Venezuela: Cómo un proyecto de conservación está asegurando la supervivencia de las tortugas marinas
El programa de conservación de tortugas marinas que lidera el biólogo marino venezolano Clemente Balladares Castillo fue galardonado en 2020 con el Global Energy Awards por haber contribuido a reducir en más de 80% los saqueos a nidos de tres especies de tortugas marinas consideradas vulnerables en las costas de Macuro, un poblado en el Golfo de Paria, en el extremo este del país, que además tiene la relevancia histórica de haber sido el primer lugar en el continente donde Colón pisó tierra. El trabajo dedicado de apenas un grupo de involucrados, entre colaboradores y aliados, ha permitido aportar enormes resultados: se ha asegurado la protección de los espacios donde nidifican al menos tres especies de tortugas marinas —tortugas carey (Eretmochelys imbricata), tortuga laúd, tinglar o baula (Dermochelys coriacea) y tortuga verde (Chelonia mydas)— se incrementó el éxito reproductivo y el número de las liberaciones de ejemplares al mar. Además, el proyecto tiene las bondades de brindar oportunidades de éxito a estas especies con muy pocos recursos, en un país en el que la situación económica ha mermado los aportes públicos, pero en el que también han entrado a colaborar el sector privado, las marcas y filántropos, para proteger a estos increíbles animales.
Un programa venezolano de protección de tortugas marinas ha captado atención de organizaciones internacionales y conservacionistas por su trabajo en la protección de estas especies, consideradas vulnerables y muchas veces en riesgo crítico. El Programa de Conservación de Tortugas Marinas liderado por el biólogo marino venezolano Clemente Balladares fue reconocido en 2020 con el Energy Globe Award, una iniciativa nacida en Austria, en la que concursan proyectos sostenibles exitosos a una audiencia global y demostrar que para la mayoría de los problemas ambientales ya existen soluciones factibles. Este galardón se otorga anualmente a proyectos que procuran la protección del medio ambiente mediante acciones personales, proyectos sostenibles o campañas de sensibilización en sostenibilidad.
Balladares, egresado de la Universidad de Oriente (Cumaná, Venezuela 1991), posee también un Máster en España y Reino Unido (1994). Ha trabajado en investigación, temas vinculados a pesquerías, evaluaciones ambientales y conservación. Desde el año 2000 trabaja con el Ministerio de Medio Ambiente de su país ocupándose de varamientos de fauna marina y coordinando proyecto de conservación de tortugas marinas en el Golfo de Paria. Recientemente en 2017 inició su doctorado en Ecología en la Universidad Central de Venezuela. Es la cabeza de un proyecto al que se le atribuye la mejora de la tasa de éxito en la reproducción de quelonios, la orden taxonómica a la que pertenecen las tortugas.
Su vinculación con estos animales fue casi un evento fortuito, que él mismo cuenta en un artículo publicado en su sitio web personal: «A principios del año 2001 comencé a trabajar con la Oficina Nacional de Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente de Venezuela. Recibimos varias denuncias alrededor de junio sobre el comercio ilegal de tortugas marinas en Güiria, que es la última ciudad donde termina la carretera. Viajé las 12 horas desde Caracas con un colega. En el mercado de la ciudad no encontramos tortugas marinas sin embargo la gente nos decía: ‘Todos los animales vinieron de Macuro, vayan allá’. Fijamos otro viaje. Esta vez utilizando barcos porque no hay carreteras debido a las montañas escalonadas de Paria«.
En esta conversación con Ladera Sur, Balladares cuenta sobre este exitoso proyecto, los desafíos que han enfrentado y cómo han logrado incorporar a pobladores y activistas para que, junto a sectores público, privados, organizaciones no gubernamentales y aportes provenientes de filantropía, se continúen los esfuerzos para asegurar un área remota, de densa vegetación, a que prácticamente puede llegarse en lancha, en el extremo noreste de Venezuela, en el que estas tortugas anidan, pero que también era desde donde provenían la mayoría de los productos derivados de tortuga, una práctica que estaba aniquilando las posibilidades de estos animales de reproducirse exitosamente, reestablecer sus poblaciones y garantizar su supervivencia.
1. ¿Cuántas especies de tortugas marinas tienen hábitat en Venezuela?
En Venezuela hay cinco especies de quelonios oceánicos, pero solo cuatro anidan en sus playas e islas.
2. ¿Cuáles son sus principales amenazas?
Las principales amenazas son en los sitios de anidamiento los depredadores naturales de sus huevos y más aún el hombre. También está la destrucción de su hábitat e incluso la caza de hembras por la carne y los caparazones especialmente de carey. En el mar ocurre captura incidental y directa que es ilegal pero en menor cantidad que la afectación en playas
3. ¿En qué consistió el trabajo de protección de las tortugas marinas en Macuro?
En el pueblo de Macuro existía a inicios de la década del 2000 un fuerte consumo y trafico de productos derivados de tortugas marinas. La primera vez que nos presentamos fue en 2002 y, un año más tarde, en 2003, iniciamos la protección de los nidos. Además implementamos una campaña educativa entre la población local, especialmente con niños. En esto, el Ministerio del Ambiente fue muy bueno. Para 2005 incluimos al Instituto Nacional de Parques de Venezuela (INPARQUES) y luego vino ConocoPhillips [la tercera petrolera más grande de EE.UU.] como la primera donante privada. Esta fue la época de oro, porque bajamos el consumo o daños a nidos de 88% a 7% en 2012. Luego vino la década difícil, de la falta de recursos. Pero de igual manera hacíamos tareas con menos gente y menos salidas de campo.
4. ¿Por qué se saquean los nidos de estas tortugas?
Los huevos de tortugas son considerados un buen alimento, y en lugares pobres más aún. De allí que la gente saquee los sitios de nidificación para extraer los huevos y consumirlos. También existen mitos de propiedades afrodisíacas que aumentan la codicia por estas posturas de reptiles marinos.
5. ¿Por qué es especial el Golfo de Paria para estas especies?
El Golfo de Paria es una región del oriente venezolano muy particular. Primero es la frontera noreste más extrema del país, en el límite con Trinidad. Segundo, es un estuario del río Orinoco, el Océano Atlántico y el mar Caribe. El pueblo donde se desarrolla el proyecto, Macuro, es de cultura afroantillana, incluso hay tres lenguas: español, inglés y patua. Respecto a la población de tortugas, es el lugar donde abundan más tortugas carey (Eretmochelys imbricata) en la Venezuela continental. Hay además otras dos pequeñas poblaciones anidantes de cardón —tortuga laúd, tinglar o baula— (Dermochelys coriacea) y tortuga verde (Chelonia mydas). Todas están en declive poblacional, aunque los números de cardón son más preocupantes. Que se mantengan estas poblaciones evita la extinción a nivel local pero además representa un reservorio genético a un mayor nivel metapoblacional.
6. ¿Cuántas personas trabajaron en este proyecto y cuáles fueron los principales desafíos?
En el programa de Macuro siguen trabajando dos asistentes en playas y un lanchero que es el equipo mínimo. Hace una década eran 15 locales, entre 8 asistentes y extras. Pero el equipo mínimo debe estar conformado por al menos seis personas. De esa manera, se puede patrullar las cinco playas principales de manera interdiaria y puedes hacer guardias nocturnas en el sitio más grande. Desde 2015 solo patrullamos semanal y rescatamos las nidadas. Hace falta el trabajo nocturno y mejorar el seguimiento.
7. ¿Con qué organizaciones, instituciones y aliados trabajaron?
Como les comente al inicio la dirección general de biodiversidad del Ministerio del Ambiente fue el impulsor y financista ad libitum durante la primera década del programa. En 2011 comenzó a mermar todo, las petroleras locales como Perenco y PDV [Filial de Petróleos de Venezuela, PDVSA] ayudaron aunque no era igual. En 2014 no había fondos, sin embargo fue el mejor año reproductivo: 212 nidos y 13.887 liberaciones de tortuguillos. Fue asombroso. En esta etapa se incorporaron financistas y colaboradores, que vinieron al rescate, como filántropos, entre estos Saúl Gutierrez; y marcas como Timberland Venezuela junto a otros benefactores amantes de la naturaleza. En 2020 comenzó nuestra alianza con Provita y Organizaciones No Gubernamentales en Estados Unidos. Esto nos ha permitido mantener las patrullas, pagar lanchas, reparar sitio de anidación y dar mejores salarios a todos los involucrados. Sea Turtles, el Acuario de New England y Conservación Global son nuestros nuevos aliados. El Ministerio de Ambiente sigue contribuyendo con la logística, pese a la merma en los aportes de fondos públicos desde 2009.
8. En Provita destacan que su trabajo tiene la particularidad de trabajar desde el sector público, donde muchas veces no se cuenta con recursos o mayores inversiones ¿Cómo se logró este proyecto?
Este proyecto ha logrado mantenerse en el tiempo como resultado de un buen comienzo estatal, la perseverancia de los promotores, entre ellos Luis Cova, otros colegas —incluso mi familia— y las nuevas alianzas de ONGs nacionales e internacionales en las que Provita también ha jugado un rol muy importante, gestionando estas relaciones de manera muy eficiente.
9. ¿Qué ha significado el premio, además de dar visibilidad para usted, las especies y el proyecto, cómo ha transformado el trabajo o potenciado las acciones para su protección/conservación?
En 2020, mientras se gestionaba la alianza con Sea Turtles y Provita, me agradó mucho un correo electrónico enviado desde Austria por el premio Energy Globe en su mención de iniciativa nacional destacable. No era un premio metálico pero sí lo añadí a los logros del proyecto. Mucha gente llamó: amigos e incluso detractores. Pero en términos prácticos dio mucha más visibilidad al programa, era un respaldo para gestionar, tramitar o concursar por fondos internacionales, y bueno también era un motivo de celebración. Aún lo es. Sigo buscando mejoras, que volvamos a tener un campamento nocturno, mejores remuneraciones para todos los trabajadores y colaboradores, herramientas tecnológicas, ampliar el patrullaje, estudios y publicar más estudios.