Amenaza y recuperación

El guanaco (Lama guanicoe) es junto a la vicuña (Vicugna vicugna), una de las dos especies de camélidos salvajes que existen en Latinoamérica. La mayor población de guanacos está en la región de Magallanes, principalmente en Tierra del Fuego, donde su densidad causa conflictos con las enormes estancias ganaderas que se dedican a la cría y esquila de ovejas ¿Por qué? Porque los guanacos, que habitan esas estepas, desde cientos de años antes que se asentaran, comen los pastos y el forraje que los estancieros siembran para sus ovinos. Esto genera que la especie sea vista como una “plaga”, y que su número afecte y desencadene conflictos con dicho sector industrial.

“Para entender la situación actual del guanaco hay que conocer el contexto histórico del proyecto para su conservación”, dice Nicolás Soto Volkart, encargado de la División de Protección de Recursos Naturales Renovables del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) en la región de Magallanes. “El primer periodo es cuando la especie estuvo en peligro. Tras la colonización europea se produjo un tremendo impacto, donde su distribución se vio drásticamente afectada, al extremo de que a comienzos del año 70 estaba en situación de amenaza”, dice.

Estudios realizados en 1982 establecieron que, en la década de 1970, había sólo un centenar de ejemplares de guanacos al interior del Parque Nacional Torres del Paine. Dicho estado crítico fue producto de una legislación muy débil y de la caza indiscriminada que realizaban estancieros buscando bajar su densidad poblacional. Esto, sumado a la ocupación masiva que hizo la ganadería en el territorio, con alrededor de dos millones de ovejas, desplazó a los guanacos y limitó su capacidad para acceder a los pastizales. Estos factores hicieron que en 1974 la Corporación Nacional Forestal (CONAF) comenzara gestiones para su recuperación.

“Las poblaciones han tenido una situación de amenaza, de estudio, de recuperación y monitoreo. Por eso hoy tenemos potenciales de extracción, sean capturas de animales vivos o autorizaciones de caza, que nos permiten poner en valor al guanaco”, dice. 

Cristóbal Arredondo, médico veterinario y líder del Programa de Conservación Terrestre de la Wildlife Conservation Society (WCS) en Chile, concuerda con lo dicho por Nicolás Soto respecto a la historia y el periodo de amenaza que vivió la especie. “El guanaco era una especie súper abundante en Tierra del Fuego antes de la llegada de la ovejería. Existían cientos de miles, quizás millones, pero al introducirse las ovejas, y debido a la caza indiscriminada, sus números bajaron casi hasta la extinción. Se hablaba de 7 mil individuos en total a principios de los años 70”, señala.

Cristóbal Arredondo asegura que el plan de protección que implementó la CONAF y el SAG para la protección del guanaco fue exitoso, ya que la población aumentó considerablemente y está fuera de peligro. Sin embargo, dice que “no podemos negar que las poblaciones van aumentando, pero a la par con el guanaco existe una cantidad de ovejas super importante que no existía antes”. Según él, actualmente hay 1.200.000 ovejas en Tierra del Fuego cubriendo gran parte de la isla. Asegura que casi 144.000 km2 de estepa son utilizados para ganadería, y que esas ovejas tienen que convivir con las poblaciones de guanacos que se están recuperando. 

“La cantidad de guanacos que hay no es bien vista por la actividad ganadera, porque se considera que compite con las ovejas por el forraje, el pasto, que en la estepa es bastante escaso. El verano pasado se declaró, por primera vez, emergencia hídrica en Magallanes porque hay un déficit importante en las precipitaciones. El panorama frente a la sequía es bien crudo, se han secado lagunas de agua naturales y los ríos no son muy abundantes”, dice.

¿Cuándo se puede considerar a la especie como recuperada?

Según Cristóbal Arredondo, establecer un número óptimo en el que la especie se pueda considerar recuperada es una pregunta compleja de responder. Habría que realizar un estudio muy pormenorizado que tuviera en cuenta una diversidad de factores, como la capacidad de carga de guanacos y ovejas sobre las praderas. También habría que determinar la cantidad de forraje que existe en el territorio y las condiciones climáticas. Para él, querer alcanzar los números de guanacos que había en Tierra del Fuego previo a la llegada de las grandes estancias es imposible, porque muchos factores han cambiado.

“Cuando la gente habla de la Patagonia se imagina algo super prístino, porque hay poca gente, pero la Patagonia ha sido intensamente utilizada en los últimos 100 años, con cantidades de ovejas super importantes, y ese uso intensivo ha provocado que la estepa patagónica sea el ecosistema más degradado en Chile al día de hoy. La gran mayoría de los bosques también fueron explotados por la industria maderera. Las praderas han sido intensamente usadas. Las prácticas han mejorado, pero en un momento la industria ovina colocó demasiados animales sobre un ambiente que no podía soportar esa cantidad, y éste fue altamente degradado e impactado”, dice.

Para Cristóbal Arredondo, un estudio que determinara el número óptimo de guanacos en la zona sería ideal y ayudaría a terminar con la visión que tiene el sector ganadero del guanaco como una plaga. Dice que un estudio así no se ha hecho nunca en Chile, y que sería altamente novedoso.

Benito González, ingeniero agrónomo, doctor en Ciencias de la Conservación por la Universidad de Chile y especialista en camélidos sudamericanos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) concuerda con Arredondo y especifica las dificultades y factores a tener en cuenta para un estudio de este tipo. “Cuando se hicieron los primeros modelos de capacidad de carga, es decir, cuántos guanacos es capaz de aguantar el ambiente, se decía que alrededor de 30 mil guanacos. Después de esto, y de la disminución de la carga ganadera, esa capacidad de carga subió a 45 mil. Es súper dinámico, y probablemente con el cambio climático disminuye aún más la carga ganadera. Además, el guanaco ha evolucionado a adaptarse a ambientes secos y áridos, probablemente va a aumentar la cantidad de guanacos que puede soportar Tierra del Fuego. No es fácil de determinar pero se puede”, dice. ¿Sería deseable saberlo?, Sí, siempre es bueno saberlo, pero es una decisión técnico política, para ver el equilibrio entre las ovejas y el guanaco en el territorio”.

Esquila en Silvestría

Una de las alternativas más novedosas, y ecológicamente sustentables para el manejo del guanaco, es su esquila en silvestría, es decir, la obtención de su lana. Esta actividad podría disminuir el conflicto del sector ganadero hacia la especie, ya que las grandes estancias podrían implementar este tipo de labor. El pueblo Selk’nam utilizó ampliamente esta lana para confeccionar sus vestimentas, que pueden verse en las decenas de fotos tomadas por el padre alemán Martín Gusinde a principios del siglo XX. Especialistas de WCS Argentina trabajan en una experiencia piloto de esquila en silvestría en cuatro estancias, ubicadas en las provincias de Santa Cruz y Chubut, que se realizará en octubre de este año, y que busca darle un sustento económico y ecológico a la actividad. 

Martín Funes, Gerente de Áreas Protegidas de WCS Argentina, lleva más de 30 años dedicado a la conservación y estudio de la vida silvestre en la Patagonia, y ha participado de muchos procesos que buscan explorar la viabilidad de la esquila en silvestría del guanaco. “En 2005 se articularon intentos de esquila en silvestría tratando de responder las preguntas biológicas más básicas: ¿Qué pasaba con los guanacos si uno los capturaba, los inmovilizaba, los esquilaba y liberaba? Había que ver el estrés que sufrían los animales. Se hicieron experiencias en distintos lugares, algunas trabajaron en mejorar los procesos de arreo en moto y a caballo. Esa experiencia de esquila fue la que sentó las bases en lo logístico y lo fisiológico, pero se avanzó poco en la faceta comercial”, dice. Ese primer intento contó con el apoyo de la escuela de negocios de la Universidad de California, que hizo estudios y arrojó que a partir de la esquila de 200 guanacos la actividad se hacía rentable.

Funes, asegura que la esquila en silvestría del guanaco es compleja, ya que no puede hacerse en cualquier campo y hay que estudiar la densidad y posibilidad de movimiento de los animales. Además, los guanacos adultos pueden pesar 100 kilos, tienen mucha fuerza y es complejo arrearlos.

María José Bolgeri, doctora en Biología y Gerente de Manejo Regenerativo en WCS Argentina, dice que en la esquila “influye el comportamiento de la especie. No son como las vicuñas, tienen mucha fuerza y el manejo es difícil. Necesitas un número de gente importante. En una camilla donde se esquila un guanaco necesitas como mínimo a cuatro personas”. Para Martín Funes, la esquila del guanaco es una tarea de riesgo para los operarios, y en las que han realizado ha habido accidentes leves, como golpes fuertes. 

Ezequiel Infantino, encargado de la parte económica de la experiencia de esquila, explica los desafíos para buscar mercados y hacer que la actividad sea rentable. “Lo que faltaba era encontrar un mercado para el guanaco, y hay actores internacionales interesados, en particular porque es algo nuevo. La calidad de la fibra de guanaco es similar a la de vicuña, y una de las cosas que nos comentaban las empresas interesadas es que no solo les importa la calidad de la fibra, sino la historia que hay detrás de su obtención, la historia social y ecológica de una especie migratoria que es muy significativa en la Patagonia”.

Infantino, afirma además que encontrar un mercado para la fibra de guanaco serviría para cambiar la opinión del sector ganadero contra la especie. “La fibra de guanaco puede transformarse en una alternativa sustentable en un campo que produce lana de oveja, y que puede sumar la producción de lana de guanaco anualmente”.

Para Cristóbal Arredondo, la esquila en silvestría del guanaco podría ser muy beneficiosa para el ecosistema patagónico. “Con la esquila de guanaco se podría recuperar la estepa, que está super degradada, porque la ganadería la ha dañado mucho. La ganadería siembra pastos para que lo coman las ovejas y después las saca del sistema. Al hacerlo estás sacando los nutrientes. Los guanacos, en cambio, consumen los recursos y los hacen circular porque orinan, mueren y se los comen otros carroñeros, etc. En el fondo generan un ciclo de nutrientes. Con la ovejería pasa que engordas las ovejas y las sacas, entonces no estás cerrando el ciclo. Esa es una de las cualidades del guanaco, que ayudan a fertilizar las praderas”.

Benito González, participó en experiencias de esquila en silvestría en Chile en la década de los 90. Sin embargo, dichas iniciativas no prosperaron.“Hicimos consultas a varias empresas de producción de alta costura en Gran Bretaña, y estaban muy interesadas, sabían de las propiedades de la fibra de guanaco pero pedían volúmenes que eran imposibles de cubrir: una tonelada por año, que significaba esquilar dos mil guanacos. En ese tiempo era imposible, significaba una inversión altísima mantener a esos animales en confinamiento, un costo que probablemente podría tener rentabilidad recién en diez años”, asegura.

“Hicimos el cálculo de costos y ganancia y no cerraba económicamente como una actividad rentable. No resultó el tema de la esquila y quedó descartado ese manejo. Se optó por el manejo en términos de cosecha, es decir, de caza de guanacos para la venta de su carne, y eso es lo que ha persistido, al menos en Tierra del Fuego”, concluye.

Cuotas de caza y comercialización de carne

A partir de 2003 el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) autoriza cuotas de caza sustentable para los interesados en cazar guanacos en la región de Magallanes y utilizar sus productos con fines comerciales (sean carne, cueros o fibra). Estas cuotas son parte principal del manejo sustentable que se hace de la especie en la zona. A la fecha se han cazado 34.061 ejemplares. Según informaciones del SAG se han exportado 708.000 kg de carne de guanaco, y se han consumido 570.000 kg en la región de Magallanes, principalmente en restaurantes, donde los platos que contemplan guanaco tienen altos valores.

Según Nicolás Soto, se pueden cazar de manera sustentable alrededor de 10 mil guanacos al año en la zona, “sin que se exponga ni se amenace a la población. Cuando utilizamos y ponemos en valor la carne de guanaco no atentamos contra la conservación de la especie, sino que estamos garantizando que ésta se mantenga sana y saludable”.

Soto, añade que el valor de la carne de guanaco es indiscutible. “Es una proteína de valor biológico de tremenda calidad. Lo primero es desarrollar el mercado de la carne en el ámbito nacional. Eso lo veo como un desafío a corto plazo muy factible de lograr. Hasta el minuto las limitantes son culturales. Hoy en Magallanes hay muchos restaurantes donde la oferta del guanaco está en el menú y a altos precios, porque no existe en otro lugar. Los turistas son ávidos de este producto que se encuentra solo acá. Es un desafío muy concreto y que en buena parte resuelve el conflicto del sector ganadero, porque ellos no están siendo parte del negocio de la carne, sino que solo ven que tienen altas cantidades de guanacos en sus estancias”.

Para Benito González, es un buen momento de evaluar la efectividad de las políticas de cuotas para caza. “Lleva casi 20 años operando, hay que ver si se han cumplido las metas. También los actores han cambiado. El tema del turismo ha resurgido y la sensibilidad de la población con la vida silvestre en su estado natural es distinta”, asegura.

Cacería ilegal

A pesar de que el nivel de la cacería ilegal de guanacos disminuyó significativamente en Tierra del Fuego, y de que la población de guanacos aumenta año a año, ésta sigue existiendo. Una persona residente de la zona, cercana a la vida de las empresas ganaderas y que ha preferido reservar su identidad, aseguró a Ladera Sur, que hay estancias fomentando la cacería ilegal de guanacos con el propósito de bajar su densidad poblacional. “Muchos estancieros incentivan a sus ovejeros a que cacen guanacos”, dice. Según él, muchos trabajadores salen a cazar guanacos para alimentar a sus perros. Dice que en las estancias grandes la cacería ilegal es complicada, ya que se cazan, según él, alrededor de 10 guanacos a la semana. “Lo importante es que no haya guanacos para que no se coman el pasto de las ovejas”, sentencia.

Nicolás Soto, asegura que “la caza clandestina en Patagonia es una variable que ha estado desde siempre. Nosotros como SAG tenemos una actividad fiscalizadora no menor, pero la región tiene unos tres millones de hectáreas, y es imposible conocer lo que ocurre en cada metro cuadrado. Más allá de esas denuncias y comentarios, lo que uno constata con los monitoreos anuales de poblaciones de guanacos es que, de existir una caza clandestina, no tiene un peso importante de afectar el crecimiento de la población. De existir la cacería ilegal, no es incidente ni relevante en la población de la especie”.

Respecto a los desafíos futuros en cuanto al uso sustentable del guanaco en Tierra del Fuego, Soto es positivo. “La mirada global nos deja muy satisfechos, estamos en un muy buen momento. Las preocupaciones de hoy son desafíos, y esencialmente oportunidades”, dice.

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1 Comentario

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  1. Hermann

    Opino que mal informar a la gente es un grave problema. La página y sus “expertos” deberían saber lo que realmente sucede en la región con el problema del guanaco, el cual no está en peligro.. todo lo contrario a pesar de la caza LEGAL que aprueba el SAG debido a una larga investigación de años para ser aprobada y dirigida por profesionales. El guanaco esta con una sobrepoblación con un censo de arriba de 250.000 solo en la isla. Hablamos de un problema de sobrepoblación que hace problemas al ecosistema que ustedes tanto alaban ayudar y proteger. No tiene porque ser “novedoso” tal proyecto que el supuesto experto aclama, es un proyecto que comenzó hace hace 2 décadas cómo sale en su artículo, lo que me parece novedoso a mi es que siendo su censo de más de 250 mil no toman conciencia o conocimiento suficiente para hacer un artículo válido y justificable, al no darse cuenta que a pesar de que hayan decenas de miles en constante caza no afecta en lo más mínimo su población, porque cada está en aumento y así será por siempre hasta generar más y más problemas

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