Tras un fuerte temporal de viento, el pasado fin de semana la empresa salmonera Marine Harvest reportó serios daños en su centro Punta Redonda ubicado en la isla Huar, comuna de Calbuco, en la Región de Los Lagos.

Como consecuencia, más de 800.000 salmones atlánticos cargados de antibióticos y no aptos para el consumo humano, escaparon a mar abierto. Tal como explicó el director regional de Sernapesca, Eduardo Aguilera, muchos de estos salmones estaban en pleno tratamiento con florfenicol (antibiótico) y otros habían sido recién tratados, por lo tanto tenían altos rastros de residuos de antibióticos en sus tejidos que los hacen no aptos para el consumo humano. Faltaban aún dos meses para su periodo de cosecha.

Si bien se activó un plan de contingencia para recapturar a los salmones, hasta este lunes sólo habían logrado recuperar a 200.000 de estos. Esta fuga ha levantado una serie de preguntas sobre el impacto ambiental que podría ocasionar.

©Martin Katz/Greenpeace
©Martin Katz/Greenpeace

Al respecto, Estefanía González, coordinadora de océanos de la ONG Greenpeace comentó: «Los salmones escapados no sólo son un peligro para el consumo humano, sino que, si no se recuperan, actuarán como depredadores generando graves consecuencias medio ambientales«. Además añadió que fugas mucho menores habían sellado el futuro para otras industrias en países extranjeros como Estados Unidos, donde la fuga de 200.000 salmones desde un centro de cultivo de Cooke Aquaculture, impulsó al estado de Washington a poner fin a las actividades salmoneras a partir de 2025.

“Estamos frente a un hecho de la máxima gravedad. Se trata de un potencial desastre medioambiental cuyas consecuencias para la zona están por verse, pero que pueden ser gravísimas. No sólo se trata de una de las mayores fugas de salmones en Chile, sino que los peces que escaparon tienen altas dosis de antibióticos, por lo que constituyen un peligro y no pueden ser consumidos”, agregó González. Para tener una idea de la dimensión de este desastre, durante todo el 2017 la industria salmonera chilena registró la fuga de 212.000 peces.

©Marine Harvest
©Marine Harvest

Gabriel Ascensio, diputado DC y presidente de la comisión de Pesca de la Cámara, instó a las autoridades a investigar las causas y consecuencias de este hecho. «Creo que tiene que haber una investigación urgente de lo que ha ocurrido acá y tienen que actuar los tribunales ambiental, la Superintendencia del Medio Ambiente, las autoridades de salud y principalmente Sernapesca”.

Además enfatizó en la necesidad de que las empresas se hagan cargo de los daños que producen. «La empresa salmonera Marine Harvest tiene que hacerse responsable por el escape de salmones. Esta no es sólo una advertencia para ella, sino para toda la industria salmonera y no pueden seguir trabajando como lo hacen, esta es una irresponsabilidad tremenda, pues generan una alarma sanitaria y ambiental”, dijo criticando a su vez el hecho de que no se conocieran las medidas de seguridad que empleaban en la empresa.

Por su parte Estefanía González también criticó que no hubiese personal disponible para activar el plan de contingencia a tiempo y que no se pudiera ingresar hasta dos días después de la emergencia y agregó: “No puede ser que un simple temporal, nada fuera de lo común en la zona, genere una emergencia de esta magnitud. El centro se instaló el 2017 y en menos de un año presenta esta emergencia. Es evidente que hay normas de seguridad y de impacto ambiental que no se están cumpliendo. Esto refleja la escasa capacidad que tienen las salmoneras para enfrentar este tipo de contingencias».

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