Incendios forestales en Altos de Chicauma ponen en peligro el hábitat del gruñidor de Álvaro
La tarde del miércoles 14 de diciembre, un incendio forestal se desató en la comuna de Curacaví, en la Región Metropolitana, provocando una gigantesca nube de humo que fue perceptible y cubrió varias comunas de la capital. Sin embargo, la contaminación en Santiago no fue la única consecuencia de este devastador siniestro. Lamentablemente, el incendio dejó más de 1.500 hectáreas de bosque nativo quemadas y arrasó con gran parte de los bosques de Altos de Chicauma, un sector montañoso que se alza en la Cordillera de la Costa, entre la Región Metropolitana y la Región de Valparaíso, y que alberga una gran cantidad de flora y fauna, destacando al gruñidor de Álvaro (Pristidactylus alvaroi), una especie escasa de lagarto, que es endémica de este sector y se encuentra en peligro de extinción. A continuación te contamos más detalles.
La tarde del miércoles 14 de diciembre, un incendio forestal se desató en la comuna de Curacaví, en la Región Metropolitana, provocando una gigantesca nube de humo que fue perceptible y cubrió varias comunas de la capital. Sin embargo, la contaminación en Santiago no fue la única consecuencia de este devastador siniestro.
El incendio, que comenzó al interior del Fundo Caren y siguió desplazándose por los cerros de la comuna de Lampa, dejó más de 1.500 hectáreas de bosque nativo quemadas y un sinfín de especies afectadas por el fuego.
Lamentablemente, una de las zonas más afectadas por el siniestro fue Altos de Chicauma, un sector montañoso que se alza en la Cordillera de la Costa, entre la Región Metropolitana y la Región de Valparaíso, y que alberga una gran cantidad de flora y fauna, destacando al gruñidor de Álvaro (Pristidactylus alvaroi), una especie escasa de lagarto, que es endémica de este sector y se encuentra en peligro de extinción.
“En Altos de Chicauma existe un bosque de robles, que es un relicto de lo que fue la formación de bosques de nothofagus de la zona central, y que alberga una alta biodiversidad. Algunas de las especies emblemáticas es el gruñidor de Álvaro, especie endémica de Chile, y se encuentra en categoría de conservación En Peligro. Lamentablemente, las últimas semanas el bosque ha sido impactado por un incendio forestal que dejo pérdidas dramáticas”, agrega Marta Mora, integrante de la ONG Vida Nativa.
El incendio devastó gran parte del robledal milenario que había en esta zona, y lamentablemente, arrasó con toda el área de estudio del gruñidor de Álvaro. Esta especie, que es escasa y tiene una distribución restringida, se vio fuertemente afectada por el fuego, y hasta la fecha, no se han podido encontrar individuos que hayan sobrevivido al siniestro.
Pese a lo anterior, Marta Mora indica que aún hay esperanzas de recuperación: “En la última prospección no se observó la presencia del gruñidor, sin embargo, se vieron otras especies de reptiles, lo que nos deja una luz de esperanza que algunos ejemplares hayan sobrevivido”.
Actualmente, en Altos de Chicauma se están llevando a cabo distintas prospecciones para poder cuantificar el daño natural que dejó el incendio en esta zona, y así, poder elaborar medidas de recuperación y reforestación.
En este sentido, cabe destacar la labor de la ONG ecobrigada Chukawmahuida, que trabajaron controlando el fuego y están llevando a cabo distintas labores para la recuperación de este importantísimo sitio prioritario. Una de ellas es la instalación de tinas para que los animales sobrevivientes puedan tener agua disponible.
Características del gruñidor de Álvaro
En la zona central de Chile habitan tres especies de lagartos endémicos – es decir, exclusivos del país- que enfrentan severos problemas de conservación. Y uno de ellos es el gruñidor de Álvaro, un pequeño lagarto, de aspecto robusto y cabeza maciza, que alcanza aproximadamente los 89 mm de largo.
Entre las amenazas que enfrenta se encuentra la pérdida de hábitat debido al reemplazo de bosques nativos por plantaciones agrícolas, la crisis hídrica, la presencia de ganado y la extracción de tierra de hojas, así como los devastadores incendios forestales que son cada vez más comunes en la zona central de nuestro país.
Vale decir que el gruñidor de Álvaro es una especie que tiene una distribución muy restringida, por lo que es muy vulnerable a los cambios que se realicen en sus escasos hábitats. Vive asociado principalmente a parches boscosos de roble de Santiago, pero también se ha visto en microhábitats rocosos, sin o con baja radiación solar directa, y con estratos arbustivos de matorral esclerófilo.
Asimismo, es una especie sumamente extraña de ver, por lo que aún se sabe muy poco acerca de ella. Esto se debe a que, al igual que sus congéneres, presentan la conducta de permanecer inmóvil frente a la aproximación de personas, lo que le confiere al taxón una detectabilidad muy baja.
El Servicio Agrícola y Ganadero de Chile la califica como una especie de «densidades poblacionales reducidas», «benéfica para la mantención del equilibrio de los ecosistemas naturales» y «en Peligro de Extinción». Mientras que la UICN muestra un vacío en sus bases de datos respecto al estatus de conservación de esta especie, considerando en su lista roja que hay datos insuficientes sobre esta especie para considerarla en peligro, por lo que queda listada bajo la etiqueta DD (Data Deficient).