Cristóbal Sprätz y su pasión por los insectos: “Si no eres característico y llamativo, estás condenado a la extinción”
Desde pequeño, Cristóbal Sprätz ha tenido una fascinación innata por los seres del micromundo. Esto lo llevó a tener una cuenta de Instagram dedicada, principalmente, a la educación ambiental enfocada en insectos. Ingeniero comercial, dedicado a la pedagogía de matemáticas en la educación media, intenta incluir a los insectos en sus clases, así como en talleres infantiles, mientras se enfoca en sus tiempos libres a las redes sociales y a combatir estigmas de sus queridos “bichos”. En esta entrevista, Cristóbal abarca su pasión por estos seres, lo que ha sido hacer ciencia ciudadana a través de las redes sociales y los desafíos para lograrlo, como captar la atención de las personas. “Voy a hacer menos videos cuando no haya tanta desinformación en torno a los insectos», es parte de lo que comenta. Lee la entrevista completa a continuación.
Pequeño y curioso, Cristóbal Sprätz (25) iba los fines de semanas junto a su papá al estero de Reñaca. Él era feliz viendo a las abejas que pasaban polinizando frente a sus ojos, a las ranitas presentes o, la verdad, cualquier artrópodo que pasara frente a él. Una vez, bajo un tronco que levantó su padre, vio a una gigantesca madre de la culebra (Acanthinodera cummingii) y llegó a contarles a todos en su casa sobre el gran escarabajo que había visto. “Mi mamá dice que yo salí de su guata y fui directamente a buscar bichos”, dice riendo. La verdad es que ella no estaba equivocada.
Esa fascinación innata -como menciona Cristóbal- por los insectos lo llevó a transformar su Instagram en una plataforma educativa sobre ellos, sin la intención de lucrar con sus redes sociales. Hoy, con más de 19 mil seguidores sube contantemente videos, principalmente para derribar mitos o noticias falsas sobre los insectos, por ejemplo, que el palote se “chupa” el cerebro o que a todas las moscas les gusta la caca. También habla de arácnidos, reptiles o anfibios, entre otros.
Sin embargo, pese a que le toma tiempo, su Instagram es su dosis del “por amor al arte”. En su día a día, trabaja como profesor de matemáticas -él es ingeniero comercial- en la media de un colegio en el Cerro 18, en la comuna de Lo Barnechea, sin dejar jamás de lado en su pedagogía a sus queridos insectos.
Un profesor fascinado por los insectos
El abuelo materno de Cristóbal era un fascinado por las aves. Él era de aquellos que salían de excursiones fotográficas hace 40 años, cuando la fotografía era análoga y los accesos mucho más difíciles. Ese amor por la naturaleza se traspasó de alguna forma a Cristóbal, pero con otro tipo de seres: los insectos. “Yo de verdad estaría todo el día buscando insectos, los pájaros me gustan y los identifico. Me gusta aprenderme las vocalizaciones y todo, pero no es comparable con los insectos, ni por si acaso”, dice Cristóbal.
A pesar de esto, decidió dedicarse a ellos en sus tiempos libres y estudiar algo relacionado con otro de sus gustos, las matemáticas, a través de la Ingeniería Comercial. “Siempre ha sido un pasatiempo del que nunca he querido ganar dinero. Jamás querré vender con esto. Tengo amigos que lo hacen y venden sus fotos y eso está muy bien, pero a mí no me ha llamado la atención sacarle plata a mi Instagram. Yo solo quiero educar y hacer ciencia ciudadana, no hacer canjes ni nada. Mi Instagram es solo para mostrar insectos”, comenta Cristóbal.
– Si esto es en tus tiempos libres, ¿qué haces en tu día a día?
– Soy profesor de matemáticas de toda la media de un colegio vulnerable. Ahí también hago un taller que se llama “Insectos en mi ciudad” a niñitos de segundo a quinto básico. Trato de equilibrar las matemáticas, que me gustan mucho, así como hacer clases, con mi taller. Igual, hablo mucho de insectos en clases. Cada vez que puedo los relaciono con las matemáticas.
– ¿Cómo haces esa relación?
– Por ejemplo, ahora con los primeros medios estamos viendo crecimiento exponencial y decrecimiento exponencial. Esto se puede ejemplicar con poblaciones de insectos, porque cuando llega el invierno disminuyen a tasa exponencial y en el verano aumentan las poblaciones de bacterias, de microorganismos y de insectos. Eso es potencia, son curvas exponenciales. Entonces ahí ya tienes ejemplos prácticos de cómo hay matemáticas en la naturaleza.
Hacerse más conocido en Instagram
¿Es posible resucitar insectos ahogados?
Con esa pregunta se presenta un video simple. Cristóbal retira una avispa del agua de una piscina y la enfoca en el suelo cronometrando. Luego de un tiempo, la avispa se empieza a mover y sale volando. Mientras tanto, explica por qué sucede esto a través de textos: este animal no respira por pulmones, sino que tiene respiración aérea, lo que permite que esto suceda. Ese reel se viralizó. Desde ahí empezó su historia en redes sociales.
“Estaba con mi polola en la piscina y de repente veo una avispa y la saqué porque estaba limpiando. La dejé al sol y después de cinco minutos estaba como tiritando y moviendo las patitas. Me llamó la atención eso y busqué información. Efectivamente, por el sistema de respiración que tienen los insectos, si uno los seca, si es que se ahogaron, pueden revivir. Me propuse hacer un video de eso a ver qué tal. Y le gustó a la gente. Llegó como a 1 millón de reproducciones. Fue mi primer millón”, recuerda riendo Cristóbal.
– ¿Qué es lo que crees más difícil de hacer educación ambiental a través de una red social como Instagram?
– Los mitos que hay en torno a los insectos. Cuesta mucho derribarlos. Hay gente que sigue creyendo que el palote chupa el cerebro o que te puede picar, no sé, que se te mete por la oreja. Hay gente hasta el día de hoy que mata los tábanos en el sur de Chile, cuando son bioindicadores excelentes y hay que protegerlos. Hay poca gente que sabe que las moscas polinizan. Está como este estigma de que las moscas están solo en la caca y nada más. Hay mucho mito y mucho desconocimiento en torno a las abejas también. La gente cree que esta abeja mielera es una especie chilena y no, es una especie introducida. Mientras tanto, Chile tiene más de 400 especies de abeja y como el 70% solamente vive en el país. Eso cuesta, porque te vas topando con muchas barreras, hay demasiado prejuicio.
– ¿Cómo lo haces para ir enfrentándote a estas barreras?
– Me caracterizo por la paciencia. Respondo todos los comentarios y mensajes internos.
– En base a eso, ¿cómo vas eligiendo qué hacer en las publicaciones?
– Me baso mucho en las estaciones. Por ejemplo, en verano hago algo de los tábanos sí o sí. En primavera, del pololo. En invierno, como hay menos insectos, hago reel de lo que vi en el verano. En marzo me pasó que había mucha gente hablando del chinche del arce, entonces hice un post de eso. La idea es que, si alguien ve algo en su casa, yo pueda informar altiro de eso.
– ¿Crees más difícil hacer ese trabajo enfocándose en los insectos que, por ejemplo, en un mamífero?
– De todas maneras, porque los mamíferos y aves venden muchísimo. El mundo de los insectos es poco atractivo, si es que uno tiene estos estigmas y prejuicios, porque cuando uno ya se adentra al él te das cuenta de que es maravilloso. Pero claro, para la gente no es tan atractivo porque está con esta idea de que los bichos son asquerosos, que son feos, que no hay escarabajos bonitos, cosa que es totalmente falso.
– En ese sentido, ¿cómo ves la recepción de tu trabajo por parte del público?
– Buena porque mi Instagram está creciendo mucho y me doy cuenta de que cada video que subo genera un aumento de seguidores. Me ha pasado que páginas me piden colaborar. Entonces hay señales de que lo que estoy haciendo está bien. La gente se interesa, comenta, quiere saber y me manda fotos de bichos que ven en sus casas.
– ¿Y qué haces con los comentarios más de odio? ¿Te afectan, sobre todo si lo que haces es por amor al arte?
– Me llega harto hate, pero la verdad es que esos comentarios me resbalan un poco. Me tratan de cuico, mucho, con harto garabato incluido (ríe). A veces hago pantallazos y me río de eso en mis historias y la misma gente que me sigue les responde. Incluso elimino varios. Muchos son porque soy rubio o por cómo hablo, eso genera anticuerpos. Pasa también que los mismos que comentan borran sus comentarios.
– ¿En todo este trabajo te has asesorado o mantienes contacto constante con alguna persona del mundo de la ciencia?
– Me ha ayudado muchísimo Vicente Valdés, fundador de Biodiversidad Chilena, y Ricardo Varela. O sea, ellos dos pa mí son mis gurús. Cuando me empecé a meter en este mundo de verdad, ellos me revisaban los videos y yo corregía todo. Ahora ya me estoy lanzando más. Pero nada, ellos saben mucho y trabajan mucho con científicos (…).
Generar conciencia en una red social
Dentro de los temas que más habla Cristóbal en su perfil de Instagram, uno de los que más le dedica su atención son las especies invasoras de insectos. Tiene una serie de videos enfocados en el chinche del arce (Boisea trivittata), por ejemplo, sobre cómo diferenciarlo con el que habita en Chile (Lyfaeus alboornatus), o qué hacer para que no entren a las casas. O, entre otros ejemplos, las características del avispón oriental (Vespa orientalis) y qué hacer en caso de encontrarlo.
– Le dedicas un espacio importante a estos insectos en tu cuenta. En este sentido, ¿cómo ves el tema de los insectos introducidos en el país y qué es lo que se podría hacer con ellos?
-Con los insectos introducidos soy bien pesimista. Son especies que pueden desplazar a las nativas y afectar a los ecosistemas locales. No creo que haya una institución pública o privada que pueda lidiar, por ejemplo, con el chinche del arce o el avispón oriental. Este último no ha salido en las noticias porque no ha agarrado vuelo. Creo que la solución va en la coordinación de la ciudadanía para eliminarlos. Si esperamos a que la municipalidad o que el SAG se pronuncie, vamos a estar años con el chinche del arce o el avispón. Piensa que un solo chinche del arce puede poner 200 huevos. Imagínate lo exponencial.
– Ya que hablamos sobre el chinche, ¿cuál es efectivamente su impacto?
-Hasta ahora no es tan malo, en el sentido de que no hay registro de que se vaya a especies de árboles nativas. Si eso pasara sería muy preocupante, si invadiera otras especies de árboles, es probable que desplace los insectos de ese árbol. Por ejemplo, si invadiera el litre sería grave, porque podría desplazar al escarabajo del litre, que solo habita en ese árbol. Igual eso no ha pasado. Ojalá que no pase (…). Ahora es una plaga gigantesca que está controlada en Santiago y que no se ha desplazado a especies nativas.
– Otro tema que llama mucho la atención sobre los insectos es el llamado “insectagedón” o declive mundial de los insectos. También hay un tema de percepción humana de ver menos insectos. ¿Qué opinas tú de este tema?
– Tengo una teoría que, a mí por lo menos, me hace sentido. Por ejemplo, me han contado que en Coyhaique había muchos escarabajos de Darwin, el ciervo volante. Supuestamente antes si estabas en la plaza en verano y te sacabas tu gorro aparecían como tres ciervos. Ahora no pasa eso. Yo creo que mientras las ciudades crezcan y se empiecen a desarrollar, tengamos menos bosque y más edificios, naturalmente los insectos se van a desplazar. Entonces si las ciudades se transforman en una jungla de cemento, obviamente los insectos ya no van a estar ahí y se van a desplazar a los cerros, bosques y la cordillera.
– ¿Cuáles crees tú que son las amenazas más generales de los insectos aquí en Chile?
– La amenaza más grande es cómo estamos creciendo en los proyectos inmobiliarios. Hace poco hice un video de la abeja caupolicana (Caupolicana fulvicollis), que tiene la mala suerte de que su hábitat sean las dunas, los ambientes dunares costeros de Chile. Todos sabemos que esos lugares están plagados de proyectos inmobiliarios. Los insectos están muchas veces sometidos a extinguirse, porque el lugar donde ellos viven es muy reducido y se está achicando por proyectos inmobiliarios, como por ejemplo edificios en las dunas de Concón. Eso es lejos lo más peligroso y grave en que están los insectos.
– ¿Y cómo haces para comunicar eso?
– Para decir que un insecto está en peligro, primero tengo que convencer a toda la gente que ve el video de que ese insecto es muy lindo. La realidad es que si es feo a la gente no le interesa que se extinga. La abeja caupolicana tiene la suerte que es muy linda. Incluso se considera la más bonita del mundo. Entonces tiene la suerte de encantar a la gente: es demasiado carismática, linda, gorda, ridícula; es demasiado bacán. Entonces cuando la gente la ve dice: “¿cómo no la vamos a proteger?” Hay insectos que no son tan lindos y que lamentablemente se van a extinguir. Entonces, si yo quiero llamar la atención, primero tengo que convencer que es el insecto más lindo que tenemos. Y después, en un segundo reel hago el link con que está en peligro. Ahí la gente prende la luz.
– ¿Cuáles serían los feos?
– Me gusta dar un ejemplo que no es un insecto, pero se aplica igual. Por ejemplo, la ranita de Darwin, mega conocida en Chile, tiene la suerte de que si está a punto de extinguirse, la gente va a luchar por protegerla. Es bonita, con su trompetilla, es pequeña y tiene esta historia natural en la que el papá cría sus huevos en la garganta. En cambio, la ranita de los queules, que vive un hábitat acotado a 60-120 hectáreas en la Región del Maule (después de haber estado en toda la región), no tiene la misma suerte. Pocos la conocen y su hábitat está cada vez más reducido. Es lamentable, pero es verdad, si no eres característico y llamativo, estás condenado a la extinción porque a nadie le importa. En el caso de los insectos, eso pasa con la vaquita del paposo (Gyriosomus angustus) -que fue embajadora de la fauna chilena en 2021-, endémica de 14 kilómetros cuadrados de la Región de Antofagasta. Le hice un post y a la gente no le importó tanto.
La fascinación que no para
La primera vez que Cristóbal vio una abeja caupolicana no lo podía creer. Estuvo días buscándola en 2021, pasando por el humedal de Mantagua, Puchuncaví y las dunas de Concón, sin éxito. Pero un día, nuevamente visitando las dunas, la pequeña estaba ahí. Fue la polola de Cristóbal quien se dio cuenta y él estaba tan emocionado que no pudo ni prender su celular para grabar. Se sentó a disfrutar el momento y sacar sus fotos mentales. Fueron dos minutos y la abeja se fue. Pero él gozaba. Con eso, logró identificar el poco espacio donde habita. Dos años después, subió un video mostrando los peligros a los que actualmente se enfrenta: la urbanización del borde costero y los vehículos que transitan por zonas de dunas.
– ¿Hay algún grupo de insectos que te guste más que otro?
– Si bien tengo una fascinación innata por todos los bichos, las abejas me vuelan la cabeza. Mis primeros recuerdos son todos con abejas, yo siempre buscaba abejorros, abejas y avispas. Creo que hoy en día, una de las metas para mí es conocer a todas las abejas de Chile.
– ¿Qué aprendizajes te han entregado los insectos?
– Yo creo que lo importante es el rol específico que cumple cada especie en el bosque. Estamos hablando de insectos nativos, obviamente. Por ejemplo, el abejorro chileno (Bombus dahlbomii) poliniza especialmente al chilco (Fuchsia magellanica). O que encontrarse con un tábano significa que el bosque está muy prístino. Entonces un insecto puede polinizar, ser alimento base de una especie de ave que luego, no sé, es alimento de un mamífero u otra ave más grande. Yo creo que el aprendizaje más valioso que me ha dejado este tema de los insectos es que nada está en el bosque porque sí.
– ¿Qué te motiva personalmente a seguir trabajando por ellos?
– La desinformación. Yo voy a hacer menos videos cuando me dé cuenta de que no hay tanto estigma en torno a los insectos. La motivación actual es la información que yo quiero entregar y cómo la gente recibe esa información. Uno derriba mitos y la gente se da cuenta. Eso sí, esto no es solo tarea mía, otros también lo hacen. Entonces, como yo lo veo, todavía tengo para rato (ríe).
– ¿Cuáles son tus próximos pasos en este mundo del conocimiento de los insectos?
– En Instagram hay mucho futuro, pero lo que me ha enseñado el aula es que el futuro también está en la sala de clases. Entonces a veces no pierdo mi tiempo con gente más adulta discutiendo de la importancia del tábano porque ya lleva 40 veranos matándolos. Me llena mucho educar niños. Por ejemplo, explicarles que en Chile hay más de 470 especies de abeja, que no solamente existe la de la miel o que el tábano no solamente pica, sino que poliniza. Por ahí va también, no solo Instagram, ni Tik Tok, sino que el aula. Los niños chicos tienen la mente abierta a aprender y si se enseña con cariño y dedicación, ellos no le van a tener susto a la araña pollito o al escorpión, sino que respeto, porque saben que tienen un mecanismo de defensa. Esos pequeños después son los que continúan cuidando el bosque y nuestras queridas áreas protegidas.