“Un día estaba en mi casa, en Reñaca, y me dije ‘quizás debería ir más a la costa porque pueden aparecer ballenas’. Ese fue mi pensamiento, como una sensación de que podrían haber ballenas. Ese mismo día, unas dos horas después, veo una noticia en Facebook de que habían registrado una ballena jorobada en Concón”, recuerda Javiera Espinoza Jara, profesional en Ecoturismo, especializada en ecosistemas marinos, comunidades locales, turismo y áreas silvestres protegidas.

Javiera pertenece al colectivo de nado de aguas abiertas llamado Las Chungungas y es, naturalmente, una amante de la costa chilena. Por ello, no dejó pasar aquello que vio en redes sociales y emprendió su propia misión para encontrar a la ballena. Sin quererlo, ello se transformaría, desde 2016, en la Red de Avistamiento de Cetáceos de la Región de Valparaíso, una verdadera bitácora ciudadana para ver estos mamíferos marinos en la quinta región.

“Regalona”, la primera ballena jorobada avistada. Créditos Mario Cáceres
“Regalona”, la primera ballena jorobada avistada. Créditos Mario Cáceres

“Empecé a buscar a la ballena y les avisé a amigos y amigas para que estén atentas. No la encontré ese día, pero uno o dos días después les dije ‘¿Y si hacemos un grupo de WhatsApp para avisarnos si alguna la ve?’, y le cuento a un amigo veterinario que estudia cetáceos y nos propuso guardar los avisos en Excel, como para tener un registro de los avistamientos. Nunca pensamos que queríamos hacer ciencia ciudadana, todo partió por la emoción de verla”.

Le pusieron “Regalona” a la ballena jorobada que empezó, sin querer, un proyecto de experiencias colectivas de avistamientos de cetáceos en la zona. Desde entonces, y a raíz de la sugerencia del amigo de Espinoza, el colectivo trabajó en sistematizar todos los registros de avistamientos de ballenas, delfines y cachalotes.

Cómo funciona

Por el momento, la bitácora se sistematiza en un Excel, pero también queda en su cuenta de Instagram: @cetaceos_Region_Valparaiso. En la historias se suben avisos para aquellas personas que no están dentro del grupo y, según la cofundadora de la red de avistamientos, las publicaciones quedan como un registro de archivo.

Al igual que las señales de radio, como las que tienen en sectores en los que no llega la señal telefónica o como las que tienen los bomberos, Espinoza cuenta que la cuenta de Instagram sirve como un «repetidor de señal». Esto estuvo profundamente inspirado por el sistema que utilizan en Chañaral de Aceituno, un lugar reconocido por la posibilidad de avistar una increíble cantidad de fauna marina, ubicado en la comuna de Freirina en la Región de Atacama. Cabe señalar que esta caleta se encuentra frente a las tres islas que componen la Reserva nacional Pingüino de Humboldt: Chañaral, Choros y Damas.

«Esto puede darle continuidad a los registros de cetáceos que hasta los años 90′ se realizaron de manera sistematizada, desde la recopilación de una bitácora que anotaba el profesor Anelio Aguayo Lobo -médico veterinario de profesión que lleva 66 años investigando a los mamíferos marinos– con la información que observaba, o los datos que le hacían llegar de la presencia de ellos en la costa de esta región», explican desde la Red de Avistamiento de Cetáceos.

La meta de esta red es convertir estos datos sistematizados en mapas georreferenciados con puntos claves de avistamiento. «De este modo, buscamos apoyar en centrar acciones de actores animales como seres influyentes en los activismos de conservación, para contribuir en la justicia espacial de los cetáceos que coexisten en las costas de Chile, conociendo un poco más del comportamiento de los ellos, sus preferencias o intereses por situarse en una determinada superficie del mar en un momento dado, que puede guiar a la comunidad de humanos a generar ciertos tipos de interacciones, visiones y cuidados con ellos», reflexiona Espinoza.

Comunidad avistando cetáceos. Créditos Red de Avistamiento de Cetáceos de la Región de Valparaíso
Comunidad avistando cetáceos. Créditos Red de Avistamiento de Cetáceos de la Región de Valparaíso

Red y comunidad en la Región de Valparaíso

Actualmente son alrededor de cien personas de distintas ciudades de la Región de Valparaíso quienes participan de la red. El proyecto, como cuentan desde la red, considera las interacciones entre humanos y cetáceos, entre la costa de Santo Domingo hasta la costa de Los Molles

De esta bitácora ciudadana, comentan, han aparecido registros muy lindos que han ayudado también a difundir sobre sus cuidados, como las imágenes de Benja Valenzuela Wallis o ilustradoras, como Victoria Cataldo, que han apoyado con infografías.

También participan algunas científicas y científicos, que han apoyado con sus conocimientos, pero también han recibido contribuciones en sus investigaciones. También son los mismos habitantes de la costa los que han apoyado con reportes de estos grandes mamíferos marinos.

“Algo muy bonito que se genera es que hay gente que nunca se ha visto en su vida. A través del grupo de WhatsApp se conocen. Se avisan que hay alguna ballena, van a ese punto y recién ahí se conocen presencialmente. Es muy bonito cómo se generan esas relaciones de cuidado y de amistad”, explica Espinoza.

Importancia de los registros

En agosto de este año, Sernapesca (Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura, dependiente del Ministerio de Economía, Fomento y Turismo) advirtió un inusual aumento de avistamientos de ballena franca austral del pacífico sudeste en las costas del país.

La ballena franca austral (Eubalaena australis) es un cetáceo que puede alcanzar los quince metros de largo y que pesa, en promedio, 23 toneladas. Es altamente migratoria y pelágica en el verano antártico, pero a pesar de su constante movimiento, es difícil de avistar en Chile debido al descenso de su población. Su estado de conservación se cataloga como En Peligro Crítico (CR), según la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Sernapesca, ante esta sorpresa, declaró que el aumento de avistamientos se puede reconocer gracias a un gran trabajo colaborativo entre las personas que comparten sus registros y las instituciones. En esa oportunidad, el representante del servicio ante la Comisión Ballenera Internacional, Mauricio Ulloa, instó a continuar haciendo ciencia ciudadana: “Es necesario continuar trabajando en forma colaborativa con la ciudadanía, la ciencia y otras instituciones del Estado, para proteger y asegurar la recuperación de esta especie, especialmente cuando se trate de parejas de madres con cría».

«En el caso de los registros de la ballena franca austral, si los sacas con dron, puedes captar su «ID», que es como su huella digital. La huella digital son las callosidades que tienen en la parte de adelante y con eso cada ballena franca se puede distinguir, son todos distintos los patrones y a lo largo de su vida tienen uno solo. Cuando les hemos sacado estas imágenes con dron, hemos podido compararlas con otros ejemplares, y toda esa información ha servido para las instituciones», explicó la cofundadora de la Red de Avistamiento de Cetáceos.

Desde la red explican que se apoyan con Subpesca y Sernapesca, como fue en el último caso de la ballena franca austral con su cría que fueron avistadas en Concón. Alrededor de las diez y media de la mañana obtuvieron el aviso e inmediatamente se contactaron con la Armada para que aplicaran el protocolo de cuidado.

En la publicación de Sernapesca, Mauricio Ulloa recordó a la población que “en caso de que las personas quieran observar a especies como las ballenas francas australes, deben hacerlo desde plataformas ubicadas en tierra, con excepción de aquellas áreas que cuenten con un reglamento específico de observación para esta especie, y siempre procurando no causar inconvenientes o molestias para el ejemplar”.

Comunidad avistando cetáceos. Créditos Red de Avistamiento de Cetáceos de la Región de Valparaíso
Comunidad avistando cetáceos. Créditos Red de Avistamiento de Cetáceos de la Región de Valparaíso
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