La estructura física del mundo tiene un efecto enorme sobre los seres humanos. Una tarea fundamental de la teoría arquitectónica es explicar y predecir el impacto que esa estructura viviente (o su ausencia) tiene sobre nosotros.

Las últimas tendencias e innovaciones en el diseño urbano y arquitectónico proponen el renacimiento del diseño biofílico. Tal como describe Edward Osborne Wilson en su libro Biophilia, la biofilia es el «grado en que los seres humanos están conectados con la naturaleza y con otras formas de vida y se fundamenta en los millones de años, durante los cuales el Homo Sapiens se relacionó con su entorno y creó una necesidad emocional, profunda y congénita de estar en contacto cercano con el resto de los seres vivos».

Aeropuerto de Oslo  ©Vertical Garden Design
Aeropuerto de Oslo ©Vertical Garden Design

En el diseño urbano, la biofilia propone a las ciudades permitir a los habitantes desarrollar actividades y un estilo de vida que los deje aprender de la naturaleza y comprometerse con su cuidado. A nivel arquitectónico, son edificios que busquen integrar características naturales, como luz natural, ventilación y vegetación.

Diferentes estudios demuestran los beneficios que generan en los seres humanos, la relación directa con materiales y variables naturales. En las oficinas, por ejemplo, mejora la creatividad y eficiencia de los trabajadores, aumenta la capacidad de aprendizaje, reduce el estrés, genera lazos de sociabilidad y mayor sentido de comunidad. Además, tiene un efecto terapéutico y fomenta el bienestar psicológico, por lo cual es comprobada su eficiencia en hospitales y centros médicos para la recuperación de post operatorios, así como también en la mantención de pacientes críticos y tercera edad. “Los trabajadores con una vista a paisajes naturales, ventilación natural y luz natural sienten que sus trabajos son menos estresantes y están más satisfechos con su trabajo que otros que sólo podían ver entornos construidos desde su ventana. Además, estos trabajadores reportaron menos, enfermedades y dolores de cabeza”, describe Rachel Kaplan, en su estudio The role of nature in the context of the workplace.

Think Garden ©Fabrizio Pierandrei
Think Garden ©Fabrizio Pierandrei

Algo similar desarrollan los autores Yuko Tsunetsug, Yoshifumi Miyazaki y Hiroshi Sato. «Una habitación con una proporción moderada de madera (es decir, el 45% de cobertura), provocaba en los ocupantes una disminución significativa en la presión arterial diastólica, mientras que en habitaciones con una amplia proporción de madera (90% de cobertura) se observó una disminución en la actividad cerebral de los ocupantes, lo que podría ser sumamente beneficioso en lugares como un spa o un consultorio médico, pero contraproducente en un espacio donde se espera una alta funcionalidad cognitiva.  Así, las cantidades de un material y el color deben especificarse en el diseño, basados en la función prevista para el espacio».

Allegro ©Workspace solutions
Allegro ©Workspace solutions

Según un informe publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 2006, la cuarta parte de las enfermedades mundiales se debe a factores ambientales modificables. Los 6 factores que deberían considerarse para un diseño centrado en la salud y el bienestar del ser humano son:

+ Conexión visual con la naturaleza.

+ Estímulos sensoriales – Viento, sol, aromas naturales y sonidos de pájaros.

+ Sensación térmica confortable y flujos de aire natural.

+ Presencia y sonidos de agua.

+ Luz Natural.

+ Conexión con sistemas naturales – Cercanía a parques, plazas y ambientes naturales

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