Una educación que garantice los derechos básicos de los niños y niñas es esencial para el desarrollo y fortalecimiento de una comunidad, sin embargo, diversos establecimientos educacionales de los sectores rurales están viviendo una dura realidad al no tener acceso al agua potable.

Así lo evidenció el estudio “Educar sin agua: una realidad invisible”, el cual cuenta con diversos indicadores relacionados a la calidad, continuidad, cantidad y accesibilidad al agua. Fue realizado el 2021 por la Fundación Amulén, organismo que busca aportar al desarrollo y calidad de vida de los sectores más vulnerables del país, a través del acceso a este bien básico.

“Agua para Aprender”: una instancia donde la educación y el acceso al agua se unen

¿Cómo se abastecen de agua los establecimientos rurales para asegurar la educación de niños, niñas y adolescentes? Esa fue la pregunta que se hizo Fundación Amulén para desarrollar el estudio antes mencionado, el cual arrojó una importante cifra:  el 40,2% de las escuelas rurales de Chile no cuentan con abastecimiento formal de agua potable, las cuales deben abastecerse de fuentes informales como pozos, ríos, vertientes, esteros o camiones aljibe.

“Estas fuentes informales, de alguna forma, no aseguran un suministro idóneo, y sufren interrupciones a lo largo de todo el año, por lo cual muchas escuelas se han visto obligadas a suspender las clases, siendo esa la última alternativa que los directores buscan, ya que primero se consiguen agua con los apoderados, pidiéndole a los niños que traigan sus propias botellas», comenta Antonia Rivera, directora ejecutiva de la fundación, argumentando que se propusieron acortar esa brecha de acceso a este bien básico para asegurar el suministro en las escuelas, y así los estudios de los niños. 

Son 1.350 las escuelas rurales chilenas que se encuentran en esa situación, afectando a más de 27.100 alumnos, además de toda la comunidad escolar. Estos hallazgos fueron suficientes para que el equipo de la fundación decidiera implementar el proyecto que mezcla solución hídrica con educación: «Este programa tiene dos grandes pilares, por un lado el acceso al agua potable y, por otro, educar, generando instancias para reforzar la conciencia hídrica en los estudiantes, fomentando el cuidado del agua y su protección, para que ellos también sean agentes de cambio y actores relevantes dentro de su establecimiento, y que sepan de las problemáticas que vive Chile, pero también de las acciones que se pueden generar para el cuidado del agua», explica la directora ejecutiva.

©Fundación Amulén
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La fundación también consideró de suma importancia tramitarle a las escuelas la resolución sanitaria para agua potable y alcantarillado, ya que es requisito para todos los establecimientos que tengan como objetivo la producción, elaboración y expendio de alimentos, ya que se dieron cuenta que el 34,9% de las escuelas rurales no utiliza agua potable para la manipulación de los alimentos de los estudiantes.

A través de los datos obtenidos en el estudio, es que el organismo seleccionó a 15 escuelas rurales de la Región de Los Lagos, la región en Chile con mayor acceso informal al agua, donde el 62,3% de las escuelas están esa situación; y de la Región de La Araucanía, la cual es la región más pobre del país, según datos de la última Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN), y la que posee el mayor porcentaje de población rural en carencia hídrica, alcanzando un 71%.

«Ya partimos con algunas de las escuelas. Estamos estudiando diferentes soluciones, como la captación de aguas lluvia o la construcción de pozos profundos para asegurar la calidad con un tratamiento del agua y el mejoramiento de la infraestructura existente, ya que creemos que algunas escuelas cuentan con una súper buena fuente de agua, pero cuentan con infraestructura deficiente. Son soluciones de rápida implementación, donde estimamos desde tres meses a seis meses, pero la idea es ya estar entregando los proyectos para fines del año», agrega Rivera.

El compromiso social de la Fundación Amulén

La fundación nació el año 2012 a través del interés común que tenía un grupo de amigos de generar un aporte en la calidad de vida de las familias más vulnerables del país, y tras la realización de su primer proyecto, implementado en Callaqui, es que se dieron cuenta de que el acceso al agua era esencial para el desarrollo de las comunidades.

“Nos hemos enfocado en el desarrollo de proyectos de acceso al agua potable, pero también en estudios que ayuden a visibilizar lo que está pasando en Chile, para reconocer dónde está el mayor problema, y para saber los efectos que éstos generan en las personas”, explica Antonia Rivera.

Son más de 15 proyectos los que ha concretado el organismo, y 4 estudios que han evidenciado la situación nacional, siendo el primer estudio, denominado “Pobres de Agua – Radiografía del agua rural de Chile: Visualización de un problema oculto”, a través del cual se percataron de que las familias que más sufrían de la carencia de agua, eran las que habitaban en sectores rurales.

©Fundación Amulén
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“En la ciudad, la cobertura es del 99%, en cambio, en las zonas rurales el 47,2% de las familias no cuentan con abastecimiento formal, esto quiere decir que no cuentan con un Programa de Agua Potable Rural (APR) o un Servicio Sanitario Rural (SSR) No tienen redes en su casa para tener agua potable y deben suministrarse a través de fuentes irregulares”, cuenta Rivera.

Como fundación han reconocido cuatro dimensiones que afectan por la falta de agua, la calidad de vida de las personas: la salud, ya que el consumir agua no tratada puede ser nocivo para la comunidad; la economía, ya que muchas actividades dependen del agua; la equidad de género, ya que son las mujeres y los niños y niñas quienes gestionan principalmente el agua; y la educación, ya que es indispensable que los establecimientos educacionales tengan acceso al agua potable.

El organismo tiene un modelo sustentable para el desarrollo de sus proyectos, los cuales además de buscar soluciones innovadoras y que puedan perdurar en el tiempo, se preocupan de que se concreten desde las necesidades y problemáticas de la gente: “No se puede generar una tipología de solución estándar, sino que hay que reconocer las diferencias de los territorios, ya sean diferencias culturales, geográficas o educacionales, que nos permitan reconocer diferentes alternativas para entregar agua”, explica la directora ejecutiva de Amulén.

Una realidad nacional

A medida que avanza la crisis hídrica en todo el territorio chileno, se hacen evidentes las zonas con mayor dificultad para acceder a este recurso. Sin embargo, los estudios realizados por Amulén indican que una de las principales problemáticas, además de la actual sequía, es la mala gestión del agua.

©Fundación Amulén
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“En general hay falta de infraestructura, y muchas veces no se han podido generar soluciones porque las comunidades están dispersas en el territorio. Entonces, está la crisis hídrica, pero también la mala gestión del recurso o la falta de infraestructura. Nosotros estamos atacando ambas cosas, estamos generando proyectos que sean sostenibles en el tiempo y que generen soluciones eficientes, acortando la brecha existente”, finaliza Rivera.

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