En lo profundo de los bosques templados del sur de Chile y Argentina, habita un anfibio tan singular como enigmático: la ranita de Darwin (Rhinoderma darwinii). Con un tamaño que no supera los cuatro centímetros y una coloración que varía entre tonos marrones y verdes brillantes, esta especie no solo destaca por su apariencia camuflada entre la hojarasca, sino por su extraordinaria estrategia reproductiva. A diferencia de la mayoría de los anfibios, cuyos renacuajos completan su desarrollo en el agua, los machos de la ranita de Darwin cargan a sus crías dentro de su saco vocal hasta que completan su metamorfosis, un fenómeno único en el mundo animal.

Sin embargo, esta pequeña maravilla evolutiva enfrenta una crisis alarmante. En las últimas décadas, su población ha disminuido en un 80%, poniendo en riesgo su supervivencia. Las principales amenazas incluyen la pérdida de hábitat debido a la deforestación, el cambio climático y la propagación de la quitridiomicosis, una enfermedad mortal causada por el hongo Batrachochytrium dendrobatidis, responsable de la extinción de decenas de especies de anfibios en el mundo.

Ante esta situación crítica, la ciencia ha asumido un papel fundamental en la lucha por salvar a la ranita de Darwin. Desde iniciativas de conservación en su entorno natural hasta programas de reproducción en cautiverio en Chile y el Reino Unido, diversas entidades trabajan incansablemente para garantizar el futuro de la especie.

Estrategia Binacional de Conservación de la Ranita de Darwin

Ante la dramática disminución de la población de la ranita de Darwin (Rhinoderma darwinii), científicos, conservacionistas y organizaciones, instituciones públicas, privadas, ONGs, de Chile y Argentina, decidieron unir fuerzas para evitar su desaparición. Así nació, en 2018, la Estrategia Binacional de Conservación de la Ranita de Darwin, un esfuerzo coordinado que busca proteger a esta emblemática especie y su hábitat, combinando investigación científica, monitoreo en terreno y reproducción en cautiverio.

Este programa involucra a diversas instituciones clave, como la ONG Ranita de Darwin, la Universidad de Concepción, la Sociedad Zoológica de Londres (ZSL) y empresas privadas como ARAUCO, que han sumado esfuerzos en la protección de las poblaciones silvestres y en la creación de centros de reproducción ex situ. La Estrategia Binacional no solo busca evitar la extinción de la ranita de Darwin, sino también generar el conocimiento necesario para enfrentar las amenazas que afectan a los anfibios en general, como la quitridiomicosis y la destrucción de los ecosistemas nativos.

Uno de los pilares de esta estrategia es la cooperación internacional, que ha permitido desarrollar estudios sobre la genética de la especie, su capacidad de adaptación y las mejores estrategias para su recuperación. Entre enero del 2024 y 2025, 32 especialistas de Chile, Argentina, Alemania y el Reino Unido se han reunido en la Universidad de Concepción con el objetivo de fortalecer esta colaboración y definir medidas concretas para la conservación de la ranita de Darwin. 

Vamos a desarrollar diversos protocolos enfocados en la reproducción ex situ, la reproducción en cautiverio y en los procedimientos para el traslado de las ranitas entre diferentes ubicaciones”, sostuvo el Dr. Andrés Valenzuela, investigador de la Sociedad Zoológica de Londres y presidente de la ONG Ranita de Darwin.

Ranita de Darwin (Rhinoderma darwinii). Créditos: Eduardo Muñoz Orellana
Ranita de Darwin (Rhinoderma darwinii). Créditos: Eduardo Muñoz Orellana

Uno de los logros más importantes de esta estrategia ha sido la implementación de estándares para la detección del hongo quítrido en las poblaciones de ranita de Darwin. Según Raúl Briones, jefe del programa de conservación de fauna de ARAUCO, actualmente se pueden analizar muestras en Chile sin necesidad de enviarlas al extranjero, lo que ha reducido costos y mejorado la eficiencia. “Estamos trabajando en un kit portátil que permitirá realizar pruebas rápidas en terreno y detectar la presencia del hongo de forma inmediata”, explica Briones. Esta innovación facilitaría la identificación temprana de brotes y permitiría tomar medidas de mitigación con mayor rapidez.

El trabajo en terreno ha sido clave para entender el estado de la especie y diseñar estrategias efectivas de conservación. En distintos puntos del sur de Chile, investigadores han identificado las poblaciones más amenazadas y han implementado medidas para su protección. En paralelo, en centros especializados como el Centro de Reproducción de Ranitas de Darwin en la Universidad de Concepción, se ha trabajado en la cría y mantenimiento de ejemplares en ambientes controlados, con el objetivo de reintroducirlos en su hábitat natural cuando las condiciones sean óptimas.

Uno de los principales objetivos de la Estrategia Binacional es recopilar información clave sobre la biología y estado de las poblaciones de la ranita de Darwin, facilitando la detección de nuevos hábitats adecuados y mejorando las estrategias de manejo. Para 2028, se espera reducir significativamente el impacto de las principales amenazas, protegiendo los bosques donde habita la especie, restaurando ecosistemas degradados y controlando especies invasoras como el jabalí y el hongo quítrido. Además, la estrategia busca garantizar su financiamiento y respaldo legal, estableciendo su inclusión en políticas de conservación tanto en Chile como en Argentina. Finalmente, se pretende fortalecer la educación ambiental y la sensibilización pública, para que más actores participen en la preservación de esta especie única.

Ranita de Darwin (Rhinoderma darwinii). Créditos: Claudio Almarza
Ranita de Darwin (Rhinoderma darwinii). Créditos: Claudio Almarza

A pesar de los avances, los desafíos son enormes. La ranita de Darwin sigue en peligro y su futuro depende de la continuidad y fortalecimiento de estas iniciativas. La Estrategia Binacional representa un esfuerzo en la conservación de los anfibios en Sudamérica, pero su éxito dependerá del compromiso a largo plazo de los gobiernos, la comunidad científica y la sociedad en su conjunto.

El rescate en Chiloé y la reproducción en Londres

A lo largo de los últimos años, la lucha por salvar a la ranita de Darwin ha estado marcada por importantes hitos en materia de conservación. Entre ellos, destaca el histórico rescate en Chiloé y la reproducción en Londres, así como el trabajo del Centro de Reproducción de Ranitas de Darwin en la Universidad de Concepción. Estas iniciativas han permitido no solo proteger ejemplares en peligro, sino también sentar las bases para su eventual reintroducción en su hábitat natural.

Ranita de Darwin (Rhinoderma darwinii). Créditos: Camila Morán
Ranita de Darwin (Rhinoderma darwinii). Créditos: Camila Morán

En 2024, una crisis sanitaria sin precedentes amenazó con extinguir una de las poblaciones más importantes de ranitas de Darwin en el Parque Tantauco, en la isla de Chiloé. El culpable: la quitridiomicosis, una enfermedad provocada por el hongo quítrido, que ya había causado la muerte de más de 1.300 individuos en la zona. Ante esta emergencia, la ONG Ranita de Darwin, en conjunto con la Sociedad Zoológica de Londres (ZSL), decidió actuar con rapidez: en octubre de ese año, 53 ranitas fueron trasladadas de urgencia al Zoológico de Londres, donde un equipo especializado las recibió para brindarles cuidados intensivos.

Este esfuerzo no solo salvó a estos ejemplares, sino que dio lugar a un hito en la historia de la conservación de la especie: en enero de 2025, nacieron 33 nuevas ranitas en el Zoológico de Londres. Estas crías representan una esperanza tangible para la recuperación de la especie. “La crianza exitosa de estas ranitas por parte de sus padres es un poderoso símbolo de esperanza para la especie. Demuestra lo que se puede lograr cuando se forman estas increíbles redes de colaboración”, comentó el Dr. Ben Tapley, curador de anfibios y reptiles en ZSL.

Las ranitas transportadas a Londres completaron su desarrollo en una de las formas más extraordinarias del reino animal: dentro del saco vocal de sus padres. En su entorno natural, los machos de esta especie cargan a sus crías durante semanas, hasta que estas completan su metamorfosis y emergen como pequeñas ranas completamente formadas.

Imagen de un macho, con corte transversal en su saco vocal, que muestra los renacuajos en desarrollo. Ilustración: Michigan Science Art
Imagen de un macho, con corte transversal en su saco vocal, que muestra los renacuajos en desarrollo. Ilustración: Michigan Science Art

Más allá de la reproducción en cautiverio, el principal objetivo del proyecto en Londres es otro. “Lo que se busca con estas ranitas es encontrar un tratamiento contra el hongo quítrido”, explica Raúl Briones. “Sabemos que una ranita infectada tiene pocas probabilidades de sobrevivir, por eso la investigación en Londres es crucial. En Chile no contamos con la infraestructura necesaria para realizar este tipo de estudios a nivel genético”. Este trabajo podría marcar un antes y un después en la lucha contra la enfermedad, no solo para la ranita de Darwin, sino para muchas otras especies de anfibios afectadas en todo el mundo.

Mientras tanto, en Chile, el Centro de Reproducción de Ranitas de Darwin de la Universidad de Concepción ha sido un pilar fundamental en los esfuerzos de conservación. Con más de 15 años de experiencia en la reproducción en cautiverio, este centro ha trabajado en la crianza y mantenimiento de ejemplares rescatados, colaborando estrechamente con el Zoológico Nacional y otros centros especializados.

Los investigadores del centro han desarrollado protocolos de reproducción ex situ, buscando garantizar la supervivencia de la especie en caso de nuevas amenazas en su hábitat natural. Además, han llevado a cabo un monitoreo continuo de las poblaciones silvestres en áreas protegidas de Bío Bío, Valdivia y Chiloé, identificando los sectores donde la especie se encuentra en mayor peligro y tomando medidas para su resguardo. 

La combinación de estos esfuerzos, representa un modelo integral de conservación que combina acciones in situ (protección en el hábitat natural) y ex situ (reproducción en cautiverio). Sin embargo, los desafíos siguen siendo enormes. ¿Será posible reintroducir con éxito las ranitas nacidas en Londres en los bosques de Chile? ¿Se podrá frenar la propagación del hongo quítrido antes de que cause daños irreparables en otras poblaciones?

El enemigo invisible: la amenaza del hongo quítrido

Entre los múltiples peligros que enfrenta la ranita de Darwin, la quitridiomicosis es la más letal. Provocada por el hongo Batrachochytrium dendrobatidis, esta enfermedad ataca la piel de los anfibios, interfiriendo con su capacidad de absorber agua y electrolitos, lo que finalmente les provoca insuficiencia cardíaca. Se trata de una pandemia global que ha causado la desaparición de al menos 90 especies de anfibios y ha puesto en peligro a cientos más.

En Chile, la quitridiomicosis fue detectada por primera vez en la ranita de Darwin en la década de 1970, coincidiendo con la misteriosa desaparición de su pariente, la ranita de Darwin del norte (Rhinoderma rufum), que hoy se considera probablemente extinta. Investigaciones recientes han demostrado que la cepa presente en Sudamérica es genéticamente idéntica a las detectadas en Europa y otras regiones del mundo, lo que sugiere que el hongo fue introducido a través del comercio internacional de anfibios.

Presencia de hongo quítrido en anfibio. Créditos: Jonathan (JC) Carpenter
Presencia de hongo quítrido en anfibio. Créditos: Jonathan (JC) Carpenter

A pesar del impacto devastador de esta enfermedad, algunos hallazgos recientes dan esperanza. Monitoreos realizados por la ONG Ranita de Darwin han identificado poblaciones con mayor resistencia al hongo, las cuales compensan la mortalidad con un aumento en la tasa de reproducción. Estos descubrimientos podrían ayudar a diseñar estrategias para mitigar la enfermedad en poblaciones silvestres y mejorar los protocolos de cría en cautiverio. El desafío ahora es desarrollar medidas efectivas para frenar la propagación del hongo, proteger los hábitats donde aún persisten poblaciones saludables y establecer planes de reintroducción que reduzcan los riesgos de infección. 

Uno de los avances más importantes en la lucha contra la quitridiomicosis ha sido la mejora en los métodos de detección. “Antes, las muestras de las ranitas debían enviarse al extranjero para su análisis, lo que dificultaba la detección oportuna de la enfermedad”, comenta Briones. “Ahora podemos realizar los análisis en Chile y estamos desarrollando tecnologías más accesibles para facilitar el monitoreo en terreno”. Estas herramientas permitirán identificar brotes con mayor rapidez y aumentar las probabilidades de intervenir a tiempo para evitar pérdidas masivas en las poblaciones silvestres.

Otros peligros a los que se enfrenta esta especie son el cambio climático y las especies exóticas que puedan amenazar su conservación. Ante esto, se han tomado algunas medidas preventivas. 

“En Áreas de Alto Valor de Conservación de ARAUCO (AAVC), como el Parque Oncol, instalamos pediluvios en lugares donde nuestro programa de monitoreo nos alerta sobre la presencia de la ranita de Darwin y así los visitantes desinfectan su calzado antes de entrar a los senderos”, explica Briones.

“En otras AAVC, como las Trancas en la Unión (Los Ríos), hemos visto que los jabalíes destruyen el hábitat de la ranita y es por eso por lo que adoptamos medidas de protección de esos sectores, evitando el ingreso de estos animales. Son medidas complementarias, pero efectivas para proteger el medio en el que encontramos a la especie”, concluye.

Un salto de esperanza

Los esfuerzos por salvar a la ranita de Darwin representan un ejemplo de cómo la ciencia, la conservación y la cooperación internacional pueden marcar la diferencia en la lucha contra la extinción. A pesar de las amenazas persistentes, la implementación de la Estrategia Binacional de Conservación, el monitoreo constante de las poblaciones silvestres y el desarrollo de programas de reproducción en cautiverio han permitido ganar tiempo para esta especie única.

Más allá del rescate de ejemplares y la restauración de su hábitat, la ranita de Darwin simboliza un desafío mayor: la conservación de los ecosistemas nativos. Su declive es una señal de alerta sobre el impacto del cambio climático, las enfermedades emergentes y la destrucción del bosque templado, un hábitat que alberga una biodiversidad invaluable.

Ranita de Darwin (Rhinoderma darwinii). Créditos: Eduardo Muñoz Orellana
Ranita de Darwin (Rhinoderma darwinii). Créditos: Eduardo Muñoz Orellana

El éxito a largo plazo de estos esfuerzos dependerá del compromiso de científicos, gobiernos y ciudadanos. La educación ambiental y la sensibilización del público son claves para garantizar que esta y otras especies en peligro cuenten con el respaldo necesario para su protección.

Más allá de la ranita de Darwin, su conservación es clave para la protección del ecosistema en el que habita. “Si conservamos la ranita, conservamos el bosque lluvioso del sur de Chile y Argentina”, enfatiza Briones. Su presencia es un indicador de la salud del ecosistema, por lo que su protección va de la mano con la preservación de los bosques nativos que albergan una biodiversidad única.

Ranita de Darwin (Rhinoderma darwinii). Créditos: Edgardo Flores
Ranita de Darwin (Rhinoderma darwinii). Créditos: Edgardo Flores



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