Los inicios de la Reserva Natural Pingüino Rey se remontan al año 2010, cuando a la costa fueguina de Bahía Inútil llegaron cerca de 90 pingüinos de aquella especie (Aptenodytes patagonicus). Los ejemplares arribaron a dicho territorio para cambiar sus plumas y dar inicio así a su ciclo reproductivo, sin embargo, las personas que llegaron al sector, atraídas por su belleza, comenzaron a tocarlos y a sacarse fotografías con ellos. Es más, algunos de los pingüinos fueron capturados para ser trasladados a zoológicos en otras partes del mundo.

Fue así como, del grupo inicial, solo ocho permanecieron en Bahía inútil. Esta situación despertó una serie de sentimientos en Cecilia Durán, fundadora de la Reserva Natural Pingüino Rey y quien reside en Tierra del Fuego desde los últimos 12 años. Principalmente fue rabia e impotencia, pero también compasión y empatía por aquellos majestuosos seres. En ese momento decidió que aquella tragedia no podía volver a repetirse.

«Durante la década del 90 desaparecieron totalmente de la bahía. Nosotros siempre los veíamos, e incluso hay fotos antiguas de mis hijas, ya de dos o tres años, en Bahía Inútil, y había pingüinos, pero empezaron a llevárselos en camiones cerrados, en jaulas», recuerda con tristeza Cecilia.

«Hay fotos en Porvenir de personas que tenían pingüinos en corrales en los patios de sus casas, como si fueran gallinas. Esos pingüinos se fueron. Los documentos dicen que con fines científicos a Japón. Algunos se habrán ido con esos fines efectivamente, pero en Japón todavía hay un zoológico que tiene pingüinos rey, y en la misma plaquita dice que son de Bahía Inútil, Tierra del Fuego. Entonces, comercializaron los pingüinos. Cuando volvieron, yo dije no, esta vez no voy a aguantar que hagan eso», agrega.

Poco antes de la llegada de los pingüinos, Cecilia se encontraba manejando un pequeño hotel en Puerto Natales, en la casa que fue de sus abuelos, aunque ella en un principio se había preparado para ser educadora de párvulos, carrera que ejerció durante un tiempo, jugando un rol importante en la vida de muchos niños de la zona. Sin embargo, con el paso de los años prefirió tomar otro rumbo, dedicado al turismo, sin saber que la vida le tenía preparado otro destino, el que la estaba esperando a la vuelta de la esquina. Cuando llegó el momento, Cecilia no pudo hacer otra cosa que dejar todo de lado para transformarse en la protectora de aquellos ejemplares que conforman la única colonia de pingüinos rey en Sudamérica continental.

En aquel instante, sin esperar ni un segundo más, junto al biólogo marino Alejandro Kusch, comenzaron a trabajar en las primeras medidas de conservación y educación, con la finalidad de informar a los lugareños y turistas sobre la importancia de la especie, e instruirlos al mismo tiempo sobre cómo debían obrar para protegerla y recuperarla.

«Había que hacer algo, había que protegerlos sí o sí, porque en Bahía Inútil siempre ha habido la presencia del pingüino rey, lo que pasa es que fueron desapareciendo en distintas épocas. Siempre por el humano. Nosotros somos los culpables de todo lo malo que pasa en el mundo», sentencia Cecilia.

«Comenzamos con este emprendimiento que es la Reserva Natural Pingüino Rey. En aquel momento no sabía ni leer ni escribir, como se dice vulgarmente, porque yo no soy bióloga, y para mí era una especie de pingüino, pero no tenía idea de en qué nos estábamos metiendo realmente», agrega.

Cecilia Durán. Créditos: Matías Molina.
Cecilia Durán. Créditos: Matías Molina.
Pingüino Rey. Créditos: Reservas Naturales.
Pingüino Rey. Créditos: Reservas Naturales.
Pingüino Rey. Créditos: Reservas Naturales.
Pingüino Rey. Créditos: Reservas Naturales.

Con el tiempo sus esfuerzos fueron dando frutos, llamando la atención de diversos profesionales en el rubro, los que terminaron uniéndose a la lucha de Cecilia por la protección del pingüino rey, pero también para lograr la preservación del patrimonio natural e histórico de la bahía.

Un año después, en 2011, el incipiente equipo decidió formalizar su unión bajo el nombre de Pingüino Rey. Desde ese momento en adelante fueron creciendo más y más, logrando en 2013 el nacimiento de los primeros polluelos y la independencia del primero de ellos en 2015. Ahora son cerca de 160 los ejemplares que residen en tierras fueguinas, los que son monitoreados constantemente a través de la instalación de cámaras trampa.

«El primer año tuvimos que hacer vigilancia de día y noche, la seguimos haciendo, pero en esa época, hace 13 años, por un huevo de pingüino un coleccionista pagaba un millón de pesos. Entonces, había que protegerlos. Sentí que, como ellos volvieron, era nuestra responsabilidad esta vez protegerlos. Decidimos cerrar y no dejar entrar a nadie. En ese momento eran 8 pingüinos. La primera vez que fui había contado 95», relata Cecilia.

«De ahí hemos ido de a poco, porque es muy lenta la reproducción. Dicen que se demoran entre 50 a 60 años en recuperarse bien las colonias, eso yo no lo voy a ver. Quizás sí, pero desde otro plano», agrega.

Video de Reserva Natural Pingüino Rey.

Finalmente, en 2020 cambiaron el nombre de la iniciativa a Reserva Natural Pingüino Rey, por el cual es conocida en la actualidad. Esta transformación la hicieron para poder incluir en su labor más enfoques respecto a la conservación de esta especie, pero también de otras que se encuentran presentes en la zona. Esto debido a que al proteger al pingüino rey, que es una especie “paragua”, también se resguardan otros seres vivos, como es el caso de musgos, líquenes, aves y roedores, entre otras criaturas.  

«Su función ecosistémica es en el mar, por lo que los pingüinos son indicadores de la salud del mismo. Con respecto a la tierra es curioso igual, porque los pingüinos pasan mucho tiempo en tierra, sobre todo los pingüinos rey. Acá vimos que su función ecosistémica es ser la especie paraguas de un ecosistema que se restauró. Es la especie que protege a otras», profundiza Aurora Fernández, directora ejecutiva de la reserva, e hija de Cecilia.

Un ejemplo de esto es el “Proyecto de Conservación de la Biodiversidad y Vestigios Arqueológicos de Bahía Inútil”, en el cual se incluye la protección y estudio de la flora y fauna fueguina, además de la arqueología que allí se encuentra. Asimismo, todo el equipo de la reserva se preocupa de incorporar en cada uno de sus proyectos el uso de energías renovables y de productos biodegradables, así como la correcta gestión de sus residuos.

Pingüino rey. Créditos: Matías Molina.
Pingüino rey. Créditos: Matías Molina.

«Al principio golpeamos muchas puertas, y estas nunca se nos abrieron. En una reunión con un organismo nos dijeron “ustedes los privados no son capaces de hacer nada”, y eso me molestó muchísimo. Después de 13 años hay que ver cómo hemos posicionado no solamente Tierra del Fuego, sino que también Magallanes. Le hemos dado otra visión a como realmente se tiene que hacer el turismo, porque el turismo no es invadir, sino que es conservar y proteger. Ahora ya nos consideran. Ya estamos considerados a nivel internacional y en las grandes ligas», señala Cecilia con orgullo.

«Sin la reserva, en estos momentos no estarían aquí, porque la gente los maltrataba, los perseguía, y los molestaba», agrega.

Pingüino rey. Créditos: Aurora Fernández.
Pingüino rey. Créditos: Aurora Fernández.

Conociendo al pingüino rey

En el mundo existen 18 especies de pingüinos, donde el pingüino rey (Aptenodytes patagonicus) es la segunda más grande, después del pingüino emperador (Aptenodytes forsteri). Estos encantadores animales se caracterizan por habitar en áreas rocosas, arenosas o heladas, en las islas y penínsulas subantárticas en South Georgia, Islas Falklands o Malvinas, y en las islas Kerguelen, Crozet, Prince Edward Heard y Macquarie, siendo la colonia de Tierra del Fuego la única ubicada en América del Sur continental.

«En el mundo hay cerca de 11 colonias de pingüino rey, que son las más grandes y conocidas, y solamente tres de estas colonias tienen chip. Son dos que están hacia el lado de Australia, y una que es la que está en Bahía Inútil», afirma Aurora.

Asimismo, los ejemplares de esta especie miden cerca de 95 centímetros de alto y pesan entre 14 y 16 kilogramos. Es fácil identificarlos por sus colores: su cabezas son de color negro, mientras que el dorso y las alas son de color gris apizarrado. Sin embargo, lo más llamativo es el anaranjado de sus gargantas. En cuanto a su pico, este es mayormente negro, grande y ligeramente encorvado.

«La prestancia que tienen para caminar es realmente admirable. Los colores son preciosos, realmente muy bonitos», comenta Cecilia.

Pingüino Rey. Créditos: Lanaufoto.
Pingüino Rey. Créditos: Lanaufoto.
Pingüino Rey. Créditos: Michel Viard.
Pingüino Rey. Créditos: Michel Viard.

Respecto a su comportamiento, se trata de un ave migratoria, que está constantemente moviéndose en la búsqueda de alimento, como calamares, krill y otros peces. En los únicos momentos del año en los que estos pingüinos se asientan en un solo lugar es cuando inician sus ciclos reproductivos. Este período dura entre 14 y 16 meses, por lo que solo son capaces de criar únicamente dos polluelos cada tres años.

Las hembras colocan sus huevos en septiembre, los que son incubados por ambos padres durante 54 días. Una vez nacidos los polluelos, el cuidado parental completo dura por lo menos unos 40 días. Posterior a eso, los plumones forman guarderías para que los padres puedan ir a buscar alimento. Recién al cumplir los 14 meses de edad se encuentran lo suficientemente preparados como para realizar su primera incursión en el mar.

Una vez que el polluelo abandona el nido no vuelve a la zona donde nació hasta dentro de tres años, cuando es capaz de iniciar su propio ciclo reproductivo. Los pingüinos rey siempre vuelven al lugar donde sus padres los criaron, sin embargo, en cada ocasión se reproducen con una hembra distinta.

Pingüino Rey. Créditos: Michel Viard.
Pingüino Rey. Créditos: Michel Viard.

Respecto a lo anterior, en la Reserva Natural Pingüino Rey las cosas ocurren un tanto diferentes. Los polluelos son alimentados con mayor frecuencia que en otras colonias, lo cual provoca que los adultos puedan dejarlos solos a más temprana edad y por más tiempo. Asimismo, en la reserva los plumones crecen más rápido y pesan más que los de otras partes del mundo, lo que les permite estar mejor equipados para poder enfrentar el invierno mientras esperan el retorno de sus padres.

«Esta colonia es casi totalmente distinta a las otras colonias de pingüino rey. El estrecho de Magallanes está protegido de la gran pesca de arrastre o industrial, por lo tanto, la competencia por buscar alimento es más normal respecto a otras colonias, las que sí están con la presión de este tipo de pesca. Por lo mismo, aquí tienen mayor cantidad de alimento, por lo que el ciclo reproductivo es más corto. También lo es la crianza de los polluelos, casi por tres meses», afirma Aurora.

Pingüino rey. Créditos: Matías Molina.
Pingüino rey. Créditos: Matías Molina.
Pingüino Rey. Créditos: Michel Viard.
Pingüino Rey. Créditos: Michel Viard.

Finalmente, en cuanto a las distintas amenazas a las que se enfrenta esta especie, es posible identificar cuatro que son las más importantes: la depredación por parte de focas leopardo, tiburones, zorros, y orcas; la pérdida de polluelos y huevos a raíz de la depredación por skúas, palomas antárticas y petreles gigantes; estampidas provocadas por los aeroplanos que vuelan sobre sus áreas de nidificación; y la captura accidental en la pesquería comercial.

En esta línea, de acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, esta especie está catalogada como Preocupación Menor. Se estima que su población actual en el mundo es de 3.276.890 ejemplares. Sin embargo, en las Islas Malvinas, donde también nidifica, se considera especie de Preocupación Especial.

Bahía inútil y sus esfuerzos en conservación

La Isla Grande de Tierra del Fuego se encuentra bajo la jurisdicción tanto de Argentina como de Chile. El área donde se encuentra Bahía Inútil, que es la chilena, cuenta con 22.593 km² de superficie y cerca de 9 mil habitantes.

Por su parte, la Reserva Natural Pingüino Rey comprende 36 hectáreas de uso público y 60 dedicadas a la mitigación. Se trata de una iniciativa de conservación privada que busca promover la conservación y protección del pingüino rey, así como de la vegetación, de otras especies de fauna y sitios arqueológicos que allí se encuentran. Esto a través de la implementación de tres pilares fundamentales: Investigación, Educación y Ecoturismo.

«Tenemos una línea de investigación que es dedicada a la flora nativa y exótica. Tenemos el tema de los pingüinos y de otra fauna, porque empezaron a recolonizar el lugar especies que su categoría de conservación era vulnerable, entonces teníamos que protegerlas», comenta Cecilia.

«Ahora le estamos colocando chip a los pingüinos, con los que nosotros obtenemos información. Se realiza una intervención al pingüino para colocarle este dispositivo, pero con eso nosotros obtenemos datos acerca de él hasta que el ejemplar se muera. En ese momento también aprovechamos de hacerle algunos exámenes, le sacamos sangre, lo medimos, etcétera. Hace dos veranos atrás le colocamos cámaras a los pingüinos, porque ya sabíamos a dónde iban y cuánto se demoraban, pero no sabíamos si es que nadaban con otros pingüinos de otras especies o quizás con sus depredadores. Ese estudio ahora está en proceso de publicación», explica Aurora, por su parte.

Garza cuca. Créditos: Matias Molina Casanueva.
Garza cuca. Créditos: Matias Molina Casanueva.

Bahía Inútil es un área de gran valor tanto en términos de biodiversidad como arqueológicos, ya que existen registros de ocupación humana que se remontan a más de 6.000 años atrás. Es más, en la costa se han contabilizado cerca de 62 sitios arqueológicos, 12 de ellos en el área de la Reserva Natural Pingüino Rey.

Cabe recalcar que existen hallazgos arqueológicos encontrados en la zona que evidencian una relación entre los primeros nativos de la Tierra del Fuego y los pingüinos rey. Se encontraron piezas ceremoniales relacionadas con estas criaturas, lo que indica que esta especie en realidad siempre fue residente natural de aquel territorio.

«Obviamente que el pingüino es la línea principal, pero también tenemos toda la parte de arqueología. Hay un sitio que está a un kilómetro de la reserva, que es donde se encontraron los primeros vestigios de ocupación humana en Tierra del Fuego, que data entre 9.000 a 11.000 años atrás. De ese sitio arqueológico, se desprenden 62 más, de los cuales hay 12 dentro de la reserva, en los que hemos encontrado huesos de pingüino rey, los que podrían tener más de 500 años de antigüedad. También hemos encontrado huesos de guanaco, de ballena, y de otras aves. Cerca de la Reserva se encontró, hace como 10 años atrás, una tumba de un niño Selk’nam. Lo curioso es que tenía un collar hecho con picos de pingüino rey», relata Fernández.

Es así como esta incontable riqueza puede ser apreciada por los visitantes a través de los senderos que allí se encuentran, ubicados a una distancia apropiada, facilitando una observación respetuosa de los pingüinos, pero también del resto de la fauna que habita en el lugar.  

El camino de la reserva se ha ido pavimentado con el esfuerzo de todo el equipo, sin embargo, en el proceso han enfrentado una serie de desafíos. Uno de ellos se relaciona con la actividad ganadera, la que, sin los cuidados correspondientes de monitoreo, podría llegar a traspasar los límites del parque y causar disturbios. Otro de los desafíos es la presencia de especies invasoras.

Aunque en la zona se encuentra fauna nativa presente, como los son guanacos, zorros culpeos y colorados, además de roedores y nutrias, también habitan allí especies que no son originarias del sector. Por lo mismo, los guardaparques se encuentran realizando constantemente trabajos de monitoreo a través de cámaras trampa y rondas, tanto diurnas como nocturnas, como forma de prevención.

Zorro Gris. Créditos: Daniele Colombo.
Zorro Gris. Créditos: Daniele Colombo.
Video de Reserva Natural Pingüino Rey.

«Ha sido un trabajo silencioso, pero ahora yo creo que ya es hora de empezar a mostrar lo que hemos hecho sin recursos, porque no hay recursos para investigación, menos para una reserva privada, pero hemos manejado lo que tenemos muy bien. Cuando me siento ahora y miro lo que hemos logrado, me pregunto cómo fue que lo hicimos, ya que empezamos sin nada», reflexiona Cecilia.

«Este animal le dio una vuelta a mi vida, un cambio totalmente, de 180 grados. Por lo mismo, lo que hacemos en la reserva es para las generaciones que vienen, para que quede algo para ellas. Ojalá que se pueda seguir protegiendo en un futuro, y que los pingüinos sigan sintiendo que este es un lugar seguro para ellos, donde no sean molestados, y que su hábitat sea lo más natural posible, sin intervención humana», agrega.

1 Comentario

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  1. PAULA CAMPOS

    Muy interesante , enorme lucha

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