El Reino Fungi es todo un mundo aparte, compuesto por una gran diversidad de especies de todos colores, formas, tamaños, sabores y olores, que cumplen roles fundamentales en los ecosistemas en los que habitan. Es un reino bastante desconocido aún, pero que es de suma importancia para la vida en el planeta.

Diversidad de hongos en el Archipielago de Juan Fernández. Créditos: ©Active Ecotourism
Diversidad de hongos en el Archipielago de Juan Fernández. Créditos: ©Active Ecotourism

Es un mundo que encuentra en el suelo, una red que conecta todo bajo tierra. Vale decir que lo que solemos ver a simple vista es la seta, la fructificación del hongo. Sin embargo, el verdadero cuerpo del hongo corresponde al micelio, una red de hifas o filamentos que se ramifican y forman una verdadera carretera subterránea en el sustrato que no pueden verse a simple vista. Así, de forma casi imperceptible, el micelio cumple importantes funciones, creando una profunda simbiosis que provee a las plantas de elementos inorgánicos que son incapaces de sintetizar por sí mismas y contribuyendo al reciclaje de nutrientes en el suelo.

Actualmente, en el mundo se conoce un porcentaje muy pequeño de la diversidad de hongos existentes, aunque cada año se descubren miles de nuevas especies de hongos globalmente. Existen hongos comestibles, medicinales y tóxicos, pero todos son fundamentales para la existencia de la vida. Su rol en los bosques es clave y además construyen un paisaje mágico y desconocido con sus variados colores y formas tan llamativos.

Con el fin de comprender el gran rol del Reino Fungi, sobre todo dentro de una valiosa vegetación endémica insular como ocurre en el Archipiélago de Juan Fernández, ha surgido un proyecto colaborativo que busca no solo de conocer las especies que habitan ahí, sino también elaborar la primera guía de campo de los hongos del archipiélago de Juan Fernández.

Allison Olivares Mujica, Administradora de Proyectos de Ecoturismo (Ecoturismo Duoc UC), educadora ambiental y fundadora de Active Ecotourism, nos comenta que el proyecto “consiste en realizar por mi parte colectas científicas al interior del Parque Nacional Archipiélago Juan Fernández siguiendo un protocolo sustentable y eficaz, donde posteriormente envío las muestras al continente deshidratadas y etiquetadas, junto a su información descriptiva la cual se encuentra en una base de datos, y Fundación Fungi se encarga de recibir las muestras y analizarlas para identificarlas. Este año recién comenzamos las expediciones, considerando la extensión del Archipiélago Juan Fernández es un proyecto a largo plazo, del cual esperamos tener como resultado final una guía de campo de los hongos del Archipiélago Juan Fernández”.

Diversidad de hongos en el Archipielago de Juan Fernández. Créditos: ©Active Ecotourism
Diversidad de hongos en el Archipielago de Juan Fernández. Créditos: ©Active Ecotourism

Aún no se tienen los resultados sobre las primeras muestras, que fueron colectadas esta temporada, pero fueron aproximadamente 30 colectas científicas las realizadas en la Isla Robinson Crusoe. “Aún no sabemos si existen especies endémicas y cantidades. Pero algunas de las especies que ya se han logrado identificar en el bosque endémico son: Mycena sp, Cuphophyllus adonis, Pholiota sp, Ramaria flaccida, Anthracophyllum discolor, Calocera cornea, Ganoderma australe, Marasmiellus alliiodorus, Hericium”, puntualiza Allison.  

Los hongos de un paraíso único en medio del océano Pacífico

El archipiélago de Juan Fernández es un conjunto de islas de origen volcánico ubicado en el Océano Pacifico, a 670 km de la costa chilena, a la altura del puerto de San Antonio. Se compone de las islas Robinson Crusoe, Alejandro Selkirk, el islote Santa Clara y otros islotes menores, y presenta una geografía costera formada por altos acantilados y despeñaderos que caen en forma casi vertical hacia el mar.

Es un ecosistema insular único, que presenta una biodiversidad endémica tan particular y frágil, que convierten a este conjunto de islas en todo un tesoro natural. De hecho, posee una tasa de endemismo del 63,4%, una de las más altas en el mundo, superando a Galápagos o Hawaii.

A pesar de su importancia, y de los grandísimos esfuerzos de investigación y conservación que se han realizado en el archipiélago, aún es muy poco lo que se sabe sobre la diversidad fúngica que existe en este lugar, y no se sabe exactamente la cantidad de hongos que crecen debajo de los impresionantes bosques endémicos de las islas.

Diversidad de hongos en el Archipielago de Juan Fernández. Créditos: ©Active Ecotourism
Diversidad de hongos en el Archipielago de Juan Fernández. Créditos: ©Active Ecotourism

Estos se encuentran asociados directamente con la flora endémica del archipiélago, con lumas (Nothomyrcia fernandeziana), pangues (Gunnera peltata), naranjillos (Fagara mayu), chontas (Juania australis), entre otras especies, con las cuáles los hongos generan una enorme simbiosis, entregando a los árboles endémicos humedad, al mismo tiempo que los hongos se benefician del alimento del que son incapaces de sintetizar por sí mismos.

Diversidad de hongos en el Archipielago de Juan Fernández. Créditos: ©Active Ecotourism
Diversidad de hongos en el Archipielago de Juan Fernández. Créditos: ©Active Ecotourism

Además, el micelio que se encuentra bajo los distintos sustratos, conecta a todas las plantas y árboles endémicos del bosque, traspasándose entre ellos constante información a través de la cual pueden incluso identificar si alguno de estos individuos necesita mayor apoyo. De esta manera, el micelio contribuye al bienestar de estos bosques únicos en el mundo.

“Este proyecto sin duda marca un antes y un después en la historia de la conservación de este ecosistema tan particular, el Archipiélago Juan Fernández, ya que es una investigación que nos permitirá identificar la funga del archipiélago, y de esta manera unir esfuerzos con distintas organizaciones e instituciones locales para incluir a los hongos en los proyectos y acciones ambientales locales de la misma manera que con la flora y la fauna, conservando de manera completa el ecosistema local”, señala la fundadora de Active Ecotourism.

Mediante el fungiturismo, Allison ha logrado transmitir la importancia de los hongos y su variedad de formas, colores y sustratos. En ese sentido, el interés de la comunidad local ha sido fundamental para activar este nuevo nicho en la industria turística local, ya que es temporada baja cuando los cuerpos fructíferos se dejan ver. Y sin duda, el reconocimiento de especies se ha convertido en uno de los panoramas favoritos para los isleños en invierno.

“Mi primer acercamiento al Reino Fungi en el Archipiélago Juan Fernández fue en la temporada otoño-invierno 2020, donde la gran variedad de funga presente en este territorio tan particular llamó mi atención visualmente por sus colores y formas, comencé a investigar si existían hongos comestibles, y gracias a relatos de la comunidad local llegué a colectar Suillus granulatus (Callampa de pino) hongo el cual es posible de encontrar en sectores cerca del poblado, y de poco fui comparando los hongos que habían en el bosque endémico, entendiendo que tenían un gran rol en este ecosistema endémico, preguntándome si habían hongos endémicos. Después de varias consultas, me percaté de que no existía información completa sobre la funga del Archipiélago Juan Fernández, lo cual me llamó mucho la atención por la peculiaridad del territorio, y comencé a realizar programas de micoturismo a la comunidad local para que comprendieran lo importante que era investigarlos y protegerlos”, cuenta Allison.

Paralelo a esto, nació la necesidad de contribuir con estos conocimientos sobre la importancia que tienen los hongos en nuestro ecosistema, generar nuevas investigaciones y contribuir a su conservación. Esto dio origen al “Proyecto de Investigación de la Funga del Archipiélago Juan Fernández”, que busca no solo identificar las especies presentes en el territorio, sino que entregar información a instituciones y organizaciones locales, con el fin de incluir a los hongos en la toma de decisión en proyectos ambientales locales y lograr la conservación de la Funga local de la misma manera que ocurre con la Flora y la Fauna.

Por su parte, Daniela Torres, Encargada de Programas y Oficina en Chile de Fundación Fungi, finaliza: «Esta colaboración se enmarca dentro de los programas de conservación y educación de la Fundación Fungi, donde uno de nuestros objetivos es crear capacidad local para el estudio de la funga. En este caso específicamente, se vuelve aún más importante contar con personas capacitadas, ya que se trata de un lugar de difícil acceso y que cuenta con un alto grado de endemismo. Conocer la funga del archipiélago nos permite entender de manera más completa sus ecosistemas.»

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