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El ataque de la mosca vampiro: una carrera contra el tiempo para salvar a los pinzones de Darwin en Galápagos
21 especies de Pinzones de Galápagos habitan en el archipiélago ecuatoriano. Entre ellas, el pinzón de manglar, el pinzón mediano de árbol y el pájaro brujo son de las más afectadas por las larvas de la mosca vampiro aviar, las cuales se alimentan de su sangre y tejidos blandos, lo que las ha puesto dentro de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN. Diferentes especialistas trabajan en una manera de erradicar este problema, aplicando técnicas de fumigación con insecticidas de baja intensidad y desparasitación para proteger a estas carismáticas aves para que, a largo plazo, la Philornis downsi deje de ser una de las 10 especies invasoras más peligrosas del archipiélago. Revisa todos los detalles en esta nota de Mongabay escrita por Ana Cristina Alvarado.
Los pinzones de Galápagos son icónicos desde que a mediados del siglo XIX el naturalista británico Charles Darwin se inspiró en ellos para desarrollar su afamada teoría de la evolución. Hay 17 especies que se diferencian por el tamaño y la forma de sus picos. Para conocerlos, alrededor de 300 000 personas de todo el mundo visitan cada año el archipiélago ecuatoriano. Sin embargo, la mosca vampiro aviar (Philornis downsi) está amenazando la existencia de estas aves.
“Es una carrera contra el tiempo”, dice Charlotte Causton, científica principal del proyecto que estudia esta especie invasora en la Fundación Charles Darwin (FCD), basada en la isla Santa Cruz, la capital turística galapagueña. “La mosca vampiro aviar tiene impactos altos sobre las aves pequeñas de Galápagos”, añade.

Las larvas de estas moscas atacan a los polluelos de al menos 12 especies de pinzones y otras 9 pequeñas aves terrestres. Esto representa el 75% de las especies de aves terrestres endémicas y nativas de las Islas Encantadas. El pinzón de manglar (Camarhynchus heliobates), el pájaro brujo (Pyrocephalus nanus) y el pinzón mediano de árbol (Camarhynchus pauper) están entre las más afectadas.
El primero, que habita en un parche de manglar en el norte de la isla Isabela, tiene una población de menos de 100 individuos en la naturaleza. Por eso está catalogado en Peligro crítico en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
El pájaro brujo tiene una distribución más amplia, pero está extinto en Floreana y Santa Fe. La población en Santa Cruz ha disminuido a “un estado crítico”, de acuerdo con Causton. Está clasificado como Vulnerable, según la UICN. El pinzón mediano de árbol tiene un área de vida bastante delimitada: se lo encuentra sólo en la isla Floreana. También está en Peligro crítico.

El ataque de las larvas de la mosca vampiro aviar puede matar a todos los polluelos de un nido, resultando en niveles de mortalidad “insostenibles”, de acuerdo con el website de la FCD. Causton explica que este insecto pone sus huevos dentro de los nidos de las aves terrestres. Cuando nacen las larvas, entran por los orificios nasales de los polluelos para alimentarse de su sangre y tejidos blandos. Cuando las larvas crecen, se hospedan en el fondo del nido y salen cada noche para comer de las crías.
Los pichones que sobreviven quedan con secuelas, de acuerdo con Christian Sevilla, responsable de conservación y restauración de ecosistemas insulares del Parque Nacional Galápagos (PNG). La agresión de la mosca vampiro aviar atrofia el pico y causa otros daños, lo que a su vez ocasiona desventaja en la alimentación, los cantos o el vuelo de las aves.
Las larvas de esta mosca están entre las 10 especies invasoras más peligrosas del Archipiélago, declarado como primer Patrimonio Natural de la Humanidad en 1978 por su gran biodiversidad y endemismo.

Un insecto del continente
La Philornis downsi es similar en tamaño y apariencia a la mosca doméstica común. Aunque las adultas se alimentan de frutas y néctar, las larvas son parásitos externos de los polluelos.
Causton relata que las larvas fueron halladas en Galápagos por primera vez en 1997. Al revisar la colección de la Academia de Ciencias de California, descubrieron que el insecto ya estaba presente en las islas en 1964. Sin embargo, no encontraron evidencia del daño en los picos de las aves en los museos. “Entonces, es posible que no haya estado presente mucho antes de esa fecha”, dice Causton.

Esta mosca es originaria de Sudamérica. Se ha documentado su distribución en Trinidad y Tobago, Brasil y Ecuador continental. En su áreas de origen, no es considerada una amenaza para las aves, de acuerdo con Sevilla. Atraída por las frutas de barcos de carga destinados a Galápagos, la mosca pudo haber viajado desde los puertos continentales ecuatorianos hasta el archipiélago.
Otra teoría, menos probable de acuerdo con la científica de la FCD, es que la Philornis downsi pudo haber llegado cuando a inicios de 1960 ganaderos introdujeron a las islas garrapateros comunes (Crotophaga ani) para controlar a las garrapatas en sus animales de granja. Los garrapateros son hospedadores de estos parásitos.

En la búsqueda de soluciones
En 2012 se conformó un grupo de trabajo para investigar soluciones ante esta amenaza. Se acordó desarrollar métodos a corto plazo para proteger a las aves más amenazadas mientras se desarrollan técnicas que puedan usarse a gran escala, explica Causton.
Para conservar a especies en estado crítico como el pinzón de manglar, los científicos están investigando métodos para la aplicación de insecticidas de baja toxicidad. El primero consiste en inyectar insecticida en la base de los nidos, donde viven las larvas. El segundo método consiste en rociar insecticida alrededor de la entrada del nido para evitar que las moscas entren.

Otro método es la autofumigación. Sara Knutie, profesora asociada de ecología y biología de la evolución de la Universidad de Connecticut, Estados Unidos, está estudiando cómo proteger a las aves de Galápagos de este parásito desde 2010. “Hace 10 años propuse la idea de tratar bolas de algodón con insecticida”, relata. Algunas especies de aves buscan este tipo de materiales en la naturaleza para la construcción de sus nidos.
Científicos de la FCD y la Universidad de Viena ampliaron esta técnica. Causton explica que no todos los animales usan algodón. “Cada especie de ave parece tener su material preferido”, señala. La autofumigación se aplica actualmente en tres islas: Isabela, Floreana y Santa Cruz. La pequeña población del pájaro brujo en Santa Cruz ha sido una de las beneficiarias.

“El éxito de estas técnicas es alto, hemos logrado tener el 100 % de supervivencia de los polluelos en muchos de los nidos”, asegura Causton. Estos métodos se aplican a pequeña escala, pues tienen limitaciones físicas: se necesitarían miles de personas para cubrir los nidos a lo largo de los 8000 kilómetros cuadrados de las Galápagos. Aún así, la intrincada topografía de las islas y la vegetación impedirían llegar a ciertos lugares.
Salvando al pinzón de manglar y al pájaro brujo
Sevilla cuenta que desde hace unos 10 años, la población del pinzón de manglar se mantiene en 100 individuos. Para protegerlo, un equipo de cinco personas del PNG y la FCD trabaja durante la temporada de anidación, de febrero a abril, para aplicar insecticida a los nidos, sacar las larvas a los pichones y tratar de minimizar otras amenazas, como los roedores o los gatos. El experto señala que han podido abarcar hasta 40 hectáreas, pero debido a las limitaciones de personal y financiamiento, es “imposible” cubrir superficies más extensas.

Las acciones para conservar el pájaro brujo se realizan durante todo el año, pues esta ave no está amenazada solo en época de anidación. Isabela Vargas, parte del equipo de Sarah Knutie, explica que la mora (Rubus niveus), otra especie invasora, cubre rápidamente la superficie, evitando que esta especie vuele a nivel del suelo en búsqueda de alimento. Personal del parque trabaja en la restauración del hábitat, extrayendo y cortando estas plantas.
“Cuando tengo el lujo de ir al campo, me encanta ver la recuperación del pájaro brujo”, dice Causton, quien ahora se dedica principalmente a coordinar el trabajo de los científicos que desde diferentes países están buscando técnicas de control para la mosca vampiro aviar.

Las aves urbanas tienen mayor supervivencia
Knutie, por otro lado, viaja cada año desde Connecticut a San Cristóbal, la segunda isla más poblada después de Santa Cruz, para avanzar con sus estudios durante la temporada de anidación de las aves.
En 2018 se dio cuenta de que los polluelos de la zona urbana eran menos impactados que sus pares en las zonas no urbanas. Entonces realizó un estudio comparativo y encontró que en los sitios no urbanos, la supervivencia de los polluelos de nidos parasitados era de casi cero, mientras que en el centro urbano, la supervivencia fue del 50%.

El equipo de Knutie analizó los nidos y encontró que no hubo mayor diferencia en cuanto a la cantidad de larvas en cada nido. Pero al estudiar la sangre de los polluelos, descubrió que los pájaros urbanos tuvieron un conteo de células rojas “bastante alto”. Esto les permitiría recuperarse de la pérdida causada por las larvas.
“Ahora pasamos cada año tratando de entender la razón”, dice la científica. El objetivo es conocer por qué las aves urbanas tienen mayor supervivencia para usar esa información en la aplicación de soluciones.

Reducción del impacto de la mosca a largo plazo
Científicos de la FCD, la Universidad de Minnesota, la Escuela Politécnica del Litoral y el Instituto Nacional e Biodiversidad está investigando el control biológico, que consiste en analizar la posibilidad de introducir una microavispa que es el enemigo natural de la Philornis downsi en su área nativa. Dos especies de pequeñas avispas parasitarias, Conura annulifera y Trichopria sp.novus, son las candidatas.
“Llevamos 12 años de estudios, luego hay que hacer análisis de riesgos y beneficios”, explica Causton. De tener resultados favorables, tendrán que ser aprobados por diferentes comités. “Estamos en buen camino, todavía hay mucho por hacer”, asegura.
También están analizando la técnica del insecto estéril, que involucra irradiar machos, liberarlos en grandes cantidades para que se reproduzcan y que las hembras pongan huevos estériles.

“Creo que es posible reducir la población de la mosca de tal manera de que no afecte a las aves como está afectando ahora”, dice Knutie con esperanza.
Además de su lugar en el imaginario colectivo, los pinzones “tienen mucha importancia ecológica”, de acuerdo con Causton. Son polinizadores, dispensadores de semillas y ayudan a quitar las garrapatas de las tortugas terrestres. Por eso, científicos y especialistas continúan en la carrera para evitar la desaparición de estas especies emblema de la biodiversidad y la evolución.