es la flor nacional de México. Son flores grandes de variados tipos y muy llamativas, desaparecen en invierno y debemos cortar sus tallos dejando cañas de aproximadamente 10 cm, les gusta el sol y el agua, y también son una de las favoritas de los caracoles.

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