Comunidades en alerta por proyecto inmobiliario que amenaza el Santuario Arcos de Calán
A fines de agosto se encendieron las alarmas de los habitantes de las cercanías de Arcos de Calán, en Pelluhue, Región del Maule. El recién aprobado santuario de la naturaleza que alberga delicados ecosistemas, flora y fauna nativa, y remanente de bosque esclerófilo, hoy peligraría debido a un proyecto inmobiliario que se instalará justo en el límite sur del recinto. Los pobladores acusan a la empresa de haber realizado una planificación irresponsable y exigen a las autoridades la realización de una evaluación de impacto ambiental que pueda impedir la inminente urbanización de un sector que buscan resguardar.
Arcos de Calán se encuentra en la costa de la Región del Maule, dentro de la comuna de Pelluhue. Con alrededor de 243 hectáreas, es la primera área marina costera protegida de la región y alberga ecosistemas tan diversos como litoral rocoso, litoral arenoso o playas, ecosistemas marinos y bosque relictual que alberga remanentes de bosque esclerófilo. Posee una biodiversidad tan diversa como sus paisajes, a este territorio llegan más de 30 especies de aves en estado de conservación, delfines chilenos, ballenas jorobadas, lobos marinos, entre otras especies. Sin embargo, las últimas semanas se han encendido las alarmas de los vecinos del sector, por un proyecto inmobiliario, Costa Calán, de Grupo Financiero Monte y Greene Propiedades, que se instaló en el límite sur del parque y pretende vender 47 loteos a orillas de la playa, que según indica la empresa, contará con cierres perimetrales, alumbrado, electricidad y agua potable. Este proyecto, según los habitantes de las costas de Pelluhue, podría poner el riesgo la conservación del lugar.
De acuerdo a lo que ellos mismos informan a través de una denuncia pública realizada mediante un comunicado, en conjunto con otras organizaciones de la zona, el proyecto no cuenta con todos los estándares ambientales que debiese cumplir cualquier construcción cercana a un área protegida ya que, como se instaló pocos meses antes de que el santuario fuese declarado, no se le sometió al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental correspondiente. Solamente se realizó un informe de evaluación ambiental, hecho por una consultora privada en noviembre del 2019. Por lo que actualmente el proyecto no da ninguna garantía de planificación o medidas que estén a la altura de la protección de un santuario de la naturaleza tanto a corto como a largo plazo. La construcción en estos territorios podría constituir una amenaza tanto para la conservación de los ecosistemas, como para la seguridad de los eventuales residentes. La zona trazada por el loteo es altamente inundable por marejadas y en 2010, para el terremoto y maremoto, el mar tapó todo el lugar.
El director de la ONG Vigilante Costero, Rodrigo De la O, quien junto a su equipo se dedican a la protección de las costas entre el Río Maule e Itata, dio a a conocer esta situación a través de la declaración mencionada anteriormente, la que aúna a más de 20 organizaciones de la zona, en la que ponen en tela de juicio la viabilidad y legalidad de este proyecto inmobiliario. “El ordenamiento territorial en toda esta zona debiese ir hacia adentro, es súper irresponsable, además el agua y suelo no va a dar a basto”, señala De la O, y alega que existe una mirada muy escueta respecto a la conservación del santuario, pues no solo se restringe a la delimitación territorial que realizó el Ministerio del Medio Ambiente, sino que todo el territorio está dispuesto a la recarga y regeneración de los ecosistemas, por lo que una urbanización como la que implica este proyecto podría traer enormes impactos en la vegetación y humedales.
Entre los argumentos que señalan en la declaración están los impactos que podría traer tanto para la flora y fauna silvestre como para los cursos de agua; que el proyecto no establece de entrada cuántas casas se construirán, podrían ser hasta 94, en un territorio que no cuenta con servicios urbanos como electricidad y agua; y que no hay nadie que se haga responsable por el uso que le den al suelo, este dependerá exclusivamente del que le otorgue el propietario del terreno (según lo permite el decreto nº 3.516 que otorga libertad de dividir y utilizar terrenos rurales) y no de la inmobiliaria. Del mismo modo, enfatiza en los impactos sociales y económicos que tendría una intervención de esta envergadura en zonas de interés turístico, esparcimiento y recolección de algas, y pesca local, incluyendo el aumento del costo de vida para las comunidades locales, debido a la plusvalía que generan este tipo de proyectos en los territorios, podrían generar pérdida de empleo y migración de los lugareños como ya ha ocurrido en otras zonas del país.
Así mismo, acusan de evasión a la institucionalidad ambiental, puesto que el proyecto, dadas las características y zonas en que se ubica, debería someterse al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA). La presidenta del Comité Ambiental Comunal de Pelluhue, Camila Monti, señala que esta zona es de gran interés turístico para las comunas de Pelluhue y Curanipe, y que si bien el fin del proyecto no es explícito, la inmobiliaria lo vende como un proyecto habitacional exclusivo, frente al mar y rodeado la naturaleza. “El problema es que quienes amamos la naturaleza, sabemos que no es lo mejor para ella. Nuestro llamado es a que la gente no compre”, dice Monti. Según señala la activista, ninguno de los dos municipios ha tomado un rol muy activo, ya que en teoría la administración de los territorios privado no les corresponde a ellos. «Lo ideal para las organizaciones del sector sería someter el proyecto a una estricta evaluación ambiental y así poder impedir su realización», comenta.
Arcos de Calán: santuario protegido
Este lugar se convirtió en la primera Área Marina Costera Protegida de la Séptima Región, estas zonas son importantes porque permiten la restauración y conservación de los ecosistemas presentes, del cual dependen todas las vidas que habitan allí, incluyendo los humanos. Este reconocimiento permite regular la actividad antrópica, previniendo así riesgos ante desastres naturales, como un maremoto. La zona que quiere poblar este proyecto inmobiliario fue inundada en 2010, además, justo entre el loteo, se conectan los humedales costeros, por lo que la hace particularmente susceptibles a inundaciones cuando sube la marea o hay marejadas, por ejemplo. Según el informe para declarar a Arcos de Calán como un Santuario de la Naturaleza, esta resolución permitirá un mejor manejo y protección de los recursos y áreas silvestres, y la “promoción de modelos de gobernanza justa y abierta, para facilitar procesos y tomas de decisiones transparentes ante la comunidad afectada», sin embargo, llevarlo a la práctica requiere aún de la voluntad de privados y autoridades.
Según este documento, llamado «Informe para solicitud de declaración de Santuario de la Naturaleza de Arcos de Calán», presentado en febrero de este año por la Seremi de Medio Ambiente de la Región del Maule, este lugar constituye un territorio de amplio valor biológico y patrimonial. Reconoce que estos humedales y zonas costeras concentran gran biodiversidad y son determinantes para los ecosistemas que atraen distintas especies vegetales, aves, peces, invertebrados y mamíferos marinos. Por nombrar algunas esta la loica (Sturnella loyca), el jilguero común (Carduelis barbata), el colegial (Lessonia rufa), el chungungo (Lontra felina), ballena fin (Balaenoptera physalus), calderón gris (Grampus griseus), delfín Austral (Lagenorhynchus australis), lagarto chileno (Liolaemus chiliensis), entre muchas otras más.
A eso, agregar también que el valor paisajístico es enorme, pues esta zona tan diversa en paisajes y naturalezas atrae a miles de turistas al año y promueve la actividad económica local.
Todas estas características propiciaron la resolución que falló a favor de declarar Arcos de Calan como Santuario de la Naturaleza, aunque aún falta la firma del ejecutivo para poder ratificarla. Este proyecto inmobiliario queda justo por fuera del santuario, pero es inevitable que éste afecta las inmediaciones del recinto, de ahí la preocupación de la comunidad que se ve afectada por lo imprecisa que es la ley ante las construcciones que rodean áreas protegidas.
Por ello, esperan conseguir mayores restricciones para proteger este lugar, un plan de manejo a largo plazo que evite el deterioro y degradación de los ecosistemas, y que norme el crecimiento urbano alrededor de zonas protegidas. Así, de paso, marcar un precedente para proteger otros territorios que pueden verse amenazados ante la creciente industria inmobiliaria dentro del país.