Transportémonos a África, a un lugar mágico llamado delta Okavango. Una zona en la que cruza un gran río que es conocido como “el que nunca encuentra el mar”, que desaparece en un enorme laberinto de lagunas, islas y canales. Espacios en los que todos cumplen un rol fundamental: desde la diatomea que no vemos con nuestros ojos a simple vista, hasta las aves migratorias, los icónicos felinos, los hipopótamos y los elefantes, entre muchos otros. Es así, un territorio de más de nueve mil kilómetros cuadrados en los que habita gran parte de la vida africana, y donde el agua del río es un importante afluente de vida y un personaje más del lugar.

Y ahí, observando a unos metros durante cerca de cinco años, el matrimonio documentalista de Beverly y Dereck Joubert, junto a su equipo, retrataban aquello que hace tan característico a este lugar, buscando contar su historia. A veces lo hacían sumergidos bajo el agua para descubrir las maravillas que se esconden en “las sombras” del Okavango, y otras con los pies muy firmes en la tierra, capturando con sus cámaras fotográficas aquella vida sobre el río. Su misión encontrar la verdadera alma de Okavango.

©Wildlife Films
©Wildlife Films

“Dentro de la naturaleza encontraremos un alma, una paz y un significado. Y, a medida que avanzamos en nuestra búsqueda por entender lo que hace la naturaleza nos acercamos a encontrarnos a nosotros mismos. En nuestra tarea de encontrar el alma del Okavango encontramos un paralelo, como si nos miráramos al espejo (…) Lo más atractivo de un alma es que no está en ninguna parte, y en todas partes”, explica a Ladera Sur Beverly Joubert.

De esta forma, complementa Dereck, el alma de este lugar se adhiere a cada parte de él, hasta en sus silencios: “es tan tangible como los rayos del sol que son casi como escaleras en las nubes, y también está en gota de sangre en el diente del leopardo. Encontrar el alma de un río o en cualquier lugar de la naturaleza implica simplemente una inmersión profunda en lo que es y lo que proporciona todo. Y nos incluye a nosotros mismos, más allá de lo obvio”.

Mapa de Okavango
Mapa de Okavango

Así, la verdadera alma de un lugar como Okavango, estaría en todas su complejidades, sus personajes y su habilidad de enamorarnos. Está en el agua, por sobre ella, en sus animales. Sin elefantes, por ejemplo, este lugar no tendría alma. Sería solo un territorio marcado en el mapa.

“Como una extensión a eso, a través de todas las culturas está la eterna historia de la conexión de las almas. Así atraemos a las audiencias a entender que todos estamos conectados a la naturaleza a un nivel más profundo que sólo tratar de extraer algo de ella a nuestro propio beneficio”, explica Beverly.

Símbolos personales y la conservación

Una leona es atacada por búfalos. Su manada la deja ahí, herida en el suelo. Ella tiene huesos rotos, entre ellos, una de sus patas. Se levanta con las fuerzas que le quedan: sus cachorros estaban solos en otra parte cercana del Okavango. Sin ella, sus crías no tendrían qué comer.

A ella los Jouberts la nombraron Fiketsa, por su habilidad para superar un desafío. Como ahora estaba sola, y herida, adaptó sus habilidades de caza para buscar alimento, en un lugar en el que, además, los leones cumplen algo especial: pueden cazar en el agua.

Según explican los documentalistas en el making off de Okavango: River of Dreams, para ellos esta leona se transformó en un símbolo personal. Esto porque, en un tiempo similar, en 2017 Beverly sufrió un ataque de un búfalo que la tuvo al borde de la muerte, con “heridas parecidas” a las de Fiketsa.

Este hecho sucedió mientras ambos caminaban por su campamento en el delta del Okavango, cuando un búfalo los atacó. En menos de 20 segundos, Dereck resultó con la pelvis rota y Beverly con heridas punzantes severas y más de 20 fracturas: el cuerno del búfalo le atravesó desde las costillas a la garganta. Después de ser trasladada de urgencia al hospital de Johannesburgo, cinco semanas en cuidados intensivos y ocho meses de rehabilitación, Beverly volvió junto a Dereck al terreno a seguir trabajando con rinocerontes y a sus misiones de documentación y conservación.

Esto es, mantener uno de los grandes objetivos que los impulsan a ambos: la conservación de la vida salvaje africana, que actualmente se encuentra amenazada. Según explican ambos, la caza furtiva, pérdida de hábitat, y el comercio de huesos y partes del cuerpo son grandes amenazas: “Los cazadores matan a más de 550 leones en África al año, solo por diversión. Los elefantes en Botswana están siendo asesinados nuevamente, el comercio de cuernos de rinocerontes también amenaza a la especie”, explica Dereck, a lo que agrega que la crisis climática también es un problema.

©Beverly Joubert
©Beverly Joubert

En este sentido, profundiza en que hay más inundaciones y sequías en el continente. Y que, los cambios de estaciones tienen condiciones distintas, lo ha influido en la capacidad de adaptación del ecosistema: “las extinciones se aceleran como resultado. Cuando los elefantes llegan a un pozo de agua como costumbre y lo encuentran seco, van en busca de nuevas fuentes de agua, a menudo donde las personas, donde pueden ser perseguidos o disparados”.

Pasa que, según ambos han comentado, reducir el número de elefantes o hipopótamos, por ejemplo en Okavango, sería como “disminuir la sangre que corre por las venas” de un mamífero.

Un delicado equilibrio para la conservación

Más de alguno recuerda su infancia viendo el Rey León. En esa película, hay una escena que marca a Simba, cuando Mufasa le explica sobre el “delicado equilibrio de la naturaleza”. Aquel en el que cada ser vivo cumple un rol importante en el mundo en el que vivimos. Este es un concepto que, lejos de ser ficción, se acerca bastante a la realidad.

“El delicado equilibrio es exactamente eso, un punto de apoyo que depende del aire y del agua limpios. Pero ese equilibrio también puede cristalizarse en un mayor respeto. Si cumplimos esto por el agua, el aire y los otros, los extremos gravitan hacia el centro donde estamos en equilibrio. Hablando de lo contrario, es cierto como sin respeto -al planeta, al agua, al aire, a los animales, a los demás-, todos nos alejamos viviendo un mundo sin verdad, comportándonos terriblemente y causando estragos. Como cualquiera que haya caminado sobre un tronco sabe: cuando se va, nosotros caemos”, explica Beverly.

©Cortesía Dereck y Beverly Joubert
©Cortesía Dereck y Beverly Joubert

De esta forma, el trabajo audiovisual puede ser un aporte en el avance a la conservación animal, tratando de entregar una ayuda a mantener este equilibrio. Y ha sido una dedicación en la vida de este matrimonio africano.

“Mira a los ojos de un leopardo y te enamoras. Lee sobre ello en un artículo científico y tu mente se centra en las estadísticas y es mucho menos tangible. Así que, nuestras películas tienen un alcance masivo, informan al mundo, cambian políticas y usamos la narración de historias para hacerlo (…) Sin una plataforma muy visual y expresiva, nuestras voces pueden ser fácilmente ergullidas por el desorden e incluso las noticias falsas. La verdad, la naturaleza real, en ella todos tienen un papel cada vez más importante que desempeñar”, finaliza Beverly.

Para poder hacerlo, los Jouberts habitan en la naturaleza prístina. Despiertan con los leones a diario, los elefantes son visitas del campamento. Ellos trabajan en un lugar que aman para filmar la cruda realidad de la naturaleza, lo que trae dificultades.

©Cortesía Dereck y Beverly Joubert
©Cortesía Dereck y Beverly Joubert

“Filmamos grandes felinos y tenemos que verlos matar. Luchamos con eso a veces. Pero eso nos hace ser más cuidadosos en la forma en que filmamos, asegurándonos de no causar daño inadvertidamente”, dice Dereck.

En este sentido, agrega, la seguridad es fundamental no sólo para quien graba, si no para los animales que están siendo documentados: “En gran medida se trata de entender cómo vivir y trabajar con respeto en torno a la vida silvestre peligrosa en un lugar muy remoto. Para los animales se trata de mantenerse atrás para que puedan seguir adelante de forma natural. Como equipo decimos que si un animal se fija en nosotros, hemos fracasado en nuestra búsqueda de ser invisibles”.

Más allá de las cámaras: otras iniciativas de conservación

El trabajo de Beverly y Dereck Joubert va más allá de las grabaciones. En sus cerca de 30 años de trayectoria, han establecido como misión la conservación y valoración de los grandes depredadores y otras especies clave de la vida silvestre africana, a través de distintas iniciativas.

Entre estas, son fundadores de la Big Cats Iniciative (ICB), junto a National Geographic, una iniciativa dedicada a la conservación de felinos que ha financiado más de 150 proyectos en casi 30 países. “Estimamos que eso ha salvado a más de cuatro mil leones”, explica Beverly.

Además, han impulsado el proyecto Great Plains Conservation, que fomenta la conservación a través del turismo sostenible. “En esta iniciativa administramos casi un millón de hectáreas, hemos ayudado en la conservación de 87 rinocerontes que han tenido 16 crías. Nos sentimos muy bien por el éxito de eso”, explica Dereck.

©Cortesía Dereck y Beverly Joubert
©Cortesía Dereck y Beverly Joubert

En este sentido, explica cómo el turismo sostenible se ha vuelto algo vital en esta zona, y cómo se han visto afectados actualmente. “En África, entre 1 de cada 8  personas son contratados por el turismo y mantener a África empleada erosiona la pobreza y asegura la conservación. El turismo es vital y no se ha demostrado tan bien como ahora cuando se ha cortado”.

Sobre ambas iniciativas, comentan que son proyectos comunitarios enfocados en la conservación, y que por eso, las personas también son clave. “Recientemente nos dimos cuenta de que durante COVID-19 los guardabosques de los parques y áreas protegidas iban a ser despedidos, así que rápidamente iniciamos el Proyecto Guardabosques para ayudar a financiar a estos hombres y mujeres en el campo para combatir la caza furtiva que está ocupada explotando. En sólo dos semanas hemos recaudado lo suficiente para financiar 60 guardabosques para un año”, explican.

De esta forma, estos cineastas galardonados internacionalmente -con ocho Emmy, un Peabody y reconocimientos como el Premio Mundial de Ecología, entre otros-, exploradores de National Geographic y conservacionistas de la vida silvestre africana, han realizado más de 25 películas, 11 libros y media docena de artículos científicos. Todas con un mensaje común: la importancia del cuidado de la naturaleza.

Algo que, dicen, se ve totalmente necesario en el contexto que vivimos: “No ha habido mejor ejemplo que ahora, de por qué necesitamos reajustar nuestra relación con la naturaleza. Está claro que la transmisión del virus COVID-19 tuvo algo que ver con los mercados de fauna, o que la contaminación atmosférica nos hace más vulnerables al aumento del riesgo de contraerlo y morir a causa de él. Así que, de una forma u otra, nuestra relación con la naturaleza se relaciona con nuestro bienestar. Invirtamos en eso”.

*Okavango es una serie de tres capítulos que se iba a estrenar en el Festival de Cine Santiago Wild. Hoy la puedes ver en el canal de National Geographic.

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