Aculeo en estado crítico: la laguna podría secarse por completo para marzo
En este reportaje de nuestra editora Romina Bevilacqua, encontrarás una breve revisión de las razones que han llevado a la laguna a encontrarse en un estado crítico con una profundidad actual de 80 cm de agua, y los detalles del proyecto que busca recuperarla a su nivel histórico en un plazo de 2 años.
Hace un tiempo les mostrábamos los importantes impactos que ha tenido la megasequía que ha afectado al sector de Rangue, en donde se evidenciaba la gran disminución del volumen acuífero de la Laguna Aculeo que para 2015 ya había perdido un 55% de su volumen y para abril de 2017 no contaba con más de 80 cm de agua.
Hoy la situación, lejos de cambiar, ha empeorado. Los bajos niveles de agua en la laguna han provocado, por ejemplo, casos como la mortandad masiva de peces que vimos a fines de 2017 producto de la eutroficación. ¿Qué significa esto? Al haber tan poca agua –el volumen ha descendido en más de 7 metros–, la luz llega en mayor medida al fondo fangoso de la laguna, fértil y rico en nutrientes, lo que a su vez ha permitido la proliferación de algas y microorganismos que han disminuido el oxígeno en el agua afectando directamente a los peces.
Además, tal como señaló en su momento el seremi de Medio Ambiente de la Región Metropolitana, José Miguel Arriaza: “la actividad agrícola intensiva trae aumento de fósforo y nitrógeno, lo que hace que las algas crezcan y con eso disminuye la capacidad de oxígeno. Eso provoca que mueran los peces”.
Pero esto no se queda ahí. Las especies animales como peces, o aves que anidan o descansan de sus viajes migratorios en ésta, la única laguna natural de la Región Metropolitana, no han sido las únicas afectadas. Hace años que las norias que utilizaban los campesinos del sector se secaron y lo mismo ha ocurrido hoy con los pozos APR. Hoy quienes tienen acceso al agua son los grandes agricultores y condominios que han podido costear la construcción de pozos profundos extrayendo agua de las napas subterráneas. Esto, según señala Pablo García, académico de la Facultad de Ciencias Forestales y experto en hidrología, “se traduce en el bombeo de agua fósil, que en principio no debería tocarse; en otras palabras, este bombeo no pretende cesar hasta que extinga todo vestigio de agua subterránea en la cuenca”.
Todas estas variantes, han llevado a García a señalar que de no hacerse ninguna intervención, la laguna podría secarse por completo para marzo.
Pero… ¿Cómo llegó a ocurrir esto?
García, quien además de desempeñarse como académico y director del Grupo Internacional de Investigación Hidrológica de la U. de Chile, vive en Aculeo, explica: «Aquí no hubo planeación territorial. El municipio autorizó el uso de la tierra sin considerar si había suficiente agua para hacerlo sustentable», y añade: «las grandes plantaciones de frutales y condominios que se han instalado en la zona extraen agua subterránea las 24 horas del día. Y algunos incluso la sacan directamente desde la laguna para regar plantaciones de guindos, bombeando 16 mil litros por minuto». De hecho en 2017 se descubrió que grandes agricultores estaban desviando hacia sus predios las aguas del estero Pintué, el principal afluente natural de la laguna.
Esta sobreexplotación del recurso hídrico –en muchos casos ilegal–, sumado a la sobre-urbanización de la cuenca y la megasequía que enfrenta el sector producto de las escasas precipitaciones, han llevado a la laguna a encontrarse en un estado crítico. ¿La buena noticia? Hoy existe un proyecto que busca revertir esta situación.
Un proyecto esperanzador
En el video, se ve la evolución de la laguna Aculeo en los últimos 6 meses. ©Clément Scherpereel/D22 Pictures
El Gobierno Regional Metropolitano acaba de aprobar un proyecto por $100 millones que busca resolver el problema de Aculeo. Quien dirige la iniciativa, es el mismo Pablo García, y para ella, cuenta con el apoyo técnico de la Dirección General de Aguas (DGA), la U. de Arizona, la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático, las fundaciones Tierra Viva y Pro Bono, y consultoras en recursos hídricos.
Tal como explica el hidrólogo, «la DGA instalará instrumentos para registrar el nivel de la laguna, sus afluentes, aguas subterráneas y pluviometría», esto permitirá a los expertos evaluar el consumo de agua de la cuenca contrastándolo con los derechos legales de aprovechamiento del agua. Así podrán estimar cuánta agua es necesario traer al año, para recargar artificialmente el acuífero y devolverlo a su nivel histórico de 12 km2 –hoy tiene menos de 3km2–.
Para complementar esta etapa de estudio, se realizará además una fuerte campaña de educación ambiental entre vecinos, agricultores, condominios y APR, para reducir el consumo de agua y lograr un uso sustentable del acuífero.
Si todo va bien, proyecta García, «en dos años tendríamos una cuenca totalmente monitoreada, regida por las leyes, con cultura del agua, sin conflicto y con la laguna siempre llena, para reactivar el turismo y la economía local».