El desmontaje de la ruta de Julius Popper, el cazador de Selk’nam en Tierra del Fuego
Un colectivo de artistas magallánicos reproduce la ruta donde Julius Popper capturó algunas de las imágenes más oscuras de la época estanciera en Tierra del Fuego. Más de un siglo después, los integrantes del colectivo Últimaesperanza recorren esas mismas pampas y campamentos fueguinos para intentar reponer una huella que fue cruelmente borrada. Esta es la historia del desmontaje del álbum de fotos del cazador de Selk’nam, Julius Popper. Conoce más detalles sobre este proyecto artístico en esta entrevista realizada por Paula López Wood.
En 1886, un ingeniero rumano y políglota llegó a Tierra del Fuego. Era Julius Popper. Atraído por la fiebre de oro que a principios del siglo XIX invadía la ciudad de Porvenir y sus pampas fueguinas, Popper atravesó Rusia, Siberia, llegó a México y siguió a Brasil, hasta finalmente desembocar en la Patagonia argentina. Había escuchado que los ríos de Tierra del Fuego brillaban de oro. No era el único tras este codicioso objetivo. Muchos ya habían migrado de forma masiva a estas latitudes australes en busca de yacimientos auríferos en las arenas de ríos que atravesaban sinuosos las pampas eternas del norte y centro de Tierra del Fuego, como también en las orillas del canal Beagle.
Pero en esos mismos horizontes estepáricos, había por entonces otros caminantes: eran los Selk’nam. Con más de seis mil años de antigüedad en ese territorio, estos cazadores y recolectores marchaban y vivían entre los bosques del sur de Tierra del Fuego y las pampas abiertas de más al norte. Lo hacían de a pie, trasladándose con sus campamentos durante largos peregrinajes, en busca de presas tan ágiles y fuertes como ellos, los guanacos. También, en busca de buena materia lítica para producir sus herramientas de piedra que les permitían la subsistencia doméstica y cinegética. Eso, hasta que, a fines del siglo XIX, con la llegada de estancieros, colonos y buscadores de oro, su forma de vida cambió para siempre.
Los ganaderos trajeron cercos y miles de ovejas. Espantaron a los guanacos, principal sustento alimentario de los indígenas. El territorio donde los Selk’nam caminaban libremente de pronto se fragmentó, llenándose de cercos divisorios. Además, los estancieros vieron en los indígenas una amenaza a su incipiente producción ganadera. Se transformaron en un obstáculo y entonces, iniciaron su propia cacería contra ellos. En ese entonces, Julius Popper se encontraba buscando oro en esas mismas pampas, y consideró que podía tener un trabajo extra en esta brutal labor. En estas expediciones decidió además dejar registro de la vida de los Selk’nam del norte de Tierra del Fuego, y de la cacería de Selk’nam que lideraron los estancieros. Fue en ese contexto donde se originó aquella imagen emblemática que representa una de las épocas más oscuras de la historia reciente de Tierra del Fuego: el cadáver de un Selk’nam sobre el pasto fueguino, desnudo y con los brazos abiertos, junto a su carcaj y flechas. A su alrededor están el cazador Julius Popper y sus mercenarios, apuntando hacia otro grupo de indígenas que permanecen fuera de campo.
Nataniel Álvarez tenía menos de 10 años cuando un profesor de su liceo en Puerto Natales, región de Magallanes, mostró a él y sus compañeros esa brutal fotografía. Lo hizo en la clase de historia, para contarles cómo habían desaparecido los Selk’nam de la tierra en donde ellos vivían. Esa fotografía quedó grabada en la memoria de Álvarez. “No podía entender la crueldad de esa imagen. Recuerdo haberle preguntado a mi profesor, ¿cómo es posible que nadie haya hecho nada?”, cuenta ahora el artista visual en su taller en Punta Arenas. La secuencia de imágenes permanecería en el imaginario de él y tantos otros que han visto en la contradictoria figura de Popper a un héroe y a un delirante cazador de indígenas. Una imagen que ha circulado como el emblema del exterminio de este pueblo cazador recolector, el cual aún no se repara. Décadas después, Nataniel Álvarez y su compañera de vida, la artista Sandra Ulloa, volvieron a esa imagen. Pero ahora, desde otra perspectiva. Como artistas mediales del colectivo Últimaesperanza, se dieron cuenta de que era necesario hacer un desmontaje de ese álbum con fotografías semi borrosas, que si bien tenían más de un siglo de antigüedad seguían igual de vigentes en el imaginario colectivo. Había que devolverle la Tierra del Fuego a aquellas personas que, como espectros en pena, seguían atrapadas en las fantasmagóricas fotografías en blanco y negro de Popper.
El taller de Sandra Ulloa y Nataniel Álvarez, fundadores de Liquen Lab y colectivo Últimaesperanza, está ubicado en una antigua casa patrimonial en el centro de Punta Arenas. A tan solo dos cuadras de este luminoso espacio está el Museo Regional de Magallanes. El museo se erige en el palacio de quien fuera la familia estanciera más importante de la época: los Braun Menéndez. Fue en esa mansión histórica donde los artistas estudiaron de cerca el álbum fotográfico de Julius Popper, del cual existen de seis a nueve copias distribuidas en distintas partes del mundo. El original, con una portada en piel de lobo, está en el Museo del Fin del Mundo, en Ushuaia.
El segundo piso de la casa-taller de Álvarez y Ulloa es un estudio abierto e iluminado por el sol tangencial de invierno. Es la zona creativa de este colectivo que durante las últimas décadas se ha dedicado a levantar proyectos en torno a la crisis climática, como también a repensar discursos coloniales desde la región de Magallanes. Así, por ejemplo, realizaron el trabajo “Hidropoéticas” en el glaciar Grey, en Torres del Paine. Ahí constataron el retroceso de este icónico glaciar proveniente de Campo de Hielo Patagónico Sur. Hicieron un registro sonoro en las vetas del glaciar, y además, proyectaron sobre el hielo la palabra en kawésqar “aestaes”, que quiere decir “desde acá arriba”. Otro de los proyectos emblemáticos de Liquenlab es la residencia Radicante, en la que cada año invitan a artistas, escritores y humanistas a navegar el estrecho de Magallanes desde una mirada decolonial.
Pero en estos días de invierno, los altos muros del taller están cubiertos por las fotografías ampliadas de Julius Popper, intervenidas en texto e imagen. Es su propio desmontaje del álbum de Popper en Tierra del Fuego. Ahí vemos, por ejemplo, a un águila de ojos penetrantes, con un texto en una minúscula caligrafía manuscrita que versa “Lesa majestad”. Otra foto ampliada muestra a un grupo de aves que yacen colgadas, probablemente aireándose después de haber sido cazadas. “Con apio o solo”, se lee sugerentemente. “Si te fijas en la composición de las fotos, ellos (los colonos) siempre están por sobre todo. Eso da cuenta de su forma de pensar y es evidente en su propuesta visual”, comenta Nataniel Álvarez.
¿Qué significaba para ustedes hacer un desmontaje de este emblemático álbum de fines del siglo XIX?
En palabras de Silvia Rivera Cusicanqui, para nosotros significa la oportunidad de enfrentarnos a nuestra herida colonial. Este proyecto representa un momento para revisar esa parte oscura de la historia reciente de la región de Magallanes, haciéndonos cargo de un archivo colonial que reafirmó en su época la supremacía del prohombre blanco por sobre un cualquier otra especie o raza.
¿Cómo armaron la ruta para ir en busca de las huellas de Popper?
Mirando el álbum de Popper nos dimos cuenta de que cuatro fotos estaban georreferenciadas. Fue ahí que decidimos reconstruir la ruta que el mismo Popper había hecho por Tierra del Fuego. El geógrafo magallánico Camilo Mansilla nos ayudó a armar un mapa con los lugares identificados. A eso le sumamos al mismo mapa que aparece al comienzo del álbum. Pero había muchas fotos que eran muy difíciles de identificar, puesto que en esa zona los paisajes suelen ser muy accidentados. Así que invitamos al arqueólogo magallánico Alfredo Prieto, quien además de una curiosidad por recrear la ruta del rumano, le interesaba investigar antiguos caminos Selk’nam. Hasta ahora hemos regresado en muchas oportunidades a esas locaciones, en donde efectuamos intervenciones de sitio específico, acciones que buscan decolonizar la lectura que propone Popper. Estas acciones van desde la proyección de algunos textos, notas al pie de las fotos, elementos de las fotografías como los cuerpos de animales y el cuerpo/cadáver de un ser humano Selk’nam. Estos elementos son proyectados sobre la textura de la pampa en un acto muy simbólico y ritual.
¿En qué consistieron las expediciones artísticas en Tierra del Fuego?
Para nosotros estos terrenos están llenos de espectros. Y proyectar este cadáver sobre Tierra del Fuego, que tome la forma de la hierba, del coirón, es una forma de liberar a ese espectro a través del uso de una tecnología de proyección. En ese sentido, lo primero que hicimos tras identificar uno de los sitios por donde transitó Popper fue proyectar uno de los textos de pie de página, específicamente el que versa: “Bajad la mira…”, al que nosotros le agregamos la sílaba “da”, de modo que la frase que quedó fue “Bajad la mirada”. Además, realizamos una proyección del cadáver de este ser humano sobre la pampa. En paralelo, Sandra registraba sonidos de los lugares, como también sonidos de baja frecuencia en VLF (very low frecuency), puesto que lo inaudible y las proyecciones se vinculan a la idea del espectro: el espectro no audible que puede guardar los sonidos de las voces acalladas, ya sea de los animales, de los seres humanos o de la tierra. Por otro lado, por su carácter de fantasmagoría, las proyecciones guardan relación con la aparición de esos espectros de luz. Ellos nos llaman a revisar la historia más allá de lo oficial y a proyectarla como una extensión del archivo, creando una suerte de nueva cartografía.
¿Qué resultados encontraron en la comparativa de fotos tomadas con más de un siglo de diferencia?
Si bien estamos haciendo un trabajo fotográfico comparativo, lo que más nos interesa es desmontar la propuesta de Popper para dejar en evidencia la brutalidad de su pensamiento y forma de actuar. Pero también ha sido muy interesante constatar cómo hay lugares que prácticamente no han cambiado. Por ejemplo, en una de las fotos, que es la del Valle de los Estrechos, el lugar se ve muy similar a cuando se hizo la captura. Si bien hoy en día no está la estancia que existía antes, son muy pocas las diferencias.
La fotografía como dispositivo de captura
La foto de Popper ha fijado en una suerte de imagen congelada el paisaje inalterable del norte y centro de Tierra del Fuego. De alguna manera, se trata de un paisaje que se fijó con la ocupación estanciera en Magallanes, con la llegada del ganado y la desaparición radical de sus habitantes humanos y no humanos. Y por último, con el disparo fotográfico y mortal de Popper.
Indagar en la fotografía como un dispositivo de la representación de la violencia no es algo nuevo. En un plano similar, la historiadora chilena Marisol Palma realizó una investigación en torno a las fotografías de otro cazador de sombras, Martín Gusinde. En su magistral libro Fotografías de Martin Gusinde en Tierra del Fuego (1919-1924) Palma analiza la aproximación del sacerdote de la orden del Verbo Divino con los Selk’nam durante sus tres expediciones a Tierra del Fuego. Ahí logra demostrar cómo Gusinde –además de dejar un valioso registro etnográfico de estas etnias en el momento en que desaparecían– también usa la cámara para desnudar gradualmente a los indígenas, enfocándolos muchas veces en planos que guardan similitud con el estilo de fotografías de criminalística. Este trabajo de pensar la representación fotográfica fue fundamental para el equipo de Últimaesperanza, quienes se apoyaron en el conocimiento de Marisol Palma para comprender los discursos nacionales que operaban detrás del lente de Popper.
¿Cómo se aproximaron a la fotografía del Selk’nam asesinado?
Con Marisol Palma hemos tenido algunas conversaciones y la entrevistamos para este proyecto. En distintas épocas ambos llevamos las fotografías del cadáver Selk’nam a un perito forense. Lo que es más particular es que después de la revisión de las imágenes en ambos casos la conclusión fue la misma: ese cadáver corresponde a un hombre que llevaba por lo menos un par de días fallecido. Esto reafirmaba la tesis de que esas fotos son un montaje, una escenificación de Popper sobre su acción en Tierra del Fuego. A Popper le importaba su ego y proyectar una épica de una batalla gloriosa. Pero esto es algo irrisorio, teniendo en cuenta que era una batalla claramente desigual, por un lado unos tenían los rifles y por otro, arcos y flechas.
Si analizamos con detalle las secuencia de fotos, hasta la disposición del cadáver es sospechosa, ya que está dispuesto con los brazos abiertos, como si fuera un Cristo crucificado. Además, si pensamos que fue impactado por un rifle Winchester resulta aún más contradictorio que conserve en sus manos el arco y las flechas, o que se haya desplomado en esa postura. Una de las notas al pie de esa secuencia dice: “Muerto en el terreno del honor”. Es algo brutal. En una de las intervenciones proyectamos ese texto, reemplazando la palabra “Honor” por “Horror”.
¿Qué intención creen que tuvo Popper al mostrarle este álbum al presidente de Argentina y a la elite chilena de la época?
Es algo que hemos conversado mucho con Sandra. Con todo este registro de su expedición, Popper edita un álbum con un mapa y cerca de 100 fotografías. Lo lleva a Buenos Aires y lo expone a toda la élite bonaerense, quienes lo aplauden de pie. También le regala el libro al presidente argentino Miguel Juárez Selman como un souvenir de su hazaña, su carta de presentación. Además, les presenta una panoplia a partir de objetos saqueados de los campamentos Selk’nam: un cuero de zorro, un arco, flechas, canastos, utensilios. Con todos estos elementos arma una exposición. Recordemos que Popper acuñó una moneda de oro y un sello postal, creó un imperio en los terrenos de Tierra del Fuego. Entonces hablamos de un tipo egocéntrico en extremo, con delirios de grandeza a costa de cualquier precio y que operó desde el ámbito privado, tal como lo hicieron los estancieros y los cazadores de indios, todos con la venia del estado chileno y argentino.
¿Cómo han trabajado los textos y la imagen para desmontar el álbum?
Usamos los mismos textos y tipografía que describen las fotografías, como también otros que están en el discurso que presenta el álbum. Nosotros no estamos haciendo nada más que montar, desmontar y dejar en evidencia lo que él pensaba. Hay casos en los que recortamos los cuerpos retratados para que sean “liberados” a través de su proyección en las intervenciones de sitio específico que hacemos en las expediciones. También las fotografías que son en blanco y negro reciben un tratamiento para darle un efecto de “feedback”, que entrega una sensación de que los ahí retratados aún están en movimiento. Asimismo, usamos colores ácidos que emulan una serie de postales que surgieron en los 50’ y 60’ en Magallanes, donde aparecen Selk’nam y Kawésqar coloreados con un tono muy “pop”, al estilo Andy Warhol. Sentimos que todo esto contribuye a la descolonización de este archivo y su relato.
Pero al mismo tiempo, estos discursos nacionalistas siguen muy presentes en la región y por lo general van de la mano de las empresas extractivistas. Con Popper fue el oro, luego la ganadería, hoy lo vemos con las salmoneras y en poco tiempo con el hidrógeno verde. No hay una voz que cuestione el daño que la producción de este tipo de energía puede causar en Tierra del Fuego, en la contaminación del agua, entre otros.
¿Qué relación tiene este proyecto con la comunidad de Tierra del Fuego y la comunidad Selk’nam de Porvenir?
Como artistas que trabajamos y habitamos el territorio, para nosotros es sumamente importante mostrar primero el proyecto a la gente que vive en el lugar. En este caso, la gente de Porvenir y obviamente la comunidad Selk’nam que vive y trabaja en Tierra del Fuego, específicamente, la comunidad de la Corporación Selk’nam Chile. El proyecto contempla una serie de talleres que hemos denominado “Acciones para descolonizar el archivo” donde los asistentes reciben reproducciones de las fotos del álbum junto a un set de herramientas para recortar y lápices de colores con los que pueden intervenir cada fotografía y crear un nuevo relato. Este taller se ha realizado en la escuela rural de Cerro Sombrero y en un colegio de Punta Arenas y continuamos moviéndolo por las localidades. El objetivo es crear otro archivo a partir de las lecturas de los participantes que habitan el territorio de Tierra del Fuego y el resto de la región.
Con la comunidad Selk’nam buscamos entregarles toda la información recopilada para que puedan generar una ruta de memoria. En esa misma línea, hace un par de meses hicimos una primera acción decolonizadora del archivo con una acción de live cinema, en el antiguo Cinema Porvenir, una performance sonora visual en la que generamos nuevos relatos a partir del archivo. El proyecto tiene mucho tentáculos. Si bien no sabemos cuándo termina, creemos que acabará cuando lleguemos a Bucarest, Rumania, a la cuna de Julius Popper. Para poder mostrar allá lo que hizo su hijo pródigo en Tierra del Fuego.
El taller de Nataniel Álvarez y de Sandra Ulloa se impregna de una luz dorada tangencial. Es el atardecer de invierno que cae sobre el estrecho de Magallanes. Las fotos de Popper colgadas en los muros adquieren una pátina todavía más borrosa. La conversación continúa, el archivo se expande. Mientras tanto, Tierra del Fuego recupera a quienes alguna vez quedaron atrapados como espectros en pena en las fotografías en blanco y negro de un terrible cazador de oro y de sombras.