En Chile, la creatividad para bautizar las ciudades y pueblos viene desde denominaciones inspiradas por leyendas, hasta tragedias y sucesos que dejaron su huella en la memoria colectiva. Sumergirse en la historia de estos nombres revela una fascinante red de narrativas improvisadas, cada una contribuyendo a la identidad única de estas localidades.

“Al encontrarse con nombres ya sea en el uso coloquial del lenguaje o en topónimos que ofrecen cierto poder explicativo de tus raíces, surge una especie de placer del alcachofazo: “¡Ah por eso se llamaba así!”. A través de los topónimos —nombres propios de lugares—, a veces, uno puede ir armando la historia de cómo se fueron dando las dinámicas territoriales”, comenta Joaquín Barañao, escritor y divulgador de historia, creador de la página Datos Freak y autor de ”Historia universal freak”. 

Nombres marcados por su influencia internacional 

Es de conocimiento público que a Chile se realizaron diversas expediciones desde Europa, lo que influyó en el nombre de algunos sectores y ciudades del sur de Chile, tales como Cabo de Hornos. El nombre de la zona más austral del país está inspirado en la ciudad holandesa Hoorn, ya que desde ahí zarparon Willem Schouten y Jacob Le Maire, quienes descubrieron el cabo. 

Cabo de Hornos, créditos Marcelo López

“Este es un buen ejemplo de algo que se castellanizó de manera bien brutal. Es paradojal porque este paso antártico es un lugar muy frío, bien ventoso y simplemente por fonética terminó asociado a los hornos que uno lo vincula al calor”, explica el autor. 

Parecido es el caso de Aysén, cuyo nombre ha generado debate entre los historiadores ya que no hay consenso sobre el origen de la palabra.

La primera versión argumenta que el nombre Aysén proviene del inglés “Ice End”. Se dice que en 1831, el capitán Robert Fitz-Roy lideró una expedición costera detallada de la zona y en sus mapas denominó al Puerto de Aysén como “Ice End”, puesto que este se encuentra situado en la cabecera norte del Campo de Hielo. El nombre fue alterado con el tiempo y quedó como Aysén. 

Campo de Hielo, créditos Aysenpatagonia

Barañao asegura que esta versión es falsa. “No hay registro de ninguna carta británica que use el nombre Ice End, es mucho más probable que la palabra provenga de los términos huilliche o chono”.  

Se dice que el nombre tiene sus raíces en la palabra huilliche «Achén», que denota desmoronamiento o desmembramiento. Otra hipótesis sugiere que la expresión «Aisén» se traduce como «que se interna más al interior», haciendo referencia a la configuración del Fiordo de Aisén. Este concepto fue empleado por los chonos.

Lo mismo pasa con Los Vilos. El mito popular asegura que el origen de su denominación proviene por ser el asentamiento de Lord Willow, lo que derivó en Los Vilos. La verdad es que ‘Vilos’ significa culebra en mapudungún, por lo que la historia de Lord Willow sería falsa según el libro de Alejandro Soffia “¿Por qué se llama como se llama?”.

Los Vilos, créditos Turismo en Chile

En el caso de Tierra del Fuego, el nombre proviene de la observación de los exploradores europeos que avistaron una gran cantidad de fogatas indígenas en la región. El navegante portugués Hernando de Magallanes, durante su expedición en 1520, denominó a la zona «Tierra del Humo» por las columnas de humo que se generaban por el fuego. Sin embargo, posteriormente, el rey español Carlos I Ie cambió el nombre a «Tierra del Fuego”. 

Tierra del Fuego, créditos Chile es Tuyo

De piratas y otras leyendas

Chile es un país rebosante de leyendas. Gracias a algunas de ellas podemos entender los orígenes de los nombres de algunas localidades del país.

Este es el caso de Bahía Inglesa, ubicada en la comuna de Caldera, en el norte. El origen de su nombre se remonta al siglo XVI, cuando el pirata Edward Davies desembarcó en su nave Bachelor y permaneció en el lugar seis días, por lo que se comenzó a llamar a la bahía como playa del inglés, nombre que derivaría en Bahía Inglesa

Se cree que puede haber un tesoro escondido en la playa, ya que nadie tiene explicación para la estadía de casi una semana del corsario en 1687. Algo que alimenta la creencia es el supuesto tesoro escondido en la Bahía de Guayacán, a 2 kilómetros de Coquimbo, que dejó el pirata Francis Drake. ¿Si Drake guardó su tesoro ahí, por qué no lo hizo Davies en Bahía Inglesa? 

Bahía Inglesa, créditos Alex Fuentes C

Así como hay piratas en el norte, en la zona centro tenemos diversas apariciones del diablo y hechicería, como es el caso de Talagante. El nombre de esta ciudad de la Región Metropolitana significa “lazo de hechicero“ en quechua. Si bien la historia que se contará a continuación no tiene relación con su origen, sí explica la creación de leyendas en base al significado de la palabra. 

Talagante, créditos Comuna Energética

Luego de la llegada de los españoles, un terrateniente gobernó con riqueza y poder. Este tenía una hija, la cual se enamoró de un forastero. Apenas este llegó, una serie de infortunios aquejaron a la ciudad, alimentando las sospechas de que el diablo había llegado a Talagante. Finalmente el joven se casó con la hija del hacendado, pero el pueblo aún con sospechas, mandó a construir una cruz de hierro en la entrada. Tiempo después el hombre desapareció sin dejar rastro, mientras que su mujer fue encerrada en una cueva para que nadie tuviera contacto con ella. Allí comenzó a practicar la hechicería y organizar aquelarres. 

¿Y esos nombres tan curiosos?

¿Cómo no mencionar esos nombres de Chile que tanto llaman la atención? Peor es nada y Cariño Botado son solo ejemplos de un abanico de localidades bautizadas con nombres llamativos producto de su historia y la rica narrativa popular que ha influido en la denominación de estos lugares. 

En el caso de “Peor es nada”, una pequeña localidad en la comuna de Chimbarongo, esta debe su nombre a una anécdota relacionada con una herencia de la familia Sánchez Echegaray, los cuales eran propietarios de un extenso fundo. Al morir el patriarca las tierras fueron distribuidas entre sus hijos, tocándole el terreno más pequeño a Eulalia, la única mujer. Cuando se enteró del pequeño trozo que recibiría pronunció la frase “peor es nada”, naciendo así el peculiar nombre de este pueblo. 

Peor es Nada, créditos Municipalidad de Peor es Nada

Por su parte, Cariño Botado es, según Barañao, la mejor historia sobre el origen de un nombre. Ubicado en la cordillera de la Región de Valparaíso, el pueblo fue bautizado así debido a un banquete que habían preparado para que uno de los escuadrones militares del Ejército Libertador pasara a reponer fuerzas. Contra el tiempo y con la sospecha de que el banquete pudiera ser una trampa, los soldados decidieron seguir su camino obviando la atención que les habían hecho los lugareños. Se transformó en un Cariño Botado.

Sobre la multiplicidad de influencias en los nombres de las localidades, Barañao agrega que “a mí personalmente me parece más rico que la toponimia chilena sea tan mezclada, que haya influencia de tantos lados. O sea tenemos influencia francesa, británica, española y de varias etnias diferentes, entonces a mí eso me parece que es más interesante a que fuese todo de una sola forma”. 

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