¿Cómo te sentirías si escucharas a una planta hablar o si pudieras ver el canto de un ave? ¿Cambiaría tu percepción de la realidad? Esta son algunas de las interrogantes que plantea la Corporación Cultural Actos Sinestésicos, fundada en Concepción en 2021 (aunque su trabajo comenzó en el año 2018), cuyo propósito principal es llevar  la ciencia fuera de la academia y permitir que cualquier persona pueda vivirla a través del arte.

Bio-sonificacion de una planta ©Actos Sinestésicos
Bio-sonificacion de una planta ©Actos Sinestésicos

La sinestesia, por definición, es una variación de la percepción humana en donde las personas experimentan de forma automática e involuntaria la activación de una vía sensorial o cognitiva adicional en respuesta a estímulos concretos. Esto es, por ejemplo, ser capaz de ver los sonidos o sentir sabores al tocar una superficie.

A partir de esa definición es que Actos Sinestésicos ha construido toda una filosofía, inspirada en parte por la escuela neoplatónica, para llevar a cabo un relato de lo simultáneo. A través de distintas experiencias sensoriales inmersivas e interactivas, nos invitan a resignificar el concepto de naturaleza, reconocernos en ella y plantearnos ideas trascendentes que cambien nuestra percepción de la realidad.

Placa de Chladni ©Actos Sinestésicos
Placa de Chladni ©Actos Sinestésicos

 “La sinestesia es una cualidad que incluso hoy se está anexando a los procesos evolutivos de la conciencia humana, desde los primates, a lo que es hoy el ser humano. O sea, efectivamente, hoy en día hablar de sinestesia como la capacidad de sentir simultáneamente un fenómeno desde dos vías de percepción tampoco es tan descabellado. A todos nos pasa de vez en cuando que probamos una comida y nos acordamos de algo, o que una melodía nos lleva a sentir ciertas cosas que no son netamente auditivas. Entonces esos sucesos de sinestesia, que igual ocurren en el cotidiano, son demostraciones de que hay algo que cuestionarse y re-investigar en cuanto a cómo percibimos la realidad” señala Sebastián Parra, miembro fundador de Actos Sinestésicos e ingeniero en biotecnología vegetal.

Miembros de la Corporación Cultural Actos Sinestésicos ©Actos Sinestésicos
Miembros de la Corporación Cultural Actos Sinestésicos ©Actos Sinestésicos

Mediante el fenómeno biológico de la sinestesia, la corporación busca generar nuevas perspectivas e ideas sobre lo que es el territorio, la naturaleza y nuestra conexión con el universo. Y es que a través del asombro y el uso de tecnologías inéditas, se logra ampliar el significado que le damos a las plantas y a todo lo que nos rodea.

“Nosotros creemos, como dice el Principito, que lo esencial es invisible a los ojos, pero también inaudible a los oídos o fuera de los sentidos del tacto. Hay un velo que está más allá de los sentidos, ya que todos estos sentidos tienen umbrales. Hay muchas cosas que no escuchamos que están sonando ahora, muchas cosas que están pasando frente a nuestros ojos y que tampoco vemos dentro de este terreno” indica Sebastián Parra.

¿Pero cómo funciona?

Mediante dispositivos tecnológicos de Nuevos Medios y Artes Mediales, logran generar distintos tipos de experiencias sensoriales que han causado furor en las redes sociales y dejado boquiabiertos a los asistentes de la serie de eventos presenciales que han realizado en el tiempo. Y es que ¿a quien no le generaría curiosidad y asombro, por ejemplo, escuchar el canto de una amanita muscaria? Y todo esto sin el uso de ningún tipo de alucinógeno.

Uno de estos dispositivos es PlantWave, un instrumento análogo-digital que permite, a través de un proceso llamado bio-sonificación, que consiste en musicalizar variaciones electromagnéticas del reino vegetal y crear una metáfora musical de los procesos vivos. Esto sucede ya que el dispositivo lee las pequeñas fluctuaciones microvoltaicas de la especie  y las transforma en una señal análoga que luego es traducida a una señal digital, para posteriormente ser transformada en un flujo continuo de música utilizando un DAW (Digital Audio Station). Se puede decir, a modo de analogía, que la planta tiene la partitura, y lo que hace Plantwave es entregarle un instrumento para poder tocarla.

“Lo que hacemos en cierto modo es otorgarle a la planta la posibilidad de tocar un instrumento musical de tal forma de que su electricidad termine siendo el ejecutor de una melodía. Entonces a partir de ese dato, de la electricidad que viene de la planta, que es como una metáfora de su vida y un símbolo de su naturaleza profunda, se crea la musicalización de la vida de la planta” indica Sebastián Parra.

Así mismo, tienen otros aparatos que permiten hacer una bio-significación en tiempo real del tacto humano como es el dispositivo ruso Touch Me. “Ahí lo que se mide son diferencias de resistencia entre dos cuerpos y esa diferencia en la interacción es lo que finalmente se termina musicalizando” menciona Sebastián.

Otro de los dispositivos que tiene Actos Sinestésicos es el Playtron, un instrumento análogo-digital que permite, a través de cambios en la resistencia de un objeto, ocuparlo como un instrumento musical en un proceso llamado sonificación. Esta se diferencia de la bio-sonificación ya que asigna efectos musicales a cosas orgánicas o no orgánicas para tocarlas como si fuera un piano.

A todas están inéditas tecnologías se le suma la placa de Chladni, un dispositivo que permite ver el sonido y contemplar lo que escuchamos mediante una pantalla con arena que genera patrones específicos por cada sonido. Esta disciplina denominada cimática, cuya raíz viene del griego “onda”, es el estudio de las representaciones visuales de las ondas de sonido sobre la materia, y a través de la placa de Chladni, permite resignificar lo que conocemos como sonido ya que te demuestra que por más no podemos verlos, los sonidos también tienen forma.

“Hay harto que estudiar y entender sobre la biodiversidad sonora desde una perspectiva visual ya que todo está asociado a una forma ¿y qué significa en esta asociado una forma?, en que está asociado a geometría, ¿geometría que es?, es algo que está por fuera de todo lo que podemos percibir, entonces es algo estable, permanente. Además, puede ser una puerta para explicarle a personas que no poseen el sentido de la audición, como es que también el sonido se manifiesta, como es que las cosas cuando suenan también tienen una forma” asegura Sebastián Parra.

Con todo  lo anterior la Corporación Cultural Actos Sinestésicos ha cautivado a muchos y logrado ganar distintos fondos de la Universidad de Concepción y la Universidad del Biobío, además del fondo de desarrollo institucional línea emprendimiento estudiantil del Ministerio de Educación.

Actualmente, gracias a que este año ganaron un Fondart regional 2021, se encuentran trabajando en tres eventos con los que pretenden hacer llegar su arte al público y mostrar que en lo invisible habitan un sinfín de sucesos que fluyen de acuerdo a leyes que escapan de nuestros sentidos más evidentes. . Uno consistirá en crear un paisaje sonoro con el uso de un theremin, uno de los primeros instrumentos musicales electrónicos que se controla sin necesidad de contacto físico del intérprete. El segundo evento contara con la placa de Chladni y será sobre biodiversidad sonora. Y el tercero será  sobre recursos hídricos en la octava región.

En palabras de Sebastián, el objetivo de la Corporación Cultural Actos Sinestésicos es revalorizar el patrimonio natural y cultural a través de experiencias sensoriales que hagan válido el fenómeno biológico de la sinestesia. “Cuando tú vives una experiencia de unión sensorial que te genera un impacto, te lleva a tener nuevas perspectivas de tu territorio. Porque tú, como ser humano social, eres responsable de la tierra que hay alrededor tuyo, te vincula. Y nosotros lo que planteamos con estas técnicas es una apertura, que la gente vuelva a reconectarse con el sentir de la naturaleza” señala.

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