ENTREVISTA EXCLUSIVA | Leo Cea, el escalador chileno de 11 años que rompió un récord mundial: “No me acuerdo de ni un día que no haya escalado. Quizás solo un día. Cuando me dio varicela”
A menos de dos semanas de lograr la gran hazaña de ser el escalador más joven del mundo en encadenar una vía con dificultad propuesta 9a —es decir, una ruta de escalada altamente difícil y técnica—, conversamos en exclusiva con el chileno Leo Cea. A sus 11 años, nos cuenta de su rutina, en la que la escalada siempre está presente, además de su relación, futuras ambiciones y aspiraciones dentro de este deporte. Revisa la nota de Matías Rivas Aylwin, a continuación.
Cuando llegó a las cadenas de la ruta Tecnoking, en el clásico sector de escalada Las Chilcas, en la zona central de Chile, Leo Cea preguntó incrédulo a su padre:
—¿Encadené?
En lenguaje de escalada, “encadenar” significa escalar una ruta sin ningún tipo de ayuda, es decir, sin colgarse de la cuerda y por supuesto, sin caerse. En ese momento, Leo estaba al final de una de las vías de escalada más duras del país, pero no estaba seguro de lo que había logrado. Decidió, antes de descolgarse, desescalar un par de pasos, hasta que su padre lo convenció de que no era necesario.
Cuesta creerlo. Con solo 11 años y 3 meses, el escalador chileno Leo Cea logró una hazaña que para cualquier escalador profesional representa la culminación de toda una vida dedicada a la escalada: encadenar una vía con una dificultad propuesta de 9a (5.14d en la escala de Yosemite), algo que ninguna persona menor que Leo ha logrado en la historia. Un 9a en el mundo de la escalada es una ruta muy difícil, con agarres microscópicos, con movimientos duros y pasos complejos: una ruta con un grado de dificultad altísimo.
“No sé”, responde él entre risas, cuando escucha la pregunta: “¿Cuándo fue la primera vez que escalaste?”. Y su papá, René Cea, complementa: “Depende de lo que se considere escalar”.
Nació en Oldenburg, en Alemania, y desde entonces ha transitado por España, Brasil y Chile. “Yo escalaba árboles, me gustaba llegar a la punta de los pinos”, dice Leo, mientras intenta recordar sus primeras aventuras. Su padre dice que sus primeras excursiones en la roca fueron en la playa de Maitencillo, en sus caminatas desde Aguas Blancas hasta el sector del Abanico. “De forma automática, se presentaban posibilidades de boulder que él aprovechaba”, explica. Leo agrega: “Cuando iba a roca, no escalaba, iba a jugar”.
Nunca le gustó usar zapatos. Si quería correr, sentía que los zapatos lo retrasaban. Durante los años que vivió junto a su familia en Imbassaí, en Brasil, estuvo íntimamente en contacto con la naturaleza. “Era una aldea de pescadores, y ahí se vive afuera, en la selva. Después volvimos a Chile y estuvimos un año viajando en contexto de la permacultura, y actualmente vivimos en una aldea ecológica que se llama Blowing in the Wind, en Reñaca”, explica su padre, médico de profesión.
Leo vuelve a escuchar la pregunta sobre sus inicios en la escalada, y sigue sin tener una respuesta. Su padre lo ayuda y dice: “Yo creo que el Leo escala todo el día, ve roca en las puertas, en el techo, en todos lados, es muy divertido, si fueras en nuestra casa, verías las vigas del techo de la casa con magnesio. Inventa rutas donde sea, es como que todo el día estuviera escalando”.
Leo explica que tiene un cuaderno donde dibuja las rutas de comienzo a fin. “Dibujo las manos, los pies, escribo si es bueno o malo el agarre”, dice. Y cuando se va a dormir, tiene una suerte de rutina: “Siempre pienso en la escalada. Por ejemplo, si podía ser que encadenara una ruta, en mi cabeza hacía todos los pasos y después me dormía”.
Sobre su entrenamiento durante el último año, su padre explica que iban 2 veces por semana a escalar en roca. “Nos mandábamos 8 a 10 rutas en una tarde y el Leo era como si siempre hubiese sabido escalar, era capaz de encadenar al menos una ruta por sesión, a veces varias. Debe tener más de 100 rutas encadenadas”.
Consultado por el sorprendente progreso deportivo de su hijo, René, que también es escalador, dice que Leo lo alcanzó muy rápido y que pronto empezaron a compartir proyectos. “Primero encadenó un montón de 5.10, después 5.11, después todos los 12.a, 12.c, y de ahí se disparó. Cuando llegó a los grados duros, empezó a encadenar rutas muy rápido, algunas las encadenaba a vista, y a veces se sacaba 3 o 4 rutas de 5.12 en una jornada”. Cuando se planteó escalar la ruta Tecnoking, su mentalidad fue simple: “Voy a probar los pasos, a ver si me salen”. Fue motivado por el único escalador chileno que hasta la fecha había logrado hacer la ruta: Ronny Escobar.
—¿Podrías contarnos cómo es un día normal en tu vida?
— Me levanto, como a las 6:30am, me visto, bajo, tomo desayuno, me lavo los dientes, después me voy al colegio, y después me voy a las Chilcas.
—¿Cuáles son tus materias favoritas en el colegio?
—Me gusta Matemáticas y Geometría. Y las clases de movimiento.
—¿Has pasado un día sin escalar?
—No me acuerdo de ni un día que no haya escalado. Quizás solo un día. Cuando me dio varicela.
—¿Qué te imaginas haciendo cuanto tengas 20 años?
—Me imagino haciendo un 16a.
Esto último que plantea Leo es algo que nunca nadie ha hecho. El grado más duro que se ha realizado en la escalada es un 15d. El paralelo podría ser como subir el Everest en la época en que nadie había subido el Everest.
René Cea cuenta que él y su familia volverán a vivir a Alemania por unos años, pero que antes de eso, quiere que Leo se enamore de la mayor cantidad posible de lugares en Chile. “Concretamos ir al sur, a Castillo, y ahora nos vamos cinco días al Valle de los Cóndores, todo para que quede Chile en la memoria de la infancia del Leo”.