Comunidades portal de las áreas protegidas: una oportunidad de desarrollo y protección mutua
Las comunidades portal son aquellas cercanas a las áreas protegidas o de alto valor cultural, que reconocen tener algún vínculo con ellas. Francisco Solís, de la ONG The Pew Charitable Trusts nos comparte esta columna en la que explican la importancia de estas comunidades. ¡No te lo pierdas!
En cada publicación referente al estado de conservación y desarrollo de áreas protegidas, aparece de forma recurrente un concepto que necesita más explicación: el de comunidades portal. Pero, ¿Qué son?
Las comunidades cercanas a áreas protegidas (AP) o a áreas de alto valor natural, que reconozcan tener algún tipo de vinculación con ellas, se pueden definir como “comunidades portal”. La naturaleza de esa conexión es voluntaria y puede ser cultural, ancestral, geográfica, económica o turística. Esta relación entre la comunidad y el área natural, que produce impactos mutuos que implican responsabilidades y beneficios sociales, ecológicos y económicos en ambos, debe desarrollarse en coordinación con la administración del AP respectiva.
En Chile hay ejemplos destacables de municipios que se relacionan en forma innovadora con su patrimonio natural y cultural, incluyendo parques nacionales.
Por ejemplo, en Villa Cerro Castillo, la Municipalidad de Puerto Ibáñez adquirió un sitio de alto valor patrimonial—Paredón de las Manos—en donde se construyó infraestructura que permite su visita y resguarda el sitio arqueológico. El mismo municipio acordó con la Corporación Nacional Forestal (CONAF) que el edificio de la administración del parque nacional se construirá en el pueblo, facilitando el manejo, la gestión y la vinculación de área protegida con sus habitantes.
El Liceo de Villa Cerro Castillo, por su parte, ha alineado el currículum formando a los alumnos en turismo de intereses especiales, llevándolos a visitas técnicas en otras comunidades portal, como El Chaltén en Argentina. Esto ha gatillado el interés en emprendimientos vinculados al turismo de intereses especiales; iniciativas como el “Roc’Fest”, la fiesta de escalada en roca, o el “Ice Fest Patagónico” en invierno, rompen la estacionalidad turística en la zona y a la vez posicionan el liderazgo de la comuna como naciente comunidad portal.
Los habitantes de las comunidades portal son los llamados a proyectar esta relación como custodios, beneficiarios y/o anfitriones de sus áreas protegidas. Esto determinará, entre otras cosas, el desarrollo de infraestructura y servicios, transformando al AP en un motor económico, social y cultural de la comunidad portal. Dichas decisiones pueden ser de enorme trascendencia si se fundan preservando los valores y el patrimonio local.
Un estudio recientemente desarrollado por la Universidad Austral de Chile, que buscaba describir la relación entre los habitantes urbanos de la Patagonia Chilena y las AP, reveló que, a lo largo de la Patagonia, sus habitantes se sienten muy identificados con un imaginario territorial donde es determinante la presencia de la naturaleza, el aislamiento y una forma de vida tranquila, todo lo cual se experimenta con orgullo, algo de sacrificio y el sentido de estar “haciendo patria”.
En una cifra reveladora: el 79% de la población urbana de la Patagonia Chilena reconoce que las AP contribuyen al desarrollo socioeconómico de su región. Análisis hechos en países tan distintos como EEUU y Ecuador, comprueban esta percepción: por cada dólar invertido en las AP de esos países, se generó un retorno en la economía local de USD10.
Este beneficio se asocia usualmente a actividades relacionadas al turismo, pero también hay ganancias en otros sectores. En 2010 el Programa de las Naciones Unidas Para el Desarrollo (PNUD) publicó un documento con título “Sostenibilidad financiera de las áreas protegidas de América Latina y el Caribe”, en el que revela este beneficio derivado de la inversión pública en AP: “La protección y preservación del agua, el carbono, la biodiversidad y los servicios estéticos pueden generar importantes beneficios económicos para la agricultura, la energía hidroeléctrica, el abastecimiento de agua para uso doméstico e industrial y el turismo. Los promedios ponderados tomados de estudios realizados en México, Ecuador, Perú y Chile muestran un alto rendimiento de la inversión en AP, ya que la valoración promedio de esos beneficios indica que cada dólar invertido en los sistemas de AP genera servicios por un valor estimado de USD66”.
Recomendaciones para el desarrollo de las comunidades portal
Destry Jarvis, experto en el desarrollo de áreas protegidas y ex subgerente de National Park Service en EEUU, ha creado una serie de recomendaciones para el desarrollo armónico de comunidades portal, aplicadas en distintos lugares del mundo. Algunas a considerar:
- Progreso no significa degradar el entorno. Varias comunidades portal han implementado iniciativas exitosas para hacer frente al rápido desarrollo y al aumento de visitas. En Estados Unidos, docenas de comunidades portal están demostrando que la prosperidad económica no tiene por qué degradar los entornos naturales, ni privarles de su carácter.
- La autenticidad de cada localidad se da por sus cualidades y características únicas—visuales, culturales, sociales y ambientales—que atraerán a los visitantes y aumentará el conocimiento generalizado de las cualidades de esa comunidad portal.
- El turismo implica más que marketing o promoción turística: es gestionar los destinos para que sean más atractivos, conservando y mejorando a la vez los activos turísticos naturales de un destino. Proteger el medio ambiente es fundamental, ya que es este patrimonio único la que atrae a los turistas en primer lugar.
- Es fundamental desarrollar un sistema de transporte desde la comunidad portal hacia el parque.
- La administración de las AP debe considera infraestructura en la comunidad.
Tenemos mucho que avanzar en Chile. Cientos de localidades, comunas o comunidades de la Patagonia no se pueden quedar a espaldas de sus áreas protegidas. Como beneficiarias, custodias o anfitrionas, las comunidades portal cuentan con el enorme potencial que les entrega el territorio de clase mundial en el que habitan, una de las últimas regiones prístinas del planeta. De ellas depende nuestro futuro.