Los inicios de la industria forestal en la zona central de nuestro país se remontan a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, durante una época conocida como “la fiebre del trigo” en donde fueron comunes los incendios intencionados para la limpieza de terrenos, con el fin de cultivar trigo y exportarlo a California, Estados Unidos. También durante esa época, parte del bosque nativo fue talado indiscriminadamente por los colonos para la obtención de madera de alta resistencia.

© Relieve Chile
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Debido al gran impacto de las quemas y tala de árboles, se estima que se perdieron cerca de 2 metros de suelo, por lo que una de las formas de frenar la erosión generada fue con la reforestación de especies alóctonas, particularmente pino insigne, de rápido crecimiento y resistencia.

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Actualmente, se estima que en la región del Maule existen cerca de 400.000 hectáreas destinadas al uso forestal, una industria bastante masiva si se compara con las 365 hectáreas (0.087%) que van quedando de bosque de Ruil en el secano interior y costero. Es así como paradójicamente las comunas de menor desarrollo como Licantén y Empedrado albergan gran cantidad de hectáreas de pino destinadas a esta industria.

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Si bien la reforestación frenó parcialmente la erosión, generó otros problemas de mayor envergadura como la escasez hídrica, latente durante todo el año y más visible en época estival. También produjo el aislamiento y fragmentación de la escasa cantidad de bosque nativo, compuesto principalmente del Ruil (Nothofagus alessandri) especie éndemica de esta zona, considerada «un fósil viviente«, y que actualmente se encuentra en peligro de extinción.

Esta situación toma un carácter aún más importante si se piensa que estos territorios (secano interior y costero) alguna vez fueron parte de la zona de mayor biodiversidad del país, la cual albergaba gran cantidad de especies como el pudú, el puma, el gato colo-colo y el zorro chilla.

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Esta secuencia reúne tomas de lugares que reflejan de manera clara la situación en la que se encuentra actualmente el secano de la zona centro-sur del país (VII, VIII y XIX región) en donde se evidencian conflictos directos entre la industria silvícola y la escasa cantidad de bosque nativo que va quedando.

Si bien existen regulaciones estatales que se encargan de normar la industria forestal, en la práctica son insuficientes, ya que no existe un plan de manejo sostenido en el tiempo que pueda beneficiar a los actores involucrados que sufren las consecuencias, y en especial a la naturaleza que resiste día a día a la destrucción de su hábitat.

Referencias:

1. Corporación Nacional Forestal (CONAF). Ley sobre recuperación del bosque nativo y fomento forestal y reglamentos. Ley número 20.283.

2. Crónica Verde (2013), Revista Educación Ambiental, Ministerio del Medioambiente.

3. Valenzuela, P. (2003) Pérdidas de agua por intercepción en plantaciones de Pinus radiata D. Don en la zona del secano interior de la VII Región de Chile.

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