Dos mil kilómetros entre Chaco y Buenos Aires: el increíble viaje de un macho de nutria gigante en busca de una compañera
Teuco, el ejemplar macho de nutria gigante que apareció en el Chaco argentino en mayo de 2021 fue visto 2000 kilómetros más al sur en diciembre de ese mismo año, el registro es el más austral que se conoce para la especie y la distancia recorrida, la más larga que se tenga noticia. El traslado al Chaco de Yverá, una hembra nacida en cautiverio, busca anclar a Teuco y atraer otros machos con el fin de recuperar la especie en la región. Te invitamos a descubrir más sobre este increíble viaje en este artículo realizado por Mongabay Latam.
La nutria gigante (Pteronura brasiliensis) no deja de brindarle sorpresas a Sebastián Di Martino, director de conservación de la Fundación Rewilding Argentina (FRA). Si el 16 de mayo de 2021 su tranquila navegación por la laguna El Breal, en el interior del Parque Nacional El Impenetrable, fue repentinamente alterada por el encuentro con el primer ejemplar de la especie registrado en el Chaco argentino desde 1899, casi dos años más tarde su asombro alcanzaría límites inimaginables.
El pasado enero, dos vecinas de Villa Roch, un paraje de la provincia de Buenos Aires, le enseñaban un video casero de solo cuatro segundos hecho más de un año antes, en diciembre de 2021. En él se observa una nutria gigante que corre por un campo. Una foto tomada ese mismo día la muestra placenteramente acostada sobre una mínima hondonada en medio de una alameda. Di Martino había viajado de manera expresa para corroborar lo que Claudia Curi aseguraba haber visto y su amiga Cipriana Aristegui había comunicado un mes antes.
“No lo podía creer. Era en efecto una nutria gigante que aparentaba estar en buen estado, sin lesiones y bien alimentada, en un lugar donde nunca se había registrado la especie”, recuerda Di Martino. Su sorpresa se desbordaría unos segundos después. “Me llamaron la atención dos manchas de la garganta, busqué una imagen de Teuco que guardo en mi celular, ¡y eran las mismas!”.
Teuco es el nombre con el que fue bautizada la nutria descubierta en el Chaco y en esa especie los dibujos en la pechera de los machos son el equivalente a nuestras huellas dactilares. Para comprender la coincidencia entre el visitante de Villa Roch y el individuo que él había visto en la laguna El Breal había una única explicación posible: tenía que ser la misma nutria, más allá de que hubiera más de 2000 kilómetros de distancia entre ambos lugares.
Aun así, Di Martino prefirió asegurarse. Le envió las fotos a Caroline Leuchtenberger, coordinadora del Grupo de Especialistas en Nutrias de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) e integrante del Projeto Ariranhas, en Brasil, que colabora y asesora a FRA en temas relacionados con la especie; y también a Nicole Duplaix, que fue copresidenta del citado grupo de la UICN. Ninguna de ellas tuvo dudas: se trataba del mismo ejemplar.
La primera pregunta qué surge es el motivo que pudo tener para realizar un viaje tan largo. “La razón más lógica sería la búsqueda de una hembra que no llegó a encontrar”, asegura Di Martino. Las nutrias gigantes son animales gregarios que viven en núcleos familiares donde se reúnen ejemplares de varias camadas reproductoras. Los individuos jóvenes solo se separan de sus parientes cuando buscan una pareja para formar un nuevo grupo.
En un intento por paliar este déficit, FRA y la Administración de Parques Nacionales (APN) acaban de trasladar a El Impenetrable a Yverá, una hembra nacida en cautiverio pero criada en semilibertad y por lo tanto, en condiciones de ser liberada.
“La naturaleza nunca deja de derribar los preconceptos”, señala Di Martino, consciente del significado del viaje de Teuco: “Se trata de la primera nutria gigante observada en la provincia de Buenos Aires; los 2177 kilómetros recorridos desde El Impenetrable a través de los ríos Bermejo, Paraguay, Paraná y Plata son la mayor distancia registrada que haya realizado un ejemplar de la especie, y el punto de su aparición, en el más austral que se tenga noticia. Cabe pensar que hace 300 o 400 años, cuando los ríos Paraná y Uruguay estaban poblados de nutrias gigantes, quizás la distribución llegaba hasta esas latitudes”, supone el biólogo de la Fundación Rewilding.
Dos mujeres amantes de la naturaleza
Samborombón es el nombre de una bahía semicircular de 135 kilómetros de longitud abierta sobre el estuario del Plata, un espacio donde confluyen el agua dulce del río, que avanza por la superficie, con la salada del mar, que penetra casi hasta la punta norte del accidente geográfico. En la bahía desembocan el río homónimo, el Salado y varios cauces artificiales abiertos para facilitar el riego de los campos que se extienden tierra adentro. Villa Roch, un paraje rural a 30 kilómetros de la costa cuya población roza el centenar de habitantes, se halla a la vera de uno de ellos, el canal 1.
Allí tiene su casa Cipriana Aristegui, la responsable de comunicarle, primero al Projeto Ariranhas y más tarde a la Fundación Rewilding, el increíble hallazgo de su amiga. “Siempre me interesó todo lo que tiene que ver con la naturaleza”, cuenta: “Me llaman la atención los animales de la zona y si no conozco alguno lo busco en los libros o en internet. Fue lo que hice cuando vi las imágenes y así me di cuenta de que era una nutria gigante”. Lo que siguió fue una pesquisa hasta dar con la página web de la organización brasileña, que a su vez le recomendó trasladar su inquietud a FRA.
Claudia Curi también siente pasión por la fauna: “Miro todos los documentales de animales que puedo”, asegura. Dueña de una pequeña finca situada a 12 kilómetros de Villa Roch y a menos de dos kilómetros del canal 1, ella protagonizó el hallazgo. “Volvía del pueblo con mi cuatriciclo cuando vi de casualidad algo que corría por el campo de mi vecino. Pensé que podía ser un lobito de mar, pero era enorme, nunca había visto un bicho tan grande”, relata con un entusiasmo contagioso: “Me acerqué para verlo bien y pude filmarlo. Después fui maniobrando con el cuatriciclo para dirigirlo hacia una alameda que hay al lado de mi casa. Cuando el animal llegó ahí, encontró un hueco y se acostó panza arriba. Se lo veía muy cansado, casi exhausto”.
Aquel encuentro casual ocurrió el 1º de diciembre de 2021. Hacía calor y todo invita a pensar que Teuco ingresó desde la costa por el canal 1, que por esos días tenía un caudal suficiente como para que una nutria gigante pudiera saltar sin mayores problemas la compuerta que existe antes de la boca del estuario. Y de la misma manera debió salir dos días más tarde, cuando su anfitriona comprobó que se había marchado.
“Pensé que había ido a una laguna que está a 50 metros porque allí hay peces e imaginé que tendría hambre, pero no la encontré. Les dije a los vecinos que si se la cruzaban no le hicieran daño pero nadie se enteró y no la vi más”, se lamenta Claudia. Tampoco descubrió en las cercanías restos que hicieran pensar en un ataque por perros o chanchos salvajes, únicos depredadores naturales de la zona.
Una suma de factores motivaron que la comunicación del hallazgo demorara casi un año. “Publiqué el video en mi página de Facebook y llamé a la gente de la Municipalidad y a Mundo Marino [un oceanario en San Clemente del Tuyú, a 67 kilómetros de distancia, que realiza trabajos de investigación y conservación], pero nadie me hizo caso. Yo quería que vinieran a verlo por si estaba enfermo”, comenta Claudia Curi.
Teuco se marchó a las 48 horas, pero ni Claudia ni su amiga Cipriana lo olvidaron. Investigaron, averiguaron de qué especie se trataba y comenzaron a buscar a quien pudiera estar interesado en el tema. Hasta que en noviembre de 2022 Cipriana encontró un posteo conjunto del Projeto Ariranhas y FRA sobre nutrias gigantes y decidió escribirles.
Enigmas aún sin responder
Antes de que esto sucediera , en agosto de 2022, había ocurrido otro hecho a tener en cuenta. En esa fecha, los investigadores de la Fundación Rewilding descubrieron una huella de nutria gigante en las costas del río Bermejo. El rastro fue adjudicado a Teuco, “como hemos hecho con cualquier observación realizada desde la primera vez que lo vimos”, aclara Di Martino. Pero una vez conocida su excursión hacia el sur, se acumulan los interrogantes: ¿La huella sería del mismo ejemplar que hizo los 2100 kilómetros río arriba para regresar al punto de partida o habrá otro individuo de la especie en la región? ¿Cómo puede ser que nadie haya reparado en la presencia del animal durante sus viajes de ida y vuelta? ¿Está en condiciones de hacer semejante trayecto una nutria gigante?
Eduardo Crosta, quien acaba de asumir la administración del Parque Nacional El Impenetrable, en cuyo interior FRA posee una estación científica, responde la primera pregunta: “Solo con huellas no se puede detectar a ciencia cierta de qué ejemplar se trata. Necesitamos tener la foto o el video que lo certifique”, y aclara que “hasta el momento no han podido captarse esas imágenes y tampoco pueden establecerse comparaciones genéticas a través del análisis de fecas”. En su momento, Teuco había excavado una letrina de la cual pudieron extraerse muestras de deposiciones en buen estado que permitieron determinar que se trataba de un macho, pero ni en Villa Roch ni en torno a la huella aparecida en agosto hubo material para cotejar con la información existente.
Sebastián Di Martino se ocupa de aclarar las otras cuestiones. “Quizás sí hubo gente que vio a la nutria durante su viaje solo que no reparó en ella”, dice, y aporta una experiencia previa: “Cuando Teuco apareció en El Impenetrable hicimos posters para pedirle a la gente de la zona que nos avisara si lo veía. Recibimos docenas de videos. La mayoría mostraba otros animales, pero hubo algunos donde sí se lo podía ver aguas abajo del Bermejo”.
Respecto a la capacidad para trasladarse a tanta distancia, el director de conservación de Rewilding se basa en un par de datos para estimarlo posible. “Por un lado tenemos una foto de Teuco en la Reserva Natural Formosa y la grabación de una cámara trampa en la que se lo ve en El Impenetrable dos días después. Hay algo más de 200 kilómetros entre ambos lugares y como mucho los hizo en 48 horas, lo que demuestra una enorme capacidad de desplazamiento”, explica. El segundo dato apunta directamente al viaje: “El 20 de noviembre de 2021 vimos una nutria gigante. Estaba subiendo la barranca del río pero en la ribera norte, por lo que no pudimos observarle las manchas de la garganta y certificar que se trataba de Teuco. Claudia Curi lo fotografió en Villa Roch diez días más tarde. Si lo relacionamos con el registro anterior y hacemos cuentas resulta un tiempo suficiente como para que pudiera cubrir 2000 kilómetros”.
Una hembra para anclar a Teuco en el Chaco
Mientras se resuelven los enigmas y se aguarda que Teuco vuelva a ser identificado por sus manchas en la pechera en alguna cámara-trampa o emergiendo de las aguas, una hembra de nutria gigante es la nueva habitante del Parque Nacional chaqueño. Se trata de un procedimiento similar al que se utilizó con Qaramtá, el jaguar (Panthera onca) que en 2019 fue avistado por primera vez en El Impenetrable. “Lograr que la hembra atraiga algún ejemplar macho, o al mismo Teuco, y lo anclea la zona”, explica Crosta.
Yverá, un ejemplar nacido en el Parque Iberá, es por ahora la única habitante de un recinto de 1400 metros cuadrados especialmente construido para ella. “Tal como ocurrió con Qaramtá la idea es juntarla en el futuro con Teuco o cualquier otro macho que pueda estar por el área”, señala Sebastián Di Martino. La laguna Jaborsky y la barranca que lleva hasta ella ocupan la mitad del área, en tanto que la otra mitad está cubierta por algunos árboles de monte nativo y arbustales de ribera.
Tal como sucedía en su lugar de nacimiento, Yverá tiene escaso o nulo contacto con los seres humanos. “Los peces de los que se alimenta son ingresados a la laguna para que ella deba cazarlos, ha construido su propia madriguera bajo el tronco caído de un algarrobo y parece haberse adaptado sin mayores problemas a un hábitat muy semejante al que tenía en donde creció”, dice Di Martino, para quien la creación de grupos familiares de nutrias gigantes en Argentina “podría evitar que individuos sueltos estén divagando miles de kilómetros sin encontrar a nadie como le ocurrió a Teuco”.