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Descubriendo al tiburón pintarroja o gato, habitante emblemático de los mares de Chile
En las frías aguas del Pacífico Sur Oriental, oculto entre los tupidos bosques de algas, habita un pequeño tiburón sigiloso que pocas veces se deja ver. Camuflado entre las rocas y los huiros, el tiburón pintarroja juega un rol clave en los ecosistemas costeros, siendo un eslabón intermedio que conecta los niveles tróficos superiores con los inferiores. Descubre a este pequeño y carismático habitante de los ecosistemas costeros de Chile, los desafíos que enfrenta frente a la extracción de algas, la pesca incidental y el cambio climático, y por qué su protección depende tanto del conocimiento científico como del compromiso de la comunidad.
Entre las frías olas del Pacífico Sur Oriental, donde los bosques de algas pardas se mecen con la corriente y la vida marina florece bajo el alero de la costa, habita un pequeño depredador sigiloso que se camufla eficazmente en las zonas rocosas y bosques de algas pardas en donde habita. Su cuerpo oscuro, salpicado de bandas y puntos oscuros, se confunde con el fondo marino, haciendo casi imposible distinguirlo a simple vista. Hablamos del tiburón pintarroja (Schroederichthys chilensis), un habitante tranquilo y reservado de las costas de Chile y Perú, cuya vida discreta es clave para mantener el equilibrio de los ecosistemas donde se encuentra.

“Lo que lo distingue del resto de los tiburones es principalmente los lugares donde habita. Es un tiburón bien costero, no vive muy a grandes profundidades, aunque hay algunos registros de la especie a 100 m de profundidad. En verdad es un tiburón que habitualmente vive entre los bosques de algas pardas, y no nada grandes distancias, no es un gran migrador, entonces vive más en los bosques, ahí tranquilito”, señala Francisco Concha, biólogo marino, Doctor en Ecología y Biología Evolutiva, profesor de la Facultad de Ciencias del Mar y Ciencias Naturales de la Universidad de Valparaíso, e investigador principal de ChondroLab.
A diferencia de sus parientes más conocidos y de gran tamaño, este escualo no sobrepasa los 65 a 70 centímetros de longitud, lo que lo convierte en un depredador pequeño pero clave en los ecosistemas marinos. Curiosamente, en esta especie los machos superan en tamaño a las hembras, una característica poco común entre tiburones.

“Son animales bentónicos, esto quiere decir que se asocian completamente con el sustrato rocoso, con el fondo marino, por eso uno no los ve normalmente nadando en la columna de agua, a diferencia de otros tiburones que son pelágicos, de mayor tamaño. Y toda su fisionomía está adaptada a este tipo de hábitat rocosos, de sustrato blando. También tiene una forma de serpiente. Me gusta pensar que se parece mucho a una serpiente porque suele habitar en las cuevas, en las grietas de las rocas donde se puede meter”, señala Italo Fernández Cisterna, biólogo marino e investigador de Subtidal Ecology Laboratory (SUBELAB).

Habita en el Pacífico Sur Oriental, desde Perú (Ancón) hasta el estrecho de Magallanes, Chile, aunque disminuye drásticamente su abundancia desde el canal del Chacao, siendo reemplazado por Schroederichthys bivius.
Generalmente solitario, este tiburón no muestra comportamientos sociales complejos y no se conoce una relación social o interacción ecológica estrecha, más allá de la dietaria, con otras especies. Su dieta se basa en organismos del fondo marino como camarones, langostinos, pequeños peces y jaibas.
A diferencia de otros tiburones, puede bombear agua para respirar sin necesidad de nadar constantemente, lo que le permite permanecer quieto largos periodos en el lecho marino. Esta capacidad ha llevado a los investigadores a sugerir que podría experimentar ciclos de descanso similares al sueño REM, especialmente durante el día, cuando se les puede ver quietos en el fondo.


En la red trófica, el pintarroja actúa como mesodepredador, un eslabón intermedio que conecta los niveles tróficos superiores con los inferiores. Aunque no regula las poblaciones de sus presas al nivel de los depredadores tope, su papel es fundamental para mantener la conexión ecológica entre distintos organismos.
Además, contribuye a la transferencia de energía y materia entre diferentes ecosistemas y hábitats. Al alimentarse en un lugar y defecar en otro, participa activamente en el reciclaje de nutrientes. También controla la población de otras especies, como los cangrejos conocidos como panchotes (Taliepus dentatus), que a su vez se alimentan de las algas donde el pintarroja deposita sus huevos.

Respecto a su longevidad y ciclo de vida, se sabe poco, ya que el tiburón pintarroja no es una especie de interés comercial, por tanto hay poca investigación sobre su edad, crecimiento y desarrollo reproductivo, datos fundamentales para comprender su biología y planificar estrategias de conservación efectivas.
Así lo explica el Dr. Concha: “Por ejemplo, no se sabe el tema de la edad, que es un tema super vital para la conservación y para el manejo de pesquería. El pintarroja no es una especie de interés comercial y generalmente las especies que no son de interés comercial nunca se estudia su edad, su crecimiento y ese tipo de cosas porque no es necesario si nadie lo está explotando”.

Tampoco se tiene claridad respecto a sus interacciones ecológicas con otras especies. Más allá de sus relaciones dietarias, se desconoce si establece vínculos más complejos o participa en dinámicas comunitarias con otros organismos del ecosistema costero. “No tienen, que se sepa, alguna relación estrecha o interacción ecológica que no sea dietaria con otras especies, no lo hemos visto, no está documentado, pero lo más probable es que sí, como todo como todo organismo que vive en comunidad, sobre todo en comunidades costeras, debe haber algún tipo de interacción con otros seres que aún no conocemos”, explica el profesor de la Facultad de Ciencias del Mar y Ciencias Naturales de la Universidad de Valparaíso.
A pesar de que aún existen muchas incógnitas sobre su ecología, lo cierto es que el tiburón pintarroja es un actor clave en los ecosistemas costeros del Pacífico Sur Oriental. Su comportamiento sigiloso, su adaptación a los bosques de algas y su rol como mesodepredador lo convierten en un eslabón fundamental dentro de la red trófica. Su vida discreta y su presencia silenciosa recuerdan que, bajo la superficie, cada especie tiene un papel único, sosteniendo el delicado equilibrio de la vida marina y los secretos que aún esperan ser descubiertos.
El huiro palo y el tiburón pintarroja: Un vínculo vital bajo el mar

Una de las características más fascinantes del tiburón pintarroja es su profunda dependencia de los bosques de algas, en particular del huiro palo (Lessonia trabeculata). “Su distribución batimétrica y espacial está muy determinada por la presencia de estos bosques de huiro palo”, comenta Fernández. Estas algas forman densos bosques submarinos que ofrecen sombra, protección y escondite, creando un entorno donde el tiburón puede vivir y reproducirse con seguridad.
“Las lessonias forman bosques muy densos y generan el mismo efecto que tienen los árboles en tierra: donde hay un bosque, hay especies que se refugian en él. El alga puede llegar a tener una fronda que ofrece sombra, ofrece protección, ofrece escondite. Entonces, muchas especies están asociadas a ella y viven refugiadas ahí”, comenta el Dr. Concha.

Este vínculo con las algas es especialmente evidente en su reproducción. El pintarroja deposita sus huevos, provistos de zarcillos que les permiten anclarse firmemente a las algas. “Los huevos son ovalados, son largos y tienen por los dos extremos zarcillos, eh tiene unas estructuras filamentosas que se enredan en las algas y los ayudan a quedar anclados”, agrega el investigador principal de ChondroLab.
Las hembras ponen dos huevos cada dos o tres días, envueltos en una cápsula producida por la glándula nidamental, conocidas como bolsos de sirena. Esta estrategia reproductiva, conocida como oviparidad simple, implica que los huevos se depositan en lugares seguros, como los bosques de algas, asegurando así una mayor supervivencia para las crías.


“Cada hembra pone dos huevos, después pasan dos o tres días y vuelve y pone dos más. No siempre hay una sola hembra de pintarroja que pone sus huevos en la misma alga. Cuando uno encuentra una agregación grande de huevos, no necesariamente son todos puestos por la misma hembra, mucho menos son puestos por la misma hembra el mismo día. Las hembras ponen de a dos y se demoran dos o tres días en formar de nuevo otro par de cápsulas que vuelven a depositar y ahí vuelven a hacer el proceso. Y ese proceso lo pueden estar haciendo durante un tiempo variable, que puede ser un mes, dos meses, en el que están constantemente poniendo dos huevos cada tres días”, explica el Dr. Concha.
Las hembras muestran además una selección cuidadosa del alga, prefiriendo las más grandes, cuya altura protege los huevos de corrientes y depredadores como cangrejos y caracoles. “Esta estrategia que adoptaron finalmente les fue super útil, porque el pintarroja es el tiburón más abundante de las costas de Chile”, agrega el investigador de Subtidal Ecology Laboratory (SUBELAB). Vale decir que entre los principales depredadores naturales de los huevos de pintarroja están los panchotes, que habitan en el alga y se alimentan de los huevos.

Pero la relación entre este pequeño tiburón y los bosques de huiro palo va más allá de sus hábitos reproductivos. La densidad y la estructura de estos bosques también afectan directamente la alimentación y los comportamientos diarios del tiburón gato chileno.
“En la literatura se ha demostrado que la densidad y la cantidad de algas pardas en un bosque, qué tan tupido sea el bosque, produce una influencia directa en la dieta de los pintarrojas. O sea, entre más tupido el bosque, el pintarroja dirige su dieta a un cierto grupo y si es que hay menos densidad va a cambiar la dieta. Entonces, eso te demuestra que no solo existe una relación entre el bosque y su reproducción, sino que además en los hábitos de vida del pintarroja”, agrega el investigador de ChondroLab.

Estudios de telemetría acústica, realizados por Italo Fernández junto a su profesor para su tesis doctoral, han confirmado que los tiburones muestran una alta residencia en un sitio, permaneciendo cerca de las áreas donde se les encuentra la mayor parte del año.
“Hemos estado estudiando el movimiento del pintarroja a través de telemetría acústica y lo que hemos visto en nuestros primeros resultados nos mostraron que tienen una alta residencia a un sitio. Es decir, no es que se esté moviendo continuamente sin ningún rumbo, ni van del norte al sur. La mayoría siempre se mantiene cercano al área donde los encontramos”, señala Fernández.

Sin embargo, la actividad del tiburón disminuye en invierno, lo que podría estar relacionado con la época reproductiva o la búsqueda de zonas de mayor protección debido al aumento de las marejadas.
“Lo importante es que su detección o su movimiento hacia en el área disminuye en el invierno. Especialmente a inicios del verano, finales de primavera es donde obtenemos la mayor detección de estos animales, lo que nos hace pensar que puede estar relacionado con la época reproductiva y que en invierno esté migrando a zonas que sean de mayor protección o a otras zonas por distintos motivos, puede ser también por protección frente al aumento de las marejadas del oleaje que se produce en invierno o tal vez también que como se ha visto en otras especies de tiburones gatos que migran hacia lo profundo. Puede ser que migren y se mantengan más tiempo en lo profundo, alimentándose de langostino”, agrega el investigador.

Asimismo, el pintarroja muestra una marcada preferencia por los bosques de algas tanto para reproducirse como para alimentarse, lo que determina en gran medida su distribución batimétrica y espacial. “Lo interesante es que nos hemos dado cuenta que tienen una alta afinidad por los bosques de algas, se quedan ahí, lo usan para reproducirse, para alimentarse. Hemos visto que muestran una marcada preferencia por sustratos de alga más que por otro tipo de sustratos como puede ser la arena o la roca. Entonces la distribución temporal y espacial se encuentra muy dependiente del bosque de algas. Asi también lo han sustentado otros trabajos, por ejemplo, de alimentación, donde la huella de la dieta cambia un poco en individuos que se encuentran viviendo en bosques con individuos que se encuentran sin vivir en bosques”, comenta Fernández.

Finalmente, las investigaciones de Italo han demostrado que las hembras presentan una alta fidelidad a sus sitios de anidamiento, permaneciendo cerca de la zona donde depositan los huevos durante gran parte de su vida. En ese sentido, esta fidelidad las hace especialmente vulnerables a la destrucción de los bosques de algas, ya que producto de esto se quedarían sin un lugar adecuado para poner sus huevos.
Las principales amenazas para el tiburón pintarroja
A pesar de su gran importancia para los ecosistemas costeros y su notable abundancia a lo largo de las costas de Chile y Perú, el tiburón pintarroja enfrenta diversas amenazas derivadas de la actividad humana. Su dependencia de los bosques de algas, especialmente del huiro palo(Lessonia trabeculata), lo vuelve particularmente vulnerable frente a la explotación indiscriminada de algas, la pesca incidental y los cambios ambientales asociados al cambio climático.

Estas amenazas no solo ponen en riesgo la reproducción y supervivencia de sus crías, sino que también afectan su hábitat natural, generando consecuencias en cascada para toda la comunidad marina que depende de los bosques submarinos.
En primer lugar, la explotación de algas, particularmente el barreteo y la extracción de grandes ejemplares de Lessonia trabeculata, está afectando directamente al tiburón pintarroja. Esto principalmente debido a que, como mencionamos anteriormente, los huevos de pintarroja y otras rayas costeras dependen de estas algas para su desarrollo y supervivencia.


“La explotación de Lessonia trabeculata está afectando mucho porque les estamos cortando el alga, que es el único sustrato que usan para reproducirse. Y bueno, no solo los pintarrojas ponen sus huevos en las algas, las rayas costeras del género Sympterygia, que son dos en Chile, Sympterygia lima y Sympterygia brevicaudata, también ponen sus huevos en las algas, que son como unos saquitos cuadrados y a veces se pueden encontrar en las playas”, agrega el profesor de la Facultad de Ciencias del Mar y Ciencias Naturales de la Universidad de Valparaíso.
Asimismo, es importante destacar que los pescadores suelen extraer las algas más grandes, que son precisamente las preferidas por los tiburones para poner sus huevos, obligando a las hembras a usar algas más pequeñas o a migrar, afectando directamente su reproducción y la supervivencia de los huevos.
“Los pescadores siempre van a tender a agarrar el disco de adhesión más grande porque tienen un tamaño mínimo de extracción de algas que es como de 20 cm de disco. Entonces siempre van a tender a sacar el más grande, que además es el que tiene más alginato, y justamente es el alga que también prefieren los tiburones para poner los huevos. Entonces los tiburones se van a ver obligados a migrar del área o a poner los huevos en algas más pequeñas que puede ser que no sean suficientes para mantener la sobrevivencia de los huevos”, agrega Fernández.

Por otra parte, la pesca incidental también representa una amenaza considerable, ya que muchos pintarrojas mueren al quedar atrapados en las redes, especialmente durante las épocas de mayor agregación de la especie, aun cuando el pintarroja tiende a ser más resistente al enmalle que otros tiburones.
Como explica el Dr. Concha: “A diferencia de otros tiburones pelágicos que no pueden dejar de nadar nunca porque si dejan de nadar se ahogan, estos pueden estar más quietos y tienen mayor resistencia que otras especies a la pesca incidental. Muchas veces salen del agua en las redes, los pescadores los desenredan y los vuelven a tirar al agua o a veces llegan incluso a las caletas y en la caleta lo desenredan y lo tiran al agua y el tiburón se va. En muchos casos, aunque no siempre, pasa eso. Muchos de ellos pueden ser devueltos al agua y todavía pueden sobrevivir bien”.
Sin embargo, aunque el pintarroja suele sobrevivir a la captura, la masificación de la pesca de algas y los cambios en los patrones ambientales por el cambio climático son problemas significativos que afectan su reproducción y supervivencia.

“En muchas especies se ha demostrado que los cambios de temperatura generan diversas afectaciones. Esto es súper complejo porque tiene muchas aristas: puede alterar los patrones de pluviosidad, modificar las corrientes, incluso afectar la provisión de nutrientes desde los ríos y la materia orgánica, y cambiar un montón de factores en el ecosistema”, comenta el investigador principal de ChondroLab.
Estos cambios no solo inciden en la disponibilidad de alimento o en la estructura del hábitat, sino que también pueden afectar directamente los ciclos de desarrollo embrionario del pintarroja. “Por ejemplo, el tiempo que un tiburón permanece en su huevo, que en el caso del pintarroja es de alrededor de ocho meses, está perfectamente coordinado con la naturaleza y las comunidades del entorno. Si nace antes, puede encontrarse con un ambiente con insuficiente alimento; si nace después, habrá más depredadores presentes. Todo está sincronizado para que las crías lleguen a un lugar y una época óptimos, con la mejor temperatura, nutrientes y disponibilidad de alimento”, explica Francisco Concha.

En ese sentido, cualquier alteración de este delicado equilibrio, como las provocadas por el cambio climático, puede generar consecuencias que no siempre son perceptibles de inmediato, pero que afectan de manera significativa la supervivencia y el éxito reproductivo de la especie.
Actualmente, el tiburón pintarroja está clasificado como “preocupación menor” (LC) en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), lo que indica que no se considera amenazado. En Chile no posee categoría oficial, sin embargo, su dependencia de ecosistemas frágiles lo hace susceptible a amenazas ambientales y humanas.
En ese sentido, Italo Fernández advierte sobre los posibles riesgos futuros: “Todavía es un animal muy abundante, se le puede ver harto, pero yo creo que habría que ir viendo si las cosas no mejoran con el tema del barreteo y las pesquerías de algas, que todavía sigue siendo un tema. En algún futuro no tan lejano habría que revisar de nuevo”, comenta.

El investigador de Subtidal Ecology Laboratory (SUBELAB) también destaca la escasez de datos científicos sobre muchas especies chilenas, incluido el pintarroja, lo que dificulta evaluaciones precisas de su estado de conservación: “El problema con estas especies es que muchas en Chile tienen muy poca investigación. Entonces, casi todo el criterio que se utiliza para cuando se evalúa una especie en la Red List se basa en información empírica, y muchas veces hay muy pocos datos científicos”, explica.
Por su parte, Francisco Concha subraya la importancia de la educación pública sobre el pintarroja y su ecosistema, señalando que la creciente información ha llevado a acciones comunitarias positivas, como el rescate de huevos de tiburón encontrados en algas varadas.
“Hay harto que se está haciendo por suerte en este momento y la idea es que la gente que trabaja en esta área de los peces siga publicando y siga difundiendo la información disponible para el resto de la comunidad. Se han hecho varias cosas, últimamente existen más trabajos de orden ecológico, que son súper necesarios. Pero aún faltan cosas como conocer la edad de crecimiento, la edad de primera madurez sexual, que son super importantes cuando una especie se puede transformar en recurso”, señala Concha.

Italo Fernández, por su parte, menciona varias iniciativas de conservación y monitoreo que buscan visibilizar y abordar las problemáticas que enfrenta el pintarroja. Entre ellas, destacan los esfuerzos de estudiantes e investigadores que intentan reubicar huevos varados en las playas, así como programas de divulgación de universidades y organizaciones como el Núcleo Pinta Roja.
“Son grandes aportes al tema de la conservación de estas especies, ayudan a entregar la información, a que la gente sepa lo que está pasando y que los tiburones no solo son afectados por la pesca, sino también por la destrucción de hábitat. Es algo que poco se habla en los tiburones especialmente y específicamente acá en el país. Entonces, tanto estas pequeñas iniciativas, los investigadores independientes, como también estas ONG que trabajan para entregar estos pocos granitos de arena que contribuyen significativamente a cuidar y proteger al pintarroja”, finaliza Fernández.