Guatemala: La ardua y extenuante lucha contra la pesca ilegal en Lago de Izabal, el más grande de este país centroamericano
El Lago de Izabal es el lago más grande de Guatemala y sus aguas dulces fluyen hacia el Caribe a través del río Dulce. Es, también, el epicentro de varias áreas protegidas, principalmente del Parque Nacional Río Dulce (PNRD) que es el hábitat natural de una diversa cantidad de especies. Durante siglos las comunidades se han abastecido con la pesca artesanal, en prácticas sustentables. Pero esta dinámica ha sido trastocada por problemas ambientales, como la contaminación, el cambio de uso de tierra para cultivos, el empleo indiscriminado de fertilizantes, la desaparición progresiva del mangle y —muy preocupante— la irrupción de grupos llamados «jaladores», dedicados enteramente a la pesca ilegal, que usan mallas de arrastre y amenazan la vida silvestre y la subsistencia de los pueblos. La Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca del Lago de Izabal y Río Dulce (AMASURLI) y Dipesca, trabajan con recursos limitados, no cuentan con apoyo suficiente para frenar estas actividades y prosperan la anarquía y grupos de poder que atentan contra la sustentabilidad de todo el ecosistema.
El lago de Izabal tiene 45 kilómetros de largo y 29 de ancho y se encuentra en el departamento de Izabal, en Guatemala, en un área cercana al Caribe. Es el lago más grande de este país centroamericano y posee una riqueza incuantificable en términos de biodiversidad y medios de subsistencia para decenas de comunidades y poblados a sus alrededores. Es también en este departamento donde están enclavados 12 áreas protegidas y parques nacionales, con seis tipos de ecosistemas, en su mayoría de selva húmeda tropical.
Este enorme cuerpo de agua dulce es alimentado por el río Polochic, al oeste, que desemboca en en el embalse, que después fluye hacia el Caribe a través del río Dulce. Solía ser un ecosistema en perfecto equilibrio, que ofrecía cuantiosas bondades a toda la vida silvestre y pobladores que por siglos han habitado en estas áreas, de belleza exhuberante.
Solo la cuenca del lago de Izabal y sus alrededores son hábitat de al menos 18 especies de peces, entre los que destacan el robalito (Centropomus ensiferus), el róbalo (Centropomus undecimalis), la palometa (Eugerres plumieri), el chunte estrella o Juilín (Hexanematichthys guatemalensis), el quixque (Hexanematichthys seemanni) y el sábalo (Megalops atlanticus); pero también es el hogar de mamíferos como el Manatí (Trichechus manatus), el mono aullador negro mexicano o Zaraguate, el mono araña (Ateles fusciceps), el armadillo (Dasypus novemcinctus), el oso hormiguero (Tamandua mexicana), el coatí o pizote (Nasua nasua) y el tepezcuintle (Cuniculus paca).
Río Dulce es también una Área Protegida declarada por el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP), que es rico en biodiversidad, pero que con ello pues de la mano los problemas ambientales, sociales, culturales. El equilibrio ecológico de todo este sector viene siendo afectado por múltiples factores, con problemas ambientales vinculados a la contaminación, al otorgamiento de permisos y cambios de usos de suelos con el consecuente uso indiscriminado de fertilizantes, pero también de la pesca ilegal de arrastre con el empleo de trasmallos que arrastran todo a su paso y acaba sobreexplotando el recurso, además de causar la muerte a otras especies.
Por esto, el gobierno guatemalteco creó la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca del Lago de Izabal y Río Dulce (AMASURLI), un ente que depende del Ministerio de Ambiente, y que es el organismo encargado de elaborar planes estratégicos y intenta monitorear las actividades, pero muchas veces no encuentra capacidad para cubrir extensas zonas, realizar tareas de vigilancia sobre el lago, o ejecutar acciones de prevención, denuncias, incautación.
Un documento emanado de AMASURLI ya da cuenta de los problemas en el Lago Izabal, y enlista de manera taxativa todos los problemas vinculados a la cuenca del lago: contaminación por aguas residuales, disposición en vertederos clandestinos y en ríos de desechos sólidos, cambio de uso de suelo de cultivos perennes a cultivos limpios con uso indiscriminado de agroquímicos, ganadería no amigable con el medio ambiente y —finalmente— sobreexplotación del recurso pesquero.
Una funcionaria ligada a estas organizaciones relata: “Con el tiempo las autoridades han tratado de frenar y controlar estas actividades, especialmente cuando iniciaba este tipo de pesca, pero al final se ven sobrepasados, se requiere de plata para andar detrás de estos grupos, el combustible también es costoso… Creo que casi no se han practicado inspecciones para el decomiso de trasmallos [enormes redes usadas en la pesca de arraste]… Aparte la Dirección tiene competencias netamente administrativa, por tanto solo pueden imponer una multas y no existe un proceso más riguroso o penal para erradicar estas actividades. Luego están los conflictos con estos grupos, las multas nunca llegan… Son grupos muy violentos”
Pesca artesanal Vs. Pesca ilegal de arrastre
En el área existen 19 comunidades con aproximadamente 10.000 habitantes, con grupos indígenas predominantes. Se estima que entre 75% y 85% de la población está de algún modo vinculado con las actividades de pesca. La pesca ilegal en el lago con arte de pesca no permitida dentro de la Ley General de Pesca y Acuicultura comenzó a ser documentada desde el 2002, casi de inmediato a la publicación del Decreto 80-2002 y su posterior reglamento que establece las únicas artes y aparejos de pesca en cada cuerpo de agua que hay en Guatemala.
“La pesca ilegal y la depredación del sistema manglar (donde inicia el 80% de la vida marina) han hecho que no puedan subsistir solo con esto… Este tipo de pesca es ilegal, según el artículo 80 de la Ley General de Pesca y Acuicultura, pero la Dirección de Normatividad de Pesca y Acuicultura (Dipesca), del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA), no sanciona estas prácticas agresivas a pesar de que interrumpen el ciclo de reproducción de los peces. Además de ello tampoco hay sentencias o multas por depredar el mangle”, documenta un reportaje de Francelia Solano, publicado con apoyo y financiamiento de la Earth Journalism Network.
Lo anterior ha permitido a algunos pobladores llegar a la conclusión de que ya no es posible vivir de la pesca, puesto que los pescadores no solo deben competir con los grupos de jaladores, sino que también se enfrentan a la gran pesca camaronera, también presente en el lago, que cuentan con enormes redes que se asemejan a coladores, en prácticas no selectivas, donde hasta los peces más pequeños quedan atrapados. Existe mínimo control de parte de las autoridades competentes por el control y la vigilancia y los “jaladores” son fuertes grupos de pescadores conformados por equipos con un dueño del trasmallo que solo paga el día a sus empleados, quienes hacen la mayor parte de trabajo. Cuando los pescadores artesanales salen con sus redes, ya es poco lo que pueden capturar.
Los grupos de pescadores artesanales de diferentes comunidades pesqueras han solicitado a las autoridades que atienda esta problemática, pero las peticiones solo han quedado en actos y documentos. Existen ya grupos de pescadores artesanales organizados en Asociaciones y comités de pesca para buscar alternativas a sus comunidades, mucho más vinculadas al turismo.
También existen varias organizaciones no gubernamentales, que se encargan de traer proyectos como FUNDAECO, Alianza de Derecho Ambiental y Agua (ADA2), MARFUND, Mundo Azul, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), Fundación Defensores de La Naturaleza (FDN), entre otras. Localmente existe una red de pescadores quienes han logrado ciertos proyectos en beneficio de de estos ecosistemas y sus especies, como en el caso de FDN, que promueve la protección del manatí.
Las autoridades como CONAP en compañía de Defensores de la Naturaleza han ejecutado actividades para contrarrestar la pesca Ilegal y la captura de este animal ha sido un esfuerzo constante, con la concientización su captura ha sido leve a comparación en años anteriores. Y es así como los temas de pesca han sido fuertemente en Guatemala, se han creado alternativas como Vedas o espacios de recuperación pesquera esto con la finalidad de sostener el recurso, sin embargo se vuelve conflicto ya que el pescador depende el 99.9% de la pesca la cual en una veda son 45 días sin poder realizar sus faenas de pesca y se vuelve un conflicto económico, social.