En un post de Instagram, la Convención sobre la Diversidad Biológica de la ONU enfatizó la necesidad de incluir urgentemente una tercera “F” -funga- para abordar los desafíos planetarios del cambio climático y la pérdida de biodiversidad”. El llamado alude a una carta abierta co-escrita por la micóloga chilena Giuliana Furci, fundadora de Fundación Fungi, y publicada por Instituto Forestal Europeo, el Centro de Investigación Forestal Internacional y el Centro Mundial de Agroforestería (CIFOR-ICRAF por sus siglas en inglés).

Russula sardonia. Créditos Carolina Magnasco
Russula sardonia. Créditos Carolina Magnasco

Se trata de la segunda vez que la ONU CDB llama a incluir explícitamente a los hongos en las estrategias de conservación a nivel mundial. 

La palabra «funga» fue consolidada en 2018 por micólogos, en su mayoría latinoamericanos, para referirse a la diversidad de hongos de un determinado lugar, y es equivalente a los conceptos de «flora y fauna», que se refieren a plantas y animales, respectivamente. 

Los hongos históricamente fueron invisibilizados dentro de las políticas de conservación y el lenguaje en general. Usar sólo “dos F” -flora y fauna- es insuficiente para referirse a la biodiversidad de vida en la Tierra y deja fuera al reino fungi. Por esta razón es que la Fundación Fungi, en colaboración con otras organizaciones, proponen que se utilice la frase «fauna, flora y funga», o «animales, hongos y plantas» cuando se habla de la vida en el planeta, lo cual ya fue adoptado por instituciones como la Unión Internacional para la Conservación (IUCN) y la organización co-fundada por Leonardo Di Caprio, Re:wild. 

Esta modificación en el lenguaje permitiría integrar al reino fungi en estrategias de conservación y legislación a nivel mundial, lo que a su vez abriría la posibilidad de asignar recursos para su investigación y protección, como propone la Iniciativa 3F (Fauna, Flora, Funga) liderada por Fundación Fungi, Earth Rights Advocacy y el Centro de Derechos Humanos y Justicia Global en la Facultad de Derecho de NYU, junto con Merlin Sheldrake.

Sin los hongos, la vida en la Tierra no existiría tal y como la conocemos. La mayoría de las plantas no podrían sobrevivir; toda la superficie terrestre estaría colapsada de materia orgánica e inorgánica incapaz de descomponerse; las ovejas, cabras y vacas no podrían digerir su alimento y no tendríamos medicamentos salvavidas como la penicilina e inmunosupresores. 

Los hongos han sido utilizados desde los inicios de la humanidad como alimento, yesca, elementos ceremoniales, cosméticos y medicina. Han sido nuestros aliados en el pasado y lo son también frente a la crisis climática, gracias a su capacidad de capturar y mantener carbono bajo tierra, sumado a su potencial como descomponedores de productos químicos complejos presentes en plásticos, pesticidas, hidrocarburos de petróleo y desechos tóxicos.

Como parte de los esfuerzos de Fundación Fungi por gatillar un cambio en el lenguaje y otorgarle a los hongos el reconocimiento y protección que merecen, a la par de las plantas y animales, durante siete días realizaron publicaciones colaborativas en el Instagram de ONU Biodiversidad (@unbiodiversity). Los post incluyeron fotografías profesionales y videos de líquenes, mohos, hongos entomopatógenos y bioluminiscentes, además de extractos de documentales y colaboraciones con partners como Planet Fungi y SPUN, entre otros. 

Revisa aquí las publicaciones. 

Mycena haematopoda. Créditos Carolina Magnasco
Mycena haematopoda. Créditos Carolina Magnasco
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