En las vastas aguas del hemisferio sur, donde el viento y las olas se entrelazan, habita una familia de aves marinas que ha capturado la atención de observadores y científicos. Se trata de Oceanitidae, también conocidas como golondrinas de mar australes, pequeñas aves que se han adaptado a la vida en el océano abierto, lejos de la costa y de la seguridad de la tierra firme.

Estas aves han evolucionado para conquistar el reino del mar, donde se alimentan de pequeños peces, crustáceos y moluscos. A pesar de su tamaño diminuto, los oceanitidos son capaces de soportar las condiciones más adversas, desde tormentas feroces hasta corrientes heladas, y han desarrollado una serie de adaptaciones fascinantes para sobrevivir en este entorno hostil.

Golondrina de mar fueguina (Oceanites oceanicus chilensis), salida pelágica frente a Valparaíso, provincia de Valparaíso. Foto Fabrice Schmidt
Golondrina de mar fueguina (Oceanites oceanicus chilensis), salida pelágica frente a Valparaíso, provincia de Valparaíso. Foto: Fabrice Schmidt

Uno de los géneros más intrigantes dentro de la familia Oceanitidae es Oceanitas. Este ha sido parcialmente estudiado en el pasado, produciendo resultados contrastantes sobre sus relaciones ancestro-descendientes. Sin embargo, un reciente estudio entrega nuevas y actualizadas pistas sobre sus especies.

Un vistazo a la historia evolutiva

En un reciente estudio publicado en la revista Zootaxa, un grupo de investigadores se enfocó en la sistemática y taxonomía del género Oceanites, de la familia Ocenitidae, aves también conocidas como golondrinas de mar australes. Dentro de sus novedades, en el trabajo se describió una nueva especie, a la que los investigadores llamaron Oceanites barrosi o golondrina de mar andina.

Golondrina de mar de Wilson (Oceanites oceanicus). Foto: Brian Sullivan

Los resultados revelaron que el género Oceanitas es monofilético, es decir, todas las especies comparten un ancestro común. Se identificaron cuatro clados (rama del árbol evolutivo que descienden de un antepasado particular):

  1. O. chilensis
  2. O. exasperatus
  3. O. gracilis, O. pincoya, y O. barrosi.
  4. O. oceanicus y O. galapagoensis

El análisis sugirió que O. chilensis es el clado más basal, lo que significa que se separó de los otros grupos antes que las demás especies. Según el árbol evolutivo, la divergencia entre Oceanitas y otros géneros de la familia Oceanitidae se estima en aproximadamente 35,9 millones de años, y la divergencia más antigua dentro de Oceanitas data de hace unos 21,3 millones de años, en el Mioceno temprano.

El nuevo estudio propone cuatro clados en el género Oceanitas. Gráfico: Heraldo Norambuena vía X
El nuevo estudio propone cuatro clados en el género Oceanitas. Gráfico: Heraldo Norambuena vía X

Una nueva especie: Oceanites barrosi

Uno de los hallazgos más emocionantes del estudio fue la identificación de un nuevo taxón en los Andes chilenos, denominado Oceanites barrosi o golondrina de mar andina. Esta especie se distingue por su estructura pequeña, con alas cortas y redondeadas, y una notable diferencia en tamaño y plumaje en comparación con otras especies de Oceanites.

Oceanites  barrosi sp.  nov., también conocida como petrel de tormenta andino. Foto: Rodrigo Barros
Oceanites barrosi sp. nov., también conocida como golondrina de mar andina. Foto: Rodrigo Barros

Según uno de los investigadores líder, Heraldo Norambuena, a través de su cuenta de X, “la nueva especie está dedicada a Rafael Barros Valenzuela (1890–1972) uno de los ornitólogos más relevantes de Chile, y quien colectó los primeros especímenes, que hoy conocemos como Oceanites barrosi, en Río Blanco Provincia de Los Andes”. Ese hecho, añade, ocurrió hace 100 años.

Rafael Barros Valenzuela (1890–1972), ornitólogo que descubrió la golondrina de mar andina. Foto: Heraldo Norambuena vía X
Rafael Barros Valenzuela (1890–1972), ornitólogo que descubrió la golondrina de mar andina. Foto: Heraldo Norambuena vía X

Esta ave se reproduce en la Cordillera de Los Andes de Chile central y parte de Argentina. «Eso es una particularidad excepcional, porque es una especie marina. Es un contrasentido», dice el investigador Rodrigo Barros, presidente de la Red de Observadores de Aves. Su presencia se ha vuelto familiar, ya que circulan por los cielos de Santiago, la ciudad más poblada del país. «En particular, los pollos que nacen en lugares remotos de la cordillera y salen de ese sitio hacia el mar, se ven enfrentados a cruzar zonas iluminadas. Se confunden con las luces y son atrapados por ellas: caen y mueren o quedan en condiciones desfavorables. Las luces son un factor muy impactante en estos volantones», añade.

«Siempre se consideró esta especie como la golondrina de mar de Wilson, subespecie chilensis. A través de este trabajo, descubrimos que una de las poblaciones que calificaba de especie propiamente tal, es la andina», explica Barros respecto a la confusión de esta especie con otras.

La golondrina de mar andina. Foto: Herlado Norambuena vía X
Nuevo taxón: la golondrina de mar andina. Foto: Herlado Norambuena vía X

El trabajo para llegar a la golondrina de mar andina tardó seis años, con visitas a museos, exploraciones a sitios de reproducción, trabajo de laboratorio y cientos de horas de análisis de datos. Los investigadores ahora se preparan para encontrar sus nidos en la cordillera entre la Región del Maule y Coquimbo.

Investigadores tardaron seis años en este trabajo. Foto: Heraldo Norambuena vía X
Investigadores tardaron seis años en este trabajo. Foto: Heraldo Norambuena vía X

Otros hallazgos clave

El análisis biogeográfico sugiere que el origen más probable de Oceanitas es el océano Austral. La dispersión de estas aves marinas ocurrió entre 15 y 18 millones de años atrás, promoviendo el origen de varias especies en diferentes regiones. Por ejemplo, O. gracilis, O. pincoya, y O. barrosi surgieron en el sureste del Pacífico, mientras que O. oceanicus y O. galapagoensis colonizaron los océanos Austral y Atlántico.

El estudio también reveló una variación continua en el tamaño entre los taxones de Oceanites, que van desde los más pequeños en O. gracilis hasta los más grandes en O. exasperatus. Las mediciones morfológicas mostraron que las especies pueden diferenciarse por características como la longitud del ala, la cola, el tarso y el culmen.

Golondrina de mar chica (Oceanites gracilis). Foto: Alejandra Pons
Golondrina de mar chica (Oceanites gracilis). Foto: Alejandra Pons

Basándose en los resultados filogenéticos y morfológicos, los investigadores sugieren elevar al estado de especie los taxones O. galapagoensis, O. chilensis, y O. exasperatus, todos antes considerados subespecies. Esto lleva a un total de siete especies reconocidas dentro del género Oceanites, lo que proporciona una comprensión más clara y precisa de la diversidad dentro de este grupo.

El estudio de la familia Oceanitidae y el género Oceanites ha revelado una historia evolutiva fascinante y compleja. Los descubrimientos sobre las relaciones filogenéticas, la diversificación geográfica y la variación morfológica no solo enriquecen nuestro conocimiento sobre estas enigmáticas aves marinas, sino que también subrayan la importancia de la investigación continua en la sistemática y evolución de las aves. Con la descripción de Oceanites barrosi, la familia Oceanitidae sigue siendo un campo de estudio dinámico y emocionante para los ornitólogos y amantes de la naturaleza.

Puedes leer el paper completo en https://mapress.com/zt/issue/view/zootaxa.5486.4

Petrel de tormenta andino, nuevo miembro de la familia Oceanitidae. Foto: Rodrigo Barros
Golondrina de mar andina, nuevo miembro de la familia Oceanitidae. Foto: Rodrigo Barros
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