Era de noche en Santiago de Chile. Cerca de la 1:30 de la madrugada del 22 de diciembre de 2020, Patricio Goycoolea (33) bajaba de su auto en el sector Tres Puntas, cercano al cerro El Plomo de la Región Metropolitana. Hace dos años que perseguía el sueño de realizar el ascenso y descenso en bicicleta sobre la montaña que los Incas llamaron Apu Wamani, “guardián del valle” en quechua. Ese día “los astros se alinearon literalmente y aprovechamos el solsticio para ir a saludar al gran Apu”, rememora Goycoolea, quien esa noche se internó en la inmensidad de la montaña junto a su compañero de ruta, Diego Marin (24).

Cerro El PLomo. Imagen gentileza de Patricio Goycoolea
Patricio Goycoolea y Diego Marin en El Plomo. Imagen gentileza de Patricio Goycoolea
Mapa sector cerro El Plomo. Imagen obtenida del video de Bigmountainbike project
Mapa sector cerro El Plomo. Imagen obtenida del video de Bigmountainbike project

Y no es casualidad que tuviera esa motivación. Patricio es un amante innato de las montañas y ha dedicado toda su vida a los deportes outdoor. Durante el último tiempo ha estado enfocado en explorar lo que él denomina como “big mountain bike”, una nueva tendencia que busca llevar la bicicleta a la alta montaña, uniendo dos grandes modalidades deportivas.

Y así, en esa madrugada de diciembre, se internó en el sendero rocoso del Plomo durante 12 horas continuas con la bicicleta al hombro y junto a Diego Marin (24), su compañero profesional de ruta y cordada. Patricio en ocasiones anteriores había subido varias veces el cerro con clientes de su agencia de turismo. Pero esta vez iba solo con su compañero y la meta era distinta: hacerlo en tiempo récord. 

Dieron las 13.30 horas del día y por fin pisaron la cumbre del macizo. Agotado por llevar su bicicleta de 17 kilos al hombro, junto a una mochila con 7 kilogramos más, solo pasaba un pensamiento por su cabeza: descender lo antes posible. Y tras media hora de descanso, empezó el último tramo de la hazaña. 

Cerro El PLomo. Fotografía gentileza Patricio Goycoolea
Cerro El Plomo. Fotografía gentileza Patricio Goycoolea

Luego de un descenso casi sin parar arriba de las mountain bike, ambos deportistas llegaron a las 17:00 horas a Tres Puntas, el lugar donde habían iniciado la travesía en la madrugada. Y así, la meta estaba cumplida. 

“La verdad nos costó bastante, fue muy cansador; 15 horas de jornada sin parar. Y como salimos en la noche (1:30 am), nos costó mucho lidiar con el sueño. Además el peso de las bicis hacen lo suyo y el cansancio fue enorme”, relata Patricio al recordar aquel día de satisfacción personal.

Para el deportista y amante de las montañas, este logro tiene un significado importante; busca motivar a las demás personas a explorar sus límites.  “Lo que más rescato es dejar la puerta abierta para las nuevas generaciones… estas hazañas me gustan hacerlas por eso, para que en un futuro las nuevas generaciones puedan romper estos ‘récords’ ¡y sepan que se puede!”.

Sin embargo, el explorador con años de experiencia, es enfático en advertir que «el hecho de ir en bicicleta al cerro El Plomo pasa a ser una actividad de alto riesgo», debido a que es una zona remota. «En un lugar así un accidente es algo no menor, se necesitarían helicópteros o un grupo grande de rescatistas», aclara Goycoolea. El llamado es «siempre tomar la mayor precaución, y para un ciclista nunca tirarse a lo loco», puntualiza.

De esta manera se configuró una de las últimas hazañas de Patricio, en lo referente a deportes outdoor, de la temporada 2020. Mirando hacia atrás, recuerda que su primera expedición al Plomo en bicicleta fue en 2017. En esa ocasión filmó junto a su equipo un video mostrando las características propias del sector, para motivar a más personas a visitar al gran guardián del valle del Mapocho. Para conocer más detalles se puede ver el registro en la plataforma de YouTube.

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