Perros guardianes de ganado, asegurando la sobrevivencia del ganado y de los pumas
Ejerciendo una labor de origen milenario y multicultural, estos canes defienden al ganado con lealtad y gran dedicación, logrando que su sola presencia ahuyente a los depredadores. Hablamos de los perros guardianes de ganado, canes criados para proteger a un grupo de animales a los que cuidan como si fueran su familia. A diferencia de los perros pastores que controlan el movimiento del ganado, los perros guardianes conviven con el rebaño o manada de forma permanente, comportándose como un miembro más, que se encarga de vigilar y marcar el territorio. El uso de perros guardianes de ganado es un método muy efectivo para disminuir las pérdidas de ganado causadas por la depredación de carnívoros silvestres, y a su vez una solución para evitar la caza de fauna nativa por parte del humano, por lo que es una práctica cada vez más común en los campos de nuestro país. No obstante, abundan las malas prácticas y el abandono de los canes, lo que puede generar efectos muy perjudiciales para la fauna silvestre. A continuación te contamos todo sobre estos increíbles cuidadores.
El uso de perros para proteger el ganado es una práctica milenaria- de hace más de 2 mil años- que se ha extendido por todo el mundo y se ha vuelto parte importante de múltiples culturas. Los primeros registros de este método ganadero datan del año 150 a.C. en Roma, donde diversos autores como Aristóteles y Virgilio mencionan en sus escritos el uso de perros guardianes de ganados por los molosos en la antigua región de Epiro. Desde entonces y hasta el día de hoy, esta práctica se mantiene vigente, siendo uno de los métodos más efectivos y ambientalmente amigables para disminuir las pérdidas de ganado causadas por amenazas como la depredación de carnívoros silvestres.
Los perros guardianes de ganado son canes instintivamente protectores y muy leales, ya que históricamente se han criado para cuidar al ganado de distintas amenazas. Estos canes conviven con el grupo de animales desde muy pequeños y de forma permanente, reconociéndolos como su familia y comportándose como un miembro más del rebaño; no arrean ni dirigen, solo vigilan y recorren el territorio marcando los limites especialmente con orina y heces.
“El rol de ellos es cuidar a las ovejas de los ataques de cualquier depredador. Ellos se crían con las ovejas desde que son chiquititos, se improntan, entonces ellos sienten que las ovejas son su familia y viven dentro de los piños. Yo no sé si ellos se consideran ovejas o consideran a las ovejas perros, pero son parte de su familia. Viven juntos el 100% del tiempo”, señala Pía Vergara, directora ejecutiva de la fundación Cerro Guido Conservación.
De esta manera, la mera presencia de un perro guardián suele ser suficiente para ahuyentar carnívoros silvestres y otros perros, ya que estos reconocen que el territorio está ocupado y se disuaden de entrar en él. Así mismo, ante cualquier sospecha de peligro, ruidos, o la presencia de olores desconocidos, emiten ladridos direccionales y se interponen entre el ganado, su familia, y aquello que observan como amenaza, resguardando así a las ovejas. Rara vez atacan, pero pueden pelear con un depredador si no pueden ahuyentarlo.
“El puma, los zorros u otros depredadores solamente con el olor de los perros ya empiezan a tomar distancia y con el ladrido también. No es que los perros y los pumas se enfrenten, el puma es un animal bastante inteligente y evita cualquier conflicto ya que quedar herido puede significarle la muerte, porque la lesión puede impedirle cazar. Entonces es raro que ellos peleen”, añade Pía Vergara.
Existen muchas razas de perros guardianes de ganado -algunas de ellas poco conocidas- las cuales se dividen dependiendo del tipo de ganado que cuiden. En Chile, las razas más comunes son el perro de montaña de los Pirineos o gran pirineo, y el pastor de maremma o maremmano-abrucense, los cuales se utilizan comúnmente para la protección de rebaños de ovejas, ya que son blancos, por lo que pueden mimetizarse con el color de sus protegidas.
Adiestramiento e impronta
La capacidad que tienen los perros guardianes de ganado para proteger su manada es principalmente instintiva, ya que el perro está unido al rebaño desde una edad muy temprana. Sin embargo, hay un proceso que es fundamental para lograr que estos canes sean capaces de realizar de forma eficaz la tarea para la cual fueron seleccionados: la “impronta”.
La impronta es un proceso de socialización donde el cachorro se acostumbra a convivir con el ganado que debe proteger. En este método, se aprovechan los períodos críticos de socialización en la vida del cachorro para lograr un apego total y permanente hacia las ovejas, de tal manera que se forme un vínculo fuerte e indisoluble entre el perro y el rebaño.
El cachorro desde los pocos días de vida se cría rodeado de ovejas, por lo que la relación con las ovejas es su mundo y las terminan reconociendo como sus madres, sus hermanas y sus amigas de juego. Una vez en el campo, a partir de los cinco o seis meses, el perro comienza a acostumbrarse a los rigores de la manada y más adelante marcará el territorio con orina y heces, ahuyentando a otros carnívoros silvestres u otros perros asilvestrados.
“Ellos por instinto son bien protectores, por eso se usan estas razas. Pero, además, se improntan desde chiquititos, desde que nacen se les pone un grupito de ovejas en el lugar donde ellos están y se acostumbran desde cachorros a ellas. Esto es un un trabajo diario de acostumbrarlos a estar con las ovejas y que nos las dañen, enseñarles a ser más cuidadosos, y luego, a los 6 meses, uno ya los suelta en el campo para que empiecen a aprender cómo hacer su trabajo. Van aprendiendo con el tiempo, y más o menos al año ya son capaces de cuidar bien a las ovejas”, añade Vergara.
Este proceso requiere de mucha responsabilidad y si no se hace correctamente, se corre el riesgo de que el perro no conviva con el rebaño o se aleje de éste por largos períodos de tiempo, dejándolo totalmente desprotegido. Asi mismo, es importante enseñarles a tener cuidado y ser cautelosos, ya que a modo de juego pueden llegar a dañar al ganado, sobre todo si hablamos de animales recién nacidos o muy pequeños.
“En la época de parición hay que tener más cuidado porque de repente juegan con los corderitos recién nacidos y son súper bruscos, los pueden dañar, e incluso matar. Entonces, hay veces algunos perros se dejan amarrados con cables bien largos para que puedan moverse, pero sin molestar tanto a los corderitos. Sobre todo cuando las ovejas son primerizas, porque si el perro molesta mucho al cordero, la oveja puede abandonarlo. Entonces, la época de parición es una época en la que hay que tener mucho más cuidado con los perros, hay que estar más encima, pero el resto del tiempo siempre están siendo uno más de la manada”, asegura la directora ejecutiva de Cerro Guido Conservación.
Manejo responsable y la relación con los humanos
El uso de perros guardianes de ganado es un método muy efectivo para disminuir las pérdidas de ganado causadas por la depredación de carnívoros silvestres, asimismo, es una práctica no letal y ambientalmente amigable si se realiza de forma responsable. Por ello, el uso de perros guardianes es cada vez más común en los campos de nuestro país. No obstante, mientras más se populariza esta práctica, más común es ver malas prácticas como el abandono de los canes.
Esto puede generar efectos muy perjudiciales para la fauna silvestre. Por un lado, está la caza, que puede provocar la muerte de la fauna nativa o que también puede generar graves daños por mordeduras y rasguños. Pero también está el tema de la transmisión de enfermedades y la intervención en los ciclos naturales de especies silvestres, como su nidificación y descanso.
“Es súper importante tener un buen manejo y cuidarlos bien, porque se da mucho en la zona que hay gente que tiene estos perros y los deja en el campo para que ellos mismos se alimenten, sin cuidarlos mucho, y eso no es bueno porque empiezan a cazar lo que sea para poder alimentarse y dañan a la fauna silvestre. Al final, si no tienes perros bien cuidados no van a rendir igual y se pueden transformar más en un peligro que en una solución. Entonces, es básico el buen manejo y buen cuidado, mantenerlos bien alimentados, desparasitados y con todas las vacunas, para que no contagien a la fauna de otras enfermedades y para que no cacen”, indica Pía.
Recordemos que hablamos de seres vivos de los cuales somos responsables, por lo tanto, es fundamental alimentarlos, darles refugio, contar con la supervisión veterinaria correspondiente, completar el esquema de vacunaciones y realizar las desparasitaciones necesarias, así como también brindarles amor y cariño.
Normalmente se cree que estos canes no deben tener relación con el ser humano, ya que esto puede disminuir su impronta con las ovejas. Sin embargo, es sumamente beneficioso que se genere un vínculo cercano entre el can y su cuidador. Así lo señala Pía: “Antes se hablaba de que estos perros tenían que ser súper ariscos, que el contacto con el humano tenía que ser lo menos posible para que no perdieran esta condición de protectores. Pero la verdad es que es súper bueno mantener un contacto con los perros, que ellos tengan contacto humano a diario, para que cuando haya que hacer manejos o cambios de campo, desparasitarlos, vacunarlos o curarlos de alguna herida, sea fácil el aproximamiento a ellos, porque si no son perros demasiado ariscos y cuesta mucho llegar a ellos, cuesta darles cualquier remedio, cualquier vacuna. Además, ellos también necesitan cariño, que los acaricien y les den afecto. Se ponen muy contentos cuando te ven llegar y son muy juguetones y cariñosos. Entonces, es súper importante mantener un equilibrio, que mantengan la impronta con las ovejas, pero que también tengan esa impronta con el ser humano.”
Es importante que un perro guardián de ganado genere un vínculo afectivo con su cuidador, así como genera con las ovejas desde su nacimiento. De esa forma, se puede lograr que el uso de perros protectores sea una herramienta muy efectiva contra los depredadores, y que al mismo tiempo, no genere efectos perjudiciales para las personas, ni dañe a la fauna nativa.