Chile reconoce oficialmente la existencia de semillas tradicionales en el país, pero medida se cuestiona: “esto viene a privatizar y limitar la libre circulación»
Las semillas ancestrales son la enorme variedad de semillas de frutas y verduras que se han conservado desde hace miles de años, pasando de generación en generación de agricultores. El 2 de abril del 2024, se publicó en el Diario Oficial la resolución que reconoce a las semillas tradicionales, su aporte al desarrollo de sistemas alimentarios y a la seguridad para la soberanía alimentaria. Sin embargo, desde la Cooperativa Semilla Austral cuestionaron la resolución, debido a que creen que ayuda más a las semilleras industriales, que a los guardianes de semillas.
El Diario Oficial publicó la resolución que reconoce a las semillas tradicionales, su aporte al desarrollo de sistemas alimentarios y a la seguridad para la soberanía alimentaria. Además, incluye un fomento a la conservación y producción, a la vez que crea un registro de guardadoras y guardadores de semillas. Así, «se establecen orientaciones para la protección, conservación, intercambio y utilización sustentable de las semillas tradicionales».
Ante esta noticia, consultamos su opinión a la Cooperativa Semilla Austral, quienes se han enfocado durante años a la protección y propagación de semillas tradicionales, así como al apoyo de guardianes de semillas.
Para Valentina Vives, parte del consejo de la cooperativa, la resolución “más que un reconocimiento, es un desconocimiento”, que busca validar y fomentar la privatización y el lucro sobre un bien común. Por otro lado se potencia la industrialización y homogenización de los cultivos, y por tanto de la dieta, esto trae sólo erosión biológica y cultural. Todo esto enfocado en la aprobación del TPP11, según opinó.
A esto agregó que, si bien la resolución “no afecta mayormente nuestro trabajo como guardianas de semillas”, es el primer paso para normar la actividad y limitará la libre circulación de semillas. La razón, explica la química y bióloga ambiental, es la riqueza genética, que las convierte en el principal insumo para el mejoramiento de semillas corporativas. Es decir, cruzan las semillas ancestrales con las corporativas, que tienen derechos restrictivos de circulación y que contaminan para siempre la genética de las ancestrales.
«Pero vivimos en el mundo al revés, donde no se reconoce que las semillas son un regalo, fruto de la creación de la Naturaleza y de las y los campesinos que han criado por generaciones sus semillas. Entonces, gracias a este tipo de arremetidas legales, resoluciones, políticas, etc. se permite el robo legal de semillas y se da un evidente espaldarazo a las mega-corporaciones productoras de semillas y agrotóxicos, que venden millones de millones de dólares anualmente, movilizando el sistema monetario pero aniquilando nuestras economías», aclaró.
«Lo que necesitamos es que se reconozca legalmente nuestro derecho legítimo como agricultores a vender las semillas que cuidamos, sin que nos persigan. Por el contrario, necesitamos que se valore y se apoye nuestra labor con políticas y acciones concretas, no sólo de parte de la sociedad, sino también de parte del Estado. Necesitamos que nos escuchen, no que nos catastren», expresó.
«Las semillas que cuidamos son fruto de un trabajo que no descansa, ni por generaciones, son el resultado de un cariño enorme y un compromiso infinito con la Vida. Nuestro principal objetivo es garantizar alimento sano y suficiente a las presentes y futuras generaciones, creemos que hace falta una política que incentive y promueva la producción ecológica de semillas, que sea clara al respecto y que apunte al autoabastecimiento nacional. El objetivo de las semilleras industriales y del Gobierno que las apoya con este tipo de resoluciones es la producción de dinero, y el dinero ya sabemos, no alimenta», concluyó la profesional de la Universidad de Chile y la Universidad de Buenos Aires.
Las semillas ancestrales son la enorme variedad de semillas de frutas y verduras que se han conservado desde hace miles de años, pasando de generación en generación de agricultores. Estas semillas presentan diferentes características en su genética producto de la naturaleza o de los agricultores y resultan en variadas formas y colores que gran parte de la población no conoce.