-
Turismo Regenerativo: Pucón se posiciona en el centro de una nueva visión para el desarrollo turístico
7 de mayo, 2025 -
¡No te lo pierdas! Ya están disponibles las carteleras online y presencial de Santiago Wild 2025
6 de mayo, 2025 -
¡Todos a votar! Las 20 mejores fotografías del concurso “La mejor foto de Chile 2024 – 2025”
6 de mayo, 2025

Del montaje al lente: El viaje autodidacta de Cristóbal Santamaría, camarógrafo chileno que destaca en Santiago Wild 2025
Autodidacta, observador paciente y defensor de una filmación ética, Cristóbal Santamaría se ha consolidado como una de las voces más activas del cine de naturaleza en Chile. Ha participado en documentales de Historia Natural tanto a nivel nacional como internacional, colaborando con plataformas y canales como Netflix, BBC, Smithsonian Channel y PBS Nature, además de trabajar junto al Centro de Rehabilitación Refugio Animal Cascada. Desde sus primeros pasos en la postproducción hasta registrar cóndores para series como Airborne o pilotar drones para Blue Planet III, su trayectoria combina sensibilidad narrativa, tecnología y un firme compromiso con la conservación. En esta entrevista realizada en el marco del Santiago Wild Summit 2025, repasamos su historia, influencias y aprendizajes tras años documentando la vida silvestre.

Cristóbal Santamaría no es solo un cineasta chileno; es un explorador del lente y un observador de la naturaleza con la capacidad de capturar la esencia de lo que muchos no ven. Este año, aterriza en el Summit de Santiago Wild 2025 con una historia que se eleva por los aires, literalmente. Junto al destacado productor y director chileno de cine de historia natural, René Araneda, presentará una de las secuencias iniciales de Airborne, una serie documental de cuatro episodios que celebra las criaturas voladoras del planeta. En este cortometraje, Cristóbal y René registraron a los imponentes cóndores planeando sobre los cielos patagónicos, un testimonio visual que no solo revela la majestuosidad de estas aves, sino que también plantea decisiones técnicas y éticas fundamentales para filmar sin perturbar a la fauna.


Para Santamaría, estos encuentros en festivales como Santiago Wild son mucho más que una simple vitrina para mostrar el trabajo final: son puntos de encuentro esenciales para todos los que, desde diferentes campos como la ciencia, la conservación y el audiovisual, cuentan las historias naturales de Chile. “El cine de naturaleza en este país tiene un enorme potencial, pero a menudo trabajamos de manera aislada. Por eso espacios como este son muy necesarios para que podamos cruzarnos y compartir nuestras experiencias y desafíos”, reflexiona.
Su historia con la naturaleza es, en cierto modo, un viaje de toda la vida. De niño fue scout, por lo que aprendió a vivir la naturaleza desde dentro. Sin embargo, fue cuando comenzó a experimentar con cámaras que descubrió cómo podía contar las historias que veía: “La naturaleza siempre me llamó. Y cuando comencé a filmar, no solo se trataba de capturar imágenes, sino de compartir una historia que el animal también estuviera dispuesto a contar”.


Hoy, Santamaría ha logrado combinar la tecnología con una sensibilidad ambiental que le ha permitido trabajar con gigantes como la BBC en Blue Planet III y Planeta Tierra III, y colaborar en distintos proyectos nacionales e internacionales como Relatos de Guardaparques y Airborne. En sus imágenes, no solo busca capturar la belleza visual, sino también contar la historia detrás de cada animal, cada ecosistema y cada encuentro. Su trabajo no es solo un acto de cine, es al mismo tiempo un compromiso con la ética, la conservación y la observación respetuosa de la fauna.
De las películas de infancia a la vida en el bosque: el despertar de un cineasta de naturaleza
Desde niño, Cristóbal Santamaría sintió una atracción especial por los animales y sus historias. Clásicos como El Rey León o El Libro de la Selva le permitieron identificarse con protagonistas animales y vivir aventuras salvajes desde el sillón de su living. Estas primeras experiencias cinematográficas abrieron en él una curiosidad inagotable por la naturaleza y la vida animal. Como él mismo cuenta, “uno puede tener algún hito por ahí en la niñez, pero creo que se dio naturalmente que me interesara por la naturaleza”, dejando claro que su pasión por el medio ambiente surgió de manera orgánica.


En su adolescencia, Santamaría se adentró aún más en el mundo natural a través del Movimiento Scout. Pasar noches acampando bajo el cielo estrellado y recorrer senderos boscosos lo educó en el arte de «habitar la naturaleza». Cada salida al campo era una lección vivencial: aprender a armar un campamento, a orientarse sin la ayuda de la ciudad, a convivir con insectos, aves y mamíferos a su alrededor. Estas vivencias al aire libre reforzaron su empatía por las criaturas silvestres y le enseñaron a leer el lenguaje del bosque con sus propios sentidos, no solo con imágenes en la pantalla.
Todos esos hilos de la infancia –las películas de animales, las horas de fogata como scout y el contacto directo con la fauna– tejerían finalmente una fibra muy sensible en Santamaría hacia la vida silvestre. Con los años, comprendió que su interés no era solo admirar la naturaleza, sino narrarla. Fue entonces cuando escuchó las historias de los rituales prehistóricos alrededor del fuego, e imaginar a nuestros antepasados contando historias junto al calor de las llamas le abrió la puerta a su vocación. Santamaría lo recuerda con claridad: “Eso me impresionó. Ahí partió la enseñanza. En esos rituales, en esa ceremonia, la gente bailaba, se reía, contaba su historia y teniendo ese conocimiento no podía no trabajar en eso, en contar historias». Este destello intelectual le confirmó que su camino profesional estaría ligado a contar historias, especialmente, las de la vida natural que le apasionaba.

Para darle forma a esa inquietud, estudió Dirección Audiovisual en la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde desarrolló sus primeras herramientas narrativas. Fue al terminar la carrera cuando conoció al reconocido cinesta René Araneda, figura clave del cine de naturaleza en Chile, quien lo invitó a integrarse al equipo de montaje de Wild Chile, una serie documental de naturaleza y vida salvaje financiada por el Consejo Nacional de Televisión (CNTV), que sigue la huella de los animales más atractivos de la fauna chilena. Trabajar en la sala de edición de ese proyecto fue una verdadera escuela: entre ajustes de color y secuencias de imágenes, Santamaría afinó su mirada narrativa y profundizó sus conocimientos sobre el comportamiento animal.
Así, poco a poco su trabajo en postproducción lo formó como cineasta de naturaleza: aprendió a detectar cuándo un gesto mínimo –como el parpadeo de un ave o el giro de cabeza de un zorro– podía desencadenar una historia potente. Su ojo se educó no solo para la imagen, sino también para el ritmo narrativo y el lenguaje de la fauna.


La pandemia como punto de inflexión
Después de años frente a las pantallas en salas de montaje y postproducción, a Cristóbal Santamaría se le empezaron a abrir nuevas puertas. Su trabajo constante, su mirada precisa y su ética en el tratamiento de las imágenes le fueron ganando la confianza del rubro. Así, de forma paulatina, comenzó a participar en terreno en las producciones, con su cámara y su dron al hombro. De a poco, fue afilando su mirada detrás del lente, estableciendo las bases de una nueva etapa en su carrera, esta vez desde el corazón mismo de la naturaleza.
Para especializarse en tomas aéreas, tomó cursos de pilotaje y normativa de drones. Complementó esa formación con horas de vuelo en parques y áreas abiertas, afinando el control y la estabilidad de las tomas. Pero su foco no era solo técnico: su objetivo era capturar paisajes sin perturbar la fauna. Con práctica y observación, fue calibrando altura, velocidad y distancia, hasta convertir cada vuelo en un ejercicio de respeto hacia el entorno. Esa especialización aérea se volvió un sello de su trabajo y una llave que abriría muchas puertas en filmaciones al aire libre.

La serie documental Pumas: Legends of the Ice Mountains lo llevó al helado sur chileno y lo puso junto al naturalista Casey Anderson. Con él y con René, su gran amigo y mentor, en terreno extremo, Santamaría aprendió a dominar técnicas avanzadas de filmación en condiciones difíciles y a manejar equipos profesionales de cine. Esta experiencia lo volvió mucho más seguro: sabía manejar su equipo y entendía mejor cómo moverse para capturar imágenes impactantes sin alterar la vida silvestre. Como él mismo recuerda:
“Después de Wild Chile hubo una producción en la que participé, que se llamó Pumas: Legends of the Ice Mountains. Ahí pasamos alrededor de un mes en terreno, buscando estos pumas en Torres del Paine. En estas grandes producciones uno tiene el tiempo para entender y aprender, por ejemplo, a seguir las huellas, a saber si una huella había sido hace un día o hace cuatro noches. Fue en esta producción donde conocí a Casey Anderson, que tiene un santuario de osos. Al trabajar con él, aprendí mucho sobre el comportamiento animal. También tuve la oportunidad de estar cara a cara con cámaras profesionales, drones de última tecnología y estabilizadores. Ahí fue cuando aprendí a volar drones. Tomé cursos, saqué mi licencia y con mucha experiencia en montaña, comencé a ser el piloto de drones en algunos proyectos.»


La llegada de la pandemia coincidió con un momento justo. Al cerrarse las fronteras, las grandes productoras como BBC, CNN y Smithsonian Channel, no pudieron traer sus equipos habituales, así que comenzaron a recurrir a cineastas locales. Santamaría no imaginó entonces lo que eso significaría para él: «Y para suerte de la mía, empezó la pandemia». Aquella frase resume con humor su buena fortuna inesperada, pues el aislamiento global le abrió puertas impensadas. De pronto, las grandes cadenas necesitaban gente como él en el sur austral, y sus habilidades recién pulidas lo hicieron destacar.
Santamaría recibió así su primer gran encargo internacional. Lo recuerda con emoción: «Ahí tuve mi primera producción con BBC, que fuimos a grabar al zorrito de Darwin en Chiloé. Y creo que fue una de las experiencias más transformadoras que tuve». Enfrentó días de lluvia, pantanos y bosque valdiviano en busca del esquivo zorro nativo, acompañado de un equipo técnico. Esta aventura no solo le permitió capturar imágenes únicas, sino que le dio la certeza de estar a la altura de este gran desafío.

Con la BBC fue solo el inicio: luego llegaron más producciones con CNN, Smithsonian Channel, PBS Nature y otras cadenas internacionales, ampliando su alcance en el rubro. Este salto profesional le granjeó visibilidad y credibilidad en la industria, devolviéndole la confianza en sí mismo. Santamaría lo resume así: «Ya con conocimientos de montaje, de naturaleza, de dron, de cámara con lente largo… las cosas han empezado a avanzar». Ahora, cada producción es una escalera más que asciende, un nuevo paso en la carrera que floreció justo cuando la pandemia marcó un punto de inflexión.
Pero ese no fue el único cambio importante. Con el tiempo, su mirada sobre la naturaleza se transformó, orientándose hacia la coexistencia entre el ser humano y la naturaleza. Cristóbal cuenta que, tras el parón de la pandemia, empezó a interesarse más por los temas de conservación y rehabilitación animal. «La pandemia también era un contexto difícil para el mundo audiovisual, entonces uno tiene que empezar a ver qué otras cosas son compatibles con eso. Y ahí entró la temática de la coexistencia entre naturaleza y ser humano.»

Su colaboración con Estancia Cerro Guido, donde realizó un pequeño documental sobre el trabajo que están llevando a cabo para lograr un equilibrio entre la actividad humana y el entorno, le permitió profundizar en ese enfoque. Cristóbal comenzó a entender la importancia de no solo filmar la belleza de la naturaleza, sino también de mostrar los retos ambientales a los que nos enfrentamos: «Creo que ahora, en adelante, uno de los focos más importantes en mi trabajo es mostrar la coexistencia entre el ser humano y la naturaleza. No solo mostrar lo bonito, sino también la crisis ambiental detrás de ello».
Este giro lo llevó a colaborar con el Refugio Animal Cascada, un centro de rehabilitación de fauna silvestre. Aquí, Santamaría documentó el proceso de recuperación de animales dañados por el impacto humano, aprendiendo sobre las formas de ayudar a especies que, de otro modo, no tendrían la oportunidad de sobrevivir. «El trabajo con el Refugio Animal Cascada me abrió las puertas a otros centros de rehabilitación que están en Chile y me abrió otro mundito también, de entender qué estamos haciendo como seres humanos para poder coexistir con la naturaleza.», comenta Cristóbal.


Ahora, su trabajo está enfocado en narrar historias sobre cómo los seres humanos pueden convivir de manera respetuosa con la naturaleza, mostrando tanto los logros como los retos en este delicado equilibrio. «Tenemos que documentar y dar a conocer la belleza natural pero, al mismo tiempo, también mostrar la crisis que estamos viviendo y lo que nosotros estamos haciendo. Es fundamental dar a conocer tanto lo que estamos haciendo bien como lo que estamos haciendo mal«, reflexiona.
Lo que viene: proyectos, aprendizajes y futuro
Hoy, Cristóbal Santamaría concentra su energía en proyectos que pronto verán la luz como un cortomertaje sobre el fondo marino de la Antártica junto a Manuel Novillo, un destacado biologo marino argentino. Además de su rol como piloto de dron en Blue Planet III, la emblemática serie de la BBC sobre los océanos, está muy involucrado en la serie Airborne: The Wild World of Birds, donde tuvo la oportunidad de capturar imágenes aéreas de cóndores andinos sobrevolando la Patagonia. Este cortometraje será estrenado en el Festival Santiago Wild 2025. Para Cristóbal, trabajar con estas aves majestuosas fue un desafío técnico que le permitió explorar nuevas formas de mostrar su majestuosidad.

“Trabajar con los cóndores en la Patagonia fue una experiencia increíble. Son aves que se desplazan de una manera tan elegante que capturarlas con la cámara fue un desafío técnico, pero también una gran satisfacción. Logramos mostrar la majestuosidad de estos animales desde perspectivas nunca antes vistas”, señala.

A nivel personal y profesional, uno de sus grandes logros recientes ha sido la oportunidad de probar la cámara ARRI Alexa 35 en terreno, grabando especies como pumas y guanacos. Para él, este tipo de experiencias son momentos claves en su carrera, donde la tecnología de vanguardia se combina con la capacidad de capturar la esencia de la naturaleza. “Esta cámara es de las mejores, es de muy alta gama. tuve la suerte de grabar pumas, cóndores, guanacos y patos cortacorrientes con esa cámara y probarla en terreno. Eso salió en el Instagram de ARRI y fue un gran hito de mi carrera. Fue como un desafío porque fuimos como 7 días a grabar lo que saliera, y salieron cosas muy bacanas”, comenta.
Además, Cristóbal ha sido parte de otros proyectos destacables como Relatos de Guardaparques (2021), un cortometraje realizado junto a Ladera Sur y CONAF, que visibiliza el rol de los guardianes de áreas protegidas y que fue estrenado en el Día del Guardaparque. También fue seleccionado en 2023 para el Laboratorio Audiovisual del Festival Santiago Wild, donde su trabajo fue muy bien recibido.



A pesar del éxito de sus proyectos, Cristóbal es consciente de las dificultades de la industria. “Esta industria es muy pequeña, tanto en Chile como en Latinoamérica”, señala, y subraya que la paciencia ha sido fundamental en su trabajo en terreno, esperando durante largas horas el momento perfecto para capturar una toma. Asimismo, ha sido crítico con algunas prácticas dentro de la industria, donde la “competencia por likes” puede llevar a invadir el espacio de los animales. “No se trata solo de tener una buena imagen. Se trata de contar algo verdadero, con ética”, insiste.
Mirando al futuro, Cristóbal espera seguir contando historias que no solo resalten la belleza de la naturaleza, sino que también contribuyan a la conservación. “No es necesario tener el último equipo ni miles de seguidores para hacer un buen trabajo. Lo importante es tomarse el tiempo para hacerlo bien”, reflexiona.



Para los que comienzan, su consejo es claro: “Tómate el tiempo para observar y entender lo que estás filmando, no solo para capturar una imagen bonita, sino para contar una historia verdadera”. El próximo jueves 15 de mayo, participará en el Summit del Festival Santiago Wild, donde se espera que comparta más sobre su trabajo y su enfoque hacia la conservación de la biodiversidad.
¡No te lo pierdas! Las entradas se encuentran disponibles en santiagowild.com y en ticketmaster.cl