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Especial para amantes de la costa chilena: Lanzan inédita guía sobre fauna intermareal y algas costeras de la zona central de Chile
Las playas y las áreas costeras son uno de los ecosistemas más productivos y biodiversos del mundo. Sin embargo, con frecuencia solemos ignorar la gran cantidad de vida que habita en estos lugares, que, en muchos casos, permanece oculta a los ojos humanos por un denso manto de agua salada. Para poder acercarnos a esta naturaleza oculta que, en muchas ocasiones, está justo frente a nuestros ojos, desde Valparaíso Trekking realizaron una inédita guía de bolsillo desplegable sobre la fauna y las macroalgas costeras que habitan en el ecosistema intermareal de la zona central de Chile. En esta nota, conversamos con el ilustrador detrás de este trabajo, Diego Vásquez Corvalán, y con una de las asesoras científicas, Constanza Araya, para conocer más detalles sobre el proceso de elaboración de estas guías.
Las guías de campo o bolsillo son un tipo de libro bastante innovador que cada vez es más popular entre los aventureros y amantes de la naturaleza. Son guías de pequeño tamaño y formato desplegable, diseñadas especialmente para que los lectores puedan identificar especies de flora, fauna u otros elementos del mundo natural, pero que, al mismo tiempo, sean cómodas y fáciles de transportar en caminatas o salidas a terreno, entre otras actividades. Destacan por sus imágenes o ilustraciones, pero también por tener la información muy sintetizada, lo que hace que sean atractivas y fáciles de entender.
Entre ellas, destacan las guías de campo desplegables de Valparaíso Trekking, una iniciativa que, desde hace 4 años, se dedica a la creación de material educativo y turístico para conocer y explorar la naturaleza de la zona central de Chile. Hasta el momento, la colección se compone de nueve guías de bolsillo, las cuales abarcan una gran cantidad de ecosistemas y distintos aspectos de nuestra naturaleza, incluyendo una guía de humedales, una guía de mariposas y flores silvestres, una guía de rocas y minerales, una guía de cielo nocturno, una guía de nubes, una guía de bosque esclerófilo, una guía Cajón del Maipo, una bitácora de criaturas de Chile y algunas pantoneras.
Diego Vásquez Corvalán, arquitecto, ilustrador y creador de estas diversas guías de campo, cuenta a Ladera Sur que acaban de lanzar la novena publicación, esta vez, enfocada en la biodiversidad intermareal de la zona centro de Chile, bajo la asesoría científica de la fundación Ecomar, una organización sin fines de lucro dedicada a la conservación, investigación y educación de ambientes marinos costeros.
Esta nueva guía de bolsillo integra 102 especies, de las más de 500 que habitan en los ecosistemas intermareales de la zona centro de Chile. Esta incluye: 27 especies de crustáceos, 7 especies de echinodermos, 8 especies de anemonas, 8 especies de peces y tiburones, 14 especies de moluscos, 6 especies de nudibranquios, 6 especies de macroalgas, 24 especies de aves, 2 especies de mamíferos.
La vida que florece oculta bajo las olas
Sin duda, las playas y las áreas costeras son uno de los lugares más queridos y anhelados por las personas en todo el mundo y es que todos adoramos la sensación que nos entrega la brisa del mar llenándonos los pulmones, el sonido del movimiento constante de las olas y el azul profundo del océano. El ser humano tiene una conexión especial con el mar y no es de extrañar que lo busquemos cuando queremos relajarnos y tener momentos felices. El mar parece evocar en nosotros un recuerdo heredado, una extraña nostalgia que nos trae calma y bienestar.
Sin embargo, a pesar de lo mucho que nos guste el mar y la playa, solemos ignorar la gran cantidad de vida que habita en estos ecosistemas, que, en muchos casos, permanece oculta a los ojos humanos por un manto de agua salada.
Por ello es que desde Valparaíso Trekking surgió la necesidad de realizar una guía para conocer la fauna y las macroalgas costeras que habitan en el ecosistema intermareal de la zona central de Chile. “Faltaba una guía enfocada en el mar. Nuestras guías siempre son del bosque, del cerro, de ecosistemas terrestres, pero faltaba algo del océano. Nosotros vivimos cerca del mar, pero no conocíamos mucho sobre las especies que viven en nuestro propio borde costero, entonces ahí como que surgió la necesidad de realizar un material para que pudiéramos reconocer las especies que están en el intermareal”, cuenta Diego.
Lo cierto es que las zonas costeras son ecosistemas altamente complejos y cambiantes, que albergan una gran cantidad de vida y son esenciales para la vida en el planeta. Y el ecosistema intermareal propiamente tal, es extremadamente importante, debido a que es el hogar de una gran cantidad de organismos marinos que dependen de las condiciones específicas de esta área para sobrevivir.
Vale decir que la zona intermareal es la franja de tierra que se encuentra entre la línea de marea alta y la marea baja en la costa, y cumple un papel esencial como zona de transición entre los ecosistemas terrestres y marinos. Aquí se pueden encontrar una gran variedad de especies, como algas, crustáceos, moluscos, aves costeras y migratorias, entre otras.
Como señala Constanza Araya, bióloga marina y Directora Administraba de Fundacion Ecomar: “El ecosistema intermareal es fundamental debido a su alta biodiversidad y su rol como zona de transición entre los ecosistemas terrestres y marinos. Es uno de los ambientes más productivos del planeta, proporcionando refugio, alimento y zonas de reproducción para una gran variedad de especies. Además, cumple una función clave en la protección de la costa al reducir la erosión gracias a las algas y otros organismos que disminuyen la energía de las olas”.
Estos ecosistemas son reconocidos por ser zonas donde florece la vida debido a que la abundancia de sedimentos terrestres y marinos que allí se encuentran generan aguas ricas en nutrientes, lo que, sumado a la presencia permanente de la energía solar, permite al fitoplancton, base de la cadena alimenticia, desarrollarse con facilidad.
“Su abundancia y diversidad se deben a las condiciones dinámicas a las que está expuesto, como las mareas altas y bajas, que generan hábitats variables. Esto obliga a las especies a adaptarse constantemente a cambios en temperatura, disponibilidad de nutrientes y exposición al sol, entre otros factores. La proximidad a la costa asegura una mayor concentración de nutrientes, lo que fomenta un ambiente rico y variado. Estas características hacen del intermareal un laboratorio natural único para el estudio de adaptaciones y biodiversidad”, agrega la bióloga marina.
Por ello, playas, acantilados, estuarios, marismas, humedales y dunas, entre otros, son importantes zonas de reproducción, alimentación y cría de especies. Y la costa central de Chile específicamente, es una zona muy productiva debido a la influencia de la corriente de Humboldt, la surgencia costera y el aporte de nutrientes de los ríos, condiciones que favorecen la abundancia de vida.
Pero, así como la vida florece en estos ecosistemas, la compleja red de relaciones que allí se genera, así como también la cada vez más frecuente intervención humana en las zonas costeras, convierte a estas áreas en ambientes cada vez más frágiles y vulnerables.
En ese sentido, este guía surge, como señala Constanza, como “un puente para que las comunidades se enamoren del mar, comprendan su importancia y participen activamente en su conservación, haciendo de la experiencia educativa algo disfrutable y accesible para todos”.
El proceso detrás de la guía de campo
Diego explica que lo fundamental en la elaboración de estas guías es estudiar en profundidad los ejemplares y su anatomía. Por ejemplo, en el caso de esta última guía publicada, era la primera vez que ilustraba muchas de las especies, por lo que retratarlas fue todo un desafío: “Fuimos harto a la playa en situ, a sacar fotografías, a ver cuál especie se puede ver más que otra. Fue harto trabajo en terreno, de revisar la información disponible, así como mirar las especies, ver cómo poder dibujarlas. Era interiorizarse bien en las especies que al final después íbamos a retratar. No fue descargar una foto de Internet y chao, fue un tema más profundo”.
Cuenta que, junto a su pareja Catherine, estudiaron durante meses estas especies, sus características y en que se diferencian unas con otras. “Tuvimos que aprender sobre las diferentes especies y ver cómo dibujarlas. Los crustáceos, por ejemplo, tienen diferentes colores, diferentes tamaños”, detalla.
Según el, gran parte del trabajo de elaboración fue jugar y dejarse sorprender con los colores y las formas de las especies, pero sin dejar de lado el respaldo científico. La idea era conocer el ecosistema intermareal a través de la aventura y la experiencia, interiorizándose en él, para luego plasmar aquello conocido de primera fuente.
“No queríamos que quedara tan serio, pero sí que tuviera un respaldo científico, que no fuera solamente jugar, sino que también fuera acorde a la realidad. Por ejemplo, existen como 500 especies en el ecosistema intermareal de la zona central, y se tuvo que hacer el trabajo de hacer un promedio de las especies que más se pueden ver. Y en ese sentido la guía tiene todo, tiene crustáceos, algas, nudibranquios, entonces se va separando según lo que uno va viendo en terreno. Fue un proceso largo y bonito”, dice Diego.
Recuerda que antes de embarcarse en esta guía de campo, nunca se había detenido a observar toda la vida que habita en la zona intermareal, aun cuando la tenía justo al frente de sus ojos. Por ello, se identifica con los lectores que muchas veces se aventuran a estas guías sin conocimientos previos. “Yo no sabía la cantidad de vida que había en las playas. De verdad se aprende mucho en todo este proceso.”, concluye con entusiasmo.
Por su parte, la Directora Administrativa de la Fundación Ecomar comenta que el principal desafío en la elaboración de esta guía fue “seleccionar las especies más representativas del ecosistema intermareal, priorizando aquellas que despertaran interés visual y que al mismo tiempo destacaran por su importancia ecológica. Otro reto significativo fue sintetizar la información científica para que fuera comprensible y accesible sin perder precisión. Esto incluyó categorizar aspectos como el hábitat (si las especies están expuestas, enterradas, etc.), el tipo de alimentación y las características principales de cada organismo”.
En ese sentido, los ilustradores tuvieron que enfrentar el desafío de representar visualmente a las especies de forma realista, considerando los cambios en su apariencia según el entorno o su ciclo de vida. Por ejemplo, los crustáceos que han mudado recientemente presentan colores distintos, y algunas especies de peces modifican su coloración para camuflarse según el ambiente. “Capturar estos detalles fue esencial para garantizar la calidad de la guía”, agrega Constanza.
Al preguntarle cuál es la importancia de realizar una guía que enseñe sobre las especies que habitan en los ecosistemas intermareales, el ilustrador responde que, para él, tiene que ver con “conocer para proteger”, ya que no se puede querer y cuidar lo que no se conoce.
“Finalmente, la guía no son el punto final, sino que son como un instrumento para que la gente común y corriente se sienta parte del ecosistema, que le despierten ganas de ir al mar y aprender más de él. Son como un vehículo para que la gente pueda ir a los sitios y acercarse a la naturaleza que habita en ellos. (…) Los océanos sostienen el clima del mundo. Si el océano sube un grado se nos complica la vida. Entonces ¿cómo hacer para que no suba de temperatura? Cuidando la vida que habita en él. Esa es la relevancia, cuidar las especies para cuidar algo más grande”, aclara.
Por su lado, Constanza Araya cuenta que la guía tiene como objetivo acercar el ecosistema intermareal a las personas, especialmente a aquellas que, aunque viven cerca del borde costero, no suelen explorar sus playas rocosas.
“Esta herramienta fomenta un turismo responsable, invitando a observar y fotografiar las especies sin interferir en su hábitat ni promover su extracción. Además, la guía es práctica y accesible, ideal para quienes buscan una forma sencilla de aprender sobre la fauna y flora marina sin depender de libros especializados. Esto contribuye a generar una conexión emocional con el entorno costero, motivando a las personas a proteger y valorar la biodiversidad”, puntualiza.
Al preguntarles sobre el recibimiento de las guías de campo, el ilustrador responde que ha sido muy positivo, teniendo felicitaciones, incluso, de colegas de otros países. Pero es mucho más que eso, ya que, tras esta familia de guías de campo, también se ha formado toda una comunidad aventurera y amante de la naturaleza, que se introduzca en el mundo de la ciencia a través del aprendizaje y la experiencia.
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