Chinche del arce: la nueva plaga registrada en la zona centro de Chile
Pasan inadvertidas durante los meses cálidos ya que durante el verano suelen permanecer ocultas entre las copas de árboles, alimentándose de las hojas y semillas de algún acer nebundo. Pero al acercarse el otoño, abandonan los árboles en busca de edificaciones donde refugiarse del frío y poder hibernar. Hablamos de la chinche del arce (Boisea trivittata), un insecto nativo de Estados Unidos que fue reportado en Chile por primera vez en la comuna de Pudahuel, en 2019, y que hoy se encuentra hasta la Región de Coquimbo. La chinche del arce, también conocida como chinche del maple, se hospeda en diferentes especies del género Acer y Sapindus de las cuales se alimenta, y dado el uso ornamental de estos árboles, esta chinche se ha asentado en las ciudades, generando molestias en las viviendas colindantes. Si bien esta especie no es dañina para las personas, suele picar cuando se encuentra deshidratada y generar reacciones alérgicas. Además, no se descarta que a futuro esta especie pueda moverse a otro hospedante y atacar especies nativas.
Durante el 2019, vecinos de diversos sectores de la comuna de Pudahuel comenzaron a mostrar preocupación por un insecto nunca antes visto en el sector, que estaba plagando el arboleado urbano, e incluso, ingresando a las viviendas. Hoy este insecto se encuentra distribuido prácticamente por todas las comunas de Santiago, mientras que este año se ha se han presentado reportes de esta especie hasta la región de Coquimbo.
“En principio estaba solo en la Región Metropolitana, el año pasado publicamos ya su presencia hasta la Región de Valparaíso. Este año ya se ha reportado en varios puntos de la quinta región y está apareciendo en la Región de Coquimbo”, indica Eduardo Faúndez, Doctor en Entomología y científico del departamento de Entomología de la Escuela de Ciencias en Recursos Naturales de la Universidad del Estado de Dakota del Norte y del Instituto de la Patagonia de la Universidad de Magallanes.
Se trata de la chinche del arce (Boisea trivittata), un ropálido nativo del oeste y suroeste de Estados Unidos que se distribuye desde el sur de Canadá hasta Guatemala, y que mostró su primera aparición en el hemisferio sur en la ciudad de Santiago de Chile. No se tiene antecedentes de cómo fue que ingreso en territorio nacional, pero se presume que llegó en un vuelo debido a la cercanía del aeropuerto internacional Arturo Merino Benítez con las zonas donde se realizaron los primeros reportes.
“Los primeros reportes empezaron el 2019 en la comuna de Pudahuel, y no hay muchas hipótesis al respecto, pero lo más probable es que haya venido en algún vuelo, ya que el único puerto de entrada cerca es el aeropuerto. Y lo otro que es más probable, es que pudiese haber venido en ropa o algo así. En la ropa americana a veces llega otra chinche, las chinches pardas, es algo muy común”, agrega el Dr. Eduardo Faúndez.
Es un insecto succionador, que se alimenta principalmente de hojas y semillas de árboles del género Acer y Sapindus, especialmente de Acer negundo. Durante la primavera y el verano, se alimentan y reproducen en los árboles de arce hembras (con semilla), y ocasionalmente, también pueden alimentarse del arce macho, del fresno, y algunos árboles frutales. Esto puede provocar grandes daños para el árbol cuando se encuentra plagado por grandes camadas, llegando incluso, a provocarle la muerte.
Sin embargo, al acercarse el invierno se congregan en grandes camadas en busca de un refugio contra el frío. Pueden volar hasta dos kilómetros para encontrar un lugar adecuado en tocones de árboles (partes del tronco de un árbol), bajo escombros, o dentro de los hogares, y allí permanecen, mayormente inactivos, hasta el comienzo de la primavera, cuando las temperaturas comienzan a subir. En días calientes de invierno, a menudo se pueden encontrar asoleándose en grandes cantidades en los lados sur y oeste de la casa. Y al mismo tiempo, también pueden moverse al interior de la casa.
Las chinches del arce adultas son insectos negros de 1 a 2 centímetros de largo con líneas distintivas de un rojo-anaranjado en las alas y en el área pequeña justo detrás de la cabeza. Mientras que las ninfas inmaduras sin alas miden aproximadamente 0,15 cm de largo y son predominantemente de color rojo brillante, aunque cambian el color con el tiempo. Durante el verano, se pueden ver todas las fases vitales de la plaga coexistiendo simultáneamente.
A pesar de que la chinche del arce es muy distintiva dentro de los ropálidos chilenos por su color – en general negro opaco con líneas transversales rojizo-anaranjadas-, suele confundirse con otras especies como las vinchucas, que transmiten los parásitos de la enfermedad de Chagas a través de sus heces, por lo que la gente suele asustarse al verlas. No obstante, esta especie no suele morder a los humanos como otras chinches y no se considera peligrosa para las personas, ni para otro tipo de vegetales que no sean sus hospederos. “No hay que confundirlos con las vinchucas, las vinchucas tienen una cabeza cilíndrica y estos tienen cabeza triangular. Eso ayuda mucho a diferenciarlos”, señala el entomólogo.
Pese a lo anterior, expertos advierten que la chinche del arce puede picar cuando se encuentra deshidratada, lo que puede generar alergias. Además, esta especie libera una secreción de olor desagradable que puede generar asma y distintos tipos de alergias o enfermedades respiratorias cuando estas invaden las casas. Así lo señala el Dr. Eduardo Faúndez, “Para nosotros el impacto es principalmente la molestia en las casas, que cuando se juntan estos montones de chinches manchan y ensucian porque tira una secreción, y esa secreción, también, puede dar alergia y produce asma, eso ha sido reportado en Estados Unidos hartas veces. Y también pueden llegar a picar, sobre todo si tienen mucha sed. Sacan agua y sales minerales de nuestra sangre”.
Asimismo, si bien hasta el momento no se ha observado a esta especie atacando especies nativas, no se descarta que a futuro pueda moverse a algún otro hospedante, al menos de forma parcial.
“Ellos tienen sus hospederos que son los arces principalmente y otras plantas, pero cuando ya no tienen comida empiezan a explorar otras especies, y ahí es que les pueden quitar comida a los chinches locales y parasitar otras especies. Se ha reportado que cuando no encuentran a su hospedero atacan a otras plantas, de todo tipo, y también los he visto en fotos que me han llegado, que efectivamente, acá están empezando a comer otras cosas”, agrega el entomólogo.
Cabe destacar, igualmente, que si bien pueden alimentarse de otras especies hospederas, en muchas ocasiones están no les brindan todos los nutrientes que necesitan, por lo que no logran completar su desarrollo. “Logran obtener energía por el momento, pero no terminar su desarrollo completo, por lo que necesitan de los arces. Esto pasa con todos los chinches, que a pesar de que pueden comer hartas cosas, hay algunos hospederos específicos de los que tienen que sacar algunos nutrientes”, agrega el Dr. Faúndez.
Dada la preocupación y molestias que este insecto puede generar en la población, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) entregó las siguientes recomendaciones ante la posibilidad de que puedan agruparse e introducirse a las casas en grandes cantidades para hibernar.
En primer lugar, se recomienda realizar el sellado de los marcos de las puertas y ventanas, así como cubrir los aleros y áticos con mallas para excluir a los insectos, son algunas de ellas. También se recomienda realizar la remoción física de los insectos mediante el uso de una aspiradora, lo cual se puede hacer tanto dentro como fuera de la vivienda, desechando el contenido de lo aspirado en una bolsa sellada para que los insectos sobrevivientes no escapen.
Otra opción es plantar especies nativas que no sean susceptibles a la chinche del arce, en especial cerca de las viviendas, además de considerar el reemplazo de los ejemplares de árboles femeninos de Acer negundo por otras especies. Asimismo, se recomienda retirar permanentemente las semillas de este árbol, impidiendo que estas queden acumuladas en el suelo, donde las ninfas se alimentan.
“Es súper complicado convivir con esta especie porque generalmente lo que hay que hacer es aplicar pesticidas, pero el problema es que cuando uno tira pesticidas también afecta a otras especies, cualquier insecto podría verse afectado. Otra cosa que se puede hacer es retirarlos manualmente, cuando uno ve todo este montón, pero también hay que tener cuidado de que a uno no le de alergia. Entonces, al final la mejor solución de todas sería eliminar los arces. Y eso ocurre también, incluso en su área nativa, cuando están en el área urbana y están muy infectados, se corta el árbol para controlar la plaga”, agrega Faúndez.
Hasta el momento no se tienen estimaciones del efecto que tendrá la introducción de esta especie en el territorio nacional, así como no existen estudios que generen predicciones respecto a cuanto se podría distribuir a lo largo del territorio. No obstante, advierte: “Es un poco complicado saber hasta dónde se va a distribuir. Principalmente va a ocurrir donde encuentre comida, que van a ser los maples o los arces. No hay un estudio en cuanto a predicciones hasta el momento, pero por ejemplo, yo estuve viviendo en Dakota del Norte, con inviernos de -40 grados, y ellos pasaban de lo más bien. Así que probablemente podrían distribuirse por todo el país sin problemas”.