Geoparque Kütralkura: el trabajo para sumar nuevos sitios y abarcar más comunas en la Región de La Araucanía
Kütralkura es, hasta el momento, el único Geoparque Mundial reconocido en Chile por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (UNESCO). Próximo a cumplir tres años de vida, la coordinación del geoparque envió un expediente de renovación al organismo internacional, proponiendo la inclusión de 78 geositios y lugares de interés cultural y natural. Esta ampliación significaría que el geoparque sumaría a las comunas de Cunco, Lautaro y Currarehue. Hace algunas semanas visitamos la zona y conocimos el trabajo que se está desarrollando bajo los pilares de geoturismo, conservación y educación, junto con la participación de las comunidades locales.
Llegar al punto más alto del cerro Malalhual, en la Región de la Araucanía, es pisar tierras que “esconden” cientos, miles -o incluso millones- de años de historia. Después de recorrer una pequeña subida en medio de un bosque de canelos, peumos y boldos, las protagonistas pasan a ser unas rocas volcánicas en un terreno despejado con vistas hacia todo el valle. Entre las muchas que están a nuestros pies, destaca una con mayor altura y presencia. Se le llama el “sillón del Diablo” y es uno de los nuevos geositios que se buscan incorporar al Geoparque Mundial de la UNESCO Kütralkura. Es el único presente en la comuna de Lautaro y pertenece a la comunidad Pancho Calluqueo.
Así como el “sillón del Diablo”, el expediente para la renovación del Geoparque Kütralkura enviado a la UNESCO incorpora 78 nuevos geositios o lugares de interés geológico que vale la pena preservar, ya sea por su valor a la ciencia geológica u otro, como lo cultural, educativo o recreativo. Con esto, se busca sumar a las comunas de Lautaro, Cunco y Currarehue. De esta forma, se quiere continuar con el trabajo que se ha desarrollado desde hace dos años, bajo el enfoque de los pilares de educación, conservación y geoturismo, en pos del desarrollo sostenible del territorio.
Renovación de un expediente para continuar un trabajo
Los Geoparques Mundiales de la UNESCO se definen por el mismo organismo como “áreas geográficas únicas y unificadas en las que los sitios y paisajes de importancia geológica internacional se gestionan con un concepto holístico de protección, educación y desarrollo sostenible”. ¿Qué significa tener este reconocimiento? En el artículo «El recorrido para crear Geoparques en Chile: apuntando a la conservación del patrimonio geológico y el desarrollo local» explicamos que formar parte de la Red de Geoparques Mundiales de la UNESCO -que se formó en 2004 y es programa UNESCO desde 2015- es una especie de «sello de calidad» que no entrega fondos ni protección, sino que sus lineamientos son «sugerencias» para perseguir el desarrollo sostenible de los territorios.
Para tener una referencia, en el mundo 169 geoparques son parte de esta red y, si bien existen diversos proyectos a lo largo de Chile para obtener el reconocimiento de Geoparque Mundial UNESCO, hasta el momento Kütralkura es el único del país y en abril de 2021 cumplió dos años. Al mismo tiempo, es parte de los ocho miembros de la Red de Geoparques Mundiales para América Latina y el Caribe (o Red GeoLAC).
Según explica Patricia Herrera, coordinadora del Geoparque Kütralkura, al postular un geoparque a la UNESCO, esta solicita un expediente de modelo de gestión y gobernanza que implica el compromiso de diversos actores locales. En este sentido, se debe enviar un expediente de revalidación cada tres años, el que fue enviado el pasado 29 de noviembre, incluyendo la expansión del proyecto.
“De 8.100 km2, proponemos 12.000 km2. En términos de la investigación, en 2017 incluíamos solo las comunas de Melipeuco, Curacautín, Lonquimay y Vilcún, con 42 geositios. En este nuevo expediente, tendríamos más de 120, incorporando Lautaro, Cunco y Currarehue. Además de solo los sitios de interés geológico agregamos algunos de interés cultural. De jerarquía nacional, tendremos 120 geositios. Internacional, pasamos de 3 a 9. Y de geoturismo teníamos 31 y ahora 120. Incorporamos 30 sitios culturales y 4 arqueológicos. La data geológica del Geoparque era de 200 millones de años y ahora somos más viejos, con 300 millones de años”.
Todas las comunas incorporadas tienen una historia común con las que formaron los inicios de Kütralkura. Así lo explica Gabriela Toscón, geocientífica del Geoparque, con diversos mapas en el suelo, en medio de los bosques nativos y rocas que nos llevarán más adelante a conocer la laguna Amarilla, otro de los geositios incorporados dentro del expediente:
“Tenemos una historia geológica y cultural que involucra a todo el territorio. Por ejemplo, donde estamos ahora se conoce como el Llaima ancestral, que es una etapa violenta de hace millones de años. Los volcanes en todo este territorio han sido grandes modeladores. Aparte, tenemos todo el proceso glaciar que ha convivido aquí. Hace 13 millones de años acá empiezan los glaciares a retirarse, hace 20 mil años era el apogeo glaciar. Esa retirada fue importante, porque se produce una descompresión, entonces a los volcanes cubiertos de masas gigantes de peso, se los quitas y se liberan, generando erupciones volcánicas increíbles. Entonces, la mezcla de ambos elementos del territorio son los que han modelado todo”.
Participación desde los territorios
Hace un tiempo, Manuel Curilén, que es parte de la directiva de la comunidad Pancho Calluqueo, se comunicó con la Municipalidad de Lautaro. Él sabía del “sillón del Diablo”, pero necesitaba ayuda para mostrar el potencial geológico de este lugar para ser incorporado en el Geoparque, a la vez de ser un referente cultural por su significado para el pueblo mapuche. Desde ahí, desde la propia comunidad, la municipalidad se contactó con el equipo del Geoparque y los geólogos fueron a tomar sus muestras.
Ahí fue cuando descubrieron que el cerro Malalhual tiene la particularidad de poseer coladas de lava. Es el único descubierto -hasta el momento- en esta comuna. Y también, algo curioso: las rocas están en una formación de bajada, como si fuese un río. Desde ahí, los geólogos están trabajando para descubrir si este cerro alguna vez fue un volcán. Pero más allá de lo geológico, su significancia cultural es importante, por lo que el trabajo con la comunidad ha sido esencial.
“Gran parte de la información que tenemos de los geositios, de los sitios naturales y de interés cultural en el Geoparque Kütralkura, se basa en la conversación. En la información que podemos tener a través de la gente que vive en un sitio o que ha escuchado lo que sus abuelos les han comentado. Hay muchas cosas que se han perdido porque se ha dejado de conversar, nosotros en la cultura mapuche nos sentábamos a conversar con los más antiguos alrededor del fuego compartiendo sopaipilla y conocimiento. Eso se está perdiendo y parte del trabajo del geoparque es poder rescatar esto. Ver la forma de ponerlo en valor y mostrarlo al mundo”, explica Leonardo Lizama Quiñenao, encargado de turismo de la Municipalidad de Lautaro.
De esta forma, gracias a los relatos locales, la información geológica de este lugar -por dar un ejemplo entre los muchos incorporados en el expediente de renovación- se complementa con lo cultural. Por lo que relata Lizama, el “sillón del Diablo” era un sitio que comúnmente usaban las machis para las ceremonias: “Hay una mitología asociada al cerro, se habla también de una caverna o sitio de conexión de las machis. O de brujos. Entonces, se relaciona con mucha espiritualidad, energía, de hecho, todavía se evidencia. En este lugar también se habla de un animal mitológico que es un toro con la particularidad de tener cachos de oro. Bueno, el cerro para la gente del sector es un ícono, muy valioso para ellos. Estamos rodeados de bosque nativo y eso nos evidencia de que no ha tenido mayor intervención del hombre porque existe esta conexión con el pueblo mapuche en la zona alta, donde se ven los volcanes desde el Villarrica, el Llaima, el Lonquimay o el Sierra Nevada”.
Así, el trabajo de territorio es fundamental en todo proceso del Geoparque: el involucrar a la comunidad, su participación y, sobre todo, tener un enfoque holístico de planificación “desde abajo”. Tascón explica que con este proyecto se ha buscado también hacer un cambio de paradigma: “en algún momento todo se impulsó desde la academia y se hizo un gran trabajo. Pero faltaba pertinencia territorial y por eso involucramos a los equipos municipales y a los guías locales”.
Educación, conservación y geoturismo
Visitar aunque sea una parte del Geoparque Kutralkura es conectar con sus comunidades, además de la parte geológica. Hay un trabajo de los locales en relación con el rescate de la cultura y el turismo sustentable. Conocer el territorio es también acercarse a lugares como la Ruka Follen, de la señora María Cristina Pillán, en Vilcún, o la Ruka Museo Rukahue con Aníbal Calvilao, que buscan reivindicar su cultura y tradiciones, a través del relato y abrir las puertas de sus rukas.
Herrera explica que estos acercamientos van de la mano con los pilares de geoturismo, conservación y educación, sobre todo con este último: “La educación para nosotros es muy importante, que la comunidad conozca, que se empodere de lo que es”. En ese sentido, de acuerdo con lo que explica Erika Álvarez, directora del centro tecnológico Territorio Mayor, de la Universidad Mayor, se están desarrollando juegos digitales y físicos para que los niños y adultos aprendan jugando. Son actividades para aprender de cultura, de biodiversidad y geología: “Además, se va a disponer de una plataforma con todos los geositios, está hecha para que la puedan auto administrar e ir levantando con una app los nuevos sitios, incorporando servicios turísticos y una accidente virtual que ayude a la gente, extranjero y otro a poder ver que es lo que tiene y ofrece la región, haciéndola más interesante y mostrándola al mundo de una manera distinta y también tiene los libros de educación”.
Junto a esto, se está desarrollando una nueva guía geoturística para próximos visitantes, para que conozcan sobre los lugares que eventualmente se podrían incorporar, ya que si bien hay muchas rutas disponibles para conocer actualmente, como las que forman parte de la actual guía geoturística, hay otras, como el “sillón del Diablo” que todavía están en proceso para recibir visitas. “Están las intenciones de poder dar a conocer este geositio con la responsabilidad que conlleva: tenerlo limpio, con un sendero habilitado. Así la gente podría visitar y potenciar la economía local. Estamos trabajando con la gente de la comunidad y elaborando desde la municipalidad una planificación turística”, dice Lizama.
Gracias a la participación de distintos actores, esta iniciativa busca continuar su curso y el trabajo constante para el desarrollo sostenible de zona de la Región de la Araucanía, resguardando el patrimonio geológico, repensando la conexión que tenemos con la naturaleza y la cultura, a través de la educación en geodiversidad, biodiversidad y cultura.
*Agradecimientos a Patricia Herrera y el equipo del Geoparque Mundial UNESCO Kütralküra, así como al programa de Transferencia Innovación Turística para el Ecosistema del Geoparque Kütralkura, financiado por el Gobierno Regional de La Araucanía, ejecutado por el Centro Tecnológico Territorio Mayor de la Universidad Mayor. También a Leonardo Lizama y el Municipio de Lautaro.