Valle de los Cóndores: un paraíso geológico que debemos conservar en la Región del Maule
Nuestro colaborador invitado, el fotógrafo David Cossio, nos invita a un viaje aéreo a través de fotografías por el valle los Cóndores, en la Región del Maule. Junto a un texto escrito junto a Rodrigo Pérez Garay (Geoparque Pillanmapu) y Bárbara Meneses Catalán, nos relata algunos detalles de los tesoros geológicos de la zona. Entre la lista, nos cuentan sobre increíbles lugares como la Muela del Diablo, el Cajón Campanario y los saltos del Maule en la zona alta. Pero también hacen una reflexión sobre la importancia de poner en valor un territorio a través de su conservación y el desarrollo responsable de actividades en un territorio altamente amenazado por la acción humana. Así se puede cuidar un frágil ecosistema que evidencia una interrelación entre el patrimonio natural y el cultural.
El pasado invierno tuvimos la oportunidad de visitar el valle de los Cóndores, un lugar en la Región del Maule famoso por sus únicos sectores de escalada y paisajes que realmente pareciera que están fuera de este planeta, llenos de formaciones geológicas de gran valor. Esta vez decidimos registrarlo desde el aire para apreciarlo desde una nueva perspectiva.
El valle de los Cóndores es el reflejo de la lucha entre la fuerza de los volcanes y la majestuosidad de los glaciares. Esta batalla entre el calor de las lavas y el frío de los hielos ha sido la responsable de modelar el paisaje en forma de mesetas que actualmente vemos.
Dentro de las incontables formaciones geológicas, porque todavía hay muchas por descubrir, está la Muela del Diablo o Las Tinajas, que era el nombre que le daban los arrieros de antaño, los que recorrían el valle llevando a sus animales a las ricas vegas que hay en los alrededores y que aún hoy usan para esa actividad.
Esta formación es resultado de los procesos volcánicos y erosivos que han modelado las laderas del valle, y corresponde a basaltos columnares asociados a procesos volcánicos acontecidos en el Plioceno-Pleistoceno, es decir, tienen una edad de entre 3 a 5 millones de años.
Este conjunto de basaltos columnares, que se forman a partir del enfriamiento de las caras expuestas produciendo formas hexagonales o irregulares, no se distinguen tan claramente debido a la alta exposición de agentes erosivos que la degradan y pulen. Así, el agua y el viento han dado características especiales a esta roca ícono del Alto Maule.
Más adelante nos adentramos en el Cajón del Campanario en búsqueda de unas termas naturales a sólo 30 minutos caminando de la vía. Los Baños del Campanario deben su nombre al cajón homónimo en el que están ubicadas. Son pozas naturales de agua caliente que se escurren a través de las rocas coloridas que están a su lado. Estas aguas son sulfurosas y de altas temperaturas, y las distintas pozas que hay son acomodadas cada año por los visitantes ya que en el invierno y primavera se ven modificadas por el deshielo y las crecidas del río. Existen varios pozones con diversos tamaños, colores y temperaturas, siendo los más calientes los que están pegados a la pared rocosa y a medida que los pozones se acercan al río se van enfriando.
Este lugar narra el viaje que realiza el agua antes de aflorar en la superficie como un manantial de aguas calientes. En general, las aguas termales requieren tres ingredientes: (1) un fluido que suele emerger rico en minerales, (2) un medio por el cual el fluido viaje, el cual puede ser fracturas en las rocas o incluso poros en estas, y (3) una fuente de calor que eleve la temperatura del fluido, el cual puede ser producto de rocas calientes en el subsuelo o un magma. Cabe destacar que este lugar se encuentra cercano al Complejo Volcánico Laguna del Maule, siendo esta una potencial fuente de calor.
Otro interesante lugar que pudimos visitar y que es emblemático del valle son los saltos del Maule en la zona alta, la cual está llena de acantilados. En esta zona existe un quiebre de desnivel de 500 mts. aproximadamente, en forma de terrazas. Estas son de origen basáltico, que en conjunto con las aguas provenientes de la laguna del Maule y el río Bobadilla forman una seguidilla de saltos de gran belleza paisajística. Estas dos cascadas principales tienen el nombre de Salto Maule y Cascada invertida, la cual debe su nombre a la dirección que toma la caída del agua cuando los vientos son muy fuertes.
Finalmente, pudimos registrar otro lugar con formaciones geológicas muy parecidas a la de la Muela del Diablo, lo llaman Los Monjes Blancos, es una formación rocosa ubicada en la cabecera del Valle de los Cóndores, llama la atención por su color blanquecino y sus formas puntiagudas que se asemejan a penitentes, esto debido a la acción erosiva del agua y del viento predominante en este valle.
Los Monjes Blancos son el resultado de erupciones volcánicas explosivas que ocurrieron hace más de 7 millones de años. Durante estas erupciones, se liberaron a la atmósfera gases que arrastraban cenizas, rocas y cristales, los cuales fueron poco a poco cayendo sobre la superficie. Con el paso del tiempo, estos materiales se compactaron hasta transformarse en las rocas que dan origen a este particular geositio.
El Alto Maule es una joya de la región, en este frágil ecosistema se evidencia la interrelación entre el patrimonio natural y el cultural. Esta zona cuenta con un patrimonio geológico que da cuenta de los cambios que ha experimentado el territorio desde hace al menos 15 millones de años, siendo la clave para descubrir el pasado, comprender el presente e imaginar el futuro. Estas condiciones han permitido a su vez el desarrollo de hábitat para especies endémicas amenazadas, tales como el matuasto (Phymaturus loboi y Phymaturus maulense) y el sapo de pecho espinoso (Alsodes pehuenche). Estas características únicas permitieron a su vez el aprovechamiento del territorio desde épocas prehispánicas, donde el registro arqueológico da cuenta de la importante trashumancia entre Chile y Argentina al menos desde hace 8.000 años.
Lamentablemente, estos lugares se han visto fuertemente amenazados en los últimos años por la acción humana, donde el turismo mal gestionado y la industria hidroeléctrica, constituyen los principales agentes de degradación.
Este lugar ha tenido un crecimiento explosivo de visitantes debido a la belleza del entorno. No obstante, esto ha generado que la capacidad de carga sea sobrepasada, trayendo como consecuencia el deterioro acelerado de los atractivos que existen en la cuenca, la generación de basura, el desplazamiento de la fauna nativa, visitantes que alimentan a los zorros, atropellos de fauna nativa, entre otros ejemplos de malas prácticas en un territorio que debería estar protegido.
Por otra parte, la industria hidroeléctrica en la zona ha producido cambios en el paisaje y su fragmentación. A su vez, existe una amenaza constante por parte de la industria minera e inmobiliaria, por lo que impulsar planes y programas de ordenamiento territorial serán fundamentales durante los próximos años.
Es muy importante poner en valor este territorio, siendo un pilar fundamental promocionar la conservación y uso sustentable del Alto Maule, posicionando al territorio Pehuenche como un destino para el desarrollo de actividades de montaña, dónde el conocer, valorar y cuidar el entorno y los ecosistemas presentes sean valores transversales.