Gestión sostenible de los cuerpos de agua: El desafío de prevenir la eutrofización de los lagos de Chile
Imponentes, prístinos y de intensos colores azules, los lagos de Chile son una parte característica de los paisajes del territorio. Además, son piezas claves en la conservación de la vida y de los ecosistemas. Pese a ello, las cuencas chilenas han estado expuestas durante mucho tiempo a descargas de nutrientes por actividades humanas y cambios en el uso de suelo, lo que ha generado una degradación progresiva de los recursos hídricos en distintas zonas del país. El mayor problema de esto es que desencadena un proceso conocido como eutrofización, que se caracteriza por el incremento sostenido de plantas acuáticas y microalgas, y que acarrea consigo cambios negativos en la calidad del agua y distintas implicancias para la salud de las personas y la biodiversidad. ¿Qué es la eutrofización? ¿Qué se puede hacer para evitarla? A continuación te contamos más detalles.
Siempre imponentes, prístinos y de intensos colores azules, los lagos de Chile son una parte característica de los paisajes del territorio, y probablemente, para muchos son los destinos imperdibles al visitar algunas ciudades o parques nacionales. Además, son piezas claves en la conservación de la vida y de los ecosistemas ya que sustentan una gran cantidad de biodiversidad y proveen un montón de servicios ecosistémicos.
Sin embargo, las cuencas chilenas han estado expuestas durante mucho tiempo a descargas de nutrientes por actividades humanas y cambios en el uso de suelo, lo que ha generado una degradación progresiva de los recursos hídricos en distintas zonas del país. Por ejemplo, en 2017 la cuenca del lago Villarrica fue declarada como “zona saturada” -lo que fue publicado en el Diario Oficial en 2019-, por los altos niveles de contaminantes encontrados en el lago, detectados por las mediciones de la Dirección General de Aguas (DGA). Fue la primera zona lacustre en recibir esta denominación, y actualmente, junto con el Llanquihue, son los únicos que cuentan con una Norma Secundaria de Calidad Ambiental.
Los ríos, lagos y humedales son los ecosistemas más sensibles frente a cambios inducidos por la acción humana y los efectos del cambio climático, razón por la cual cada día existe mayor preocupación por el deterioro progresivo de los recursos hídricos, sobretodo bajo el actual escenario de escasez hídrica al que se enfrenta la zona centro del país ya que los cuerpos de agua son las principales reservas de agua dulce que posee el territorio.
Eutrofización y cambio climático: la principal amenaza de los lagos de Chile
Como mencionamos anteriormente, durante los últimos años las cuencas chilenas han presentado una degradación progresiva de los recursos hídricos debido al incremento de la actividad humana en los territorios, lo que ha quedado en evidencia en distintas partes del país con la contaminación química de ríos, la desaparición de humedales como el caso de la laguna Aculeo o el deterioro ambiental del Lago Villarrica.
En este contexto, las principales actividades humanas que generan un impacto nocivo sobre el estado ecológico y la calidad del agua de los ecosistemas dulceacuícolas, y que además ponen en riesgo la diversidad biológica y la salud de las personas, se relacionan con cambios históricos en el uso de la tierra, agricultura, salmonicultura, plantaciones exóticas, la urbanización e invasiones biológicas. Así como también perturbaciones locales más severas como la mega-minería en las ecorregiones del norte del país, y los embalses como los principales factores estresantes en las cuencas del centro-sur del país.
Diversos estudios e investigaciones señalan que el mayor riesgo ecológico para los cuerpos de agua está relacionado con el efecto combinado de las actividades humanas que se desarrollan en el interior de la cuenca hidrográfica, las cuales dejan contaminación química e inducen la fertilización de los ecosistemas acuáticos. El problema de esto es que esta contaminación genera un proceso conocido como eutrofización que se caracteriza por el incremento sostenido de plantas acuáticas y microalgas, y que acarrea consigo cambios negativos en la calidad del agua y la biodiversidad.
La eutrofización se produce cuando hay un enriquecimiento de nutrientes, principalmente de nitrógeno y fosforo, el cual hace que la carga de estos nutrientes dentro del sistema sea superior a su capacidad de asimilación. Esto hace que las plantas y otros organismos crezcan en exceso y generen un desequilibrio sistemático en el ecosistema.
Así lo señala Luciano Caputo, PhD. en Ecología de la Universidad de Barcelona, académico del Instituto de Ciencias Marinas y Limnológicas de la Universidad Austral de Chile, y miembro de IBEPECOR, red iberoamericana para la formulación y aplicación de protocolos de evaluación del estado ecológico, manejo y restauración de ríos: “Los lagos de manera natural tienen cierta limitación de nutrientes que usan las plantas y los organismos, principalmente fósforo y nitrógeno, que utilizan para sustentar una producción de biomasa, de organismos. Sin embargo, estos nutrientes de forma natural son limitantes, ósea tienen un límite, y cuando estos límites se sobrepasan ocurre la eutrofización. Cuando ocurre esto, el sistema acuático pierde la capacidad de absorber cargas de nutrientes y empieza a entrar en un devenir que perturba significativamente su calidad ambiental”.
En ese sentido, la principal consecuencia que trae consigo la eutrofización es que durante su crecimiento y putrefacción, las plantas y microalgas consumen gran cantidad del oxígeno disuelto y aportan materia orgánica (fango) en abundancia, lo cual trae diferentes implicancias para la salud de las personas, además de malos olores debido al aumento de la podredumbre.
“Se produce una cadena de eventos, donde dado el aumento de la productividad del sistema y la generación de materia orgánica por sobre su potencial de asimilación, comienzan a ser perceptibles condiciones anómalas en los lagos, tales como la pérdida de transparencia del agua y la disminución del oxígeno disponible, lo que puede a su vez tener múltiples implicancias, como por ejemplo pérdida de valor turístico y afección a especies locales con niveles de tolerancia inferiores a los producidos por estos cambios (en caso extremos mortalidad de peces por ejemplo).”, agrega el Dr. Jorge León, ingeniero en acuicultura y académico de la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica de la Santísima Concepción.
Por otro lado, el Dr. Luciano Caputo indica: “En los escenarios actuales se está relacionando mucho también con que estos cambios de color facilitan el arribo de especies invasoras. Nuestros lagos, por ejemplo, son famosos a nivel global por ser agua muy diluida en nutrientes o muy transparente, y la penetración de la radiación es muy alta. Esta misma radiación y en particular la radiación ultravioleta, sirve como un filtro ambiental que esteriliza o que mata muchos organismos que llegan y no pueden sobrevivir porque no lo toleran. Pero cuando el agua se empieza a hacer más marrón o más oscura, estos organismos pueden vivir en ese ambiente porque la misma coloración del agua absorbe la radiación ultravioleta. Además, estas especies invasoras generalmente no tienen competidores ni depredadores, así que exacerban esta homogenización biótica de la pérdida de diversidad. De hecho, nosotros encontramos unas medusas invasoras que vienen de China y que pueden vivir solo en ambientes que están más o menos eutrofizados o que tienen ciertas características de baja trasparencia, y encontramos en los lagos o en las regiones donde están los índices de mayor eutrofización”.
También es relevante decir que esto toma mayor importancia en relación al cambio climático, ya que este desbalance de la cantidad de nutrientes que hay en el agua, sobretodo en climas cálidos, favorece a especies de microalgas que toleran bien la alta temperatura y son mejores competidoras por nutrientes como las cianobacterias. Vale decir que las cianobacterias son un grupo de microalgas que generan metabolitos potencialmente tóxicos para la salud humana y también para el resto de la fauna.
“También lo que estamos viendo que la eutrofización, junto con el incremento de temperatura y cambio de los patrones hidrológicos, también está haciendo que nuestro sistema acuáticos empiecen a contener más sales. Entonces, son procesos que parece que están acoplados y son sinérgicos, actúan de manera más acelerada, se potencian y eso es dentro de la línea de estudio, como a nivel global que se están empezando a relacionar”, agrega Luciano Caputo.
El Villarrica, el lago más contaminado de Chile
Uno de los casos más emblemáticos de los efectos de la eutrofización y la contaminación de las cuencas es, sin duda, el lago Villarrica, un lago de 173 kilómetros cuadrados que actualmente se encuentra catalogado como el lago más contaminado de Chile.
En octubre de 2013, tras varios años de alegatos y denuncias de contaminación por parte de distintas instituciones y la ciudadanía, se publicó el Decreto N°19, que establece Normas Secundarias de Calidad Ambiental para la protección de aguas continentales superficiales del Lago Villarrica, con el objetivo de proteger la calidad de las aguas del lago, de modo de prevenir un aumento acelerado de su estado trófico, provocado por la actividad antrópica dentro de su cuenca hidrográfica.
Dicho decreto señala que “diversos estudios científicos señalan que los signos de eutrofización del lago son evidentes, existiendo zonas que conservan un estado oligotrófico y otras con una tendencia a la mesotrofía”. Por ello tras este decreto se realizaron diversos análisis y monitoreos que evidenciaron que tres parámetros (la transparencia, clorofila y fósforo disuelto) estaban por sobre lo establecido en la Norma Secundaria de Calidad Ambiental, lo que puso suma urgencia en la elaboración de un plan de descontaminación para el lago.
No obstante, y pese a que desde 2013 (e incluso antes) ya se sabía del estado del lago, las medidas tomadas por parte del Estado fueron poco efectivas, y finalmente el lago pasó a ser declarado como “zona saturada” en 2017.
En este sentido, la ley estipula que al ser declarado zona saturada se debe elaborar un Plan de Descontaminación, sin embargo, el anteproyecto de este plan lleva 5 años siendo discutido por la Seremi de Medio Ambiente de la Región de la Araucanía, y actualmente está siendo sometido a consulta pública, mientras el lago se sigue contaminando.
“La piscicultura se lleva la mayor cantidad de la contaminación y han continuado en un proceso de aumento, aun cuando la zona del lago fue declarada una zona saturada hace ya cinco años. Si bien es cierto que no hay nuevas piscicultura porque ya sería altamente vergonzoso, inadmisible. Pero se están aumentando los volúmenes de producción, llevando los peces a un mayor tamaño, lo que implica una mayor contaminación porque las cantidades de alimentos que caen como residuos al lago y toda esa clase de excrecencia biológica y química es mucho mayor. Por otra parte, para producir este proceso de aumentar el tamaño y el peso de los pescados de 125 gramos a 800 gramos o un kilo, implica también entrar a hacer estanques con agua salada, vale decir, a la cual se le agrega sal y que por supuesto después va a dar al lago. Y eso es una cuestión inadmisible”, señala Isabel Saravia, una de las creadoras de la organización ciudadana Aguas Libres Lago Villarrica.
Por otro lado, otro gran agente contaminante del lago Villarrica es el boom inmobiliario que sigue creciendo a toda velocidad a lo largo del territorio. Esto sin un sistema de alcantarillado que extraiga las aguas negras, por lo que en muchos casos estos residuos terminan en el lago.
Esta contaminación trae consigo distintas afecciones tanto para la pesca local, como para la salud humana de las personas que habitan este territorio. Así agrega Isabel Saravia: “La contaminación trae como consecuencia lo que se llaman los bloom de algas. Las algas son endémicas, pero el volumen que hay en un bloom de algas y la cantidad de toxicidad que estas generan, es mucho mayor en la medida que hay mayor sustrato alimenticio para que esas bacterias. Y el problema es que generan una gran toxicidad a través del tiempo. La gente por ejemplo, que trabaja en relacionado con el agua, al entorno al lago o alrededor del lago, son afectadas por enfermedades graves y eso es una cosa que está altamente estudiada”, agrega Isabel Saravia.
Este Plan de Descontaminación, de ser aprobado, tiene como principal objetivo reducir las emisiones de fósforo total en un 36%, en un período de 15 años. Para ello, el plan contempla el establecimiento de un límite de emisión para las pisciculturas presentes en la cuenca, y que se estima son responsables de la emisión de 115,5 toneladas de fósforo al año, el 38,2% de las emisiones que afectan al lago, lo que las situa como la segunda fuente de emisión principal.
Asimismo, el plan de descontaminación también contempla la creación de un programa de reforestación y recuperación de 2.000 hectáreas dentro de la zona saturada para proteger la calidad de sus aguas. Además, considera una serie de medidas para el control de emisiones urbanas y domiciliarias.
Pese a lo anterior, las distintas fundaciones y organizaciones de la sociedad civil miran con desconfianza el proyecto, acusando falta de información y de instancias de dialogo por parte del Estado para la elaboración de este anteproyecto.
“El anteproyecto tiene graves problemas, como por ejemplo, que no apunta a los orígenes de la contaminación, sino que apunta solo a lograr un resultado de una disminución al momento preciso antes de la saturación. Es decir, es una medida absolutamente frágil. Al final, buscan reducir el nitrógeno y el fósforo a través de maquinarias, a través de diversas metodologías, pero no atacando al origen del problema, que es una producción indiscriminada que no es sustentable en esta cuenca. No hay una planificación regional, no hay sanciones realmente válidas a los que las infrinjan y no hay un presupuesto que dé cuenta de que se van a tomar algunas medidas importantes. No hay ninguna relación, tampoco ninguna acción o algo que dé cuenta de que van a haber mecanismos de investigación que puedan conducir al Estado y a la ciudadanía a una condición de comprender este problema en su real magnitud. Además, faltan muchos antecedentes, hay muchas cosas que no se conocen y que por ahora son solo incógnitas”, agrega Isabel.
Gobernanza del agua y gestión sustentable
El inventario más reciente de cuerpos de agua en Chile identifica más de 1.200 ríos distribuidos en 101 cuencas y más de 15.000 lagos y lagunas, según se indica en la Estrategia Nacional de Recursos Hídricos 2012-2025, elaborada por el Ministerio de Obras Públicas (MOP).
Pese a lo anterior, la normativa relacionada con la gobernanza del agua y gestión sustentable de cuencas hidrográficas es escaza y engorrosa. Esto es debido a la superposición, redundancia de funciones y responsabilidades compartidas entre las muchas entidades gubernamentales diferentes relacionadas con la gestión del agua.
De hecho, de acuerdo con el Código de Aguas, la Dirección General del Agua (DGA) del Ministerio de Obras Públicas es la principal entidad responsable del monitoreo y la conservación de los recursos hídricos. No obstante, el Ministerio de Medio Ambiente es la única institución de gobierno responsable de coordinar la generación de normas de calidad ambiental cuando la biodiversidad de los ecosistemas acuáticos está amenazada.
Actualmente, las principales políticas ambientales vigentes para prevenir la degradación de los ecosistemas acuáticos de Chile y conservar las contribuciones de la naturaleza para el bienestar humano son:
- Norma primaria de calidad ambiental que se aplica -de forma homogénea- a nivel de país y cuyo objetivo es de prevenir riesgos para la salud humana.
- Normativas secundarias de calidad ambiental (NSCA), tienen aplicación a escala cuenca (o sub-cuenca) y establecen los niveles de concentración de contaminantes, cuya presencia o ausencia en el medio ambiente puede constituir un riesgo para la protección o conservación de la naturaleza.
- Normas de emisión que tienen aplicación regional y el objetivo de prevenir riesgos para la salud de las personas y la preservación de la naturaleza o la conservación del patrimonio ambiental.
Desde el punto de vista normativo, la existencia de NSCA para sistemas acuáticos juega un rol muy importante en los planes de ordenamiento territorial en las cuencas hidrográficas ya que su promulgación implica fiscalizar y regular las fuentes de emisión de contaminantes derivados de la actividad humana en la cuenca, y establece, de ser necesario, la activaciones de planes de descontaminación. Sin embargo, en la actualidad la normativa secundaria de calidad ambiental (NSCA) aplica sólo en tres cuencas fluviales de Chile (Maipo, Bio-Bio, Serrano) y sólo en dos sub cuencas lacustres correspondientes a los Lagos Villarrica y Llanquihue.
“El lago Villarrica fue declarado saturado por exceder los parámetros de fosforo y nitrógeno máximos establecidos en su norma, y por lo tanto, hoy día está en curso el diseño de un plan de descontaminación que está diseñando el Ministerio de Medio Ambiente. El lago Llanquihue, que es el otro lago que tiene una norma secundaria, no está declarado saturado, por lo tanto, hoy estamos en un buen pie para poder adelantarnos a posibles eventos de contaminación y saturación de este lago. El resto de los lagos de Chile no tiene una norma secundaria de calidad ambiental y eso es un gran problema porque hoy el Ministerio solo tiene la protestad de declarar un lago contaminado, saturado o dañado, si es que este tiene una norma secundaria definida. Ósea los otros al no tener oficialmente no podría declararlo saturado y por ende, empezar un plan de descontaminación”, señala Fernando Coz, director ejecutivo de la Fundación Chile Lagos Limpios.
Por otra parte, la DGA monitorea 444 estaciones superficiales de medición de calidad de agua las cuales se distribuyen en los principales ríos y en alrededor de 70 lagos. No obstante, este monitoreo es escaso y muy lento considerando lo rápido que cambian los ecosistemas lacustres.
“Nuestros lago son bajamente monitorizados, hay esfuerzos puntuales pero en efecto no tenemos un sistema de sensoramiento continuo y robusto en cada uno de los sistemas. La importancia ecosistemica y económica de los lagos no se condice en nada con el monitoreo que el Estado lleva dentro de ellos. Si otro país tuviera la riqueza de los ecosistemas acuáticos que nosotros tenemos, seguramente pensaría en invertir una cantidad mayor en conocer estos lagos y entender su funcionamiento, y en torno a eso proyectar las actividades económicas que en ellos se pueden desarrollar sin generar un prejuicio para la biodiversidad y las personas”, señala el Dr. Jorge León.
Por su parte, Luciano Caputo señala: “La solución sería avanzar hacia la gestión integrada de cuencas, que básicamente pueda conciliar el desarrollo humano con las actividades productivas procurando encontrar equilibrios ecológicos. Los servicios con competencias ambientales deben ser vinculantes entre el servicio de evaluación de impacto ambiental y las decisiones que tome el Ministerio de Medio Ambiente, y sin duda, se deben reducir las fuentes puntuales que permiten que ingresen nutrientes al agua. Regular el turismo es muy importante, que se mejoren los alcantarillados, y que la urbanización que está teniendo lugar en cuencas lacustres se haga de manera ordenada y reconociendo la capacidad de carga de los sistemas. Ese tipo de estudios tienen que ser generados, para saber cuántas y que tipo de actividades son permisibles en un lugar sin que sus impactos generen eutrofización”.
Cabe señalar que el proceso de eutrofización es algo que ocurre muy rápido y de manera inesperada. Los cuerpos hídricos son capaces de soportar extensas cargas de ingreso de nutrientes y no evidencian fuertes cambios, pero en un momento determinado gatilla en un evento de eutrofización fuerte. Por ello, diversos expertos alertan de la urgencia de cuidar nuestros ecosistemas acuáticos antes de que estos eventos ocurran, ya que el daño resulta casi irreparable.
“El problema es que cuando eso sucede, el costo de restaurar el sistema es altísimo, estamos hablando de miles de millones de dólares. Un ejemplo de ello es lo dificultoso que resulta limpiar una piscina cuando se coloca verde, imagina como es este proceso en un lago”, agrega el Dr. Jorge León.
Actualmente, el Ministerio del Medio Ambiente se encuentra en la elaboración de normas secundarias de calidad ambiental (NSCA) para la protección de la calidad de las aguas de los lagos nor-patagónicos, es decir, los que se encuentran en las regiones de La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos y que suman el 97% de los lagos totales de Chile. La normativa que comenzó su elaboración el pasado mes de Marzo, establecerá los valores de las concentraciones permitidas en estos lagos, con especial atención en aquellos que puedan ser un riesgo para la conservación de estos ecosistemas.
“Lo que está ocurriendo hoy es que el Ministerio de Medio Ambiente a realizado estudios y va a sacar adelante un proyecto para definir una norma secundaria de calidad ambiental para los 23 norpatagónicos. Son todos los lagos que están ubicados entre más o menos Villarrica y Llanquihue. Esto es una gran noticia porque sabemos que administrativamente cuesta mucho tiempo poder definir las normas secundarias y estos lagos tienen más o menos características similares, tienen dinámicas económicas y están enfrentados a climas similares, entonces tener una norma que defina para todos es una muy buena noticia porque va a ser rápidamente tramitable y va a poder poner en acción la posibilidad de mantener bajo control la calidad de agua de estos lagos”, finaliza Fernando Coz.