Por años, diversos científicos alrededor del mundo miraron con preocupación una grieta que comenzaba a avanzar lentamente sobre el hielo de la plataforma Larsen C en la península antártica, sobre todo después de que en diciembre de 2016 ésta comenzara a crecer y profundizarse rápidamente.

Su ruptura ya era inminente y  la preocupación tenía que ver más que nada con lo que ya había ocurrido años antes, en 2002, cuando la plataforma de hielo Larsen B se desintegró después de una ruptura similar, o cuando en 1995  también colapsó la plataforma Larson A. En ambos casos, «esto dio lugar a la aceleración dramática de los glaciares, con mayores volúmenes de hielo que entran en el océano y contribuyen a la elevación del nivel del mar”, señala David Vaughan, glaciólogo y director de ciencia en British Antarctic Survey.

Vista aérea en noviembre de 2016 de la gran grieta de la plataforma antártica de hielo Larsen C © NASA
Vista aérea en noviembre de 2016 de la gran grieta de la plataforma antártica de hielo Larsen C © NASA

Desde el 12 de julio el desprendimiento de esta superficie de hielo con una masa estimada de 5.800 km2 de extensión y un peso de 1 billón de toneladas, ya es una realidad. De hecho se trata de uno de los mayores desprendimientos de hielo registrados en la historia. Para tener una idea, este iceberg –al que se llamó A68– tiene 10 veces el tamaño de la ciudad de Madrid, España o 9 veces el tamaño de la ciudad de Santiago de Chile e incluso casi ocupa la totalidad del tamaño de la isla Grande de Chiloé. Y pese a que existe la posibilidad de que esta masa de hielo permanezca en el lugar por bastante tiempo, varios científicos aseguran que habrá que monitorear de cerca este iceberg ante los potenciales peligros que éste representa.

Las principales consecuencias del desprendimiento

“Este iceberg es uno de los más grandes jamás registrados y su progreso futuro es difícil de predecir», señaló Adrian Luckman de la Universidad de Swansea, e investigador principal del proyecto MIDAS, quien además agregó que lo más probable es que con el paso del tiempo el iceberg vaya fragmentándose. De hecho ya se han obtenido imagenes que sugieren que ya ocurrió el primer quiebre de un fragmento del A68 (ver imagen superior).

Además Luckman añadió que «Algunas partes del hielo podrían permanecer en el área durante décadas mientras que otras partes del iceberg podrían derivar hacia aguas más cálidas al norte. Por el momento es todo una incógnita ”.

Es precisamente este desplazamiento del hielo el que preocupa a ciertos expertos, principalmente por el peligro que pueda representar para los barcos que navegan en torno al continente, sobre todo ya que la península es uno de los principales destinos de varios cruceros –Cabe recordar lo que ocurrió en 2009 cuando más de 150 pasajeros y tripulantes fueron evacuados del MTV Explorer, que se hundió tras chocar con un iceberg en la península antártica–.

©Deimos – BBC
©Deimos – BBC

Otra de las principales preocupaciones de los científicos se relaciona con el efecto que esta ruptura podría tener sobre al resto de la plataforma que ahora, y debido a este evento en donde perdió el 12% de su superficie, se encuentra en su menor extensión desde el final de la última era de hielo hace 11.700 años.

Al respecto  Martin O’Leary, glaciólogo de la Universidad de Swansea y miembro del equipo del proyecto MIDAS, dijo que la reciente rotura:  «Coloca a la plataforma de hielo en una posición muy vulnerable (…) De cara al futuro habremos de observar con mucho cuidado las señales que nos informan sobre la creciente inestabilidad de la masa de hielo”. Esto, porque si la plataforma Larsen C se rompe aún más, podría dar lugar a glaciares que se hundan y toquen tierra, aumentando el nivel del mar. Incluso se ha calculado que, de hundirse todo el hielo actual de la plataforma, el mar tendría un aumento de 10 cm en su superficie.

¿Dónde se desplazará el iceberg?

La experta en observaciones satelitales de la Universidad de Leeds, Anna Hogg, ha señalado que «El movimiento de los icebergs está controlado mayormente por los vientos de la atmósfera y las corrientes oceánicas que empujan al bloque de hielo que está por debajo de la superficie del agua», y por lo tanto si  nada lo detiene, este iceberg comenzaría a viajar alrededor del continente blanco impulsado por una corriente costera que gira en sentido contrario a las agujas del reloj y está presente durante todo el año. Así, una vez que llegue a la punta de la península antártica, «continuará viajando hacia el norte, en dirección al Pasaje de Drake, donde se irá disipando», explica la experta quien además asegura que este proceso podría tardar meses e incluso años.

Una alternativa es que llegue a la plataforma de hielo superficial que rodea la isla de Georgia del Sur, unos 1.390 km al este-sureste de las islas Malvinas/Falklands, como lo han hecho otros icebergs, teniendo un impacto negativo en los ecosistemas del sector donde puede alterar incluso los ciclos alimentarios de los animales que habitan la isla, al actuar como barrera contra el influjo de kril, una fuente de alimentos vital para muchos animales del área, incluidos pingüinos, focas y aves.

Chasing Ice

Al ver las imágenes de este desprendimiento histórico, resulta inevitable no pensar en el documental Chasing Ice del fotógrafo James Balog, quien se propuso evidenciar visualmente los efectos del cambio climático instalando 30 cámaras en Groenlandia, Alaska, Montana e Islandia, y lo logró.

En su documental estrenado en 2012, que ganó el premio a mejor documental en el Sundance Film Festival, se ve cómo los glaciares en un período de 2 años comienzan a perder parte de su masa fragmentándose y derritiéndose en el mar. Incluso, en uno de los momentos más emocionantes del documental, se puede ver cómo una superficie de 7.4 km3 de hielo, del tamaño de Manhattan, se separa del glaciar Illulissat de Groenlandia convirtiéndose en la mayor ruptura de un glaciar capturada en video.

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