Opinión | Los 15 años de un movimiento. #NoADominga: ¿Y ahora qué?
Ante la votación del Comité de Ministros que rechazó el polémico proyecto Dominga, nuestro colaborador invitado Felipe Cárcamo, nos comparte una columna de opinión sobre la lucha del movimiento por la defensa del Archipiélago de Humboldt a lo largo de los años. «El movimiento por la defensa del Archipiélago de Humboldt lleva 15 años luchando incansablemente por su defensa y protección ¿Es esta su última batalla? Claro que no», comenta. Lee la columna completa aquí.
Este miércoles 18 de enero del 2023 el Comité de Ministros del Presidente Gabriel Boric votó y rechazó el megaproyecto minero-portuario Dominga, el cual fue ingresado al Servicio de Evaluación de Impacto Ambiental en septiembre del 2013, y que ya había sido rechazado en agosto del 2017 por el Comité de Ministros de la Presidenta Michelle Bachelet y que desde ese momento, se encuentra judicializado. Luego de casi una década, hoy se vivió una nueva batalla. Pero esta no ha sido la única. El movimiento por la defensa del Archipiélago de Humboldt lleva 15 años luchando incansablemente por su defensa y protección ¿Es esta su última batalla? Claro que no.
Quien haya tenido la oportunidad de conocer el Archipiélago de Humboldt sabe que se trata de un verdadero paraíso natural. La primera vez que lo conocí fue el 2011 cuando buceé a 10 metros de profundidad frente a Isla Damas. Al sumergirte te das cuenta de su magnitud y de la diversidad de la vida submarina: decenas de animales, peces de distintos colores, majestuosos bosques de algas… y aguas prístinas. Para mí ese fue un momento epifánico, que encendió una chispa en mi. Desde esa fecha, visito cada año el archipiélago. En una de esas visitas pude ver a un delfín bebé, jugando en el mar… y en otra, a un chungungo buscando alimento y capeando las olas en Punta de Choros. Quizás haya quienes lo consideren exagerado, pero para mi fue imposible no emocionarme.
La zona vive amenazada por dos megaproyectos que podrían destruir este paraíso: desde el 2012 el megapuerto de Cruz Grande a cargo del Grupo CAP y desde el 2013 el minero-portuario Dominga de Andes Iron SpA. Estas iniciativas, sin embargo, no han sido las únicas amenazas. El periodo entre los años 2007 y 2011 estuvieron marcados por las amenazas de cuatro centrales termoeléctricas en base a carbón junto a sus correspondientes puertos de descarga («Punta Colorada» de Barrick Gold, «Farellones» de Codelco, «Barrancones» de Suez Energy Andino S.A, y «Cruz Grande» del Grupo CAP) para suministrar de energía a empresas mineras del norte de Chile y al Sistema Interconectado Central. ¿Qué logró detenerlas? La organización social de las distintas comunidades de La Higuera, la articulación con ONGs ecologistas, las ciencias y su importante contribución en la construcción de información sobre la biodiversidad de la zona, la presión al poder político, y la manifestación ciudadana en todo el país.
Todo lo anterior, como si fuera poco, tuvo en paralelo a una trama permanentemente de corrupción político-empresarial que ha tenido como protagonista a la sociedad mercantil de Andes Iron SpA, todo a través del despliegue de un falso relato de desarrollo y cuestionables vínculos políticos y económicos a nivel nacional y local. El relato se ha caracterizado por estar asociado a la idea de la “generación de miles de empleos”, del uso de “alta tecnología”, de una “nueva minería verde” o del “historial minero de La Higuera”. A su vez, Andes Iron ha estado asociado a los casos de corrupción más escandalosos del país como el “Caso Penta” con Carlos Alberto «Choclo» Délano y su familia o los “Pandora Papers” que visibilizaron las negociaciones que el ex Presidente Sebastián Piñera y su familia mantuvieron para bajar la termoeléctrica Barrancones en 2010, impulsar Dominga, ganar dinero con ello. En 2021, durante su segundo mandato, debió enfrentar una Acusación Constitucional a propósito de este punto. Por su parte, el alcalde de La Higuera, Yerko Galleguillos, ha sido el principal lobbista y “vocero” de los intereses de la empresa a nivel comunal durante sus tres mandatos. Luego de este escandaloso historial, hoy Andes Iron SpA se encuentra en proceso de venta de Dominga a inversionistas chinos, pero su resultado depende en gran medida de que la votación del Comité de Ministros haya sido favorable a la empresa. Veremos cómo se desarrolla este entramado.
La conflictividad socioambiental que se ha gestado desde el 2007 ha generado un movimiento ecologista con bases sólidas en el territorio, articulado simultáneamente con distintos territorios de las regiones de Atacama y Coquimbo, y también de todo el país, con distintos nexos internacionales. Desde muy tempranamente, las batallas que ha enfrentado el movimiento las ha convertido en un propósito, en una alternativa viable. La propuesta para generar un Área Marina Costera y Protegida de Múltiples Usos, por ejemplo, ha estado sobre la mesa desde el 2010. Es una propuesta acorde a los desafíos que enfrentamos en un contexto de crisis climática y que mira al futuro a través del turismo ecológico y la administración sustentable del territorio, dejando atrás un historial minero-portuario que se ha desarrollado en la zona desde la colonia española, pero principalmente durante el siglo XIX y XX, y que tuvo como desenlace una etapa de abandono, dejando al amparo del mercado e intereses particulares a todo un territorio. Dominga y Cruz Grande buscan reactivar este historial minero pero ahora bajo megaproyectos sin precedentes en la zona, un extractivismo minero que contempla infraestructuras de soporte o apoyo, como son los puertos, las desaladoras o sus rutas de transporte que cambiarían radicalmente el paisaje de este territorio. La propuesta de un Área Marina Costera y Protegida de Múltiples Usos va en la dirección para enfocarse en promover el cuidado de la biodiversidad y el territorio, tal como se ha venido desarrollando hace ya varias décadas, cuando desde los años 80 se generó presión política para que esta zona sea protegida, concretándose en 1990 con la creación de la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt. Asimismo, la generación de Áreas de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos que se comenzaron a promover durante los 90 y que han permitido que la pesca artesanal se una de las principales fuentes laborales de esta zona. O en 2005 cuando se crearon las Reservas Marinas Isla Damas-Choros e Isla Chañaral. A la vez, han desarrollado distintas iniciativas para la rehabilitación y conservación de las islas del archipiélago a cargo de organismos del Estado, las comunidades y fundaciones. O el sostenido turismo sustentable que distintos emprendimientos locales desarrollan en lo extenso del archipiélago y que ha permitido promover al archipiélago como uno de los lugares más visitados en las regiones de Coquimbo y Atacama.
La gran batalla que enfrentan las y los activistas y el movimiento por la defensa del Archipiélago de Humboldt no sólo busca el rechazo de Dominga (tal como sucedió por segunda). Decir #NoADominga o #ChaoGruzGrande, o ganar en el Tribunal Ambiental de Antofagasta o en la Corte Suprema -que es lo que probablemente suceda posteriormente al fallo del Comité de Ministros-, es sólo una parte de la necesaria protección definitiva del archipiélago. Un Área Marina Costera y Protegida de Múltiples Usos será el primer paso para dejar atrás un historial de abandono. Es una tarea compleja que requiere de múltiples actores empujando esta propuesta, de negociación social, de gradualidad. Su complejidad, sin embargo, no puede impedir que este movimiento, que durante 15 años ha estado defendiendo el territorio y su biodiversidad, baje los brazos. Esto es un punto de partida. El rechazo de Dominga de este 18 de enero es un paso más para concretar una propuesta que deje atrás el extractivismo minero y sus redes de apoyo, y que mire hacia el océano, hacia sus comunidades, y hacia una administración sustentable del territorio.
*Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor.